Para los lectores recién llegados, los artículos cuyo título es "Al vuelo" son los que tienen como característica principal que se escriben sin tener en mente ningún tema, y no se corrigen ni se modifican una vez escritos. A no ser que haya faltas de ortografía, porque las faltas de ortografía sí que las corrijo. Es que me molestan mucho, las faltas de ortografía. Cuando la gente escribía a mano, revisar un texto podía ser trabajoso, había que tener un diccionario y esas cosas, pero ahora que en cualquier lado hay correctores automáticos tener faltas de ortografía es de vago.
Me duele la espalda, o más bien la cintura. También el cuello. Bueno, a lo mejor sería más fácil si enumero lo que no me duele. A ver, las orejas no me duelen. Ahora, porque cuando uso auriculares, sí que me duelen. ¿Quién diseña esos aparatejos? A mí me duelen mucho las orejas después de un rato de estar usando auriculares de esos que se enchufan como un tapón. La cintura, me duele ahora. Fui durante un tiempo a un quiropráctico, de esos que te acuestan en una camilla articulada y te dicen "flojito, flojito" y de repente "¡crack!", te acomodan alguna vértebra y te hacen ver un par de galaxias en el proceso. Todo el asunto dura, como máximo, cinco minutos, lo cual es fantástico tanto si funciona como si no. Un poco me ayudaba, pero después me fui de viaje, dejé pasar el tiempo y no fui más. Y ahora siento igual que cuando pasa mucho tiempo sin que uno se reúna con sus amigos
. Uno se siente en falta, se siente culpable por no haber hecho nada por no perder el contacto. Con los médicos o afines es peor porque uno piensa que el facultativo le reprocha haber abandonado el tratamiento. La verdad es que a ellos les importa un comino, pero uno entra al consultorio mirando el piso.
Hoy estuve buena parte del día trabajando e
n el jardín (por eso me duele la cintura). Planté semillas, removí la tierra endurecida, nivelé algunas zonas que estaban desparejas, arranqué algunas malezas. Estoy casi seguro de que era más feliz cuando vivía en un departamento.
Es que las casas están vivas, y esta en particular me odia. Hace más de un año que me mudé y todavía hay unos diecisietemil tresciento cuarenta y tres detalles que requieren mi atención. Sí, podría contratar personas que se ocuparan de eso, pero la gente que hace trabajos en las casas de los demás tiene una característica que me resulta muy inconveniente: a terminar su trabajo, piden que se les pague. Bueno, no todas. Algunas cobran por adelantado. Pero esa clase de especialistas no viene más a mi casa. No es que antes vinieran, tampoco.
Ahora además de la cintura duele el hombro. Fantástico. No, el cuello ya me dolía antes.
Buenas noches.
ACTUALIZACIÓN (01/06/2009): TheJab, del blog Tiburcia y TheJab, luego de inhalar quién sabe qué vapores etílicos ha tenido la amable desmesura de otorgarnos un premio que se llama "Verbo", y que tiene una imagen muy sugerente que reproducimos a continuación:
Como dictan los antiguos códices, nos sentamos en posición de loto, practicamos doce minutos de meditación trascendental, juntamos nuestros antebrazos poniendo las palmas de las manos hacia adelante con los pulgares entrelazados, y bajando la cabeza (poquito, porque nos duele el cuello) repetimos en un susurro respetuoso pero valiente : Gracias, no somos dignos, no somos dignos.
Y no seguimos la cadena, no le pasamos el premio a nadie más, porque así somos.