martes, 26 de febrero de 2008

Hablares horrísonos

horrísono, na.
(Del lat. horrisŏnus).
1. adj. Que con su sonido causa horror y espanto.
¿Me parece a mí, o la gente habla cada vez peor?
Periódicamente escucho alguna profanación al idioma que me parece nueva. Es como si vinieran por oleadas.

Lo último que lastima mis oídos es una falta de concordancia de número al utilizar la palabra fortuna.

Cuando algo nos ha costado caro, se suele decir que nos costó una fortuna.
De alguien que tiene unos ingresos elevados se puede decir que gana fortunas, o que gana una fortuna.

No me explico por qué entonces la gente ha empezado a decir que Fulano gana fortuna o que la casa de Zutano cuesta fortuna.

Suena horrible, vulgar, incompleto. Y además es incorrecto.
Me pregunto de donde salen esas cosas, quién es el primero que las vomita y qué clase de ascendiente tiene sobre las masas para que de pronto todos adopten la barrabasada alegremente y así parezca fruto de una especie de espontáneo acuerdo, una convención instantánea y natural.

Si lo conocen, si saben quién es, por favor díganle que me venga a ver.

 

Buenas noches

domingo, 24 de febrero de 2008

Si soy yo, dígame que no estoy

En la oficina tenemos un contestador automático que atiende la línea administrativa cuando no estamos o la estamos usando. Por la mañana alguien levanta los mensajes que habitualmente no dicen nada. No se por qué pero la gente se muestra reluctante cuando la atiende un mensaje grabado. Llaman, comienza el mensaje y cortan. Y en dos minutos llaman otra vez, y cortan, y así tres o cuatro veces. La mañana del viernes uno de mis socios estaba escuchando los mensajes y me preguntó: "¿Vos llamaste a las 9:30?"

Sería extraño que yo llamara a la oficina a las 9:30, siendo que soy habitualmente el primero en llegar y por eso se que nadie aparece antes de las 10:15. Por otra parte ese día a las 9:30 estaba desayunando en un Mc. Donalds cercano, y no hice ninguna llamada desde ahí. Para terminar, no se registraban llamadas salientes desde mi teléfono celular para ese día (ni para el anterior, odio hacer llamadas telefónicas).

Todos estos argumentos en rápida sucesión le disparé a mi socio, que lejos de amilanarse ante ese despliegue de coartadas que en cualquier película de juicios harían que el fiscal perdiera la compostura, me contestó: "escuchá esto".

Y escuché. Escuché el mensaje de las 9:30 y escuché lo que decía, pero más que nada escuché esa voz que lo decía, y que no podía ser pero era. Porque era mi voz.
Y esa voz que no podía ser mi voz pero era, decía: "Trescientos, tengo. ¿Tenés cien?"

Escuché el mensaje cinco, seis, diez veces. Se lo hice escuchar a otras personas que trabajan en la oficina. Todos coincidieron que al menos era un voz muy parecida a la mía.

Trescientos, tengo. ¿Tenés cien?

Tal vez yo sufra episodios psicóticos en los que asumo la personalidad de un tipo que compra cosa de cuatrocientos pesos pero solamente tiene trescientos y pide prestados los cien faltantes.
O quizás mi otra personalidad vende la película 300 a cien pesos. Supongo que será algún tipo de edición de lujo, porque me parece un poco cara. O vende trescientos gramos o kilos o metros o litros o toneladas de algo que valen cien algo.

Trescientos, tengo. ¿Tenés cien?

Es de suponer que el mensaje en el contestador fue accidental, que a alguien se le escapó el dedo y presionó el botón de su teléfono celular y se hizo la llamada con marcado automático. Claro que yo tengo el número telefónico de mi oficina almacenado en mi celular, es lo más normal del mundo, caramba.

Trescientos, tengo. ¿Tenés cien?

Esto podría perfectamente ser el guión de una película, donde el protagonista se persigue a sí mismo a través de las pistas que se va dejando hasta que se encuentra y descubre un horrible secreto. Descubre que no solamente tiene doble personalidad sino que la otra gana más que él y está por comprar la empresa donde él trabaja y lo va a despedir, o algo.

Trescientos, tengo. ¿Tenés cien?

Uno de mis colaboradores me dijo que yo era el menos indicado para reconocer mi voz en el teléfono. Es posible, es razonable, pero aún así me pareció mi voz.

Trescientos, tengo. ¿Tenés cien?

Buenas noches.



PD: En la sección Noticias Domésticas dejo testimonio de haberme reunido en el mundo físico el viernes ppdo. con un grupo de bloggers y lectores (Hegeliano, Pablo, Fede, Ringo Starr, Araña Pollito, BlackMamba, LittleButterfly, Forbideen Reloaded, la Turca, El hermano de Delfín ChoripánBoy, OliverX, Bruno, su esposa y el verdadero Brunito, CVCorach, Ricardito, Fernán, el Señor F y Mr. Groncho.
Es de destacar que incluso cuando varios de ellos habían leído alguna vez este blog, me saludaron con mucha cordialidad y hasta permitieron que me sentara a la mesa con ellos. Si eso no es tolerancia, no se qué es.
Fue un placer conocerlos, y reivindicar mi función social de pelado sirviendo de referencia para los despistados. (Sí, sí, los escuché a todos cuando se acercaban tímidamente y murmuraban "la reunión debe ser ahí, mirá, ese pelado debe ser Bugman". No me molesta, no me molesta.)


lunes, 18 de febrero de 2008

Manual de Supervivencia del Soltero Urbano: Capítulo 3

Continuamos la serie de artículos destinados a facilitar la transición de los jóvenes que comparten techo con sus progenitores hacia una vida de independencia pero no exenta de inconvenientes.
Previamente habíamos publicado:

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2


Sin descuidar los aspectos ya abordados en capítulos anteriores, una de las evaluaciones que el futuro SU debe hacer a conciencia es la que se refiere al entorno de su potencial morada.

La cercanía de ciertos comercios es un factor clave en el éxito del SU.

Una lista somera indica que es deseable que existan en las cercanías (en un radio de cinco manzanas como máximo) locales dedicados a la venta de los siguientes bienes o servicios:

-Lavadero
El SU no tiene tiempo de lavar ropa en su casa, colgarla para que se seque, doblarla, plancharla y guardarla. Y aunque lo tuviera sería una pena ocuparlo en esos menesteres. Por lo tanto es altamente conveniente que exista cerca de su futura residencia un lavadero, en lo posible con servicio de valet, que permita dejar la ropa sucia y pasar a retirarla limpia y doblada al otro día.
Si su presupuesto lo permite el SU hará bien en hacerse planchar las camisas en el mismo local. En caso contrario hay diversas técnicas que pueden utilizarse y que serán detalladas en otra oportunidad, pero debe saber el SU que usar las camisas arrugadas no es recomendable. Me extenderé brevemente en este inciso.
Un hombre que viste camisas limpias pero arrugadas anuncia que no tiene a nadie que se las planche. Y que además él mismo no tiene ganas de planchárselas. En un hombre de más de 35 años, esto puede ser signo de divorcio reciente, circunstancia que pone a los muchachos en un estado de alerta sexual permanente. Las mujeres con cierta experiencia notan estos detalles reveladores (otro signo inequívoco es la falta de un botón) y actúan en consecuencia. Ahora bien, estas mujeres están fuera del alcance de los SUs primerizos, que vestidos con camisas arrugadas simplemente parecen sucios.
Otra posibilidad es no usar camisas.

-Rotisería
A no ser que el candidato a SU tenga vocación de cheff y disfrute de la cocina, es muy probable que resuelva sus necesidades nutricionales de manera desordenada y poco saludable. Está muy bien, es ahora cuando puede hacer eso, que unos años cualquier desarreglo gastronómico le va a venir a cobrar factura en el baño o en el consultorio del médico.
Sin embargo es conveniente que además de pizza y toda clase de cosas crocantes que vengan envasadas de vez en cuando el SU ingiera proteínas y vitaminas y esas porquerías. Para eso hace falta tener en las cercanías una rotisería donde comprar un pollo asado, una ensalada, un pedazo de carne al horno. No es que sea la dieta ideal, pero no lo matará. Por lo menos, no durante su Soltería Urbana.
(Algunos SU cuentan con el periódico abastecimiento de vituallas por parte de sus madres. No es para ellos este manual).

-Drugstore 24 hs
Si el SU proviene de un hogar en los suburbios estará acostumbrado a que a cierta hora todos los comercios cierren sus puertas y hasta el otro día no haya nada que hacer.
En cambio en la gran ciudad existen lugares que permanecen abiertos toda la noche adonde el SU puede dirigirse para solucionar un déficit fulminante de golosinas, bebidas, condones o casi cualquier otra cosa. Hay que tener en cuenta que estos locales se aprovechan de su condición de recursos de emergencia y venden a precios vejatorios. Un SU precavido y organizado nunca deberá recurrir a ellos. Pero un SU precavido y organizado es algo tan insólito como un japones rubio.

Cuando yo me convertí en SU un videoclub próximo era interesante, ahora los jóvenes se bajan todas las películas por Internet o las compran pirateadas o las copian o las roban o las producen y las dirigen, lo que quiero decir es que un videoclub es opcional.

También una ferretería cercana resultaba conveniente, pero tengo la impresión de que los nuevos SU no saben ni clavar un clavo. Tal vez es un prejuicio mío.


Buenas noches

miércoles, 13 de febrero de 2008

Sustraendos



Sustraendo, en una resta el segundo de los dos números que intervienen. En la expresión
a - b = c , a es el minuendo, b el sustraendo y c la diferencia. (*)






Supongamos que usted se acaba de comprar un automóvil nuevo. Reluciente, flamante, con ese aroma tan característico que alguien debería envasar y vender en aerosol. Usted está contentísimo, naturalmente, y al encontrarse con un conocido le cuenta la novedad. El diálogo podría desarrollarse aproximadamente de la siguiente forma:


Usted: -Me acabo de comprar auto nuevo.
Conocido: No me digas, ¿cuál?
Usted: Un Reflot Magnánimus

Detengámonos en este álgido momento. Porque lo que habrá de contestar Conocido habrá de descubrirlo impiadosamente. Lo normal sería decir "Ah, pero qué bien, te felicito", incluso si no se tiene la menor idea de qué es un Reflot Magnánimus. Pero no. Este individuo no. Este lo mira a usted y quizás con una leve sonrisa contesta:

-Ah, a mí el que me gusta es el Magníficus, ese sí que es un autazo.

Ya está. De pronto, nuestra alegría se devalúa un poquito. Nos acaban de recordar que existen mejores automóviles que el que acabamos de adquirir, además de insinuarnos que tal vez hicimos una mala compra. Nosotros somos el minuendo, y Conocido acaba de restarnos. Quedamos reducidos a la diferencia. Conocido es un sustraendo.

Estos incómodos ejemplares siempre restan, está en su naturaleza. Si les contamos sobre el fabuloso empleo que acabamos de conseguir, nos dirán que un pariente acaba de conseguir el mismo puesto en otro lado donde le pagan más y además le dan un automóvil de la compañía (probablemente un Magníficus, qué autazo).

No es exactamente envidia lo que segregan estos seres. No es que se obsesionen con nuestros logros o posesiones. Tampoco andan al acecho esperando para asestar su deprimente sustracción del ánimo. Les sale espontáneamente, sin premeditación, sin esfuerzo y sin aviso.

No nos enrostran sus propios acervos, que hasta pueden ser modestos o nulos. No tienen un Reflot Magníficus para estacionar al lado de nuestro humilde Magnánimus.
Ignoro si encuentran algún placer morboso en esa pequeña erosión de la satisfacción ajena. Sería un desperdicio que no lo hicieran, que además de todo fuera gratuito.

Es claro que si somos enormes minuendos, los pequeños sustraendos apenas habrán de afectarnos. Si de mil millones restamos uno, nos quedan todavía casi mil millones. Casi.
De eso se trata, no nos quieren hundir en la deseperación ni anular nuestra alegría por completo. Su tarea es convertir el total en un casi total.

Se me dirá que el casi total es casi tan bueno como el total, que en realidad los que nos dejamos restar somos nosotros y que si andamos otorgándole demasiada importancia a lo que dicen los demás nos volvemos locos y todo eso, que es muy razonable y está muy bien.

Pero ahora cada vez que veo un Reflot Magníficus siento como que un pajarito me defecó en el humor.

Buenas noches.


(*)"Sustraendo," Enciclopedia Microsoft® Encarta® Online 2007
http://es.encarta.msn.com © 1997-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.



Actualización1 (14/02/08 ): desmiento terminantemente las versiones que indican que yo me habría comprado un Reflot Magnánimus con lo que me estoy ahorrando desde que dejé de pagarles a los comentaristas. No he cambiado el automóvil, y no pienso hacerlo. Por lo menos hasta que me alcance para un Reflot Magnífucus edición limitada.

Actualización 2 : Geoffrey Firmin, cuyo gratísimo blog La Grieta visito regularmente, con el único propósito de incomodarme me ha dado otro premio. Pronunciemos entonces las palabras de rigor : gracias, no somos dignos, no somos dignos. Sin embargo a pesar de lo que pienso de estos galardones endogámicos que parecen venir por oleadas, este premio en particular me cae simpático porque se llama algo así como "Di que este no es un mal blog". Quien recibe este premio entonces recibe al mismo tiempo una lección de humildad. No te están diciendo que tu blog es el mejor del universo, te dicen "lo tuyo no está mal". Y eso, tampoco está mal.
Por favor dispénsenme de seguir con la cadena, se supone que tengo derecho a premiar a siete blogs, de manera que los primeros siete que llamen por teléfono o vengan a la redacción se llevan su ¿estatuilla? ¿diploma?. Bueno, algo les daremos.

Actualización 3 (15/02/2008): Ya ven, ya ven, esto viene por oleadas. El inefable Mariano, (conocido también como Alejo) de Res non verba, luego de resbalarse con el jabón en la ducha y golpearse la cabeza me dió otro premio "Arte y Pico", que originalmente estaba destinado a premiar blogs sobre artesanía. Está muy bien, yo soy un león con el origami, hago unas grullas que parece que vuelan y todo. No somos dignos, no somos dignos. ¡Los que quieran vengan a buscar el suyo, estamos regalones! ¡Se va todo! ¡Venga a la tienda del loco Bugman y llévese su premio!

domingo, 10 de febrero de 2008

Al vuelo

Estr artículo es casi experimental, lo he comenzado sin tener en mente sobre qué habrá de tratarse, y lo publicaré sin revisarlo.
Tal vez es una oportunidad de ver cómo van encadenándose pensamientos aparentemente inconexos para configurar un texto coherente, o puede que sea una pérdida de tiempo (sobre todo para ustedes, estimados lectores).

Normalmente tengo cierta idea, cierto anteproyecto de cada artículo que escribo. Algunos de ellos están en construcción durante meses porque no me gusta el rumbo que han tomado, otros como este se escriben y se publican al instante. En los años que llevo escribiendo siempre me pregunté qué era mejor, si revisar una y otra vez corriendo el riesgo de esterilizar los párrafos o publicar casi en bruto, con apenas cierta consideración por la ortografía y la sintaxis. Todavía no me contesto.

Lo que siempre hago es pensar el tema, y tal vez el título antes de empezar. Menos esta vez, claro. Me siento un poco como esas personas que se largan a hablar sobre cualquier cosa sin haber pensado lo que iban a decir. Que son la mayoría de la gente. Un ejercicio que hago cuando estoy en una reunión y me estoy aburriendo (que es casi siempre que estoy en una reunión) es tomar lo que dice alguien y sacarle todo el palabrerío superfluo para ver qué queda. La mitad de las veces no queda nada. La otra mitad se completa con cosas como "soy mejor que todos ustedes", "por favor préstenme un poco de atención", "estoy sexualmente insatisfecha", "todos moriremos" y "estoy demasiado borracho".

Observar un grupo de mujeres conversando puede ser una experiencia fascinante, siempre y cuando no se pretenda seguir el hilo de la conversación. Las mujeres pueden tener tres o cuatro conversaciones simultáneas, y el tradicional esquema de declaración/silencio/escuchar respuesta no significa nada para ellas. Aseguran que se entienden, que conversan , que dialogan. Los hombres podemos opinar que según nuestra experiencia resulta imposible intercambiar información si todas hablan a la vez, pero o realmente ellas se comunican a otro nivel o es una gran farsa que vienen sosteniendo hace siglos y después inventan que Fulana les contó tal cosa. Tengo mis sospechas. Pregúntenle a dos hombres sobre qué hablaron y los dos dirán siempre lo mismo: "sobre nada". Pregúntenle a dos mujeres y tendrán versiones totalmente diferentes.

Yo puedo ser un gran conversador, si tengo ganas. Lo malo es casi nunca tengo ganas. Conversar es para mí una actividad incidental, algo complementario a lo principal. Se puede conversar mientras se hace algo. Sentarse a conversar es horrible, tiene algo de pseudointelectualidad, de psicoanalítico, de pérdida de tiempo. A no ser que estemos tratando de seducir a una señorita. Claro que en ese caso la conversación es una herramienta, y estamos en lo que yo decía al principio, conversamos mientras seducimos. Y si la cosa viene muy conversada me parece que ya perdimos.

En todas las revistas femeninas y los programas de televisión para amas de casa se insiste sobre lo importante que es el diálogo en la pareja. Pamplinas, lo importante es que los dos se soporten mutuamente, que no es tan fácil como suena. Porque si el tipo tiene que morderse los codos para apaciguar las ganas de ahogar a su mujer con la almohada mientras duerme, no lo va a resolver dialogando. A lo mejor lo puede consultar con la almohada. Seguro que la almohada no se queja de que no hay diálogo. Porque ellas son las que después de leer esas revistas o ver esos programas nos vienen con eso de que entre nosotros no hay diálogo. Puede ser, pero hay que mirar la parte positiva. Hasta ahora nunca te ahogué con la almohada.

Tengo la sospecha de que una especie de tema surgió por sí solo durante la elaboración de este artículo.
Dejémoslo así, entonces.


Buenas noches.


PD: Casi me olvido. Rubén, de Blog Bis , sin consultar a sus compañeros de blog me dio un premio.
Como digo en estas ocasiones, no somos dignos, no somos dignos. (Me voy a saltear la parte de otorgárselo a cinco bloggers más, porque después estamos todos una semana hablando de esto, si alguien lo quiere, haga de cuenta que se lo entregué).



martes, 5 de febrero de 2008

Cuestión de géneros (cinematográficos)

Cuando leo una crítica cinematográfica usualmente reviso el género que el crítico le asigna a la película. Ya sea porque los directores ya no se conforman con una sola cosa o porque a estos muchachos les gusta usar palabras difíciles, resulta que últimamente no les alcanza con decir que tal o cual cinta es de aventuras, cómica o de suspenso.
No, ahora hay techno-thrillers, comedias dramáticas (¿no es esto un oxímoron?), terror psicológico, épica y no se cuántas más.

Como servicio a mis distinguidos lectores, que probablemente son además espectadores de cine, les presento mi propia colección de géneros, mucho menos pretenciosos pero no por eso menos contundentes:


De risa
Las películas de risa (comedias para los puristas) son las que no tienen más intenciones que hacernos perder la compostura y el control de nuestros esfínteres a carcajada limpia, una de las más nobles actividades que puede emprender persona alguna.
Iconos de este género son todas la de la serie ¿Y dónde está el piloto?, que en mi infancia me obligaron a mantener los brazos apretados alrededor del estómago por temor a que se me escaparan los órganos internos merced a la fuerza de mis risotadas. Hoy ya no me hacen reír tanto, pero vamos, estoy más viejo y cínico.

De miedo
Ah, qué deliciosos sustos he pasado. Ya no se hacen películas de miedo que valgan la pena, ahora todo se basa en escenas truculentas con hectolitros de sangre y tripas desparramadas, o en historias orientales chapuceramente adaptadas. Las películas de miedo actuales solamente pueden asustar si uno se queda dormido en el cine y le dan pesadillas.
Ejemplos de (malas) películas de miedo: La llamada, El anillo, El juego del miedo (háganme acordar que algún día me refiera a los tipos que titulan las películas para su distribución internacional).

De marcianos
Si hasta ahora la clasificación era tan clara que resultaba obvia, este género es un poco más confuso para el espectador no entrenado. Mi sistema de géneros cinematográficos engloba aquí a toda la ciencia ficción, sin importar si intervienen hombrecitos verdes o no. Si la película tiene armas que escupen rayos, naves espaciales, máquinas estrafalarias o cosas que no existen pero tiene algo que ver con la tecnología, es de marcianos.
A ver si queda más claro con algunos ejemplos: Matrix es de marcianos, y obviamente también Hombres de Negro. Pero Apollo 13 no es, y tampoco Marte Ataca, que es de risa. ¿Se entiende?. No importa. ya los voy a confundir aún más.

De tiros
Explosiones, persecuciones, balas volando por todas partes, trompadas, malos malísimos, héroes que con una pistola y dos cascotes derrotan a un ejército de forajidos. ¿Les suena? Claro que sí, Bruce Willis es Duro de Matar, la síntesis de lo que una película de tiros debe ser. El límite de una película de tiros es el calibre de las armas utilizadas, si en vez de ametralladoras se utiliza artillería de campaña y en lugar de automóviles y helicópteros tenemos tanques y bombarderos, ya pasamos a las de guerra, género al que no me voy a referir porque se explica por sí mismo.

De romanos
Si los actores se visten con túnicas, utilizan espadas, escudos y lanzas y pelean cuerpo a cuerpo exhibiendo músculos sudorosos, estamos ante una película de romanos, aunque el asunto se trate de griegos, persas, tirios o troyanos (que al fn y al cabo también eran griegos). En los últimos años a Hollywood se le dio por hacer varias producciones de este género, ahí tenemos Gladiador, Troya y 300. No, no alcanza con que el protagonista se llame Giusseppe Condotierri y viva a dos cuadras del Coliseo, tiene que usar túnica y sandalias y andar en cuadriga, en vez de en un Fiat cinquecento.

De friki-friki
En estas películas la gente está cachonda. Ni más ni menos. Si los actores se pasan más tiempo en posición horizontal (o tal vez en otras, que hay gente muy virtuosa) que caminando, es una película de friki-friki. Obviamente pertenencen a este género todas las que salen del videoclub ocultas bajo el sobretodo que tuvimos la precaución de llevar a pesar de los 35 grados a la sombra, pero sin ir tan lejos, un clásico del friki-fiki no condicionado es Nueve Semanas y Media.
Vista ahora parece tan efectiva como una cuerda hecha trenzando spaghettis hervidos, pero en la época de su estreno los muchachos nos poníamos a cien mirando a Kim Bassinger comiendo frutillitas.

De pensar
Es el cine menos cinematográfico. Los actores se la pasan todo el tiempo hablando de cosas en vez de haciendo cosas. Símbolos, silencios, planos de cinco minutos de una cucharita revolviendo un café. Ni una trompada, ni un tiro. Aunque a veces hay algo de friki-friki, pero raro. Para mí el cine es entretenimiento, perdonen mi rusticidad, pero si no pasa nada, me aburro.

De gnomos
Aquí hay magos, hadas, brujas, guerreros con espadas, enanos. Siempre situadas en épocas pretéritas (aunque con un inconfundible toque medioeval europeo) y lugares de leyenda que obligatoriamente deben contener al menos un bosque. El Señor de los Anillos es la película de gnomos por autonomasia. Aunque no haya gnomos propiamente dichos.

De abogados
Me encantan las películas de abogados. Me encanta la institución del juicio por jurados, donde unos tipos perfectamente ignorantes de la complejidad de las leyes tienen que decidir sobre la culpabilidad de un acusado quedando a la merced de la mayor o menor persuasión del fiscal y el abogado defensor. Doce Hombres en Pugna es un clásico de los clásicos de las películas de abogados. Más acá tenemos Una Acción Civil con John Travolta, que me gustó mucho, y El Abogado del Diablo, aunque esta última también podría ser de miedo.

De perros
No le hace si en la película el portagonista es un perro, un gato, un pato o un chancho, todas las películas no documentales donde los actores principales no son humanos es de perros. Casi exclusivamente destinadas al público infantil, suelen ser dulzonas, simplonas y bobaliconas. Hace algunos años para hacer una película de estas había que contar con animales entrenados y debía ser un trabajo enorme, ahora con la animación computarizada te ponen una jirafa que lee el diario con anteojos y todo. Ejemplos: Babe, Stwart Little, Como Perros y Gatos, Liberen a Willy. Yo huyo de estas cintas como de la peste. Por ejemplo, los chanchos pueden tener triquinosis.

De monstruos.
Ah, cómo me gustan las de monstruos. Los japoneses solían hacer muchísimas de estas. Por suerte a Hollywood le dio como una especie de nostalgia y se mandó a Godzilla, que será una porquería pero es de monstruos de principio a fin. Ahora viene una nueva, Cloverfield, que parece que está buena. Lo que me pregunto es por qué los monstruos no japoneses odian tanto Nueva York y lo primero que hacen al aparecer es romperla toda.

Hay algunos géneros más (de amor, de estudiantes que se rascan el higo, de políticos), pero con los que acabamos de ver alcanza para clasificar el 80% del material fílmico existente.

Para ver si se entendió bien, les dejo como ejercicio clasificar las siguientes películas:

a) Soy Leyenda.
b) La Insoportable Levedad del Ser.
c) Juego de Patriotas.
d) Loco por Mary.
e) Borat.
f) Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos.
g) Hostel.
h) El Cocinero, el Ladrón su Mujer y su Amante.
i) Bob Esponja, la película.
j) Jurassic Park.


Buenas noches.

sábado, 2 de febrero de 2008

A ver...¿cómo es la cosa?

Luego de finalizar este período en el que me ví absorbido por actividades laborales que apenas me dejaron el tiempo para satisfacer mis necesidades fisiológicas (y tampoco es que hayan sido muy bien satisfechas), es hora de que me reincorpore a mis tareas habituales dejándole a mi socio que vuelve el lunes de sus vacaciones algunos muertos en el placard. El problema es que la intensa concentración que tuve que poner en práctica estos días me hizo olvidar un poco en qué consistían mis tareas habituales. Por eso, cuando un amigo me llamó hoy por teléfono y me reclamó que hacía mucho tiempo que no actualizaba el blog le contesté : ¿Qué?




Mi amigo me dio unos pocos detalles sobre el tema, afortunadamente uno de ellos fue la dirección de este sitio. Me puse a revisar y por lo que ví, parece ser que tengo un segundo trabajo que consiste en ser una especie de humorista que publica un periódico en Internet. O algo así.

Me costó un poco llegar hasta aquí para escribir esto, porque no me acordaba del usuario ni de la clave de acceso. Afortunadamente tengo una gran carpeta donde guardo todas los usuarios y claves que utilizo y he utilizado en mi vida. Sí, ya se lo que piensan. Que si alguien se apodera de esa carpeta estoy frito. No se preocupen, la guardo en un cajón bajo siete llaves, las cuales están distribuídas estratégicamente entre lugares secretos de mi casa, mi oficina y la tribuna de visitantes de la cancha de Excursionistas de Belgrano. Claro que no puedo acordarme de todos esos lugares, así que tengo otra carpeta donde están perfectamente detallados, con mapas y fotografías. Esta segunda carpeta está escondida en otro lugar secreto, cuya ubicación se encuentra en un documento que guardo en un cofre con un rótulo que dice "Documento que indica el lugar donde se guardan las ubicaciones de las siete llaves que permiten abrir el cajón donde se guarda la carpeta que contiene todos los usuarios y claves de Bugman". Claro que este cofre también tiene una llave, un candado con combinación y una cerradura con identificación biométrica. El problema es que se me perdió en la mudanza.

Igual la clave para entrar a la administración del blog la tenía anotada en un papelito que estaba pegado con un imán en la puerta de la heladera, al lado del teléfono de la heladería "Carlitos".

Superados estos inconvenientes, estuve intentando recordar cómo era esto del blog. Noté que llevo escritos hasta ahora unos 265 artículos, que supongamos que me los pagan a razón de unos 50 pesos cada uno, me da 13250 pesos. No está tan mal.
Me puse a revisar mis papeles y no encontré en ningún lado el recibo de esos ingresos. Tampoco la copia de la factura. No figuran en mi declaración del impuesto a las ganancias.
Caramba, pensé, debo estar trabajando en negro, qué barbaridad. Llamé a mi contador y me dijo que yo nunca le había mencionado que tuviera ingresos por otra actividad, en negro, blanco o amarillo. Además me dijo que normalmente los escritores o colaboradores de publicaciones tienen que hacer factura o su empleador no les paga. Me preguntó también quién era el que me pagaba los artículos.

Me quedé pensando, y en seguida me di cuenta de que lo obvio era que el señor Blogger fuera quien me pagaba, para eso me da acceso a su sistema. Lo llamé, y me dijeron en su oficina que "no existía un señor Blogger, que ellos eran una empresa, que no pagaban a la gente por escribir y que diera las gracias que no me cobraban".

La cosa se estaba poniendo muy extraña. Cómo podía ser que yo dedicara tanto tiempo, que no me sobra, a hacer algo gratis para disfrute de cualquier individuo con acceso a Internet.

Entonces descubrí un lugar dentro del blog que decía que tenía 35 suscriptores. Qué tonto, por supuesto, esto se paga por suscripción. Digamos que cada uno paga unos 10 pesitos por mes, son 350 pesos, que multiplicado por los 45 meses que parece que llevo en esto, me da unos 15750 pesos. Ja, mucho mejor que si el señor Blogger me pagara por artículo. Pero no, tampoco tengo recibos, ni mensajes de correo electrónico enviados para agradecer el pago, ni hay transferencias bancarias de 10 pesitos registradas en mis cuentas. O sea que por ese lado tampoco me pagan.

Publicidad. Claro. Ahí a la izquiera tengo una lista larguísima de otros blogs, seguro que ellos pagan por figurar. Digamos, 20 pesos por mes, por 90 blogs en la lista son...¡1800 pesos!. Supongamos que al principio tenía menos blogs en la lista así que consideremos un promedio del 50% en toda la historia. Serían 45 blogs por 45 meses por 20 pesos, un total de 40500 pesos, ahí está el asunto, en la publicidad.

Pero no, tampoco. No tengo ni una copia de recibo, factura, nada. Imagino que los que pagan publicidad querrían que les de alguna constancia de pago. Además, si hubiera cobrado esa plata, ¿donde está? En el banco no , seguro. ¿Me la gasté?. Lo dudo, no tengo memoria de haberla pasado tan bien en los últimos años. Además para comprar la casa nueva me endeudé hasta las verijas, no parece ser una conducta propia de alguien que recibe dinero extra todos los meses.

Me quedan los comentarios...¿pagarán los comentaristas para que les responda? Estamos en el mismo caso que antes, no tengo registro de ningún pago. Todo indica, además que respondo los comentarios en forma colectiva, y a veces ni siquiera eso. Los comentaristas que no recibieran una respuesta individual deberían estar furiosos reclamando la devolución de su dinero. Pero no, nada de eso.

O sea que no me paga el señor Blogger. Tampoco vendo publicidad. Los comentaristas tampoco ponen un centavo (y eso que vi algunos que piden cosas, que me hacen burlas y se escriben entre ellos).

Por más que le de vueltas al asunto, no puedo extraer de las evidencias otra conclusión que la siguiente, por inverosímil, espantosa, horrible y antinatural que parezca:

Todo esto lo hago gratis. (Ahhhh....qué horror...incluso escribirlo me da escalofríos).

Qué tonto me siento, seguramente el resto de los bloggers se está haciendo millonario y yo acá que tengo que tener otro trabajo para vivir.

Porque por lo que pude averiguar hay millones de blogs por todo el mundo. Si no fuera un buen negocio no habría tantos. No me van a decir que millones de personas escriben porque sí. Vamos.

Buenas noches.

(Estoy escribiendo de día, pero parece que así cerraba yo todos mis artículos, y por si acaso me equivoco y alguien efectivamente me está pagando no quisiera darle la oportunidad de presentar quejas).

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