Estimado lector, ¿cuántas veces ha estado usted haciendo una larga fila en un banco, una oficina pública, un teatro, una estación de tren, y de pronto alguien ha comenzado a protestar en voz alta con la esperanza de que sus compañeros de infortunio apoyasen su justa ira y actuasen como una horda enfurecida? (¿Cómo que nunca? ¿Pero dónde vive usted, en Noruega?).
En el caso en que usted, estimado lector, ya sea que esté harto de la espera, lleno de santa indignación o motivado por el deseo de hacer un experimento sociológico decida convertirse en una de esas personas, le daremos unos consejos que le garantizarán el éxito, o al menos evitarán que quede como un revoltoso aficionado.
1.-Hable en voz bien alta, pero no grite.
Es deseable que todos escuchen lo que tiene para decirles, incluyendo los empleados del establecimiento, de manera que no tiene mayor sentido mascullar sus protestas y murmurar maldiciones (como hacen todos). Sin embargo, si comienza a los gritos, no le quedará margen para exaltarse luego, y deberá recurrir a las antorchas y el linchamiento, y esas son cosas que en estos días de corrección política están muy mal vistas. Además las personas tienden a alejarse de quien de un momento a otro pasa del silencio al alarido. A no ser que esté en la ópera.
2.-Sea sencillo.
Las personas que lo rodean no constituyen un grupo homogéneo en cuanto a sus conocimientos e intereses. En la fila pueden estar tanto el Agregado Cultural de la Embajada de Suecia como un conductor de programas de televisión. Procure, entonces, emitir un mensaje claro y sencillo capaz de ser rápidamente entendido por todos y con el cual los inminentes revoltosos puedan identificarse. No diga: "¡Pero qué escandalosa falta de productividad!", sino : "¡Qué manga de vagos, están ahí sin hacer nada!". En vez de : "Es evidente la inadecuada asignación de recursos" prefiera un contundente : "¡Eh! ¡Hay dos cajeros atendiendo a los clientes y cinco descansando! ¡Miren, miren, ahí están, descansando! ¿Se está riendo de mí? ¿Eh? ¡Sí, a usted, le digo, el gordo de camisa azul!"
3.-El tiempo es dinero, pero no tanto.
Alerte a las personas acerca de la pérdida de tiempo que la malvada institución les está provocando. Todo el mundo cree que su tiempo es valioso. Incluso están dispuestos a jurar que el suyo es mucho más valioso que el de los demás. Los más sofisticados también dirán que al perder tiempo pierden dinero, pero no le aconsejamos que explote este tópico porque para la mayoría de la gente conceptos tales como costo de oportunidad son un tanto nebulosos y requieren una explicación detallada. Y recuerde que queremos organizar una revuelta, no dictar un seminario.
Entonces, en sus consignas refiérase insistentemente al tiempo que les están haciendo perder. Aunque la mitad de los presentes no tenga absolutamente nada que hacer, de repente sentirán que de no estar allí estarían descubriendo la penicilina o pintando la Capilla Sixtina.
4.-Identifique a su potenciales aliados.
Un tipo enojado no es una revuelta. Usted debe conseguir seguidores que bajo su valiente liderazgo se constituyan en una fuerza imparable capaz de torcer la pérfida voluntad de una corporación inhumana y conseguir que, por ejemplo, enciendan el aire acondicionado o les conviden con un juguito.
Estudie minuciosamente a quienes lo rodean, intentando identificar a los más combativos. No cometa el error de pasar por alto a las ancianas, sobre todo si van provistas de bastón. Cuando comience con las arengas, establezca contacto visual con ellos.
5.-Hasta la Victoria´s Secret.
Cuatro de cada cinco pequeñas revueltas fracasan porque no logran reunir una cantidad de revoltosos suficiente como para molestar a los empleados y llamar la atención de los mandos intermedios de la institución en donde se desarrollan. Pero con los consejos que le hemos dado, la suya tiene grandes posibilidades de triunfar.
Entonces, usted tendrá en sus manos una buena docena de malhumorados entusiastas que probablemente estarán a una insignificante provocación de atacar a los guardias de seguridad o robarse los bolígrafos.
¿Qué debería hacer usted con ellos?
Nuestro consejo es que, aprovechando la algarabía, se retire de la escena lo más discretamente posible.
Luego llame a un canal de televisión, dígales que una horda está atacando un banco y que tomaron rehenes. Y vaya a su casa a ver cómo termino la cosa en el noticiero.
Buenas noches
Premios Bitácoras:
Publicada la segunda clasificación parcial, tenemos el agrado de informar que (provisionalmente, no vayan a pensar que ya ganamos, ni por asomo, todavía falta mucho) Los Sin_logismos de Bugman lidera las posiciones de la categoría "Mejor Blog Personal", y nuestro amigo Relato del Presente también va primero en "Mejor Blog Periodístico". Estupendo, estupendo, diremos, pero ¡ay! no todas son buenas noticias, ¡MIB está en la cuarta posición de la categoría "Mejor Blog de Humor"!. Y les recuerdo, para llegar a la instancia final hay que estar entre los tres primeros.
Hay tiempo hasta el 1 de noviembre, tampoco es cuestión de ponerse locos. ¡Pero a seguir votando, botarates! ¡Gracias!
Un tipo enojado no es una revuelta. Usted debe conseguir seguidores que bajo su valiente liderazgo se constituyan en una fuerza imparable capaz de torcer la pérfida voluntad de una corporación inhumana y conseguir que, por ejemplo, enciendan el aire acondicionado o les conviden con un juguito.
Estudie minuciosamente a quienes lo rodean, intentando identificar a los más combativos. No cometa el error de pasar por alto a las ancianas, sobre todo si van provistas de bastón. Cuando comience con las arengas, establezca contacto visual con ellos.
5.-Hasta la Victoria´s Secret.
Cuatro de cada cinco pequeñas revueltas fracasan porque no logran reunir una cantidad de revoltosos suficiente como para molestar a los empleados y llamar la atención de los mandos intermedios de la institución en donde se desarrollan. Pero con los consejos que le hemos dado, la suya tiene grandes posibilidades de triunfar.
Entonces, usted tendrá en sus manos una buena docena de malhumorados entusiastas que probablemente estarán a una insignificante provocación de atacar a los guardias de seguridad o robarse los bolígrafos.
¿Qué debería hacer usted con ellos?
Nuestro consejo es que, aprovechando la algarabía, se retire de la escena lo más discretamente posible.
Luego llame a un canal de televisión, dígales que una horda está atacando un banco y que tomaron rehenes. Y vaya a su casa a ver cómo termino la cosa en el noticiero.
Buenas noches
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Hay tiempo hasta el 1 de noviembre, tampoco es cuestión de ponerse locos. ¡Pero a seguir votando, botarates! ¡Gracias!