domingo, 28 de diciembre de 2008

Todo está bien si termina bien

Algunas veces tenemos el dudoso privilegio de observar la decadencia de alguien  que tuvo su época dorada, brilló con fuerza, disfrutó las mieles de la fama y el favor de un público veleidoso. 

La sensación que produce un personaje que se apaga es agridulce. Para los que disfrutaron de su esplendor, duele comprobar que el paso del tiempo opaca el virtuosismo, limita las destrezas y destiñe los colores. Y al mismo tiempo se puede encontrar entre las arrugas y las torpezas un atisbo, una chispa, una alegoría de un pasado de grandeza. Los que no lo conocieron , en cambio, creen estar asistiendo a la presentación de un capítulo más de la historia del ridículo.

En todo caso, el balance siempre es cruel.

Hay que saber retirarse a tiempo, señores. Prolongar un éxito más allá de lo recomendable lo convierte en un ineludible fracaso.

Y si esto es cierto para quienes llegaron a grandes alturas, no lo es menos para quienes volamos bajito, apenas separándonos de la tierra, aleteando gallináceamente por sobre las cabezas de un pequeño grupo de personas próximas y atentas.

Señores, ha sido muy divertido. He obtenido mucho más de lo que he dado, y como en el azar y en los negocios, es prudente terminar mientras hay ganancias.

Gracias a todos.

Buenas noches.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

We wish you a Merry Christmas


No iba a hacer saludo navideño porque en general estas fechas más que llenarme de alegría, paz felicidad, armonía y bondad me llenan de fastidio, impaciencia, desesperación, enojo, nerviosismo y aburrimiento, pero justo en el blog de Claude se anunció el resultado de la elección del ubersexual del año, y el organizador eligió poner una imagen del ganador (¡ejemp!) con gorro de Papa Noel, y si eso no es una coincidencia de esas que hay aprovechar entonces yo ya no se qué será un coincidencia de esas que hay que aprovechar, así que me dije: "Che (porque yo me tuteo), por qué no aprovechás la foto de Bugman con gorro de Papa Noel que hizo Claude para ilustrar el resultado de la elección del ubersexual del año y la ponés en LSB así como imagen navideña y de paso te las das de interesante porque ganaste eso del ubersexual, ¿eh?" Y me contesté: "Ajá", porque yo conmigo mismo soy bastante parco. 

De manera que Felices Fiestas para aquellos que disfrutan como locos de estas cosas, que les sea leve a quienes las sufrimos y que les vaya bonito a los que no les va ni les viene todo este asunto.

Buenas noches. (Sí, son las tres de la tarde, pero no importa, yo saludo así. Y a lo mejor ustedes leen esto de noche, caramba).

domingo, 21 de diciembre de 2008

Qué barbaridad

Parece que los firindulis de Últimos Comentarios y Comentaristas Top se rompieron, están como locos, no andan más. O eso, o realmente estamos en Abril de 2008, y entonces no entiendo cómo es que la gente anda hablando de la Fiestas y comprando regalos y yo estoy tan, pero tan cansado y no se cómo voy a hacer para llegar a Diciembre. 

¿Alguien de entre los amables lectores utiliza esos firindulis y también se le rompieron, o esto es algo personal?

Todos contra mí. Lo sospechaba.

ACTUALIZACIÓN (23/12/2008): Los muchachos de Blogger ya están al tanto del asunto, y dicen que están buscando una solución. O sea que el problema es del señor Blogger, no del firinduli.  Y yo lo escribo aquí como si a alguien le interesara.

martes, 16 de diciembre de 2008

El graduado

Cuando yo era un tierno parvulillo que concurría al jardín de niños, esa etapa preacadémica era considerada una especie de antesala, un lugar adonde ir todos los días a jugar y a aprender que existían en el mundo otros niños que tal vez pudieran competir con nosotros por la posesión de un juguete. Eventualmente y luego de algunas reyertas incorporábamos el insólito concepto de que no todas las cosas del planeta nos pertenecían, y entonces con no poco fastidio comenzábamos a relacionarnos y a  compartir.

Creo recordar que fui un solo año al jardín de infantes, y que allí hice el primer amigo que tuve en mi vida, que se llamaba Sergio y era japonés. Existe una fotografía en algún rincón del archivo familiar donde Sergio y yo posábamos disfrazados de indios, con pluma y todo. Recuerdo también haber ido a jugar a la casa de Sergio y que sus padres estaban vestidos con el tradicional kimono, y que sonreían todo el tiempo y que me dieron una galletita con dulce de leche. Creo que mi simpatía hacia los japoneses proviene de esas borrosas pero a la vez felices imágenes. 

No se que habrá sido de la vida de Sergio, probablemente ahora sea un alto ejecutivo en NEC o Sony, tenga un sueldo de cinco cifras y maneje un Toyota.

Pero no era mi intención contarles estas minucias. Como dije al principio, el jardín de infantes era una etapa casi opcional en la vida estudiantil de la que se egresaba mediante el simple trámite de cumplir años y acreditar así la edad reglamentaria para ingresar a la escuela primaria, escalón fundacional de la educación formal.

Así las cosas, no existía mérito alguno en terminar el jardín de infantes. No había exámenes finales, no debíamos hacer ni defender una tesis, del tipo "La plastilina como vehículo de la expresión artística" o "A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar, ¿Es el Jardín de Infantes una escuela de Conformismo?". Podía ser que algunos estudiantes avezados salieran de allí sabiendo escribir trabajosamente su nombre, tal vez nos enseñaran a contar hasta cincuenta y siete, pero en general no se esperaba mucho más de nosotros que algún grado de integración con nuestros pares y que no nos peleáramos a mordiscos. 

Había tal vez una fiestita de fin de año en el Jardín donde ni siquiera nos despedíamos de nuestros compañeritos porque todo era medio confuso y no entendíamos mucho eso de que el año que viene íbamos a ir a la escuela. Así lo recuerdo yo, por lo menos. En todo caso, no era una graduación. Claro que no, no estábamos locos, o en todo caso nuestros padres no lo estaban y entendían que una graduación implica obtener un grado.

Esas felices y razonables épocas han quedado atrás. Debido a que mi mujer es maestra jardinera me entero sin proponérmelo de que ahora se estila hacer una ceremonia donde los niños usan birretes de bachiller universitario (aunque por ahora no le ponen togas), y se entregan diplomas. Los padres, contentísimos, como si el nene estuviera recibiéndose de abogado en Harvard. Ah, pero esto no termina allí. Después celebran en un salón, es decir hacen una fiesta porque el nene acumuló méritos suficientes para alcanzar su grado de...nene. 

Miren, no me opongo a que la gente festeje lo que le venga en gana. Es más, estoy a favor de que la gente haga fiestas sin motivo alguno.

Lo que me preocupa un poquito es que se perciba el hecho de terminar el jardín de infantes como un logro. Celebrar un logro tiene sentido cuando implica un esfuerzo, cuando es más probable no obtenerlo que obtenerlo, o al menos existe alguna posibilidad de fracaso. En este caso, señores padres, su retoño no tiene otro mérito que el de permanecer hasta haber alcanzado cierta edad. Y tampoco es mérito de ustedes, no se hagan los próceres porque le dieron de comer al niño y no se lo vendieron a una pareja de holandeses. 

Si seguimos con esta tendencia a festejar cualquier cosa va a ser difícil distinguir lo meritorio de lo inevitable, lo excelente de lo mediocre, lo mínimo de lo superlativo. Si todo merece un festejo, si todo es especial, entonces nada lo es.

Pero no me hagan caso. Probablemente yo sea un amargado y no tenga nada pero nada de razón, y esté muy bien hacer una fiesta porque este año el nene no fue preso, porque aprendió a atarse los cordones de las zapatillas o porque dejó de patear al perro. 

Buenas noches.

ACTUALIZACIÓN (16/12/2008): Los muchachos de Democracia China me han declarado "persona no grata" ¿Vamos a permitir esta afrenta? ¡A por ellos! 

martes, 9 de diciembre de 2008

Cositas sueltas 17

-Después de haber practicado la meditación trascendental, el yoga, la respiración conciente y el método Schultz, he llegado a la conclusión de que lo que más me relaja es que dejen de molestarme.

-Alguien incapaz de matar una mosca no es necesariamente bueno y compasivo. Puede ser un malvado con mala coordinación motora.

-He vivido muy apurado. La crisis de los cuarenta la tuve a los veintiocho.

-Lo bueno de conocer gente nueva es que uno puede contar las mismas anécdotas una y otra vez. 

-Una técnica de supervivencia que supera en importancia incluso a la de hacer fuego con dos palitos, es la de fingir interés en lo que una persona nos está diciendo mientras pensamos en cualquier otra cosa.

-La tecnología ha avanzado tanto que las fotografías de papel que antes se arruinaban por la humedad ahora las tenemos almacenadas digitalmente en CDs que se arruinan por cualquier cosa, incluyendo la humedad.

-Me gustan las personas que en su perfil se describen como muy frontales.


INVITADOS ESPECIALES

-Dos tipos excitados buscan a la misma chica para tener sexo con ella. La chica deberá elegir a uno (y sólo uno) de ellos para realizar el acto. A eso yo le llamo disyunción eréctil.

(The Jab)

-Ahora que estamos tan mal es cuando me siento más tranquilo porque cualquier medida que adopten nuestros políticos no podrá hacernos ir a peor.

-La vanidad es súper molesta, a mí el año pasado empezó a estorbarme mi ego y me tuve que mudar a un piso más grande.

-Me encantaría emborracharme alguna vez y recordarlo, para saber qué se siente.

(Esperando a Dodot)


Buenas noches.


viernes, 5 de diciembre de 2008

Teléfonos celulares eran los de antes

Oiga joven, no me venga a mostrar su teléfono celular que hace toda clase de ruiditos y saca fotografías y le avisa si tiene que ir al dentista o si en la calle Saragusti están haciendo trabajos de bacheo, que yo ya tenía teléfono celular cuando usted todavía comía zapallo hervido.

Claro que no eran como ahora, que usted lo lleva en el bolsillo o colgado del cuello, no, si usted agarraba los celulares de antes y se los colgaba iba a andar encorvado como un basquetbolista en una mina de carbón, porque esos aparatos eran muy pesados, ¿sabe?

Era como llevar un revólver, si se lo colgaba del cinturón a lo mejor se le caían los pantalones, no sé, pesaban como doce kilos, a ver, no, doce kilos es mucho, eso no pesa un revólver, no, joven, yo no andaba con revólver, ¿me vió cara de delincuente, a mí? 

Bueno, no sé, póngale medio kilo, que es mucho, no va a creer, usted dice "ahhh, medio kilo, pero eso no es nada", pero yo le doy medio kilo para que lo ande cargando todo el día y ahí hablamos. Y eso hacíamos con los teléfonos, hablábamos, no como ahora que se la pasan dele que te dele apretando botoncitos y mandando mensajes de texto, ¿qué es esa mariconada de mandar mensajes de texto?. Uno tiene un aparato que le permite hablar, pero no, lo usa para mandar y recibir mensajes y tarda media hora en tener una conversación llena de faltas de ortografía y simbolitos y cosas raras. 

Nosotros hablábamos, pero poco, porque en esa época a usted le cobraban si llamaba o si recibía la llamada, y le cobraban mucho. No sé, digamos, cien dólares la media hora. No, espere, eso era lo que cobraba Lulú, pero bien que los valía, Lulú hacía cosas que las demás chicas no querían hacer, claro que ahora es todo un relajo y todos andan haciendo chanchadas con todos y no tienen que pagar nada. ¿Pero por qué me hace hablar de Lulú, que me agarra la nostalgia?  Usted siempre igual joven, si hablamos de chorizos me saca el tema de las carreras de lanchas, y yo no tengo ningún problema en hablar de carreras de lanchas, que yo tenía un primo que tenía una lancha, claro que no corría carreras, la usaba para ir a pescar, pero ahora hablamos de chorizos. ¡No, de teléfonos celulares! ¿Usted está bien, joven? Porque mire que no se puede hablar por teléfono desde un chorizo, ¿sabe?.

Y los teléfonos que usábamos nosotros no tenían figuritas, y musiquitas y cámaras de fotos y calculadora y todos esos firindulis que se usan ahora, ¿sabe?. No, eran unos aparatos grandes como un ladrillo, ¿usted vió los ladrillos?¿Que se usan para hacer casas? Bueno, así de grandes, pero costaban mucho más que un ladrillo, entonces no todo el mundo tenía teléfono celular, yo tenía porque me lo daba mi empresa, y un poco me molestaba porque me podían llamar en cualquier momento. Sí, ahora es normal, pero en esa época a uno todavía le gustaba estar tranquilo sin que lo molestara nadie. 

Claro que igual las baterías de esos teléfonos duraban muy poco, entonces uno siempre tenía la excusa de que se había quedado sin batería. Jeje, yo siempre decía eso,a las cinco de la tarde apagaba el dichoso teléfono y si al otro día alguien me decía que había tratado de llamarme yo le decía que me había quedado sin baterías. También podía ser que no hubiera señal, era muy común eso, ¿sabe?. Bueno, ahora también, pero menos.

Y los aparatos tenian una pantalla negra con números rojos, que te mostraban el número que ibas marcando, y nada más. ¿Para qué necesita algo más, si el teléfono es para hablar por teléfono? 

Pero no, a algún genio se le ocurrió que eso no alcanzaba, entonces le fueron agregando firindulis y ahora están todos como paparulos haciendo toda clase de cosas con el aparato, escuchan música, miran películas, sacan fotos, escriben, juegan, de todo, vea. Oiga, ¿me está prestando atención? Deje de mirar esa pantallita un minuto , ¿quiere?

Como le decía, andábamos por ahí con el revólver, no, no, con el teléfono, y hablábamos poco porque también se decía que si hablabas mucho se te freía el cerebro, o te salían cálculos en la vesícula, o algo. Es que tenían una radiación medio fuerte, esos teléfonos. Me contó un amigo que su cuñado conoce a un tipo de un banco que una vez cuando fue a sacar plata, se lo encontró, porque el tipo del banco siempre está en el banco, es que trabaja ahí, en cambio el cuñado de mi amigo va solamente cuando tiene que sacar plata. No se por qué no usa los cajeros automáticos, será que es medio inútil con la electrónica, hay gente así. ¿Eh, qué le dijo qué a quién? ¡Ah, sí! Le dijo que un tipo en el banco estaba hablando por teléfono celular y se murió. De un infarto, me parece. O lo atropelló un auto a la salida, no estoy seguro. Por eso le digo que no hay que hablar tanto por celular, ¿sabe?. Igual ahora lo que menos hacen es hablar. ¿Puede parar de apretar botoncitos, joven?. Me está poniendo nervioso.

Ah, y una cosa, los teléfonos de antes hacían "ring-ring" o "pirulí-pirulí", no como ahora que uno está en cualquier parte y suenan toda clase de ruiditos raros, y músicas, y no falta el gracioso que le pone al teléfono una cosa que grita "¡Eh, Mamerto, teléfono!", imagínese que uno está, por ejemplo, en una reunión de Escribanos y justo lo llaman y se escucha "¡Eh, Mamerto, teléfono!". Un papelón, a quién se le ocurre llamarse Mamerto.

Buenas noches.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Al vuelo III

De vez en cuando me pasa, como ahora, que no me faltan ideas para escribir un artículo, y sin embargo lo empiezo y al tercer o cuarto párrafo me doy cuenta de que no me gusta. En esos momentos me siento como si hubiera estado pintando el piso de la habitación y a la mitad de la tarea me diera cuenta de que la puerta quedó del otro lado. 

Este tipo de artículos que arbitrariamente denomino al vuelo, donde me comprometo a escribir sin preocuparme por el resultado ni el tema y sin detenerme a corregir lo escrito deben ser el equivalente a los ejercicios de digitación que hacen los pianistas antes de tocar una pieza de verdad. 

Claro que no me atrevería a llamar a mis artículos una pieza de verdad, quizás mis escritos habituales son los ejercicios de digitación, y esto que estoy escribiendo es algo así como hacer crujir los dedos. La obra de verdad sería, quién sabe, ese libro que probablemente nunca escriba. Se me dirá que tampoco se puede estar haciendo ejercicios de digitación todo el tiempo, y yo diré que por qué no, si a mí me divierte.

La palabra diversión está tan asociada a disfrute, recreo y pasatiempo que frecuentemente se olvida que también quiere decir desviar la atención, distraer. Por eso cuando de niño yo veía películas o leía libros sobre guerras donde se mencionaba que tal o cual ejército había hecho un ataque de diversión yo me imaginaba soldados vestidos de payasos, música, papel picado. El enemigo seguramente se uniría a la fiesta y entonces otros soldados pero sin disfraz irían y les robarían todas las municiones. Yo hubiera sido un estratega genial, con un par de batallones muy fiesteros hubiera terminado la Segunda Guerra Mundial en tres o cuatro días.

Estrategia y táctica son dos conceptos que suelen emplearse en forma más o menos indistinta, pero no significan exactamente lo mismo. Supongamos que usted quiere el puesto de su jefe. Como usted es un miserable sin una pizca de talento, decide emplear la estrategia de involucrar a su superior en un escándalo para que lo despidan de la empresa. Su táctica será, por ejemplo, convencerlo de que su esposa tiene amoríos con González de Contaduría, y entonces va y le llena la cabeza con  que González esto, que González aquello, hasta que el tipo no da más y lo agarra a González de Contaduría y lo tira del quinto piso. Ahora su ex jefe va a ir preso, y lo mejor de todo es que usted odiaba a González, de Contaduría . Me corrijo . Usted no es un miserable sin una pizca de talento, es un miserable sumamente eficaz. Mis respetos.

Me cuesta mucho escribir sumamente, tiendo a escribir sumamante. Que es una palabra que podría tener, si existiera, un montón de acepciones. 

He llegado a ese punto en el cual si no dejo de pintar el piso me voy a quedar otra vez del lado equivocado de la habitación, así que mejor dejo el rodillo y espero a que se seque la pintura.

Buenas noches.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Grandes Olvidados (III). Robert Rightman




El Equipo de Investigación de Los Sin-logismos de Bugman llevaba meses jugando al truco y tomando mate sin siquiera simular que se estaban ocupando de algún caso. Les di un ultimátum, y esto es lo que me trajeron.







El abogado Robert Rightman se recibió con honores en la Universidad de Wichita, Kansas, en diciembre de 1964. Durante su ceremonia de graduación se produjo un curioso incidente: cuando el Decano estaba por entregarle la medalla de honor, la rechazó alegando que en un examen del segundo año de la carrera un profesor le había dado por válida una respuesta relativa a un juicio, pero él posteriormente había investigado y comparado precedentes y había llegado a la conclusión de que se había equivocado, por lo tanto, no merecía la nota que le habían puesto y tampoco la medalla. El viejo Decano Schwartz improvisó una palabras sobre el valor de la honestidad, la posibilidad de corregir los errores que a veces comete la Justicia y la conveniencia de cerrar la boca cuando nadie nos pregunta nada, y le encajó la medalla casi por la fuerza.


El episodio no pasó inadvertido para Martin Murchison, socio del estudio jurídico Murchison, Murchison, Murchison, Murchison y Murchison(*) (también conocido como The Fabulous Murchison's Five, o simplemente The M-5) , uno de los más prestigiosos de Wichita, que se encontraba en la ceremonia en virtud de ser de los principales benefactores de la Universidad.
Murchison le ofreció trabajo a Robert allí mismo, que no dudó ni un instante en aceptar la oferta. Nadie se negaba a The M-5.

Tres meses después, el nóvel letrado hacía su debut en el Juicio La Ciudad de Wichita versus Paul Giancarletti, donde se destacó fulminando pruebas, demoliendo testimonios, refutando pericias y citando numerosa jurisprudencia. Luego de su alegato final, el jurado no tardó ni diez minutos en dar el veredicto. Paul Giancarletti fue condenado a quince años en la Prisión Estatal de Wichita.  Y eso que el Fiscal pedía una multa de 50 dólares y seis horas de trabajo comunitario.

Los Murchison estaban furiosos. Rightman no solamente había arruinado un caso prácticamente ganado sino que lo había hecho a propósito. Porque las pruebas fulminadas, los testimonios demolidos y las pericias refutadas habían sido precisamente los de la defensa. El fiscal prácticamente no había dicho nada. Interrogado, Rightman respondió con toda franqueza:  "Giancarletti era culpable, hubiera sido una injustica que saliera absuelto". 
Unos sorprendidos Murchison le explicaron que su trabajo era defender a quienes lo cantrataban, sin importar su culpabilidad, y Rightman salió del estudio indignado. Abandonó su puesto ese mismo día, y en su carta de renuncia escribió: "No se sirve a la Justicia ocultando o falseando la Verdad".

Andrew, el más viejo de los Murchison, tuvo que ser atendido por un médico cuando a raíz del ataque de risa que le provocó la lectura de la nota se resbaló de su silla y cayó al piso.

Poco tiempo después, Robert fue citado por la Oficina del Fiscal de Distrito. Creyendo que su actuación en el juicio Giancarletti se explicaba por un deseo ferviente de ver a los criminales tras las rejas, le ofrecieron trabajo. Aceptó.

El juicio de William Tampert, acusado de asesinato en primer grado, en segundo grado, en curso preuniversitario y MBA en asesinato, será recordado por la comunidad jurídica de Wichita como uno de los más extraños de los que se tenga memoria. Aún hoy por los pasillos de la Corte se suele decir "No me vengas con un Tampert" cada vez que alguien hace o dice algo totalmente contrario a lo esperado.

Y es que Robert Rightman, el abogado demasiado íntegro, demostró toda su impresionante capacidad en ese caso.  El juicio terminó con seis condenas y una absolución. Los condenados fueron tres testigos de la Fiscalía, dos peritos de la Corte y el propio Fiscal, por ocultamiento de pruebas, falso testimonio, prevaricarto, ludibrio, halitosis, incitación al eutraperlio e intento de asesinato (el Fiscal, promediando una de las últimas audiencias, se arrojó encima de Robert y comenzó a estrangularlo). William Tampert fue absuelto de todos los cargos en su contra.

Cuando los oficiales se llevaban al Fiscal esposado, pasaron junto al responsable del insólito desenlace. Con la mirada perdida, el ahora reo le preguntó a Robert : "¿Por qué?", y él respondió: "No se sirve a la Justicia ocultando o falseando la Verdad". Lo curioso fue que pronunció las palabras "Justicia" y "Verdad" con mayúsculas.

Esa fue la última intervención de Robert Rightman en cualquier tribunal conocido.

 
El equipo de Investigación de LSB asegura haberlo visto en la playa de Ipanema, en Río de Janeiro, vendiendo choclos a los turistas. Dicen haberlo ubicado reconstruyendo meticulosamente una serie de pistas a lo largo de los años, y que lo reconocieron por viejas fotografías. Me presentan como prueba que la edad aproximada del viejo que hablaba el portugués con un leve acento extrajero era de unos sesenta y cinco años  (coincidente con la edad que Robert tendría hoy) y que, como su  íntegra naturaleza lo hubiera dictado, en vez de convencer a los potenciales clientes de las bondades de su producto, les advertía que los choclos no estaban muy frescos y que su margen de ganancia por unidad era bastante considerable.

Pero yo sospecho que me hicieron un cuento para que les pagara una semana en Río.


Buenas noches.



(*) Curiosamente, los cinco Murchison no eran hermanos. Eran primos.

sábado, 22 de noviembre de 2008

El alemán, el inglés, el ruso.

Los hombres vivimos bajo la amenaza de un triunvirato que acecha nuestros años maduros. Se compone de un alemán (Alzeheimer), un inglés (Parkinson) y un ruso (Próstata).

Hace algunos años, acercándome despreocupadamente hacia la fecha en la que habría de completar la cuarta década de mi vida, noté que la frecuencia de mis visitas a los lugares excusados aumentaba significativamente.  Como cualquier hombre que se precie de tal no le dí la menor importancia ni pensé en hacerme revisar por un profesional, sobre todo porque la experiencia indica que cuando uno va al médico entra con una molestia indefinida y sale con una enfermedad de nombre rarísimo.
Pero cuando ya no pude terminar una frase sin descargar mi vejiga, y habiéndome enterado por casualidad que el famoso y excéntrico astrónomo  Tycho Braile había muerto justamente por aguantarse las ganas de orinar (Sí, mi mente pergeña las asociaciones más estrafalarias. Son casi asociaciones ilícitas), entonces me armé de coraje y pedí turno con un urólogo.
El facultativo me escuchó durante unos cinco minutos mientras yo me retorcía en mi asiento, y me asignó una extensa pero convencional batería de análisis. Me hice extraer sangre, oriné dentro de un frasquito, esperé los resultados y volví.
El doctor miró y asintió, me dijo que mi nivel de colesterol era envidiable y que el nivel de antígeno prostático, que viene a ser una especie de heraldo del ruso, no indicaba ningún problema. Probablemente lo mío era un inflamación prostática pasajera,  debía evitar los picantes, tomar mucho líquido y seguir mi vida normal.
Yo suspiré aliviado, porque hay un detalle de la visita al urólogo que todo hombre que está cerca de los cuarenta conoce y teme.
No debí ni siquiera pensarlo. Como si mi diálogo interior se hubiera producido en voz alta y le hubiera hecho recordar al galeno la falta de un procedimiento insoslayable, el muy hijo de Hipócrates dijo de la misma despreocupada manera con que uno suele hablar del clima :"Igual, por las dudas, vamos a hacer un tacto".
Me señaló la camilla y comenzó a ponerse un guante de látex en una mano que se me antojó realmente grande. Mientras él untaba con gel anestésico aquella extremidad que crecía ante mis ojos, yo experimentaba la forma más elevada de la meditación : la disolución corporal total.
Me acosté en la camilla de cúbito ventral. "No", me dijo el manazas, "al revés, y bájese los pantalones y los calzoncillos". Mi inquietud se transformó en temor. Y este en pánico. El pánico dio lugar a la curiosidad, porque las aterradoras historias que cuentan aquellos que han pasado por situaciones similares nunca describen la posición de la víctima. 
Allí estaba yo, boca arriba en una camilla, con las rodillas flexionadas como una parturienta, a punto de ser sometido a un procedimiento médico legítimo que hubiera preferido evitar. "No puede ser", pensaba, "que en una época en la que existe la resonancia nuclear magnética, el ultrasonido, la endoscospía y el Ipod un médico apele a la arcaica técnica de palpar un órgano para evaluar su estado". No podía ser, pero estaba sucediendo. Yo tenía los ojos fuertemente cerrados, calculé que ver la cara del profesional mientras me horadaba sin siquiera decirme que me quería, sin antes invitarme a cenar ni a ver una película me podía dejar profundas secuelas mentales.  
 
Y entonces, hizo la pregunta.
 
"¿Qué siente?"
 
Mil respuestas se agolpaban en el conducto que lleva desde el cerebro hasta las cuerdas vocales, se empujaban, se daban codazos, levantaban la mano y gritaban "¡A míiiii , elígeme a míiii!". Estaban allí, en alegre desorden, la grosería ramplona (siento que me está metiendo un dedo en el ano), la duda dilatoria (¿a qué se refiere, doctor?), la negación protectora (absolutamente nada, ¿está usted haciendo algo allí abajo?), la curiosidad científica (¿qué es exactamente lo que debería sentir?) y por supuesto, la respuesta óptima, el chiste (creo que es amor, doc).
Pero me limité a describir mi incomodidad evidente y ningún dolor identificable.
Y de pronto, para mi alivio, todo terminó. El hombre que hacía instantes había llegado donde nadie había llegado jamás, se sacó el guante, se lavó las manos y me dió unas toallas de papel para que me higienizara precariamente. Segundos después, yo estaba fuera del consultorio recuperándome de la novedosa experiencia con una receta en la mano y el antifonario completamente adormecido. 
"No es nada, no se preocupe. Tómese estos desinflamatorios y vuelva para un control de rutina en tres meses", me había dicho el urólogo. 
 
Sí, claro. Ya voy. Pero por las dudas, doctor, si no llego, empiece sin mí.
 
Buenas noches.
ACTUALIZACIÓN 26/11/08: Parece mentira, ni que lo hubieran hecho a propósito. Miren lo que acaban de publicar los muchachos de No puedo Creer que lo Hayan Inventado.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Me tomo un memento

Mientras me recupero emocional y financieramente de la reciente campaña (Adenoz, tengo aquí unos recibos que me gustaría revisar con usted), aprovecho la oportunidad para dar cumplimiento a un pedido de Dull, que me pasó un meme (si usted no sabe lo que es un meme, no importa, pero qué fuera de sintonía que está. Debería estar avergonzado. A ver si se entera. No se puede vivir en una media. Ah, claro, ya entiendo, usted es uno de esos que se las dan de intelectuales porque no usan reloj y no ven televisión. Bueno, bueno, vaya tranquilo, tómese un té de laurel y siéntese en su sillón de caña malaca a leer a Dostoievski. Nosotros seguimos aquí con nuestras nimiedades, espero que no le moleste).

Decía que me pasaron un meme y se titula “Siete particularidades de mi persona".

Suponiendo que al referirse a particularidades se trata de consignar aquellas cosas que son propias y nos definen o al menos nos hacen pertenecer a una selecta minoría, y tratando infructuosamente de recordar si alguna vez no he respondido alguna cosa muy similar, me decanto por las siguientes:


1) Tengo gran capacidad para acumular electricidad estática en mi cuerpo. Cada vez que me bajo del auto tengo que tocar algún metal para descargarme, aunque me resulta mucho más divertido tocar a otra persona.

2) A pesar de ser zurdo, aprendí (es una forma de decir) a jugar al golf como diestro. No puedo sacarme de la cabeza la idea de que tal vez si hubiera empezado como zurdo jugaría un poco mejor.

3) Me enfurece que me peguen con la palma de la mano en la nuca. Pierdo totalmente la noción de represalia proporcional, respondo con golpes de puño sin que medie proceso mental alguno.

4) Además de la habilidad de mover mis cejas por separado recientemente documentada en video, puedo mover mis orejas (las dos juntas, tampoco soy un fenómeno de feria).

5) Nací el día 16 del mes 6 del año 1966. Sin embargo se me esperaba unos diez días antes, de manera que mi fecha de natalicio bien hubiera podido ser 6-6-66. En resumen, me perdí de tener un papel protagónico en el Apocalipsis por llegar tarde.

6) Fui al cine a ver la película de Bob Esponja, y ni siquiera llevé a un sobrinito como excusa.

7) Uso el teléfono celular para hablar por teléfono.


Cumplido, estimado Dull. Pero fiel a mis retorcidos principios no voy a designar a nadie para que continúe la cadena, por las razones que he expuesto muchas veces. O tal vez una. Pero que las he expuesto, las he expuesto.

Buenas noches.


martes, 18 de noviembre de 2008

Una más, y no incordiamos más.

Sí, ya sé, que ya estuvo bien, que los premios estos les tienen las gónadas por el suelo.  Pero este video lo tenía casi terminado, lo tuve que editar un poquito nada más. Bueno, bastante. Digamos, la mitad. Me quedó muy bonito y no lo quería desperdiciar. Con esto ya está, listo. No hablo más del asunto. 

(Mecachi, ¿y ahora qué escribo?)

PD: ¡Gracias Democracia China!





Qué barbaridad, me estaba olvidando de algo importantísimo:

Buenas noches.

domingo, 16 de noviembre de 2008

sábado, 15 de noviembre de 2008

Último momento

    "Vinieron los sarracenos,

      y nos molieron a palos.

     Que Dios protege a los malos,

     cuando son más que los buenos".

 

 

 "¡Somos dignos, somos dignos!"   (Thejab)

viernes, 14 de noviembre de 2008

Bugman-tomas falsas

Alea jacta est, la suerte está echada. Si hasta ahora no hicimos nada bueno para que el Jurado nos elija, no lo vamos a hacer ahora.

Mañana a esta hora ya se sabrá el resultado, yo voy a pasar todo el día lejos de mi computadora jugando un torneo de golf (en el que tengo aún menos posibilidades de ganar) así que me voy a enterar por la noche.

Los muchachos de Bitácoras.com me pidieron que les enviara un video agradeciendo el premio, por si acaso. Me imagino la alegría de los muchachos de la competencia si acaso tuvieran que aguantarse mi cara saliendo en pantalla gigante como una especie de Big Brother con acento porteño.

Tuve que grabar el video a las apuradas y muy temprano por la mañana antes de salir a trabajar. A pesar de mi entrenamiento actoral, no me salió al primer intento.
Mientras esperamos la seguramente sabia decisión del Jurado (me reservo el derecho a cambiar de opinión), disfruten de las tomas falsas.

(¿La versión final? Bueno, si me dan un premio se las muestro ).

Buenas noches.


miércoles, 12 de noviembre de 2008

Bricolaje II


Supongamos que un día nos levantamos de la cama  decididos a arreglar de una vez por todas ese maldito indoro que gotea y adereza nuestras noches con un constante "pliquiti-pliquiti-plic". 

Supongamos también que somos uno de esos hombres chapados a la antigua que se sienten levemente emasculados si tienen que recurrir a los servicios de un especialista para que haga lo que ellos podrían hacer perfectamente.

Entonces inflamos el pecho, nos arremangamos y sacamos nuestra caja de herramientas (si usted no tiene caja de herramientas no siga leyendo, vaya tranquilo, vaya, léase unos poemas, corte algunas flores y retoze desnudo por el prado) y desenroscamos, golpeamos, desarmamos, descubrimos, forzamos y manipulamos hasta que encontramos  que el origen del problema está en un pedacito de metal que enrosca en otro pedacito de metal, y que está rajado. Y felicitándonos por nuestra pericia para diagnosticar pérdidas en inodoros que hacen "pliquiti-pliquiti-plic", vamos raudamente a la ferretería más próxima a conseguir el repuesto.

Allí nos atiende un individuo mal entrazado y con aspecto de estar sufriendo de cólicos renales que escucha nuestra explicación de "es un cosito redondo de metal que va en el cañito que sale de atrás del inodoro y se enrosca en la parte del tubo que se mete en la pared" exteriorizando una mezcla de desprecio, asco e indiferencia. (Sí, los ferreteros tienen mala traza, pero son muy expresivos). Luego de permanecer en silencio el tiempo suficiente para hacernos sentir como  una especie de insecto especialmente repugnante, el homínido realiza un contraataque letal : "¿Quiere una cupla Hunchtington doble con boquilla expansiva, o una  Wercester estándar?"

Acusamos el golpe. Parpadeamos. Balbuceamos. "Es como un tubito..."

Nuestro contrincante entrecierra su ojillos porcinos. Paladea el momento. Le estamos alegrando el día, ha encontrado una presa fácil, una víctima inerme, el ciervo que tiene una pata más corta y no puede correr. Continúa interrogando. "¿De qué marca es el inodoro?"

Ah, eso sí lo sabemos. "Zenitram". Ahí tiene, no nos va a agarrar tan fácilmente.

"¿Línea Módena, Florencia, Venecia, Roma, Sicilia o Córcega?", pregunta el muy listo. 

Definitivamente lo está disfrutando. Demonios. No sabíamos que los inodoros tuvieran tanto pedigree. Nos rendimos. "¿Y si mejor le traigo la pieza?".

Un par de horas después (el maldito tubito que enrosca en el otro tubito se resistía) volvemos a la ferretería y depositamos con cierta violencia el pedazo de metal sobre el mostrador. 

"¿Qué es esto?", pregunta el empleado, mirando el origen de nuestro desvelo sin tocarlo, como si fuera material radioactivo. En parte lo comprendemos. Lo que llevamos está cubierto de incrustaciones, presenta signos de haber sido extraído con herramientas inadecuadas por un operario muy torpe, tiene el aspecto de una reliquia del Titanic.

Explicamos nuevamente un poco avergonzados: "Es el tubito de la parte de atrás del indoro, que se conecta con el..." no nos deja terminar. Se va hacia el fondo del local, abre cajoncitos y más cajoncitos llenos de piezas estrafalarias mientras resopla y murmura. Unos minutos después vuelve con algo reluciente que se parece tanto a lo que trajimos como una Ferrari a un Ford A.

Lo miramos. Nos mira. "Es la cupla Wercester de un inodoro Zenitram línea Módena", dice, y se queda tan contento. Tímidamente, preguntamos "Pero...¿sirve lo mismo?. Parece un poquito más grande". "Es lo mismo", contesta mientras lo envuelve en papel de diario y nos lo deja ahí sobre el mostrador. Suponemos que hay una especie de superstición entre los ferreteros que indica que no hay que entregar la mercadería en mano del cliente. Pagamos, decimos "gracias" y "buenas tardes" e interpretamos que el resoplido con que nos obsequia es una especie de saludo.

Ya enfrentados con el inodoro, con la brillante cupla Wercester en una mano y una llave inglesa en la otra (si usted no tiene una llave inglesa, no se preocupe, deje de leer esto que no es para usted, vaya, vaya a jugar con su colección de "pequeños ponys") dedicamos las próximas tres horas a intentar unir tres partes que no parecen estar diseñadas para acoplarse tan alegremente. Blasfemamos, transpiramos, pero nada. Tal como los sopechábamos, no era un cupla Wercester lo que hacía falta, tal vez sea un niple Martiglade, un codo Fishborne o un pedazo de estopa, pero definitivamente no es una cupla Wercester.

Ahora bien, llegados a este punto tenemos dos opciones. La primera es volver a la ferretería indignados a increpar al Lord of the pipes por su error, quien probablemente nos desarme diciendo "Ah, otra cosa no tengo", y la segunda es hacer gala de nuestro ingenio y arreglarnos con lo que tenemos. 

La satisfacción de lograr algo por nuestros propios medios sorteando toda clase de dificultades, sufriendo la carencia de medios adecuados, batallando y superando nuestra propia impericia es comparable al sexo, incluso al sexo en el que participa otra persona además de nosotros.

Esa noche nos acostamos y disfrutamos del silencio, hemos doblegado al inodoro rebelde mediante el uso de nuestra inteligencia superior y unos cinco kilogramos de un producto sellador que encontramos en el fondo de un cajón de la cocina. La pérdida ha sido amordazada por un ingente bodoque de pasta que lentamente irá fraguando hasta convertirse en algo indistinguible del metal, y probablemente sea más duradero que éste. Hemos triunfado.

A la madrugada nos despertamos debido a una urgencia urinaria, vamos al baño, nos aliviamos rápidamente y presionamos el botón de descarga del inodoro. Regresamos a la cama como zombies.

Y entonces lo escuchamos.

"Pliquiti-pliquiti-plic".



Buenas noches.
 





lunes, 10 de noviembre de 2008

Hasta la burbuja que viene

El toletole mayúsculo que el mundo está experimentando estos días se debe a la existencia de algo llamado burbuja inmobiliaria que acaba de hacer ¡plop!.

Tarde o temprano las cosas habrán de calmarse, como viene pasando desde siempre.

Pero mientras tanto, incluso en este preciso momento, otras burbujas están inflándose, y puede que usted mismo esté insuflando sin saberlo.

El Grupo Único de Recopilaciones Universales (G.U.R.U.) de Los Sin-logismos de Bugman ha extrapolado las tendencias que se están produciendo ahora mismo, y ha hecho varios pronósticos. Después pidieron una pizza, y me la cobraron a mí.

* La Burbuja Lavandera, o Bubble-Rap

La creciente tasa de divorcios continuará duplicándose cada año hasta llegar un momento en el cual las parejas comenzarán a tramitar la separación antes del matrimonio. Esto producirá millones de hombres viviendo solos y demandando los servicios de lavanderías automáticas. El negocio de las lavanderías crecerá exponencialmente, hasta que en algún momento la cantidad de calcetines perdidos (es un hecho que el 65% de los calcetines enviados a las lavanderías desaparecen y terminan en alguna clase de mercado negro) será tan alta que los hombres dejarán de usarlos, les saldrán ampollas en los pies y aumentará el ausentismo laboral.

Sin embargo, esto nada tendrá que ver con el colapso de las lavanderías, que se producirá por el aumento del jabón en polvo.

* La Mc Burbuja

Los locales de comida rápida que ya surgen como hongos después de la lluvia por todo el planeta continuarán medrando. La gente comerá cada vez más por la angustia que le provocarán las sucesivas explosiones de otras burbujas, hasta que finalmente esta también estallará. Nos referimos a la gente.

* La Burbuja Celular, o Movilbuja

La tendencia actual de fabricar teléfonos celulares con más y más prestaciones de dudosa utilidad se intensificará, junto con la irracional necesidad de la gente de obtenerlos. Asimismo las compañias continuarán sus campañas de mercadeo agresivo, llegando a ofrecer teléfonos celulares en las maternidades donde los recién nacidos podrán firmar contratos de servicio con la huella de su pie derecho. Pero la calidad de las llamadas no mejorará en absoluto, hasta el punto en que será más práctico entenderse a los gritos que mediante los telefonitos. En ese momento un visionario patentará un nuevo dispositivo de comunicaciones: dos latas unidas por un hilo.

* La Burbuja del LCD (mal llamada "burbuja lisérgica", por un error de tipeo)

Los televisores de pantalla de cristal líquido (LCD) continuarán bajando de precio y aumentando de tamaño. Llegará un momento en el que será más barato comprar televisores gigantes que construir paredes, y entonces empezarán a surgir los "lcdificios". El constante bombardeo de imágenes desde los cuatro costados producirá una idiotización colectiva y un gran porcentaje de la población morirá ahogada en su propia saliva. Desgraciadamente para los productores de televisores, este porcentaje incluirá a todos los técnicos, ejecutivos y operarios de sus fábricas.

* La Burbuja de los Blogs, o Blogbuja

Muchos bloggers descubrirán que es más fácil citar a otros bloggers que producir contenido propio. Lentamente irá creciendo la cantidad de blogs que se refieren a otros blogs. Después de algunos años apenas diez bloggers estarán produciendo todo el contenido del mundo, y luego cinco, después tres y finalmente uno solo. Y un día, un comentarista lo acusará de plagio.

Buenas noches

PD: Hoy, 10 de noviembre, es el Día del Dibujante. Aprovechen y saluden al gran CEO, estupendo exponente del oficio y distinguido lector de este blog.

Finalistas



Acaban de anunciar los finalistas en la categoría "Mejor Blog de Humor" de los Premios Bitácoras.com 2008, y estamos entre los tres elegidos. Ahora solo queda esperar la decisión del Jurado.




¡GRACIAS!

(Angie, ¿ya eligió vestido para la ceremonia?)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Seguimos en campaña

Faltan dos días para el cierre de las votaciones en el concurso Bitácoras.com 2008 y si bien hasta ayer estábamos segundos en nuestra categoría (Mejor Blog de Humor), lo cual nos habilitaría para ser finalistas, no hay que cantar victoria aún. Por eso le pedí a un amigo que grabara este mensaje. 



 

¿Y? ¿Qué está esperando para votar? ¿La carroza? ¿El helicóptero? ¿El soborno? (después hablamos).

Actualización 07/11/2008, 12:26 :Ya está, terminó. No se puede votar más. Lo que deba ser, será. Ahora a esperar que el lunes anuncien los finalistas.  

lunes, 3 de noviembre de 2008

Si tiene un problema, búsquese otro

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ULTIMO MOMENTO. COMUNICADO DE ADENOZ, JEFE DE CAMPAÑA

(Directamente desde el bunker del candidato Bugman o Bugbun)"

Comunicado de Prensa: Siendo las 20:44 del supermartes, informamos que Los Sin-logismos ha pasado a ocupar el segundo puesto en el concurso de Bitácoras, mostrando una tendencia irreversible. Igualmente seguimos pendientes y nuestros fiscales continúan monitoreando el proceso para evitar irregularidades.

"Señores, nuestra prédica está dando frutos. El cambio de timón, a último momento, de nuestro candidato, muestra resultados sorprendentes. Pero todavía falta para el viernes! NO nos quedemos de brazos cruzados!Que los votos no se venden solos!

Me voy, que me llama Felisa, la rubiecita de la nocbuc, quien está llevando un control estricto de los sondeos y no sabe como se hace para poner la arroba. Ay, que débil soy. Es que uno se pierde en sus píer... en sus ojos. Además de que tengo el "si" fácil. Sevemo. ¡¡A votar!!

Este blog continúa con su programación habitual, gracias por su atención.

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Hace algunos años tuve que ir de urgencia a un lugar a hacer una cosa (no voy a entrar en detalles porque después ustedes se distraen y empiezan a hacerme preguntas que no vienen al caso. Cualquier cosa después les cuento).

Cuando salí para este lugar, no había agua en el departamento de SU que habitaba en esos días. Fui refunfuñando donde tenía que ir a hacer lo que tenía que hacer (y no, no les cuento nada, qué costumbre, caramba, no es el tema, en otra ocasión tal vez, no insistan) y regresé un día después para darme cuenta de que había dejado abierta una canilla del baño y mi hogar estaba en condiciones ideales para convertirse en un set de la película "Waterworld".

Con valor y resignación enfrenté la catástrofe, pero en un instante de descuido mientras sacaba una bolsa de papeles mojados se cerró la puerta principal y las llaves quedaron adentro. Y yo afuera, descalzo, húmedo y dudando entre llorar desconsoladamente, reirme histéricamente y comenzar una nueva vida como exitoso pordiosero.

No hice nada de eso, conseguí que un vecino me prestara el teléfono, llamé a un amigo al que le había dado una copia de las llaves de mi casa por si acaso alguna emergencia me encontraba de viaje (yo viajaba mucho en esos días) y cuando llegó a rescatarme de mis circunstanciales miserias, tuve una revelación:

Para poner en perspectiva un problema, no hay nada mejor que tener otro.

Cuando al fin pude ingresar a mi hogar, poco me importó que estuviera convertido en una ciénaga maloliente, que la alfombra estuviera llena de charcos, que una sutil pero persistente corriente de agua amarronada discurriera desde el nivel superior (mi departamento de SU tenía un entrepiso) hacia la sala como una especie de derrame tóxico. Había experimentado el temor de tener que pasar la noche acurrucado ante mi puerta del lado de afuera, y ahora podía darme el lujo de una ducha y un sueño reparador en una cama tibia.

Ahora bien, si esta manera de enfrentar un inconveniente sólo sirviera en los casos en que usted tiene que partir hacia cierto lugar para resolver cierto asunto (que no, que no les voy a decir) y al regreso encuentra su casa inundada, estaríamos reduciendo lo que debe ser un servicio a la comunidad al simple relato de una anécdota de limitado interés. No lo permitiremos. Brindaremos, en cambio, algunos ejemplos de la aplicación de esta técnica aclarando que el problema de segundo orden habrá que provocarlo, ya que el azar no suele ser, por definición, algo en lo que se pueda confiar.

-El auto le hace un ruidito raro: rómpale una ventanilla.

-Le molestan los zapatos nuevos: use ropa interior dos talles más pequeños.

-El perro de su vecino no lo deja dormir: cómprele un trombón a su hijo.

-Su mujer no lo deja en paz: búsquese una amante como la de Atracción Fatal.

-Le cayó mal el guiso de lentejas con chorizo colorado: emborráchese con vino barato.

-Tiene una mancha en la corbata: pierda un zapato.

-Le duele mucho la cabeza: martíllese un dedo.

-La gente lo mira fijamente por la calle debido a que tiene orejas muy grandes: píntese el pelo de verde.

-Usted es emo: hágase flogger.

-Debido a un malentendido, usted está preso: exprese a los gritos sus dudas sobre la virilidad del resto de los reclusos.

No nos extenderemos más en las posibles aplicaciones de esta estrategia, en primer lugar porque la suponemos perfectamente comprendida, y en segundo porque se nos acaba de tapar el inodoro y para relativizar el inconveniente le prendimos fuego a las cortinas.

Buenas noches.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Campaña

Estimados lectores, esto va mal. Metidos a ganar ese dichoso concurso, o al menos llegar a la final, seguimos ahí con la meta a la vista pero sin poder arañarla con la uña del dedo gordo del pie. Si estuviéramos, no se, en el puesto 350, no me importaría. Pero continuamos en el quinto puesto, y nos hace falta estar como mínimo en el tercero. Es una porquería. Es como llegar al cocktel justo, justo cuando se acabaron los sandwichitos. Como que vuelva la luz a los cinco minutos justo el día que nos quedamos encerrados en el ascensor con la ninfómana del 3ro D. 
                     
                         

Pero no nos rendiremos. Aún hay tiempo, aún hay esperanzas, aún hay votantes por convencer, gente por extorsionar, sobornos por repartir. Por lo pronto, debo afinar mi discurso de campaña. Todavía no me decido qué tono darle a la arenga:

1.-Manipulación culposa.

Ustedes saben, estimado lectores, lo mucho que me esfuerzo por hacerlos felices. Las horas que le quito al sueño, a la familia, a los amigos, simplemente para que ustedes se entretengan un rato. Qué importa que mi esposa me amenace con el divorcio, mi jefe con el despido, mis amigos con la indiferencia y mis acreedores con el embargo, si ustedes esbozan una sonrisa. No, no se preocupen por mí. Esa es mi recompensa, mi paga, mi razón de ser. Sin embargo algunas veces pienso...¿Sería acaso un atrevimiento de mi parte, ya que estoy dejando mi vida en estas páginas, pedirles que me votaran para los premios Bitácoras.com? Seguramente sí, no tengo derecho a robarles cinco minutos de su precioso tiempo, que vale mucho más que el mío. Es que a mi abuelita, que está muy frágil de salud, le hubiera gustado que...pero no, no me hagan caso. Disculpen, en qué estaba pensando, lo siento, lo siento, losientolosientolosiento.

      

2.-Amenaza velada.

No hay ninguna obligación de votar por este blog en el premio Bitácoras.com, y no es cierto que yo sepa exactamente quiénes votaron por mí y quiénes no, e incluso quiénes mintieron al decir que votaron. Y si así fuera (e insisto, no es), tampoco es verdad que yo pueda tomar represalia contra los que no me apoyaron en el concurso. Vamos, ¿qué tipo de venganza podría ejecutar?. Claro que si yo tuviera los conocimientos necesarios para obtener la información de los votantes, también podría (hipotéticamente hablando) tener aquellos requeridos para intervenir sus cuentas bancarias, por decir algo. Ja, ja. Qué imaginación. Como si yo tuviera algo que ver con los sistemas, la informática, en fin, esas cosas que se necesitarían para desquitarme con quienes no se tomaron cinco minutos para darme una pequeña alegría. No, no. No soy esa clase de persona. Los ingratos que no me votaron pueden quedarse tranquilos.

      

3.-Técnicas publicitarias avanzadas

¡VOTE POR LOS SIN-LOGISMOS DE BUGMAN!

       

4.-Orgullo americano.

Señores, nuestro blog es el primer americano  en la lista de clasificados del premio Bitácoras.com. Sin embargo, corremos el riesgo de quedar afuera de la final, porque todos nuestros competidores de peso son europeos  ¿Vamos a permitir que el eurocentrismo gane la partida? Ellos tienen eurocopa , erotúnel, eurovisión, eurozona, ¡incluso su moneda se llama euro! ¿Acaso nosotros andamos por la vida llenos de americosas? Claro que no, nosotros creemos que no importa de donde provengas, importa tu talento. ¡Permítanme hacer llegar este mensaje al viejo continente! ¿Y qué mejor manera que poner a este blog, orgullosamente americano, entre los finalistas? ¿Eh? ¿Qué mejor manera? ¿Se les ocurre alguna? No, claro que no, vótenme, que votándome a mí están votando por la tierra de su ancestros. (Eh, claro, no, la mayoría de nosotros descendemos de europeos, sí, mi abuelito...en fin), ¡voten por Bugman, voten por América!

      

5.-Extorsión

 

TENEMOS AL GORDO. VOTE POR LOS SIN-LOGISMOS DE BUGMAN EN LOS PREMIOS BITÁCORA.COM, O ADIÓS NAVIDAD.

 

 

 

 

                  

               

6.-Cargoso

Dele, vóteme, qué le cuesta, por favor se lo pido, es un minuto, nada más, no sea así, hágame ese favor, que yo nunca le pido nada, déle, vote, es gratis, no pierde nada, un voto, hágame feliz, un voto, por favor señor, dele, vamos, haga click allá donde dice que me quiere votar, anímese, no duele, un voto, qué le hace, porfa, si no tienen nada que hacer, vóteme, vóteme, vótemeeeeeeeeeeeeeeeeeee, ¿sí?

7.-Chantaje

A lo largo de los años he desarrollado cierta relación con ustedes, estimados lectores. He llegado a conocer, por ejemplo, sus nombres reales, dónde trabajan, quiénes son sus familiares. También me he enterado de cosas que, caramba, cómo decirlo, no deben ser precisamente motivo de orgullo para quienes me las han confiado. Cosas que, de saberse, podrían motivar que alguien pudiera ser públicamente humillado, o tal vez perdiera su trabajo, o quién les dice hasta corriera peligro de ser encarcelado. Sí, claro, siempre se puede huir del país y empezar una nueva vida como encantador de serpientes en Nueva Delhi o pordiosero en Kuala Lumpur. Pero, ¿vale la pena meterse en tantos problemas cuando el precio de mi discreción es un miserable voto en el concurso de Bitácoras.com? Piénsenlo. Pero piénsenlo rápido, que yo a veces me equivoco y publico cualquier cosa que tenga a la mano.

(Sí, ya sé, me va a decir "Yo ya voté". Usted sí, pero ¿y su mujer?¿Y su marido?¿Y sus hijos? ¿Sus empleados? Vamos, no me diga que no puede amenazar a sus empleados y obligarlos a votar. ¿Y de la abuelita que me dice? No me venga con la artritis que le impide manejar un teclado, le pone un lápiz entre los dientes y que vaya picando las letritas. No traiga excusas, hombre, con voluntad todo se puede).

Hay tiempo hasta el 7 de noviembre.

Buenas noches. Aunque aún es de día. Es que estoy como loco.

ACTUALIZACIÓN 31/10/2008 : Mariano, de El Ojo Blindado y Circo Beef, nos entrega un premio que se llama "Premio al esfuerzo personal" (y claro, si es un premio se debe llamar "premio de tal cosa" o "premio a tal otra", ¿cómo quieren que se llame? ¿salchicha?. Seamos serios, caramba). Como marca la tradición, agradecemos,bajamos la cabeza y recitamos nuestro mantra : No somos dignos, no somos dignos. Me da pudor repetir aquí las palabras que escribió para referirse a mi persona, así que visiten El Ojo Blindado y léanlas. Digo, si les interesa. Es viernes, tampoco nos vamos a poner fanáticos con eso de trabajar.

lunes, 27 de octubre de 2008

Lo bueno, lo malo


Supongamos que usted se dirige a una ferretería, y le pide al empleado que le venda algo que sea "bueno para las polillas". Al instante, le dan un líquido que deberá pulverizar sobre ropa, paredes y techos.  Entonces usted interroga al dependiente acerca del efecto que producirá el preparado sobre las polillas y sus larvas, y el muchacho, muy seguro y sonriente le responde "Las elimina instantáneamente, y además tiene efecto residual". Usted, indignado debería protestar: "¡Pero esto no es bueno para las polillas, es malo, es malísimo!"

Animado por el mismo espíritu, un médico preguntado por uno de sus pacientes sobre "qué es bueno para el colesterol" debería responder "comer pollo frito en grasa de cerdo como desayuno, cerdo frito en grasa de pollo en el almuerzo y grasa de cerdo y de pollo fritas en cualquier otra grasa en la cena" (aunque ahora que existe el colesterol bueno y el colesterol malo la cosa puede ser un poco más compleja).

Es que la pregunta está mal hecha, señores. Uno no debe inquirir sobre un producto que sea bueno para los piojos, a menos que esté entre sus planes convertirse en todo un piojoso. 

Parecido error cometen quienes sostienen, promueven u operan las líneas de ayuda. Veamos, ¿qué quiere decir ayudar? Pues cooperar, facilitar, poner los medios para el logro de algo. Cuando alguien llama a la línea de ayuda de, digamos, una empresa de teléfonos celulares, lo hace en la inteligencia de que el operador lo auxiliará, le dará instrucciones que servirán para sortear el obstáculo que impide que el solicitante pueda cumplir su objetivo, que es mandarle un mensaje de texto a su tía Carlota avisándole que va a llegar tarde al cumpleaños. De ninguna manera el interlocutor intentará convencerlo de que no mande mensajes de texto, de que la telefonía celular es un error y de que más le valdría utilizar otros métodos de comunicación, como las palomas mensajeras o las señales de humo.

Sin embargo, existe una línea de ayuda al suicida que lejos de aconsejar sobre los más eficientes métodos de terminar con la existencia, intenta convencer a la gente de la conveniencia de no suicidarse. Esto no es ayuda, caramba. No estamos diciendo que hay que dejar que las personas anden matándose por ahí con cualquier excusa, pero vamos, esta es una línea que no cumple con lo que promete. Dan ganas de iniciarle una demanda por estafa. Al menos cámbienle el nombre, pónganle línea "tampoco es para ponerse así", línea "La vida es bella", algo por el estilo. 

Buenas noches 

Actualización 28/10/2008 : Un amable lector me manda un e-mail recordándome amablemente que Les Luthiers (creo que no hace falta aclarar quiénes son Les Luthiers) tenía un acto en el que que parodiaban una publicidad sobre un matapolillas llamado Nopol, en el cual uno de los integrantes decía algo emparentado con lo que figura en el acápite. (Porque a eso se refería el amable lector, ¿no? ¿O le erré fiero al vizcachazo? A ver si era otra cosa y quedo como un salame. Igual ya estoy acostumbrado). 

viernes, 24 de octubre de 2008

Welcome back, Bugman

Vi que se divirtieron muchísimo en mi ausencia, ya limpié y ordené todo, me disculpé con los vecinos y pagué la multa que me cobraron los del barrio. 

El viaje fue exactamente como lo planeé, me exprimieron todo el jugo que pudieron y nada de lo que yo había pedido estaba como lo había pedido.

Río de Janeiro sigue siendo una hermosa ciudad (hacía unos 10 años que no la visitaba), pero el tránsito es insoportable. 

Ver la playa llena de gente un miércoles cualquiera a las 10 de la mañana me hizo pensar en qué demonios me estoy equivocando.

En otro orden de cosas, revisé la clasificación parcial del famoso concurso de Bitácoras.com y noto que he retrocedido un puesto, del 4to al 5to, lo cual me aleja de la posibilidad de ser finalista a pesar de la impresionante campaña que ha montado Claude en el sidebar de su blog. Y yo que había escrito un discurso desopilante para pronunciar en ocasión de aceptar el galardón. Todavía hay tiempo para revertir la tendencia. (Ya ven lo que hacen, me llenan de ilusiones y luego las hieren de muerte. ¿Por qué, por qué tanta maldad?).

Pero no todas son malas noticias. Por curiosidad le puse al blog el firinduli ese de "Hágase fan de LSB" y a los cinco minutos Cerriwden, que me debe haber notado un poco deprimido se anotó. Algo voy a hacer para premiar al (la) primer fan del blog. Todavía no se qué, pero algo. Gracias, estimada bruja-diosa galesa.

Esto es todo por el momento. Manténgase en sintonía, en cuanto descanse un poco vuelvo.

Buenas noches. 

lunes, 20 de octubre de 2008

Me Río de Janeiro

Por motivos estrictamente laborales (y cuando digo laborales me refiero a que voy a trabajar, y cuando digo trabajar quiero decir exactamente eso, no vayan a pensar que es un eufemismo, porque yo sé que ustedes piensan "Uh, mírenlo a este, se la pasa viajando y dice que es por trabajo, ya me gustaría a mí tener un trabajo como ese" pero eso es porque no saben lo que es andar de aquí para allá y llegar a un lugar y tener que aprovechar hasta el último minuto porque el cliente es como un vampiro que te saca hasta la voluntad de vivir, y aprovecha que estás ahí para hacerte hacer cuatrocientas cosas más de las que habías pactado previamente, y nunca está lo que pediste con la suficiente anticipación y ahí vienen los problemas y el estrés y si querías aprovechar el viaje para pasear aunque sea una hora olvidate porque ni dormir a la noche te van a dejar y encima hay que soportar que todo el mundo te diga, "ah, pero por lo menos viajás, conocés el mundo, yo en cambio me lo paso metido en una oficina" y no importa que le contestes que no, que de conocer nada porque el tiempo nunca alcanza y al final uno preferiría estar tranquilo en la propia oficina y arreglar todo por e-mail y control remoto y teleconferencia que no se para qué las inventaron si de todas maneras hay que ir de acá para allá).

Por motivos laborales, decía antes de que irrumpiera el soliloquio, me voy unos días a Brasil.

En realidad salgo mañana por la noche, pero con los preparativos (ah, porque hay que hacer preparativos, no vayan a pensar que uno pone dos calzoncillos en un bolsito, se carga la notebook al hombro y listo, no, que va, como del otro lado nunca están las cosas como deben estar hay que prever toda clase de imprevistos, no, cómo "prever imprevistos", eso no tiene sentido, lo que quiero decir es que hay que estar preparado para muchas posibles contingencias, porque no se puede contar con el cliente, ah, no, ellos no saben nada porque no les avisaste, claro, como si no les hubieras mandado sofocientos e-mail diciéndoles "preparen esto y aquello, para ir ganando tiempo porque estamos muy ajustados").

Con los preparativos, decía, lo más probable es que ande apurado y de mal humor. Vuelvo el viernes. No rompan nada. Apaguen las luces al salir y déjenle las llaves al portero.

PD: ¿Estamos regalando algo? Hoy el blog batió el récord de visitantes, casi todos provenientes de la Madre Patria.  Un abrazo para todos los amigos españoles que nos están visitando, nos tomaron de sorpresa, si sabíamos preparábamos, no sé, unas tapas, unos carajillos, unas tortillas. 

Buenas noches

domingo, 19 de octubre de 2008

Manual de Supervivencia del Soltero Urbano: Capítulo 4

Continuamos la serie de artículos destinados a facilitar la transición de los jóvenes que comparten techo con sus progenitores hacia una vida de independencia pero no exenta de inconvenientes.
Previamente habíamos publicado:

Introducción

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

En esta oportunidad hemos de referirnos al equipamiento indispensable que debe tener el hábitat de un SU. Cuando decimos equipamiento estamos hablando de confort, ya que si nos reducimos al nivel de mera superviviencia, el mobiliario promedio de una celda penitenciaria será suficiente. (Nos apresuramos en señalar que un preso no es considerado un SU a los efecto de este manual, aunque se verifique la condición de haber abandonado la comodidad de la casa paterna).

Hace unos sesenta años que existen diversos aparatos que se han dado en llamar con el nombre genérico de electrodomésticos, cuya denominación es autodefinitoria: funcionan con electricidad, y son utilizados por empleados domésticos. En el caso del SU, su proverbial falta de medios económicos hace que la segunda parte de la definición salga sobrando.

Ahora bien, siendo abrumadora la oferta de electrodomésticos de toda laya, y no tan abrumadora la capacidad financiera de un SU promedio, ¿la adquisición de cuáles aparatos deben priorizarse por encima de todos los demás? Si bien depende de las habilidades e intereses de cada SU (difícilmente pueda justificar la compra de una lijadora orbital quien necesita instrucciones escritas para cambiar una lamparita ) hay algunos ingenios que no deberían faltar en el refugio de un SU moderno.

-Heladera o refrigerador. Si bien no es característico que el SU haga compras planificadas de alimentos, siendo más normal que las vituallas sean adquiridas en forma espasmódica y aleatoria, resulta muy útil poder guardar algo para consumir al otro día. Por ejemplo, las sobras de la pizza de anoche. Es que por más estoico que sea el SU, preferirá no tener que disputar su comida con alimañas diversas, y por más fuerte que sea su constitución la intoxicación por consumir algo putrefacto es una posibilidad a considerar. Además, siempre hay que tener hielo disponible. Usted no puede saber qué útil y necesario es el hielo hasta que le falta.

-Horno de microondas. La utilidad de este invento genial es casi ilimitada. Además de servir para calentar cualquier cosa semi orgánica y llamarla "comida", descongelar algo que encontró en el refrigerador y no sabe bien qué es (y luego llamarlo "comida"), hervir agua (y no, no hemos llegado al extremo de llamar "comida" al agua, pero puede suceder) y otras cosas relacionadas con calor y nutrición, el microondas es una fantástica fuente de entretenimiento. Por ejemplo:

Programe el microondas en 5 minutos. Simule que el aparato es en realidad una bomba termonuclear y que el timer marca los minutos que tiene para desactivarla antes de ser vaporizado. Los SU más audaces pueden bajar a la calle e intentar volver antes de que el reloj llegue a cero.

Coloque dentro del microondas un bollo de papel metalizado. Observe los arcos eléctricos y las chispas que saltan e imagínese que usted es un científico loco. El efecto es completo si se ríe con una risa entre malvada e histérica. 

Coloque en el microondas cosas que exploten pero sin hacer demasiado daño. Ejemplos de cosas entretenidas y razonablemente inofensivas para ver explotar dentro de un horno de microondas: huevos y jamón cocido (sí, hace pequeñas explosiones). Cosas que deben ser mucho más divertidas pero poco recomendables: aerosoles, latas de pintura, botellas de whisky, explosivos plásticos.

-Tostadora. Probablemente los aspirantes a SU estén sorprendidos por esta elección. Nuestra experiencia nos indica que siendo un adminículo no demasiado costoso, y existiendo muchas ocasiones en las cuales el SU se encontrará hambriento y contando con dos rodajas de pan de molde como único sustento, la diferencia entre comerlas frías o tostadas es equivalente a la que existe entre el pollo y el faisán. Si usted no la conoce, créanos. El faisán es muchísimo más caro.

-Computadora. Tal vez hace unos años considerar la computadora como un electrodoméstico hubiera sido exagerado, pero su uso se ha extendido tanto que hasta nuestras abuelas nos envían powerpoints con fotos de gatitos, de manera que la incluiremos en el grupo de máquinas que facilitan las cosas. Sería ocioso detallar las innumerables utilidades del ordenador personal, que van desde la pornografía a las finanzas (que están más relacionadas de lo que comúnmente se piensa). Sin ir más lejos, usted, estimado aspirante a SU, está leyendo este manual gracias a una computadora. A menos que haya salido una versión impresa y alguien nos esté robando los derechos de autor.

Es posible que algún futuro SU considere que esta lista está incompleta porque faltan en ella equipos como televisores, reproductores de DVD, centros musicales o consolas de juegos, pero nuestra experiencia indica que esta clase de dispositivos se adquieren en una segunda etapa, cuando el SU está establecido y su vida social comienza a declinar. Tocaremos este y otros temas en próximas entregas del Manual.

Buenas noches.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El mejor negocio del mundo.


Sí, claro, usted me ve ahora con mi ropa sucia y gastada , mal afeitado y despidiendo ese hedor característico de quien no se baña hace cuatro días, y ya está sacando conclusiones. Que soy un vago, que probablemente siempre lo he sido, que siempre lo seré.

Pero se equivoca: yo monté el mejor negocio del mundo. Sí, sí, sonría, adelante.  Si le muestro las marcas de estos zapatos agujereados y de este traje raído me va a decir que los recogí de la basura de algún millonario, y si le cuento que los compré en la 5ta avenida de New York y me costaron más o menos lo que usted debe ganar en un año no me va a creer ni va a cambiar esa cara de perdonavidas que me está poniendo ahora. Se lo voy a contar igual, no me importa lo que usted piense. ¿Tiene un minuto? Vamos, hombre, no pierde nada. Hasta puede que gane una buena historia para contarle a sus amigos.

Hace algunos años, con un amigo empezamos a criar chinchillas. ¿Conoce las chinchillas? Son como una especie de conejos de la India, pero con orejas más grandes y con cola. Y con una piel muy hermosa. Justamente para eso se las cría,  su piel es muy cotizada para hacer abrigos. Bueno, empezamos con el criadero, y cuando las chinchillas estuvieron maduras como para sacrificarlas y convertirlas en tapados, no tuvimos corazón. Es que son adorables, los bichitos. Usted los viera comer, agarrando el alimento con las manitos, parecen personitas. Si las personitas fueran peludas y tuvieran cola, claro. El asunto es que estábamos llenos de chinchillas, porque se reproducen como conejos, pero son más peluditas y graciosas, y no nos decidíamos a convertirlas en materia prima y los gastos en alimentación y cuidado aumentaban y quedamos al borde de la ruina.

Usted estará pensando en dónde está en fabuloso negocio ¿verdad? Lo mismo pensamos mi socio y yo, y cuando estábamos por vender todas las chinchillas a alguien que seguramente tendría menos miramientos que nosotros y las faenaría sin dudarlo un instante, se nos ocurrió una idea genial. Era una idea muy loca, a decir verdad, pero casi todas las ideas geniales parecen locas al principio. Tal vez contribuyó el hecho de que para esa época estábamos comiendo alimento balanceado para chinchillas, que era lo único que podíamos comprar.

Espere, no se vaya, le voy a resumir el cuento, pero va a ver que después va a querer más detalles. 

Nos pusimos a amaestrar las chinchillas. Pero no para que hicieran trucos, como saltar a través de un aro en llamas, bailar o traer el diario. Las entrenamos para que se tomaran de las colas y las patas y se quedaran muy quietas. Con mucha paciencia y cariño, al cabo de unos meses logramos que se entrelazaran en una formación que simulaba perfectamente un abrigo de piel. Era un abrigo viviente, algo nunca visto. Nuestra idea era venderlos así, y que quien quisiera adquirirlos se ocupara de cuidar y mantener felices a los animalitos que de vez en cuando se pondrían en configuración de tapado para acompañar a su dueña a una fiesta de gala. Era un concepto totalmente ecológico, algo que ya estaba de moda en aquellos años. Nos atrevimos a soñar con la bendición de Greenpeace, aunque nos conformábamos con que dejaran de arrojarnos pintura roja todos los martes. Me pregunto por qué simplemente no dejamos de trabajar los martes.

Sí, sí, ya termino. Hablamos con un peletero y nos dijo que estábamos locos, que la gente que usaba tapados de piel no tenía el menor interés por la ecología, y los que sí querían a los animalitos no usarían ninguna piel aunque estuviera viva por no dar un mal ejemplo. Y él propuso la otra parte del negocio, que cerró el círculo perfecto: Venderíamos las chinchillas en formación, simulando que eran un tapado normal. Luego seguiríamos a la dueña hasta su casa, y esperaríamos a que los animalitos se disgregaran para recuperarlos. Mi socio y yo perfeccionamos esta última etapa, entrenando a las chinchillas para que desarmaran la configuración y vinieran a nuestro encuentro cuando sonáramos un silbato.

El plan funcionó estupendamente. Le decíamos a las clientas que el tapado era un poco más pesado porque usábamos pieles de extrema calidad, y ellas salían de allí con las chinchillas fundidas en fraternal y estratégico abrazo. Unas horas después estábamos con la camioneta a la puerta de la víctima, sonábamos el silbato y a los pocos minutos aparecía en alegre montón, corriendo y saltando lo que un rato antes había sido una manga, un cuello, un hombro del ostentoso abrigo de una ricachona insensible. No nos sentíamos culpables, no era exactamente robar lo que hacíamos. Y las clientas tenían muchísimo dinero. Incluso dos o tres volvieron a comprarnos otro tapado, sin decirnos qué había pasado con el primero.

Llegamos a tener unos trescientos planteles de chinchillas trabajando simultáneamente. Intentamos amaestrar también un par de zorros que fingían ser una estola, pero abandonamos esa línea de productos porque algunas veces se olvidaban de su papel y se abalazaban sobre la comida en medio de un banquete. No son tan astutos como dicen, los zorros. Perdíamos algunas chinchillas de vez en cuando (todavía suelo cruzarme con un grupo que se metió en las alcantarillas y se unió a la comunidad de roedores urbanos, haciéndose pasar por ratas metrosexuales) pero esto no afectó al negocio, que nos estaba haciendo millonarios.

Bueno, vino esa etapa, usted sabe. Viajes, lujos, mujeres, excesos. De las canillas de mi casa salía agua mineral Perrier. Cuando un atomóvil se quedaba sin combustible, lo dejaba abandonado y me compraba otro. Utilizábamos billetes de cien dólares para encender el fuego del asado. Y después comíamos ravioles. En Italia. Ahora en retrospectiva pienso que debimos haber ahorrado algo de dinero, pero vamos, ¿quién piensa en eso cuando la plata parece reproducirse como la chinchillas, pero diez veces más rápido? Nosotros no, en todo caso.

Sí, ya termino. Todo estaba magnífico, y los tres socios estábamos en la cima, y entonces se nos ocurrió contratar a un contador. Mala cosa. Mire, si usted puede, evite a los contadores. ¿Ah, usted es contador? No parece. El caso es que este muchacho empezó a hacer cuentas, que pare eso se les paga, claro, usted sabe. Y calculó que si en vez de comprar el alimento balanceado para chinchillas lo fabricábamos nosotros mismos nos íbamos a ahorrar un montón de dinero. La verdad, a mí no me interesó para nada el asunto, pero mis socios se entusiasmaron y contratamos a un químico para que se pusiera a fabricar el dichoso alimento.

¿Cómo, ya se va? Un minuto, ¿no quiere saber cómo termina esto? 

Hicimos el alimento. Para montar la fábrica nos gastamos todo el capital que teníamos acumulado, porque el contador decía que era una inversión estupenda, que podíamos vender millones en alimento balanceado y todo eso. Yo, repito, no estaba muy entusiasmado, pero no tengo un carácter muy fuerte, así que acepté. Todo el dinero, en la fábrica. La primera partida de alimento para chinchillas se la dimos a un grupo que, vamos a decir la verdad, ya estaba un poco veterano. Fue milagroso. El pelo se les puso brillante, se volvieron más activas que nunca, parecieron rejuvenecer. Ni lo dudamos, alimentamos a todas con el fantástico producto. En un momento, para bromear con los socios, yo mismo tomé un puñado de los granulitos marrones y me lo comí. La verdad, no estaba mal, era mucho más rico que el que comíamos cuando estábamos desesperados.

Ya, ya termino, le juro.

Una semana después de haber comido alimento para chinchillas, noté que mi cabello, ya escaso, se multiplicaba y se ponía fuerte, brillante y sedoso. Igual que en las chinchillas. Me puse contento, a lo mejor habíamos descubierto un tónico capilar que sí funcionaba. Bueno, no. Exactamente a los once días se me cayó todo, pero todo el pelo. Incluso perdí las cejas. No, no me volvieron a crecer, lo que usted ve ahora es un postizo que me hice con pelos de perro. Por suerte a los perros se le cae bastante el pelo. Pero a ellos sí les vuelve a crecer.

¿Cómo que al final qué pasó? ¿No se da cuenta? Usted es medio lento, ¿verdad? Contador, tenía que ser. 

Buenas noches

¡Vamos todavía!

Acabo de revisar la clasificación parcial de los Premios Bitácoras.com 2008, y resulta que ¡no sólo no salí del ránking, sino que subí un puesto, del 5to al 4to. !

Es realmente una crueldad de parte de ustedes, queridos lectores, el darme esperanzas. 

Pero está bien, lo soportaré, continúen votando por este blog, pónganlo entre los tres primeros para que pase  a ser finalista y entonces, sí, con el alma repleta de ilusiones recibiré el duro veredicto del jurado que me condenará a la intrascendencia de donde nunca debí salir. 

Vamos, háganlo, elévenme a las alturas, porque mientras más alto llegue, más divertido será para ustedes verme caer.

(Pero háganlo antes del 7 de noviembre, por favor. Gracias).

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