Luego de finalizar este período en el que me ví absorbido por actividades laborales que apenas me dejaron el tiempo para satisfacer mis necesidades fisiológicas (y tampoco es que hayan sido muy bien satisfechas), es hora de que me reincorpore a mis tareas habituales dejándole a mi socio que vuelve el lunes de sus vacaciones algunos muertos en el placard. El problema es que la intensa concentración que tuve que poner en práctica estos días me hizo olvidar un poco en qué consistían mis tareas habituales. Por eso, cuando un amigo me llamó hoy por teléfono y me reclamó que hacía mucho tiempo que no actualizaba el blog le contesté : ¿Qué?
Mi amigo me dio unos pocos detalles sobre el tema, afortunadamente uno de ellos fue la dirección de este sitio. Me puse a revisar y por lo que ví, parece ser que tengo un segundo trabajo que consiste en ser una especie de humorista que publica un periódico en Internet. O algo así.
Me costó un poco llegar hasta aquí para escribir esto, porque no me acordaba del usuario ni de la clave de acceso. Afortunadamente tengo una gran carpeta donde guardo todas los usuarios y claves que utilizo y he utilizado en mi vida. Sí, ya se lo que piensan. Que si alguien se apodera de esa carpeta estoy frito. No se preocupen, la guardo en un cajón bajo siete llaves, las cuales están distribuídas estratégicamente entre lugares secretos de mi casa, mi oficina y la tribuna de visitantes de la cancha de Excursionistas de Belgrano. Claro que no puedo acordarme de todos esos lugares, así que tengo otra carpeta donde están perfectamente detallados, con mapas y fotografías. Esta segunda carpeta está escondida en otro lugar secreto, cuya ubicación se encuentra en un documento que guardo en un cofre con un rótulo que dice "Documento que indica el lugar donde se guardan las ubicaciones de las siete llaves que permiten abrir el cajón donde se guarda la carpeta que contiene todos los usuarios y claves de Bugman". Claro que este cofre también tiene una llave, un candado con combinación y una cerradura con identificación biométrica. El problema es que se me perdió en la mudanza.
Igual la clave para entrar a la administración del blog la tenía anotada en un papelito que estaba pegado con un imán en la puerta de la heladera, al lado del teléfono de la heladería "Carlitos".
Superados estos inconvenientes, estuve intentando recordar cómo era esto del blog. Noté que llevo escritos hasta ahora unos 265 artículos, que supongamos que me los pagan a razón de unos 50 pesos cada uno, me da 13250 pesos. No está tan mal.
Me puse a revisar mis papeles y no encontré en ningún lado el recibo de esos ingresos. Tampoco la copia de la factura. No figuran en mi declaración del impuesto a las ganancias.
Caramba, pensé, debo estar trabajando en negro, qué barbaridad. Llamé a mi contador y me dijo que yo nunca le había mencionado que tuviera ingresos por otra actividad, en negro, blanco o amarillo. Además me dijo que normalmente los escritores o colaboradores de publicaciones tienen que hacer factura o su empleador no les paga. Me preguntó también quién era el que me pagaba los artículos.
Me quedé pensando, y en seguida me di cuenta de que lo obvio era que el señor Blogger fuera quien me pagaba, para eso me da acceso a su sistema. Lo llamé, y me dijeron en su oficina que "no existía un señor Blogger, que ellos eran una empresa, que no pagaban a la gente por escribir y que diera las gracias que no me cobraban".
La cosa se estaba poniendo muy extraña. Cómo podía ser que yo dedicara tanto tiempo, que no me sobra, a hacer algo gratis para disfrute de cualquier individuo con acceso a Internet.
Entonces descubrí un lugar dentro del blog que decía que tenía 35 suscriptores. Qué tonto, por supuesto, esto se paga por suscripción. Digamos que cada uno paga unos 10 pesitos por mes, son 350 pesos, que multiplicado por los 45 meses que parece que llevo en esto, me da unos 15750 pesos. Ja, mucho mejor que si el señor Blogger me pagara por artículo. Pero no, tampoco tengo recibos, ni mensajes de correo electrónico enviados para agradecer el pago, ni hay transferencias bancarias de 10 pesitos registradas en mis cuentas. O sea que por ese lado tampoco me pagan.
Publicidad. Claro. Ahí a la izquiera tengo una lista larguísima de otros blogs, seguro que ellos pagan por figurar. Digamos, 20 pesos por mes, por 90 blogs en la lista son...¡1800 pesos!. Supongamos que al principio tenía menos blogs en la lista así que consideremos un promedio del 50% en toda la historia. Serían 45 blogs por 45 meses por 20 pesos, un total de 40500 pesos, ahí está el asunto, en la publicidad.
Pero no, tampoco. No tengo ni una copia de recibo, factura, nada. Imagino que los que pagan publicidad querrían que les de alguna constancia de pago. Además, si hubiera cobrado esa plata, ¿donde está? En el banco no , seguro. ¿Me la gasté?. Lo dudo, no tengo memoria de haberla pasado tan bien en los últimos años. Además para comprar la casa nueva me endeudé hasta las verijas, no parece ser una conducta propia de alguien que recibe dinero extra todos los meses.
Me quedan los comentarios...¿pagarán los comentaristas para que les responda? Estamos en el mismo caso que antes, no tengo registro de ningún pago. Todo indica, además que respondo los comentarios en forma colectiva, y a veces ni siquiera eso. Los comentaristas que no recibieran una respuesta individual deberían estar furiosos reclamando la devolución de su dinero. Pero no, nada de eso.
O sea que no me paga el señor Blogger. Tampoco vendo publicidad. Los comentaristas tampoco ponen un centavo (y eso que vi algunos que piden cosas, que me hacen burlas y se escriben entre ellos).
Por más que le de vueltas al asunto, no puedo extraer de las evidencias otra conclusión que la siguiente, por inverosímil, espantosa, horrible y antinatural que parezca:
Todo esto lo hago gratis. (Ahhhh....qué horror...incluso escribirlo me da escalofríos).
Qué tonto me siento, seguramente el resto de los bloggers se está haciendo millonario y yo acá que tengo que tener otro trabajo para vivir.
Porque por lo que pude averiguar hay millones de blogs por todo el mundo. Si no fuera un buen negocio no habría tantos. No me van a decir que millones de personas escriben porque sí. Vamos.
Buenas noches.
(Estoy escribiendo de día, pero parece que así cerraba yo todos mis artículos, y por si acaso me equivoco y alguien efectivamente me está pagando no quisiera darle la oportunidad de presentar quejas).