3.-Descentralice.
Otra vieja tradición malvada que se ha revelado como un obstáculo para la consecución de los fines propuestos es la existencia de una Sede Central Malvada, que actúa como oficina corporativa, laboratorio, central de comunicaciones, taller y escondite. También llamada simplemente "guarida", esta locación suele estar equipada con toda clase de medidas de seguridad, incluyendo centenares de guardias uniformados, patrullas motorizadas, detectores de intrusos y alarmas sofisticadas, y sin embargo son rutinariamente infiltradas por un bueno solitario o a lo sumo acompañado de una buena pechugona. Y eso no es todo, son establecimientos tremendamente volátiles. En efecto, basta con que uno de los múltiples balazos que se originan en la cacería del bueno vaya a parar en una de las consolas de control que al parecer están por todas partes, para que toda la electrónica empiece a chisporrotear y explotar, terminando invariablemente en el colapso de todo el edificio/cueva/montaña tenebrosa/volcán extinguido. (Esto sucedía en los 60's, ahora lo más probable es que una vez localizado, el escondite sea limpiamente reducido a átomos por un misilazo lanzado desde cientos de kilómetros, sin que ningún bueno deba penetrar escudo defensivo alguno).
Es hora de cambiar esta anticuada visión. Distribuya su operación entre varias oficinas diseminadas por toda la ciudad (recuerde que habíamos quedado en que usted sería, al menos al principio, un malvado municipal).
Alquile las propiedades, no las compre. No tenga despacho fijo en ninguna de ellas. Alterne entre ellas, y también quédese algunos días a la semana a trabajar desde su casa. Sí, es cierto, a todos nos pasa que si queremos trabajar en casa nos distraemos con Internet y esas cosas, pero algo puede adelantar. Y además su mujer no se quejará tanto de que no lo ve nunca.
No le haga caso a los malvados más conservadores, que no conciben un malvado sin guarida. Recuerde, usted está en busca de resultados, deje que los demás pierdan el tiempo (y el dinero) ocupándose de las apariencias.
Y hablando de apariencias, esto nos lleva al próximo punto.
4.-No se disfrace.
Probablemente éste sea el consejo que más resistencia genere entre la comunidad de malvados. Sabemos que está muy arraigada esta costumbre de usar un uniforme de diseño exclusivo, algo que resulta inequívocamente identificatorio para un villano que se precie de tal. Comprendemos lo que se siente, la multitud lo ve venir y ya desde lejos lo señala: "¡Ahí viene el Profesor Caos"!. Es irresistible. Además, muchos buenos lucen atuendo personalizados, ¿por qué los malvados deberían vestirse como personas comunes?
Bien, nada de esto es necesario para llevar a cabo un Malvado Plan. Es, incluso, contraproducente. Un disfraz refleja una inseguridad oculta. A menos personalidad, más personaje. Deje a los buenos que anden por ahí con los calzoncillos encima de los pantalones, que son ellos los que tiene que lidiar con todas los inconvenientes de llevar una doble vida. Usted vístase decentemente, elegantemente sería mejor aún. Compre trajes de marca, si acaso desea alguna nota distintiva, use corbatas de colores fuertes, pero no ceda, repetimos, no ceda a la fácil tentación de los cascos, las capas y las máscaras. Un malvado moderno tiene que poder moverse con sigilo, interactuar con la población civil, perderse a veces entre la multitud, lo cual es muy difícil de hacer si anda vestido como Magneto, El Dr. Doom o El Acertijo. Que habrán sido bastante famosos, pero vamos, qué poco sentido del ridículo.
Continuaremos con más consejos para malvados en la próxima entrega.
Buenas noches
Buenas noches