martes, 28 de diciembre de 2004

BALANCE DE FIN DE AÑO? CONTRATE A UN PROFESIONAL

Existe una malsana costumbre que aflora en esta época del año y que consiste en hacer un balance personal. Cual si fuéramos una empresa, ponemos en una columna los aspectos positivos del período, en otra los negativos y así, más o menos arbitrariamente decidimos que éste fue un buen o mal año.
Por supuesto que yo estoy en contra de tal cosa, como ya habrán podido imaginar.
En mi humilde opinión (bueno, está bien, mis opiniones no tienen nada de humildes) las técnicas contables deben quedar circunscriptas a los inhóspitos parajes de los números y ser ejercidas por personas desalmadas, es decir, contadores.
Y es que ellos saben hacer esas cuentas incomprensibles que dicen que si a uno le deben plata eso es bueno y se considera como si ya le hubieran pagado, por más que nuestro deudor esté juntando caracoles en una playa de Australia.
Verán, todos los años yo le digo a mi contador que me haga la Declaración Jurada del Impuesto a las Ganancias. Le pido que ejerza algo de su magia negra y logre que yo pague lo menos posible, como hace todo ciudadano en su sano juicio. Antes de darle mis papeles yo hago una cuenta estimativa: digamos que calculo que cobré 50 y gasté 30, entonces me quedan 20 y le tengo que dar al Gobierno, 8. Pero él aplica deducciones, prorratea alícuotas, actualiza coeficientes, ingresa débitos y anticipos, compensa créditos y débitos y al final, oh, maravillas, me dice que pague 6. Claro que al final me cobra 2 por sus servicios, con lo cual termino pagando 8, que es exactamente lo que yo había calculado. Y por supuesto no me quejo porque para mí es más importante tener razón que ahorrarme unos pesos.

En el caso de los balances personales, los términos de las ecuaciones son espantosamente subjetivos. Para alguien, haber estafado a 25 personas puede ir en la columna de "Haber", mientras que para otro haber pisado una cucaracha va directamente a "Debe" y será una deuda pendiente por las próximas tres reencarnaciones.

En general los balances personales terminan siendo deficitarios, más que nada porque queda mal decir que nos fue estupendamente en medio de la reunión anual del Grupo de Autoayuda para los que ni Siquiera Llegan a la Lona.

Para terminar de una vez con estas valoraciones inexactas, propongo que se contrate a todo un Contador Público para hacer el balance personal. Pero como en general ellos están entrenados para tratar de demostrarle al Fisco lo mal que nos fue, se los debe instruir para que hagan un "Antibalance". El objetivo es que el ejercicio tenga un resultado netamente positivo. Puede ser que les resulte un poco difícil al principio, siendo estas gentes tan rígidas en sus razonamientos, pero con un poco de práctica pueden llegar a poner un signo "menos" donde había un "más" y viceversa. Una buena forma de adiestrarlos es comenzar por ponerle los zapatos al revés.
Así, donde uno hubiera puesto "Aumenté 35 kilos", nuestro Contador escribirá "Tuve un impresionante éxito en la lucha contra la desnutrición". Van viendo cómo funciona?
Como servicio a los señores Contadores que están leyendo esto, y desean entrenarse para confeccionar antibalances personales, van otros ejemplos:

Donde decía: "Vendí el anillo de matrimonio para comprar vino"
Debe decir: "Me defendí de potenciales ladrones al deshacerme de joyas superfluas"

Donde decía: "No fuí ni un solo día al gimnasio"
Debe decir: "Cuidé mi cuerpo protegiéndolo de lesiones deportivas"

Donde decía: "Me gasté un dineral en estupideces"
Debe decir: "Ayudé a la reactivación de la economía"

Donde decía: "Perdí mi trabajo por llegar tarde 32 veces"
Debe decir: "Combatí la rutina buscando nuevos horizontes"

Donde decía: "Descuidé mi higiene personal al punto en que la gente me evita"
Debe decir: "Me liberé de absurdos convencionalismos"

Donde decía: "Perdí todos mis ahorros al invertirlos en bonos Q flotantes de Namibia"
Debe decir: "Ayude a combatir la pobreza de una de las naciones menos afortunadas"

Donde decía: "Mi novia me dejó por mi mejor amigo"
Debe decir: "Ayudé a formar una pareja feliz"

Donde decía: "Me pasé todo el año escondiéndome en la empresa para evitar que me encarguen trabajo"
Debe decir: "Evité cometer errores que podrían costarle caro a mis empleadores"

Donde dice: "Me tocó vivir en este país"
Debe decir: "..."

En conclusión, es preferible no hacer balance alguno, pero si tienen que hacerlo, por lo menos déjenlo en manos de un profesional entrenado.
Se los recomiendo yo, que naturalmente, tuve un año espléndido.


Buenas Noches

martes, 30 de noviembre de 2004

Precisamente

He recibido una simpática amenaza invitándome amablemente a actualizar el blog, y como yo soy muy sensible a los pedidos de esta naturaleza, aquí está lo que salió. A mi querido amenazante, le advierto que esto es lo que se obtiene cuando me hacen trabajar bajo presión.

Entre las 23432 cosas que me ponen nervioso, está la falta de precisión en el lenguaje. Me refiero al leguaje cotidiano, que si los técnicos de la NASA le dijeran al jefe de misión que apunten el transbordador "más o menos por donde está esa estrella azulcita", imagino que irían a parar a la estrella azulcita impulsados mediante propulsión pédica.Y es que la gente (para los que no son lectores habituales, cuando yo digo "la gente quiero decir "todos menos yo") tiene la tendencia a manejarse con datos deliberadamente vagos. Tengo la teoría de que al actuar así evitan hacerse responsables de las consecuencias de sus decires. En efecto, se tiene por costumbre que si alguien te dice que va a estar en determinado lugar " a eso de las 8", (o peor aún "tipo las 8 "), se dará por cumplido si llega entre las 7:45 y las 8:15, siendo aún estos amplios límites inexplicablemente elásticos.

Me resulta detestable que alguien diga que "está a 5 minutos" de donde está uno, porque eso es mentira en el 99,999999% de los casos. Si la persona viene en su automóvil, la única manera de cumplir ese plazo es que esté bajando en ese preciso momento de su coche ya estacionado, y que el punto de encuentro esté a menos de tres cuadras, siempre que no haya una avenida de por medio ni un ascensor que abordar. Claro que en ese caso, te dicen "ya llegué". Pero cómo demonios vas a haber llegado, si yo estoy acá y no te veo? Por qué diantres me llamás de tu celular si estás al lado mío? No llegaste nada, vas a tardar 15 minuto o más, me estás mintiendo, y te detesto!Si la llamada realizada desde el auto en movimiento tiene por objeto avisar que están "a 15 minutos", póngase cómodo. La única manera de llegar adonde está usted en 15 minutos es en helicóptero. Y que usted esté parado en el helipuerto. Y que no haya viento.

Otro aspecto de la falta de precisión se refiere a las direcciones. No me explico por qué pero las personas prefieren abundar en todo tipo de detalles intrascendentes cuando deben decirte dónde está un lugar. En vez de decirte "Nos encontramos en el restaurante "El bife alegre" que queda en Capitán Tarambuso 3452" prefieren "Nos encontramos en el restaurante de los bifes, queda en Capitán Tarambuso, o en Juan de la Mocha, es ahí donde están todos los restaurantes, tiene una entrada con un toldito verde, fijate, es el que tiene un tipo parado en la puerta".Pensando en que quizás podamos encontrar la dirección acudiendo a la bienamada Internet tratamos de saber cómo se llama el restaurante y nos dicen "el bife contento o algo así". Y allí vamos, como el protagonista de la novela "Mensaje a García". Si por obra del azar llegamos luego de recorrer media ciudad frenando abruptamente ante cualquier toldito verde con un tipo parado abajo, estaremos solos. Porque obviamente nos dijeron que iban a estar "tipo las 9" y apenas son las 8:30 (por supuesto, nosotros salimos con mucha anticipación para compensar nuestra ignorancia geográfica).

Esta falta de rigor también se manifiesta cuando hay que acudir a una esquina cualquiera. "En Intendente Paguzzi y Sargento López", nos dicen como si no supieran que hay 4 (CUATRO) esquinas que llenan ese requisito. Como llegamos antes que todos, nos paramos en una de las 4 posibles ubicaciones y barremos el horizonte metódicamente cual faro de Alejandría, hasta que el impreciso aparece (media hora tarde). Yo tengo un sistema de coordenadas absolutamente infalible para estos casos, que consiste en decir "calles x y z, par-par". Esto significa que voy a estar en la calle x del lado par de la numeración, en la intersección con la calle z, también del lado par. Como verán solo una esquina cumple la condición (puede ser par-impar, o impar-par, pero en ese caso puede haber una confusión en el orden , por eso prefiero par-par o impar-impar). Por supuesto, todos se ríen de mí.

En las zonas rurales esta vaguedad alcanza niveles épicos. Traten de preguntarle a un aparcero dónde queda la estancia de Fulano de Tal y se encontrarán tratando de averiguar cuántos kilómetros mide una legua, a qué distancia se tira un piedra o cuán alto puede volar un pájaro. Está bien, se disculpa en el campo, donde los minutos duran entre 60 y 450 segundos. (Pero yo sería feliz si el gaucho sacara del bolsillo de su bombacha un GPS y ofreciera sincronizarlo con el mío por medio del puerto infrarrojo).

También me resulta perturbador cuando alguien pretende darme idea de distancia utilizando unidades de tiempo: "Está muy lejos el cruce de San Peperonio?" "A 15 minutos". 15 minutos de qué? 15 minutos en bicicleta? 15 minutos caminado hacia atrás calzado con sandalias? Sí, es cierto. Uno puede deducir que está a 15 minutos desplazándose de la manera en que uno se desplaza cuando hace la pregunta, pero de todas maneras no es más fácil decir a 20 cuadras? Un poco de seriedad, señores. La única unidad de distancia que "parece" de tiempo es el año luz, e incluso esta es horriblemente mal utilizada cuando un ígnaro cualquiera dice muy suelto de cuerpo que tuvo que esperar "10 años luz" hasta que lo atendieron. Einstein se revuelve en la tumba mientras estruja un papel con la Teoría del Campo Unificado y se felicita por no haberla publicado nunca. Total los muy salames siguen explicando la Relatividad mientras comen empanadas esparciendo trocitos de carne picada al decir "Todo es relativo, macho, me entendés?".

Tal vez tenga mi de-formación ingenieril tenga algo que ver, pero estoy convencido de que la precisión es buena, no cuesta gran cosa y evita pérdidas de tiempo. A esta altura de mi vida si hubiera ahorrado todo el tiempo que perdí por culpa de la imprecisión ajena, probablemente dominaría el Esperanto. Me encantaría poder decir "calle Saragatuza esquina Bolaños, par-par" en Esperanto.

No me voy a extender sobre la notable tendencia femenina a describir dispositivos complejos con palabras como "cosito","ruedita" y "ganchito". Sobre todo porque entre los lectores puede haber alguna ingeniera que me espere a la salida de mi departamento y me atraviese con un "cosito" del tamaño de una cimitarra.

La única vez que la precisión me trajo algún problema, se debió paradójicamente a un malentendido. Yo había contratado los servicios de una mujer que venía una vez por semana a limpiar mi departamento, lo cual era maravilloso. En esa época les podía decir incluso de qué color era el piso. Y podía caminar sin que los zapatos se quedaran adheridos a una mancha parduzca de origen hipotéticamente orgánico. Esta mujer prestaba el mismo servicio en la casa de un amigo, que se entretenía en contarle historias un tanto escabrosas acerca de mi trabajo. De un modo obviamente impreciso le daba a entender a esta buena señora que yo tenía algo que ver con la policía, el ejército o alguna agencia de seguridad. Probablemente la abnegada doméstica fuera algo impresionable, y esto unido a que yo no me dedicaba a conversar con ella ni darle detalles de mis actividades iba conformando una extraña imagen de mi persona. Una mañana me llama este amigo para salir a andar en bicicleta y yo, con mi habitual precisión contesto "correcto, a las mil cuatrocientas, DTC". "DTC" significaba "Esquina del Arbol Peligroso" por sus siglas en inglés, que era un punto de referencia obligado desde que yo me había pegado un interesante porrazo contra el mentado árbol. Aparentemente esta especie de jerga de SWAT terminó de convencerla de que yo era un tipo poco recomendable. Puede ser que el hecho de que en ese momento yo me estuviera limpiando las uñas con un enorme cuchillo de paracaidista tuviera algo que ver. El asunto es que la fámula no volvió a aparecer nunca más. Y ahora tengo que decidir entre pasar la aspiradora o el arado por el piso de mi departamento.



Buenas noches.


jueves, 25 de noviembre de 2004

Paciencia, paciencia, algo se me va a ocurrir

Ya sé que hace mucho que no escribo nada bueno. Ni nada malo. Ni nada de nada.
Pero paciencia, que estoy preparando un artículo inteligente, provocador, ingenioso,
erudito, gracioso, interesante, claro, edificante, revelador, artístico, inspirador, elegante
y curioso.
Lo terminaré apenas se me ocurra el título, el tema y las palabras.
Mientras tanto los dejo con una palabra que viene muy de adentro : endoscopio.

Buenas Noches

jueves, 4 de noviembre de 2004

Breve Análisis de Canción Infantil

Probablemente cuando niños muchos de ustedes cantaron esta canción.
Es popular en varios países de Latinoamérica, con algunas variaciones
en su letra.
Comencemos este análisis presentando la canción completa, que en la
versión que yo conozco reza así:

"Arroz con leche, me quiero casar
con una señorita de San Nicolás.
Que sepa coser, que sepa bordar
que sepa abrir la puerta para ir a jugar.

Yo soy la viudita del barrio del Rey
me quiero casar y no se con quién.
Con esta sí, con esta no,
con esta señorita me caso yo!"

Veamos.
Tenemos problemas desde el principio:
"Arroz con leche, me quiero casar"
A qué viene el "Arroz con leche"? No se menciona el (para mí) repugnante
brebaje en ningún otro verso. Tampoco es importante para la rima, ya que
en realidad esta se produce entre "casar" y "jugar". Para el caso se podría
haber escrito "Arroz con pollo", "Salmón con tofu" o "Me duele un callo".
En mi opinión, el autor está reproduciendo parte de una conversación.
En efecto, alguien está diciéndole a su interlocutor que se quiere casar.
Tal vez "Arroz con leche" sea el apodo cariñoso con que llaman al receptor
del mensaje. O, como yo prefiero suponer, esta conversación se produce en
un restaurante y en el preciso momento en que empieza la canción los comensales
están eligiendo el postre. La conversación sería así:

Mozo: -Que desea de postre?
Interlocutor 1: -Arroz con leche.
(Interlocutor 1 se dirige al interlocutor 2 retomando el hilo de la charla)
Interlocutor1 : -Me quiero casar...

La canción continúa:
"...con una señorita de San Nicolás"
No sabemos a qué se debe esta precisión geográfica, tal vez Interlocutor 1
viva en esa ciudad, o en la cercanías, digamos Villa Ramallo.

"Que sepa coser, que sepa bordar..."
Evidentemente Interlocutor 1 prefiere las mujeres hacendosas, es posible
que también pretenda que le cocine, y que se quede en su casa criando
docenas de niños. Imaginamos que Interlocutor 1 es de la vieja escuela,
con tendencias conservadoras y hasta un poco burguesas. Seguramente
pertenece al Rotary o al Club de Leones.

"...que sepa abrir la puerta para ir a jugar."
Este verso tiene claras connotaciones eróticas. Es posible que a pesar
de su pretendida imagen de hombre de familia Interlocutor 1 sea en el
fondo un poco perverso y afecto a las orgías.

"Yo soy la viudita del barrio del Rey..."
Caramba. De dónde salió esta señora? Continuando con la teoría de
la conversación en el restaurante, podemos suponer que la viudita
irrumpe en el lugar anunciándose a viva voz, ya que no resulta lógico
imaginar que Interlocutor 1 se haya transvestido súbitamente
y se haya puesto a cantar en falsete mientras sacude frenéticamente
un abanico que sacó de su maletín de ejecutivo. Pero cuáles son las
intenciones de esta mujer?
Pues esto se verá en el próximo verso:

"...me quiero casar y no se con quién".
Ahora está claro. La viudita escuchó la conversación entre Interlocutor 1
y su amigo (del que desgraciadamente no sabemos nada) y hace un patético
intento de llamar la atención sobre su situación de mujer sola y desesperada.
Deducimos que el barrio del Rey queda precisamente en San Nicolás y que tal
vez es una zona de alto poder adquisitivo. La viudita prácticamente se está
ofreciendo a Interlocutor 1 presentando un lamentable espectáculo .

"Con esta sí, con esta no..."
Interlocutor 1, después de ignorar a la viudita, está eligiendo entre varias
posibles candidatas. Hay dos posibilidades: O está pasando revista a
unas fotografías de señoritas (seguramente provistas por el alcahuete
de su amigo, que ya nos empieza a caer mal) o tiene a las niñas redondamente
paradas ante su mesa, como si de un concurso de belleza se tratase.
Interlocutor 1 debe ser indudablemente un buen partido, si las mujeres se
le ofreecen descaradamente o se someten a la humillación de ser
elegidas como ganado.

"...con esta señorita me caso yo!"
Interlocutor 1 ha hecho su eleccion! Evidentemente no ha considerado en nin-
gún momento a la viudita (puesto que ya no es una señorita) y ella debe estar
en el bar del restaurante rumiando su frustración y bebiendo un vaso de whisky
tras otro.
Nótese que Interlocutor 1 no duda en ningún momento que la escogida
va a aceptar su propuesta matrimonial, no dice "A esta señorita se lo
propongo yo!". Es que Interlocutor 1 es un hombre de esos que obtienen
todo lo que quieren. Lo imaginamos degustando su arroz con leche con una
sonrisa de satisfacción (y un poco perversa, ya que estamos) mientras
imagina alguna cosa muy chancha que va a hacer con su futura esposa.


En otra oportunidad analizaremos más canciones infantiles aparentemente inocentes.

Buenas noches.

viernes, 22 de octubre de 2004

Pasa en las películas

Hacía bastante tiempo que no escribía nada, y encima ahora me voy de viaje, de manera que aporreé mi teclado y salió esto:


· Si usted es extraterrestre y desea visitar nuestro planeta, es obligatorio que aterrice su nave en un pequeño pueblo rural de Estados Unidos.
· Los expertos en informática jamás utilizan el mouse, escriben en sus teclado a velocidades fantásticas unos comandos que permiten controlar cualquier programa, aunque estén en el siglo XXIII.
· Si usted es el protagonista puede derrotar a trompadas a cualquier enemigo, no importa el tamaño. Si le pegan durante la pelea, jamás se le hinchará un labio, le pondrán un ojo morado o perderá un diente, a lo sumo le harán una marca en la frente que le quedará de lo más elegante durante seis minutos, que es lo que tarda en desaparecer.
· El Inglés se habla en todos los planetas, en todas las épocas y en todas las dimensiones paralelas.
· Los automóviles tienen un “sensor de miedo”. Si usted intenta arrancarlo mientras está asustado/a, no podrá hacerlo. Si además se acerca un monstruo/psicópata asesino/catástrofe natural, el automóvil sólo se pondrá en marcha cuando la amenaza esté junto a la ventanilla del conductor, preferiblemente chillando y babeando.
· Si se está escapando de un malvado junto a su chica, ella se tropezará con algo, o se le romperá el taco de un zapato.
· Si usted nada solo en el mar, tiene más probabilidades de que lo ataque un tiburón, lo secuestre una nave extraterrestre o lo asalten unos piratas que de correr peligro de ahogarse.
· Nunca deberá contar el dinero al pagar algo. Lo que tenga en el bolsillo siempre será el importe exacto.
· Los policías son pobres, pero tienen unos autos y unas casas que dan envidia.
· Una bomba atómica de doscientos megatones cabe perfectamente en un maletín, y tiene un display bien grande y visible con números rojos brillantes que informa cuándo va a explotar.
· Ninguna bomba puede desactivarse hasta dos segundos antes de que explote.
· Ninguna puerta es inviolable, si se tiene a mano una tarjeta de crédito o un clip.
· Los gatos son animales que se esconden en rincones oscuros y saltan intempestivamente para asustar a su dueña cuando está nerviosa porque algún intruso ha entrado a la casa.
· Las ventanas de vidrio pueden atravesarse tranquilamente, no hay riesgo de sufrir un corte.
· Nadie nunca paga una entrada a una discoteca.
· Los taxistas son extranjeros.
· Todos los edificios, barcos, aviones, naves espaciales, cárceles, bancos y escuelas tienen unos sistemas de ventilación que consisten en unos conductos de sección cuadrangular del tamaño exacto de un hombre caminando en cuatro patas, están impecablemente limpios y tienen una rejilla que es posible retirar desde adentro.
· Los villanos tienen la obligación de demorarse mucho en matarte cuando te han capturado, ya sea explicándote detalladamente sus planes para conquistar el mundo mientras te apuntan con un revólver o mediante la aplicación de dispositivos inútilmente complicados que harán que te mueras despacito. Pero no se pueden quedar a ver como te mata el dispositivo.
· Las pistolas cargan 350 balas.
· Cuando enciendas la televisión, siempre habrá un noticiero donde el locutor está leyendo una noticia que tiene que ver con vos. O con alguien que conocés.
· En toda ciudad que se precie todos los días hay un desfile con muchísimas personas que permite que te escondas de quien te persigue a pie.
· Cualquiera puede hacer aterrizar un avión de pasajeros, siempre que desde la torre de control le expliquen cómo hacerlo.
· En el espacio, las armas que lanzan rayos y las explosiones hacen ruido.
· Las naves espaciales son aerodinámicas y tienen alas, aunque en el espacio sea innecesario planear.
· Si practicando buceo te ataca un enemigo, se lo puede derrotar fácilmente utilizando un cuchillo para cortarle las mangueras de los tanques de aire, que están hechas de un material especialmente diseñado para no resistir un cuchillazo.
· Los monitores de las computadoras son tan brillantes que las imágenes se reflejan en tu cara.
· Siempre podrás encontrar lo que estás buscando en una computadora ajena, y no importa el tamaño del archivo, siempre cabe en un disquette (o mini disk en las películas más modernas).
· Aunque se hayan pasado toda la noche desnudas y haciendo el amor, las mujeres se tapan con las sábanas hasta la altura del pecho por las mañanas, y si se levantan de la cama, se envuelven con las mismas como si fuera una túnica. Las sábanas siempre se deslizan suavemente y nunca se quedan enganchadas en el colchón.
· Las bolsas del supermercado vienen con una baguette que sobresale por el borde.
· Si estás en París, es imposible no pasar por la torre Eiffel.
· Los automóviles usan nitroglicerina como combustible, y tienen el baúl lleno de explosivos. Por eso explotan cuando chocan.
· Es más probable que resuelvas un crimen si te echan de la policía.
· Es perfectamente posible destruir todo el sistema de defensa de una civilización extraterrestre con una notebook.
· Es superfluo despedirse del interlocutor cuando se habla por teléfono.
· Sudamérica en un lugar exótico que no se divide en países y sus habitantes son alegres, morochos y exuberantes.
· Las mujeres se dan una ducha solamente para permitir que el asesino entre en la casa. Los hombres raramente se bañan.
· Casi nadie necesita orinar.
· Siempre se encuentra lugar para estacionar.
· Los centinelas o guardias son personas especialmente elegidas por su predisposición a desmayarse cuando los golpean en la cabeza con la culata de un revólver o en el cuello con el canto de la mano. (Excepción a esta regla: una vez vi una película cuyo título traducido era “Los Tontos del Espacio”. No valía gran cosa, pero recuerdo especialmente un gag donde le pegaban en la cabeza a un guardia que, lejos de desmayarse, se agarraba la cabeza y se ponía a gritar de dolor y a protestar).
· La gente tiene recuerdos en blanco y negro, o con imágenes suavizadas mediante un filtro fotográfico.
· Cuando vayas a enfrentarte con enemigos, la regla es que la torpeza es directamente proporcional a la cantidad: si son muchos, serán especialmente estúpidos. Los complicados son los que vienen de a uno.
· Ya sea en la Edad Media o en la antigua Roma, los nobles tenían una dentadura perfecta. La mayoría de la plebe, también.
· Los comisarios de policía son negros y con tendencia a la obesidad.
· La Universidad es divertidísima.
· Una civilización extraterrestre con la capacidad de hacer viajes intergalácticos y destruir planetas enteros con sus armas de tecnología desconocida, no podrá derrotar a Estados Unidos en una guerra.
· Para hacerse pasar por un francés o por un alemán, lo único que se necesita es hablar con acento francés o alemán.
· “Perdedor” es un insulto gravísimo.
· Por arbitrario que parezca, la exposición de una mano con todos los dedos cerrados menos el del medio, constituye una ofensa grave hacia la persona que se está mirando mientras dicha exposición se realiza. Y es además una grosería.
· Los italianos usan escarbadientes.
· Las computadoras siempre te dicen lo que están haciendo en todo momento con unos carteles muy explicativos que se muestran en la pantalla del monitor. Por ejemplo: “COPIANDO ARCHIVO”, “ESPARCIENDO VIRUS INFORMÁTICO POR LA RED”, “BUSCANDO INFORMACIÓN CONFIDENCIAL”.

viernes, 1 de octubre de 2004

Más boludo que las palomas (reloaded)

Continuando con mi costumbre de reciclar viejos artículos, aquí está algo que escribí allá por el 2001. Sin embargo, no ha perdido actualidad: sigo con el mismo problema que relato.
Supongo que cuando se me acaben las cosas viejas voy a tener que exprimirme la sesera otra vez. Una vez más, mis disculpas para los que ya lo leyeron.
Bueno, me voy a descansar, esto de "copiar y pegar" me deja exhausto.


Debo aceptarlo. Aquella frase "más boludo que las palomas", utilizada frecuentemente para descalificar a un individuo en razón de su escasa habilidad e inteligencia, me cae como anillo al dedo.
Sucede que entre las ventanas de abajo y las de arriba de mi departamento (vivo en un duplex), hay una viga que tiene saliente hacia el exterior. Y es en ese preciso lugar donde multitudes de palomas han decidido pasar sus horas muertas, que imagino serán muchas para una paloma promedio. No es que hayan construído allí sus nidos, es más un aguantadero, un "bulín" de palomas. He visto hasta seis palomas paradas ahí, charlando animadamente en su palomil idioma. Algunos días en que las conversaciones se tornan en discusiones, me he despertado alarmado por el nivel de "cu-curru-cucu" que provienen de la ventana. En ese lugar se refugian de la lluvia y del viento, practican sus rituales de apareo en esta época primaveral (emitiendo unos "cu-curru-cucú" de lo más excitados), o simplemente depositan sus cuerpos cansados luego de sus...lo que sea que hagan todo el día.
Ahora bien, no es que yo sea un "colombófobo" ni mucho menos, pero resulta que estos inmundos animalejos desconocen el concepto de "toilet", de manera que expulsan los productos finales de sus procesos digestivos sin ningún tipo de pudor, y con un entusiasmo digno de mejor causa. Las heces caen sobre el piso de mi balcón, que para empeorar las cosas, es de lajas de color negro. A juzgar por el tamaño de sus regalitos, estas aves comen mucho mejor que yo, y el resultado es que mi balcón es normalmente un lugar asqueroso, hediondo y cochambroso al que hay que ingresar munido de esos trajes que usan los yankees para revisar los sobres con ántrax.

Pacientemente, una vez por semana limpio el enchastre, juntando considerables cantidades de palomil guano (me pregunto si podré utilizarlo como fertilizante). Y a decir verdad estoy harto. Mientras estoy en mi casa, que por cierto no es mucho tiempo, apenas aparece un bichejo alado me lanzo hacia la ventana agitando los brazos como un demente, y normalmente esto esto lo aleja...solamente por un rato. Tengo la teoría del que el cerebro palomesco no tiene la capacidad suficiente para acumular experiencia, aquella cualidad que hace que si cuando niños metemos los dedos en una olla con agua hirviendo la quemadura resultante nos enseñe: "Olla con agua burbujeante=quemadura=duele=no tocar nunca más". Imagino que la mente de estas ratas con alas debe funcionar así:

(Pensamiento de paloma volando) : -UUuggg, me voy a parar en esa viga y voy a hacer mucha caca.
(Vengo yo corriendo hacia la ventana saltando, gritando y agitando los brazos)
(Pensamiento de paloma): -Uhhhh, un loco, a ver si me mata! (paloma sale volando).(Pensamiento de paloma volando): -Uhhh..como zafé...casi me agarra....Uggg, me voy a parar de nuevo en esa saliente y hacer mucha caca.
(Sugerencia: al representar esta escena, utilizar voz de estúpido si le toca hacer de paloma).

Entonces, la paloma ahuyentada a veces gira en el aire e intenta volver a pararse en mi ventana, incluso cuando yo sigo agitando los brazos y saltando, lo cual resulta en otra huída apresurada, otro giro en el aire, y así dos o tres veces, hasta que parece que se va buscando horizontes menos hostiles. Pero no. A los pocos minutos, olvidó todo lo aprendido, y vuelve y se reinicia el ciclo.
Esto resulta un poco cansador para mí, y evidentemente las palomas no sacan ninguna conclusión lógica del asunto. Para ellas, el loco de la ventana es un acontecimiento siempre nuevo y sorpresivo. Supongo que por esa causa las palomas tienen ese aspecto juvenil durante toda su vida, su cuerpo nunca llega a acumular las marcas de la experiencia.
Por supuesto que toda esta actividad no tiene lugar cuando no estoy en casa, que es la mayor parte del día. Durante esas horas, las palomas hacen uso, abuso y prostitución de mi propiedad, y sus deposiciones se acumulan en regulartes montones hediondos. Ni hablar cuando me voy de viaje por unos días. Imagino que en esas oportunidades deben publicitar mi ventana como centro vacacional.

Ya casi me había resignado a este estado de guerra permanente, e incluso mis acciones disuasorias ya se habían vuelto mecánicas y carentes de entusiasmo, pero hoy sucedió el insulto máximo.

Hoy fui despertado por un "cucu--rrucu-cú" particularmente sonoro. Y cuando abrí los ojos, allí estaba: lo que imagino será un miembro de algún tipo de unidad de elite del ejército palomesco, estaba parado sobre la baranda de mi escalera, adentro de mi departamento, a un metro de mi cara. Me quedé paralizado. El comando se paseaba de un lado a otro, y con indecible horror pude ver como defecaba sobre mi alfombra. Juraría que vi cómo cerraba los ojitos con satisfacción al perpetrar tamaña osadía. Salté de la cama como un resorte, y perseguí al animalejo por todo el departamento, mientras chocaba con las paredes, torcía los cuadros e iba dejando plumas sueltas por doquier (la paloma dejaba plumas, el que chocaba con las paredes y torcía los cuadros era yo). Al final conseguí sacarlo con el sencillo trámite de abrir la puerta, ya que el muy estólido no pudo encontrar otra vez la ventana entreabierta por donde había ingresado.

Pues bien, ya es suficiente. Esta guerra debe terminar ahora, antes de que las palomas empiecen a dormir en mi cama, usar mi teléfono para llamar a sus parientes de la plaza San Marcos de Venecia y conectarse a Internet con mi cuenta para ver sitios de sexo colombófilos. El problema es que no puedo ganar con las armas que tengo. Me superan en número, y no tienen otra cosa que hacer en todo el santo día que esperar que yo me vaya para venir a cagar en mi balcón.

Es por esto que les escribo. Necesito ayuda. Necesito que me den sugerencias para mantener a las palomas lejos de mi balcón y por supuesto, de mi teléfono. Algo sencillo, barato y efectivo (no puedo poner un campo de fuerza, electrificar mi balcón o contratar a un marine con un M16 para que dispare contra todo lo que atraviese mi espació aéreo).

Alguno de ustedes habrá participado en un combate similar?. Alguien de ustedes venderá el "ahuyenta-pal 3400", que asegura que ningún integrante del ejército alado se acerque, o por lo menos, que le provoque una sequedad de vientre sempiterna?

Y mientras espero...alguien está interesado en comprar 19 kilos de abono fresco?


Buenas noches.

viernes, 24 de septiembre de 2004

They're watching you, Bugman

No me lo van a creer, pero hace unos días escribí uno de los artículos más ingeniosos, inteligentes, ocurrentes y provocativos que mi escasa solvencia intelectual permite, y cuando estaba en proceso de publicarlo en la página uno de esos errores incomprensibles de la Internet hizo que se perdiera en el limbo. Y no tenía copia.
Después de eso lo reescribí, guardé una copia en el disco rígido de mi computadora y decidí publicarlo al otro día.
Pero mi computadora no arrancó nunca más. El disco rígido decidió romperse justamente esa noche. Ahora tengo disco nuevo, pero todo lo que tenía en el viejo, incluyendo la copia del famoso artículo, se perdió para siempre.

No lo voy a reescribir por segunda vez. No les voy a decir de qué se trataba. Si la entidad que controla la red (yo estoy seguro de que alguien controla la Internet, por más que me digan lo contrario) decidió que no debía conocerse, que así sea. Una una cosa es burlarse de los que creen que comer sandía con vino tinto es mortal, y otra muy distina captar un mensaje tan claro. Que el hecho de que seas paranoico no quiere decir que no te están vigilando.

Les mando esto para que se entretengan (lo saqué hace mucho tiempo de una página web, no recuerdo el autor, si alguien lo sabe dígamenlo para darle el crédito que merece):


El ancho de vía en los ferrocarriles de Estados Unidos es de 4 pies y 8,5 pulgadas. Es un número bastante extraño.
¿Por qué se usa precisamente esa anchura?
Pues porque así es como se hace en Gran Bretaña, y las vías americanas fueron construidas por ingleses expatriados.
¿Por qué los ingleses usaban ese ancho?
Porque los primeros ferrocarriles fueron construidos por las mismas personas que habían construido los antiguos tranvías y esta es la anchura que usaban.
¿Y porqué ellos usaban tal cifra?
Porque utilizaban las mismas plantillas y herramientas que se usaban para construir carruajes que usaban ese espacio entre ruedas.
Bien. ¿Y por qué los carruajes usaban esa extraña cifra de espacio entre ruedas?
Porque si hubiesen usado otra cualquiera se hubiesen roto en algún viejo camino inglés, ya que esa es la distancia entre las roderas (huellas).
Así pues, ¿Quién construyó esos viejos caminos con roderas?
Las primeras carreteras de larga distancia en Europa (e Inglaterra) fueron construidas por el Imperio Romano para sus legiones y han sido usadas desde entonces.
¿Y las roderas en dichos caminos?
Los carros de guerra de las legiones romanas formaron las roderas iniciales, que cuales quiera otros tenían que imitar por miedo a destruir las ruedas de sus carruajes. Ya que los carros fueron hechos para (o por) el Imperio Romano, eran todos iguales en cuanto a espacio entre ruedas. El ancho de vía standard en USA de 4 pies y 8,5 pulgadas deriva de las especificaciones originales para un carro de guerra romano.
Especificaciones y burocracias viven para siempre.
Así pues, la próxima vez que te den unas especificaciones y te preguntes de qué culo las cagaron, puede que estés exactamente en lo cierto, ya que los carros de guerra romanos se hicieron con el ancho justo para acomodar los traseros de dos caballos. Con lo que tenemos la respuesta a la pregunta original.
Y ahora otra vuelta de tuerca... hay una interesante coda a la historia acerca de anchos de vía y culos de caballo.
Cuando vemos una Lanzadera Espacial en su rampa de lanzamiento, notaremos dos grandes cohetes unidos a los lados del principal tanque de combustible. Son los llamados SRB (Solid Rocket Boosters) y son construidos por Thiokol en su factoría de Utah. Los ingenieros que los diseñaron habrían preferido hacerlos algo más anchos, pero los SRBs han de ser enviados por tren desde la fábrica hasta el lugar de lanzamiento. La línea férrea pasa por un túnel en las montañas y los SRBs han de caber a través de ese túnel, el cual es ligeramente más ancho que el propio ancho de la vía, la cual es aproximadamente del ancho de dos traseros de caballo.
Así pues, el diseño de los cohetes impulsores del más avanzado sistema de transporte del mundo fue determinado hace dos mil años por el ancho del culo de un caballo.


Buenas noches


miércoles, 8 de septiembre de 2004

Todos los caminos conducen a Bugman

Si dirigen su mirada al final, final, final de esta página, podrán encontrar un número. No, no es un sorteo, es un contador. Ese número representa el total de visitas a la página desde que se empezó a llevar la cuenta. La última vez que lo revisé estaba por 750, lo cual no está nada mal si consideramos que solamente están al tanto de la existencia de este despropósito digital (nacido gracias al hecho de que la Internet permite a cualquier estúpido capaz de aporrear un teclado publicar sus tonterías) un puñado de amigos, parientes y conocidos. Supongamos que alguno de ellos le ha comentado a otras personas sobre un tipo que parece no tener todos los caramelos en el frasco y escribe cosas, y que un pequeño porcentaje de estos referidos haya entrado por curiosidad. Esto explica aproximadamente un 90 % de las visitas a la página.Entonces queda un 10 % de individuos que han aparecido aquí completamente por azar.
Azar?
Veamos.
Como ustedes sabrán, (y si no saben se los cuento), con el hecho de poner un contador de visitas normalmente un administrador de páginas web puede conocer cierta información sobre sus visitantes. En efecto, como si del famoso Gran Hermano se tratase, yo se con cierta aproximación de qué país son mis lectores, a qué hora visitaron mi página, qué versión de Windows (o de otro sistema operativo) tienen en sus máquinas, qué resolución de pantalla usan, y otro dato que es para mí el más jugoso: desde qué otra página llegaron a esta.
Así me enteré que además de argentinos (que son el 80 %) tengo lectores en México, Estados Unidos, Puerto Rico, España, Uruguay,Brasil, Ecuador, Italia y Canadá. Bueno, tal vez estoy exagerando. Para considerarlos lectores, deberían haberme visitado más de una vez, y salvo el caso de Estados Unidos y Ecuador donde tengo lectores consecuentes (pero yo se quienes son) y Uruguay donde hay un lector asiduo que no conozco pero le mando un gran abrazo, lo demás parecen haber caído por estos lares por casualidad.
Y es allí donde entra a tallar el jugoso dato del origen de estos invitados ocasionales.
La que sigue es una lista de las palabras que estos desafortunados navegantes de la web escribieron en sus buscadores (Yahoo, Google, Altavista) y que por obra y gracia de indescifrables algoritmos de búsqueda (que ahora se que no están muy bien escritos, señores programadores de Yahoo, Google y Altavista) vieron aparecer entre la lista de sitios relacionados con su pesquisa este impresentable pasquín:

Hay quien llegó aquí buscando las palabras "persona dientuda".
Un desorientado español estaba preocupado por la electricidad estática, porque buscó "electricidad estática cómo evitarla", y no contento con eso intentó una vez más con "toallitas para la electricidad estática de la ropa". Ojalá haya podido solucionar su problema, debe ser muy incómodo ir por el mundo echando chispas a casa paso. Sobre todo si se trabaja en una estación de servicio (gasolinera, para mis lectores de habla hispana, ejem).
El único visitante brasilero que tengo registrado estaba indagando sobre un "comercial da nikon", y comparte en cierto modo sus inquietudes publicitarias con un amigo mexicano cuya búsqueda se orientaba a las "propagandas de pasta dental colgate". Tal vez este último era el mismo que buscaba una persona dientuda, sería odontólogo o un investigador de mercado?
Es para mí inevitable sentir curiosidad sobre estas personas y sobre lo que habrán pensado al verse erróneamente dirigidos a estas excrecencias literarias...y hablando de curiosidad, lamento profundamente que la del cibernauta que se preguntaba "cuántas calorías tiene una galletita" no haya podido ser satisfecha por mis ineficaces escritos.
Me pregunto cuál era la necesidad de quien estaba buscando las palabras "depilador a base de azúcar", y más me pregunto cómo fue que Yahoo lo trajo por aquí.
Con cierta lógica, quien tipeó las palabras "masonería, calcomanía" fue a parar al artículo "Las Sociedades Secretas ya no son lo que eran", pero para qué buscaba ese señor una calcomanía de los masones es algo que para mí permanecerá tan inescrutable como las dichosas Sociedades. (Por otra parte, si es un masón, le recomiendo que se una a una Logia un poco más próspera, que al menos regale calcomanías a sus miembros).
Al mexicano que se preguntaba "qué son las falarias", le contesto, no sin cierta demora, que son unos parásitos.
Seguramente en el futuro seguiré encontrando formas insólitas de llegar a esta página, pero hasta ahora mi favorita, que dejé para el final con toda intención, y que dudo que sea superada en mucho tiempo es aquella que impulsó a un visitante casual a escribir solamente dos palabras.

Suenen pífanos, trompetillas y panderetas, vaya mi saludo, abrazo, medalla, diploma y beso para el hispanoparlante que, desde Estados Unidos, específicamente desde Chappaqua, estado de New York, el 19 de agosto a las 22:59 se conectó a Internet e intentando satisfacer sus ansias de conocimiento utilizó la red de redes para buscar:
"MIS PEDITOS".

Buenas noches.

miércoles, 25 de agosto de 2004

Todo bajo control (remoto)

Se acuerdan cuando los televisores no tenían control remoto,
sino una especie de ruedita que giraba de a pasos con un sonoro
"TAC,TAC!" cada vez que se cambiaba el canal?. El selector de
canales estaba obviamente adosado al aparato de TV, de manera
que uno debía levantarse del sillón para cambiar.
El zapping era prácticamente desconocido, uno elegía un programa
y lo soportaba estoicamente, publicidad incluída.
Ahora todo tiene control remoto. Y se ha vuelto más complicado.

Para que se den una idea para ver una película en TV yo tengo que
utilizar su correspondiente remoto, más el de la videocassetera o
del DVD si es que la tengo en ese formato, más el del equipo de música
porque lo conecté a la TV para tener mejor sonido. Es decir que tengo
que controlar tres o cuatro controles con sus buenos 20 botones cada
uno, un total de 80 funciones diferentes.
Hay botones que todavía no tengo claro para qué sirven. Tiene nombres
extraños: FETCH, SCAN, PROMPT, SDS. Me asustan un poco, tengo
miedo de presionar uno de esos y borrar el saldo de mi cuenta bancaria.
Algunos controles no se llevan bien con otros. Cuando quiero subir el
volumen de la TV, se abre la bandeja del DVD, con lo cual la película
se interrumpe en su mejor momento. O en cualquier momento.
Les podré decir si era el mejor el día que pueda ver la película completa.
Uno de los remotos, el de la videocassetera es "universal". Se supone
que reemplaza a los demás. Teóricamente si lo pongo enfrente del de
la TV, se va a "aprender" sus funciones, y entonces yo podría utilizar
uno solo. Pero al parecer tiene problemas de aprendizaje, porque cuando
trato de cambiar de canales con el remoto "universal" el volumen del
equipo de musica se dispara al máximo, y les aseguro que escuchar
a Florencia de la V cantando "Me Dicen la Gata" a 900 decibeles es casi
tan perturbador como un electroshock. No es que me hayan aplicado
mucho el electroshock, pero debe ser algo parecido. Si hay algún lunático
entre mis lectores le solicito me confirme o refute la teoría.
Por otra parte el alcance de estos adminículos se va reduciendo poco
a poco a medida que se agotan sus correspondientes baterías. Pero en
vez de reemplazarlas, lo que solemos hacer todos es apretar más fuerte
los botones. Esto es tan lógico como pretender que una planta crezca
rápido regándola enérgicamente.
Me preocupa que cuando veo TV o escucho musica me la paso
disparando rayos infrarrojos para todas partes. Si a eso le sumamos el
horno de microondas, el teléfono celular, el teléfono inalámbrico,
los rayos catódicos del monitor de la PC y del propio televisor, las ondas
hertzianas y algún eructo con olor a ajo, no me explico cómo es
que no somos todos mutantes.
A lo mejor lo somos.
Como ya he dicho en varias oportunidades, mi objetivo en la vida
es evolucionar hasta convertirme en energía pura y dominar el
Universo desde una dimensión paralela. Tal vez todas estas radiaciones
estén acelerando el proceso, eso explicaría mi perdida de cabello,
signo inequívoco de que me estoy volviendo más aerodinámico.

Buenas noches.

jueves, 12 de agosto de 2004

Dejad que los muñecotes vengan a mí­

Hace algún tiempo fui invitado al cumpleaños de la hija de un amigo. La parvulilla festejaba sus 3 añitos, e imagino que su interés en que yo participara de sus festejos sería cercano a la nulidad, sobre todo teniendo en cuenta que la citada criatura desconocí a mi existencia prolijamente. Sin embargo es común que los padres del cumpleañero inviten a sus amigos a la fiestita, que suele tener una conformación como la siguiente:
-Un grupito de niñitos levemente conocidos del homenajeado, en su mayorí­a hijos de amigos o compañeros de trabajo de los padres, que se mueven de aquí para allá a la manera de las partículas subatómicas, profiriendo chillidos, llorando o paralizándose de terror.
-Una animadora que con diversos grados de entusiasmo intenta coordinar las actividades del grupito anterior, sabiendo que cualquier intento de actividad grupal será anulado por la idiosincracia propia de los niños de tres años, que poco entienden de cooperación, trabajo en equipo, "coaching" o "team playing". La animadora, según el presupuesto de los padres contratantes, puede desplegar ciertas destrezas, como cantar, bailar, hacer rondas o amenazar a los pequeñines más díscolos con el Cuco o con un fusil AK47 de fabricación soviética.
-Un generalmente nutrido grupo de adultos, en su mayoría padres que se sienten groseramente aliviados de dejar a su prole a cargo de otro por un tiempo, y aprovechan para comer sandwichitos y trasegar vinos hasta que revientan o por lo menos consideran que el regalito que trajeron está amortizado en exceso.
-Un padre y una madre que se preguntan todo el tiempo para qué gastaron tanta plata en alquilar el salón, la animadora, el servicio de lunch, los globos y el cotillón, si al final la nena se entretuvo toda la tarde masticando la caja de cartón en donde venían los sombreritos.
Yo no tengo recuerdos de fiestas de cumpleaños que me hayan mis padres a tan corta edad, pero imagino que para un niño en esa posición la cosa debería presentarse como una confusa actividad que separa a la gente en grupos según su tamaño: los grandes se sientan y comen, los chicos son obligados a atender a una mujer que tiene todos los síntomas de haberse atiborrado de alucinógenos. Por alguna razón aparecen por todas partes paquetes con diversos objetos que le son mostrados y luego desaparecen en manos de sus padres, que sonríen todo el tiempo y saludan a los grandes que están sentados comiendo. De pronto todos cantan una extraña melodía y el niño es obligado a apagar un pequeño incendio con la sola ayuda de sus pulmones, mientras mucha gente lo observa, pero nadie ayuda. Los restos del incendio son luego repartidos y la gente se los come. Rápidamente el desorden se agudiza, los niños buscan a sus padres, los padres los alzan en brazos y se van, no sin importunar con un beso o un pellizco a nuestro desconcertado protagonista, que no entiende por qué todo el mundo insiste en tocarlo y hablarle con una sonrisa maniática en una especie de media lengua incomprensible. Al final, los padres del niño, sin ninguna razón aparente, lo alzan  y se lo llevan a casa. En el trayecto, los padres pelean y el niño desde el asiento trasero del coche lo único que desea es llegar a casa, ver los dibujitos en la tele y que lo dejen un poco en paz.
En esta fiestita en particular, además de la animadora de rigor, hubo un elemento de aparición opcional que despertó en mí un impulso primitivo: un muñecote.
Los muñecotes son esas personas que se disfrazan de personajes infantiles; la "elite" de esta categoría podrí a ser el Mickey Mouse de Disney World. Pero no hace falta ir a Orlando para ver muñecotes, podemos encontrarlos en variados ambientes: en programas de televisión, en ferias, en la calle repartiendo volantes, en el "tren de la alegría" (donde generalmente los personajes están pasados de moda, tienen los disfraces sucios y apolillados y parecen estar diciendo: "por favor, máteme ahora, tenga compasión") o en los semáforos haciendo el papel de empanada gigante.
Los muñecotes hacen surgir en mí un deseo incontenible: cuando veo uno quiero demolerlo a puñetazos. No es que tenga nada en contra de ellos, es solo que me dan ganas de pegarles. Mientras más mullido y rollizo el personaje, mucho mejor. El Hombre Araña o la Pantera Rosa no sirven, es muy parecido a pegarle a un tipo cualquiera, pero Picachu, Winnie the Pooh, los Teletubbies, el muñeco de Michelin, ahhhh...esos son irresistibles. Como dije, sin odio, sin rencor, solo proceder a propinar trompada tras trompada, preferiblemente en la panzota blanda y suave.
Hay sin embargo un muñecote al que sí le pegaría con odio: Barney. Para los que tienen la fortuna de no conocerlo, es una especie de dinosaurio (y pongo aquí especie como aproximación, no como clasificación zoológica) de color púrpura, rasgos mongoloides y una sonrisa de lobotomizado. Profiere una risita irritante y estupida "jjojjojooijoo" a cada comentario que hace en un tono insanamente festivo. Semejante engendro proviene de la televisión de EEUU, y por desgracia, es popular entre los niños de todo el mundo. Ah, cómo lo detesto, a su lado los Teletubbies me parecen gentes que podría invitar a comer a casa.
Sucede que en la fiestita a la que hací a referencia al principio de este artí­culo, el muñecote en cuestión era precisamente Barney, el dinosaurio estupidizante. Lo estuve vigilando con mirada torva toda la tarde, haciendo planes para atacarlo en un rincón lo suficientemente apartado, lejos de la mirada de los pequeñuelos (ellos lo adoran, no se por qué). Pero evidentemente el mostrenco tiene entrenamiento especial para evitar golpizas, porque no se apartó de sus guardaespaldas infantiles ni un momento. Estuve a punto de aprovecharme de los aprietos económicos por los que necesariamente debe estar pasando alguien que accede a disfrazarse de Barney para una fiesta infantil (me resulta inconcebible que alguien haga eso por gusto) y ofecerle unos pesos por dejarse fajar, pero no tuve oportunidad de acercarme lo suficiente, y además calculo que con el disfraz puesto cualquier comunicación se debe hacer poco menos que a los gritos, y yo preferí a que la cosa se manuviera dentro de ciertos parámetros de discreción. Debo aclarar en este punto que este deseo que me ataca cada vez que veo un muñecote nunca ha sido satisfecho, pese a todo mantengo ciertos límites en mi relación con el resto de la humanidad, y me contengo. Ahhhhhh...pero algún día....
Cuando salí del salón donde se había celebrado el cumpleaños, miré atrás por última vez y alcancé a divisar al muñecote en el momento en que la persona en su interior había decidido que ya era hora de terminar con su ingrata tarea. Lenta y trabajosamente se sacó la cabeza púrpura, y vi que la cabeza humana por debajo de ella pertenecía a una rubia espectacular, que sacudía la larga cabellera en cámara lenta como en una propaganda de champú. "Ah, Caramba", me dije.
Y me fui.
Buenas noches.

lunes, 2 de agosto de 2004

RE: Ustedes no se divierten porque no tienen imaginación, caramba.

Miren lo que se puede hacer en una tarde lluviosa.



1) Tómese una frase célebre, por ejemplo:



“Una mujer hermosa es la gloria de los ojos, el infierno del alma y el purgatorio del bolsillo”



2) Consúltese un diccionario. Para este ejemplo yo he utilizado el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, pero puede agarrar cualquiera, no le hace.

3) Seleccione los sustantivos y adjetivos de la frase.

4) Busque en el diccionario la palabra situada once lugares antes u once lugares después de cada uno de los sustantivos y adjetivos seleccionados. Si la palabra no es un adjetivo o un sustantivo, tome la siguiente o la anterior.

5) Reemplace en la frase original los sustantivos y adjetivos por los encontrados en el diccionario, cambiando los artículos para que concuerden.



Resultado:



“Una mula hermética es la glicólisis de los ojerosos, la inflación de la aljofifa y el puré del bolivariano”



No es divertidísimo?



Buenas noches

miércoles, 28 de julio de 2004

La Gran Pu...blicidad (vuelven los clásicos)

Esta es la segunda vez que publico el mismo artículo, porque la primera salió con problemas de acentos. De manera que hay personas que lo recibirán POR TERCERA VEZ, contando la original y la primera repetición. Mis disculpas. )

.......................................

Uno de los recursos más a mano para llenar espacio cuando uno no tiene ganas o tiempo de escribir es volver a publicar antiguas monografías. Como hay gente que visita esta página que no debe haber leído lo que sigue, para ellos es nuevo, así que ruego paciencia a los que ya lo leyeron.
Esto lo escribí en diciembre del 2003, por lo cual algunas cosas pueden estar desactualizadas.
Sí, ya se, lo podría haber revisado y cambiado las referencias a cosas que cambiaron, pero eso se parece demasiado a escribirlo de nuevo, y recuerden que mi objetivo era no escribir. Y a propósito, esta introducción ya es demasiado larga, así que sin más preámbulos:


Ultimamente mi vida social se ha visto un tanto reducida. Bueno, tal vez un poco más que eso. Está bien, digámoslo de una vez: los fines de semana mis únicas interacciones son con mis ocasionales proveedores de alimentos y servicios , y algunas veces incluso eso está limitado a ciertos gruñidos y al lenguaje corporal (esto último es todo un arte, intenten decirle a la mujer del lavadero que solamente planche las camisas y que no perfume tanto la ropa interior porque le causa irritaciones en sus partes pudendas con el único recurso de levantar sus cejas de a una a la vez, y después hablamos. O gruñimos, si lo prefieren).

Esta etapa ermitaña de mi vida trae varias consecuencias: en primer lugar, la liquidez excedente que estoy acumulando va a permitir que, (si la tendencia sigue estable) a los 80 años tenga el dinero suficiente para comprarme Noruega. Y cuando lo haga, lo primero que voy a hacer es prohibir los chistes sobre fiordos. Jamás escuché ninguno, pero seguramente son malísimos.

Otra consecuencia es que estoy mirando muchísima televisión. Me gustaría decir que solamente veo documentales y alguna buena película, pero es mentira: veo todo. El control remoto (o los cuatro controles remotos que ahora necesito para ver televisión, pero eso es otra historia) hace que pueda ver docenas de canales en rápida sucesión, en una práctica que es conocida como "zapping". Y no hablo de un zapping cualquiera, no señor. No se trata de estar viendo algo y cambiar de canal durante la publicidad, para luego volver y seguir viendo aquello. Yo navego por todos los canales, desde el alemán hasta "Utilísima Satelital", pasando por los de dibujos animados , las series, los programas de política que siempre tienen la misma escenografía (un escritorio y una planta), cine europeo, deportes, lo que sea. Afortunadamente no pago por los canales eróticos, de otra manera probablemente ya nunca saldría de mi casa, ni siquiera para alimentarme.

Pero por más experiencia y arte que uno ponga en esto de apretar los botoncitos, tarde o temprano se va a topar con la publicidad.Todavía me acuerdo aquella época en que los canales de cable no tenían propagandas. Uno podía ver la misma película 4 veces (la repetían el mismo día) sin ninguna interrupción. Eso era porque lo que uno le pagaba al cable era suficiente para prescindir de los ingresos publicitarios. Bueno, algo habrá pasado, o la calidad de la programación es tan alta que no se puede financiar sin comerciales (je,je, risa irónica), o los muchachos simplemente querían progresar, porque ya no se puede evitar la tanda. Pasado un tiempo, ya no traté de evitarla. Y ahora, directamente la busco, haciendo una especie de zapping inverso, un "pingzap". He aprendido tanto de la vida y la gente en estos últimos fines de semana viendo publicidad por televisión, que no puedo sino arrepentirme de no haber empezado antes.Y como mi altruísmo me impide guardar este valioso conocimiento para mí solo, he decidido compartirlo con ustedes, amables lectores.

Yo por mi parte doy gracias a la naturaleza y a los genes de mi línea materna que me han bendecido con una alopecía insobornable, lo cual me libra de pasar gran parte de mi vida atendiendo mi cabello. Ya bastante mal me va para que encima los rulos no me queden bien definidos, la tintura se me vaya con el primer lavado, o la electricidad estática haga que se me paren unos pelitos rebeldes. Tengo que luchar un poco contra la caspa (sí, los pelados podemos tener caspa, so ígnaros) pero es una lucha bastante llevadera, en realidad. He visto en piezas publicitarias de hondo contenido dramático los profundos conflictos de las mujeres que pierden la fe ante catástrofes capilares de diversos orígenes, y no puedo sino compadecerme de ellas, con una destacadísima excepción: la pelirroja del champú Dove. Cuando "esa" aparece en la pantalla, el pulso cardíaco se me acelera, la temperatura de mi cuerpo aumenta, mis pupilas se dilatan y parte de mi cerebro se desconecta; puedo sentir la adrenalina corriendo por mis venas, y una única idea se abre paso a gritos por entre los restos de mi obnubilada razón: MATEN A LA IMBECIL!!!!!! Digo, he visto gente estúpida protagonizando comerciales, pero esta mujer es el "non plus ultra" de la estulticia. Señorita, el hecho de que su anterior champú hiciera que el color rojo-payaso de su cabello se fuera ("se iiiiiiiiiiba", dice la idiota) es el menor de sus problemas. Con toda seguridad sus originalmente escasas neuronas también se fueeeeeeeeeeeron en el enjuague.

Los olores corporales son una fuente de infelicidad. No me malinterpreten, estoy conciente de que si no mantuviéramos amordazadas nuestras axilas con el conciliador desodorante, nuestra natural hediondez haría salir corriendo al zorrino más pintado. Probablemente no hay nada más oloroso que un cuerpo humano sin el mantenimiento adecuado, por lo menos nada que continúe caminando. Por lo tanto las propagandas de productos fragantes van a seguir siendo populares por mucho tiempo. Pero he notado que la nueva generación de comerciales de desodorantes no se limita a decirnos "para no oler a chivo, use nuestro producto". Vieron las propagandas de Axe? Por empezar, ya no se pone solamente en la axilas. Y hay que tener cuidado, porque adonde uno se lo rocía, zas! se le pegan las mujeres. Por suerte hay una especie de experto que nos dice donde ponerselo, imagínense lo incómodo que uno podría estar con una mujer adherida al hueco poplíteo.

La buena noticia es que la humanidad parece haber derrotado al fin al temible olor a pata, porque hace tiempo que no veo comerciales de polvo pédico (que a pesar de su equívoco nombre no es más que un talquito).

Las publicidades de perfumes me rompen el coco, por decir algo. Antes, uno más o menos creía entender que si era un tipo y se ponía determinado menjunje, las minas se iban a dar cuenta, y ponían los ojitos en blanco cuando uno entraba al ascensor. Si se era mujer, un salame buenmozo podía correr por media ciudad para regalarle flores. Estaba bastante claro: el perfume atraía al sexo opuesto. Ahora yo veo el comercial de Jean Paul Gaultier donde la pantalla aparece dividida en dos y una mujer negra, otra blanca y un tipo lleno de tatuajes se muestran alternativamente acariciando los envases de los perfumes (que tienen forma de cuerpos desnudos de mujer y de hombre), a otro cuerpo o a sí mismos y al parecer todos tocan a todos, así que no sé si tengo que comprar el que viene en el frasco con forma de mujer, el que viene con forma de tipo, si me voy a convertir en bisexual, lesbiano, onanista, gay o Contador Público. Una vez mi abuelita me regaló una loción para después de afeitarse de esa marca, y ante la duda, dejé de afeitarme.

Los productos específicos para la higiene femenina merecen una mención especial. Ser mujer y tener menstruaciones debe ser algo molesto en verdad. A nosotros también nos molesta de vez en cuando (o no, que hay gente para todo), pero vamos, andar así cada 28 días no debe ser broma. Aunque si nos guiamos únicamente por lo que se ve en los comerciales, la "toallitas higiénicas" en realidad están diseñadas para absorber enormes cantidades de agua o líquido azul, convertirlo en una sustancia indeterminada (también azul) e inducir en las mujeres unos deseos urgentes de andar en bicicleta, nadar, o montar a caballo.

A qué vinimos a este mundo? Naturalmente, a combatir la caries. Y es por eso que personas atractivas y aparentemente exitosas se preocupan terriblemente cuando un locutor dice que su actual pasta de dientes no los protege cuando comen una factura o se toman un café. Tambien por eso una familia teóricamente normal se vuelve estúpida de felicidad cuando anuncian que usan Colgate Triple Acción. Los párvulos de una escuela primaria parecen lobotomizados cuando su maestra les explica cómo tal dentífrico fortalece el esmalte dental. Yo empiezo a plantearme la posibilidad de dejar de lavarme los dientes y soportar el estigma de tener un aliento apestoso, el dolor de las infecciones bucales y un futuro ingiriendo únicamente líquidos y papilla, ante la alternativa de tener dientes perfectos pero actuar y sonreír como un idiota, que es lo que parece que les pasa a los que se cepillan frecuentemente.Y hablando de cepillos, ya sé por qué los transbordadores espaciales estallan de vez en cuando, y por qué todavía no hay ni una vacuna contra el SIDA ni una cura para el cáncer. Es que todos los científicos están diseñando cepillos de dientes! Y los laboratorios que tienen, llenos de pantallas de computadoras que ocupan paredes enteras deben costar tan caros que al final no queda plata para financiar bien a la NASA. Los nuevos materiales se usan para los mangos del nuevo "sarro-buster 5000" en vez de para las placas aislantes de los vehículos espaciales, y los pocos ingenieros que no están calculando en qué ángulo había que poner las cerdas se fueron a fabricar jabón en polvo, que evidentemente es otra frontera científica.

Ahora bien, usted tiene los rulos definidos y brillantes, la tintura no se le fue, huele como los dioses, puede andar a caballo y nadar todo lo que quiera aún en "esos" días y sonreír mientras lo hace con unos dientes blancos como el trasero de un noruego (recuérdenme que cuando compre Noruega, haga obligatorio para sus habitantes visitar el Caribe cada dos años). Usted tiene todo eso, entonces dígame por qué demonios no es feliz, caramba! Ah. Ya veo. Señora, disculpeme mi franqueza, pero está hecha una cerda. Pero no se preocupe, no necesita cuidarse en las comidas, hacer ejercicio, visitar al médico ni nada. Hay todo un universo de productos diseñados para gente como usted! (gente gorda y perezosa). Coma como un chancho, y después vea televisión mientras se pone un adminículo que le mueve las carnes de arriba a abajo sin que usted ni siquiera se despeine! O continúe comiendo como un chancho, péguese una calcomanía marrrón en el hombro y santo remedio!. Si lo prefiere de la forma difícil, puede hacer gimnasia, pero asgúrese de hacerlo con el aparato adecuado, porque si no se va a lastimar o mucho peor, se va a cansar. Yo me creo todo lo que dicen esas propagandas. Tiene que ser cierto, yo vi las fotos de "antes y después", y estoy seguro de que esos abdómenes que puestos en posición horizontal servirían perfectamente para lavar la ropa o ablandar milanesas se logran con solamente 15 minutos diarios de "electroestimulación". Lo único que no entiendo es que pudiendo obtener tan buenos resultados con tan minúsculo esfuerzo, todavía le hagan publicidad a unas fajas que en vez de hacer desaparecer los rollitos los esconden. Que barbaridad, todavía hay gente tan vaga que ni siquiera quiere ver 15 minutos de televisión mientras adelgaza.

He aprendido muchas cosas más viendo publicidad. Aprendí que ahora los teléfonos celulares sirven mandar mensajes escritos, sacar y enviar fotos de gente poniendo cara de zonzo o videos de gente esquiando, escuchar música o jugar jueguitos. Creo que algunos todavía sirven para hablar por teléfono, pero no estoy seguro. También sé como hacer panqueques perfectos, y depués lavar el artefacto correspondiente como "una brisa de placer" (les juro que esto no lo inventé, lo dice la propaganda del "Perfect Pancake"). Si en estos poco sociales días me alimento de publicidad, mi plato fuerte son sin duda los "infomerciales". Allí un supuesto experto le muestra a una audiencia sospechosamente entusiasta las bondades de determinado aparatejo durante media hora o más. Es una delicia. Por lo general el experto está acompañado de un presentador o presentadora que lo primero que hace es decirnos su nombre: "Hola, soy Elizabeth Halfbrain, y estoy aquí para presentarles el Busard Killer". Yo me pregunto: Quién demonios en Elizabeth Halfbrain, y por qué debería importarme??. Para resolver estas dudas llamé a la "Línea Directa Skip", pero me contestaron que si quiero sacar una mancha de excremento de ornitorrinco de una corbata de lino ecuatoriano, lo que tengo que hacer es sumergirla durante 30 segundos en la secreción del bicho nik-nik de Madagascar a una temperatura igual a la del molibdeno sublimado. No se les ocurrió pensar que si hay que hacer tantas maniobras para sacar manchas de la ropa en vez de lavarla nomás con Skip, será que al final el famoso detergente no debe ser tan bueno? Eh?

En el canal de dibujos animados la publicidad se dirige casi exclusivamente a los niños. Y quiero desde aquí rendir un justo homenaje a las agencias que hacen esas propagandas: su política de contratar exclusivamente a menores con diversos grados de discapacidad mental demuestra una sensibilidad social poco común en estos días. Aunque tal vez lo hagan por precaución: se fijaron que ahora una inocente galletita, un insospechable alfajor, unos simples cereales, un amable yogurcito son en realidad fuentes de energía poderosísima, que si fueran aprovechadas por niños con cierta inteligencia servirían para que ellos se apoderaran del mundo, esclavizando a los adultos gracias a su formidable fuerza? Yo no quiero vivir en un mundo donde la policía me apunte con la "Pistola Lanzadiscos". Probablemente sea mejor que solamente los niños tarados consuman eso, y así se limiten a hacer agujeros en las paredes durante una guerra de almohadas o a lanzar al espacio exterior a los perritos de las ancianas.

Una última nota sobre los yogures. Por qué será que ninguno es yogur y nada más? Ahora todos tiene adentro distintas clases de bichejos simpáticos que hacen no se muy bien qué cosas en nuestros intestinos y nos dejan tan saludables que da asco. Incluso hay uno que nos crea una especie de coraza brillante que nos defiende de los bichejos malvados. Yo no quiero ese brebaje. Yo prefiero el perfil bajo, y eso de andar por ahí brillando como una víctima de Chernobil no es serio, muchachos. Imagínenme en el cine, con una multitud de espectadores furiosos gritando "Apaguen al pelado!!!"

Buenas noches.

lunes, 12 de julio de 2004

Lo que no mata, engorda

 

 

 

Además de “Un milagro de la Naturaleza”, “Una máquina increí-blemente compleja” y otras frases hechas, el cuerpo humano es un fastidio. Piénsenlo: si fuera un automóvil, no lo compraríamos debido al incesante mantenimiento que requiere. Lavados diarios, carga de combustible cada unas cuantas horas, recarga  de baterías de 8 horas diarias,  purga de diversos conductos, dificultad para conseguir piezas de repuesto, poca tolerancia al maltrato, defectos de fábrica, cientos de cosas que requieren nuestra atención constante. Y ni hablar de los costos. Comparado con lo que cuesta mantener un humano promedio en un aceptable estado de funcionamiento, podríamos darnos el lujo de comprar un auto nuevo cada vez que hubiera que cambiarle el aceite.

 

Uno de los rubros más complejos del plan de mantenimiento del humano promedio es la alimentación. Me refiero a la forma correcta de alimentarse, no al hecho de ingerir cualquier cosa que se encuentre en la heladera y cuyo color no sea verde (por lo menos cuando lo compramos) y no se mueva solita.

En teoría, uno necesita cierta cantidad de combustible (comida) para funcionar. Según las actividades que desarrollemos se requerirá más o menos calorías (la medida de la energía que la comida entrega) para no desmayarse durante el día.

Supongamos que en base a ciertas mediciones uno determina que con 2500 calorías diarias uno tiene toda la energía que necesita para vivir, sin excederse porque el cuerpo tiende a guardar todo lo que sobra en forma de panza.

Usando una tabla de calorías uno sabe que una cucharada de mayonesa tiene 100 calorías, entonces a la mañana uno se come 25 cucharadas de mayonesa y listo, o si quiere postre,

puede combinar 15 de mayonesa con 10 de azúcar, que tienen las mismas calorías.

Bueno, no.

Los médicos nutricionistas (ya el hecho de que exista tal especialidad nos hace ver lo complicado que es el asunto) nos muestran un triangulito que llaman pomposamente “pirámide nutricional”.( Primera objeción: si es una pirámide, la quiero en tres dimensiones, como todo cuerpo geométrico decente, caramba). Allí vemos cereales en la base, frutas y verduras más arriba, terminando con azúcares y grasas en la punta (más o menos, lo estoy describiendo de memoria). La teoría es que tenemos que comer un poco de todo eso, más de lo que hay abajo y menos de lo que hay arriba. Y todo eso tiene que sumar 2500 calorías. Y no sólo eso: también hay que tener en cuenta las vitaminas, el colesterol, los ácidos grasos, los minerales, los aminoácidos, las proteínas, los hidratos de carbono, la fibra y cualquier cosa que inventen en el futuro.

Supongo que hace unos cientos de años, cuando si no te mataba una peste te mataba una guerra,  un vecino con mal carácter o un caballo desbocado y la expectativa de vida era de 30 años, la gente podía comer 5 kilos de puré de papas y un chancho asado regados con dos litros de vino todos los días y los potenciales efectos de esta dieta sobre su salud jamás llegarían a descubrirse. La gente ni siquiera sospechaba que la sangre circulaba por las venas, y el tratamiento médico más sofisticado era la aplicación de sanguijuelas. Así que nadie se preocupaba por el colesterol y esas porquerías.

El avance de la medicina trajo muchas malas noticias, ahora lo que no mata, engorda.

Por otra parte la Naturaleza se empeña en hacer que los alimentos más saludables sean los menos apetecibles, de manera que una regla general para mantenerse saludable en cuanto a la alimentación podría ser: “Si lo que está masticando tiene buen sabor, escúpalo inmediatamente”.

Cómo demonios hace uno para saber lo que tiene que comer con la única ayuda del triangulito nutricional (me niego a llamarlo “pirámide” hasta que me muestren lo que tiene en las otras tres caras) y la tabla de calorías?. Tendríamos que hacer las compras acompañados de una Comisión de científicos, que también supervisarían la preparación de las comidas y por supuesto vendrían con nosotros a toda clase de fiestas, cocteles, cenas, ágapes y saraos. Toda persona que quisiera alimentarse correctamente debería tener su Comisión particular, con lo cual una “cena íntima” sería de, al menos, 15 personas.

Ni hablar de la cena de fin de año con los muchachos de la oficina. Para eso habría que alquilar estadios. El científico jefe sería el encargado de pedir nuestra comida en el restaurante, previo pesaje, consulta de nuestro historial y breve deliberación con sus colegas. Claro que todo esto costaría sus dineros, además de tener que alojar a los científicos en nuestras casas, o por lo menos a uno de ellos que se quedaría de guardia durante la noche por si se nos ocurre  “picar” algo de la heladera.

Imagino que la cantidad de científicos que formaran cada comisión sería una muestra del status social de las personas.

 

La otra solución que se me ocurre es que a alguien se le ocurriera inventar una línea de comidas congeladas que contuvieran todo lo que un humano medio necesita en cuanto a nutrición. Un paquete para el desayuno, otro para el almuerzo, otro para la cena. Con una adecuada cantidad de combinaciones tendríamos el asunto resuelto, y nos podríamos morir atropellados por un camión pero asquerosamente saludables.

No entiendo por qué  nadie inventó esto todavía.

 

Buenas noches.

 

 

martes, 29 de junio de 2004

La ropa sucia (no) se lava en casa

Al igual que muchas otras personas, yo no lavo la ropa en mi casa. Para tales menesteres utilizo los servicios de un lavadero automático, conocido genéricamente en estas pampas como “LaveRap”.
El stock de prendas de vestir con el que cuento suele servir para cubrirme durante unos 15 días, suponiendo que no cometo la imprudencia de vestirme en forma diferente cada jornada.
Así, cuando el bolso que utilizo para ir almacenando la ropa cochambrosa está colmado en su capacidad, voy hacia este simpático establecimiento, tengo una charla intrascendente con su no menos simpática propietaria y, dejando unas escuetas instrucciones “por favor, no le pongan tanto apresto a las camisas, que el otro día casi me degüello al ponerme la corbata” me desentiendo del asunto hasta el otro sábado, en que voy a retirar la indumentaria ya adecentada. Sí, es verdad, no hay por qué esperar toda una semana para retirar la ropa, pero ya he establecido esta rutina y me funciona. O casi. Y digo “casi”, porque la semana de transición suele tenerme vestido con lo menos selecto de mi guardarropas. Si alguien no tuviera mejor cosa que hacer de su vida que observarme, podría predecir exactamente cuánto falta para que el ciclo de lavado se complete. Un signo inequívoco es la reaparición de prendas que no están tan limpias como para guardar, pero tampoco tan sucias como para lavar. Para ser francos, el viernes anterior al retiro de prendas limpias un obrero de la construcción parecería Karl Lagerfield al lado mío.

Cuando uno entra a uno de estos locales, se maravilla pensando cómo harán estas buenas gentes para no confundir las ropas, no perderlas, no dárselas a otro cliente por error, en medio de un aparente caos de camisas, pantalones, sábanas, toallas, medias y calzoncillos (las mujeres no mandan sus ropas interiores al LaveRap porque suelen ser delicadas, me refiero a las ropas, y por una extraña clase de pudor. A nosotros nos importa un comino que alguien se pregunte por qué tenemos un raviol añejo pegado al boxer).
Pues bien, no hay tal cosa: a juzgar por la desaparición de buena parte de mi indumentaria durante estos último años, debo sospechar que estas personas no son todo los organizadas que debieran, o que al monstruo que habita en el fondo de mi placard le encanta usar mis camisas. Bien, bien, lo admito, esto último es absurdo. Todo el mundo sabe que los monstruos de placard son alérgicos al poliéster.

Los del lavadero pierden mis ropas, o más bien se las entregan a otros clientes de vez en cuando. La leyes de la probabilidad dicen que alguna vez debe suceder la cosa inversa, y que a uno le tocará en suerte recibir una prenda de otra persona, y así fue una vez, pero la espantosa toalla de mano de colores chillones y textura parecida a la arpillera que me gané no compensa la pérdida de la peor de mis medias. Y digo “la peor” de
mis medias, así en singular, porque por alguna razón no menos singular las medias siempre desaparecen de a una, nunca de a pares. Tengo un cajón lleno de medias solitarias, suspirando por su compañera perdida. Podría tirarlas a la basura, pero son buenas para lustrar zapatos. También podría pegarles pequeños ojitos y hacer títeres para entretenerme mientras me decido a pedirle a mi vecino que deje pasar a los técnicos del cable a su departamento.

He llegado a aceptar la desaparición ocasional de alguna pieza de indumentaria con filosofía. Qué más podría hacer? Sería bastante enojoso ir con un Escribano Público que hiciera firmar un inventario a los del LaveRap cada vez que dejara y retirara mi ropa, y seguramente me saldría muy caro, sin contar con que probablemente los Escribanos andan detrás de todo este asunto. (No me miren así. Los Escribanos están detrás de todos lo asuntos raros. Después no me vengan con que no se los advertí).
Además, si de vez en cuando no me faltara ropa, nunca compraría nueva, a no ser que se desintegrara con el uso (así es como los hombres nos deshacemos de nuestra ropa interior, esperamos a que se desintegre. Nunca encontrará un hombre que haya tirado a la basura un par de calzoncillos). En el fondo esto debe ser bueno para la economía. Para la economía de los propietarios de lavaderos y casas de ropa. No me extrañaría que fueran los mismos (y que algún Escribano tuviera algo que ver).
Si yo hago cuentas, con lo que he gastado en lavaderos durante los últimos diez años, más la amortización incompleta de la ropa que perdí, me parece que me saldría más barato prenderle fuego a la ropa sucia que lavarla. Claro que también me fastidia comprar ropa nueva. Pero esa es otra historia.

Buenas noches

martes, 22 de junio de 2004

El sagrado derecho de ser estúpido

Una vez leí por ahí que todos tenemos derecho a ser estúpidos 15 minutos al día.
Evidentemente el que dijo eso estaba ejerciendo su derecho, porque para la mayoría de nosotros 15 minutos no alcanzan.
Vean sino la lista de estupideces que he cometido últimamente:

-Tengo que ir a Córdoba por un trabajo. Como voy a volver en el día, me voy en auto a Aeroparque y lo dejo estacionado allí. A la vuelta, me olvido de ese detalle y me tomo un taxi. Ahí me doy cuenta que algo se me escapaba, y me da tanta vergüenza que en vez de volver en el mismo taxi le digo al conductor que me deje en una esquina cualquiera y me tomo otro taxi de regreso al aeropuerto. Como me había olvidado completamente donde había estacionado, me paso casi media hora deambulando por entre el resto de los autos, apretando el control remoto de la alarma con la esperanza de que en algún lugar se encendieran las luces que me ayudaran a identificar mi vehículo. Sí, al final lo encontré, gracias.

-Después de un pequeño déficit de sueño, me levanto y me dispongo a desayunar. Me sirvo un vaso de Coca-Cola y a continuación, le pongo leche. No contento con esta torpeza, procedo a tomarme el inefable brebaje. Mis papilas gustativas reaccionan con violencia ante la inesperada agresión, y escupo el líquido marrón y burbujeante sobre mi camisa y corbata limpias.

-Estoy durmiendo, suena el teléfono. Durante 20 segundos intento infructuosamente detener la alarma del despertador, que obviamente no está sonando.

-Hago una limpieza de papeles en casa, entre las cosas que tiro está mi DNI.

Esta es solo una pequeña muestra, no sigo porque me da vergüenza.
Los más piadosos de entre los lectores pueden pensar: “Bueno, eso no es ser estúpido, es ser distraído”. Agradezco su apoyo, pero no. Distraído puede ser un sabio nuclear que pone una media de cada color porque mientras se viste está resolviendo una ecuación diferencial en su cabeza, no uno que si tuviera algún dispositivo de audio conectado al cerebro lo único que podría escucharse sería un zumbido permanente y algunos tara-reos mezclados con expresiones como “ugh!” “ahhh!” “Uhhh!”.

Es así, señores, yo ejerzo el derecho a la estupidez a toda conciencia, con todo entusiasmo y sin ningún pudor.
Claro que trato de mantenerlo en privado, aunque algunas veces ni siquiera eso me sale.
Pero esa es otra historia.

Buenas noches.


miércoles, 9 de junio de 2004

Cositas sueltas

Alguien en mi edificio me está afanando el cable, me dicen los técnicos. Como resultado no veo la TV,
la adivino detrás de una lluvia espesa.
Me ofrecieron cambiar todo el tendido desde la terraza hasta mi departamento, pero para eso tienen que entrar al departamento de mi vecino. Mi vecino está loco. El encargado no quiere hablar con él. Yo tampoco, porque siempre me viene con delirios místicos. Entonces no ten go cable, pero igual lo pago todos los meses.
Estoy más loco que mi vecino.

Masoquismo: Ver en el canal Gourmet con una imagen apenas reconocible y un sonido “fggssssssss” como fondo, a un tipo que cocina pechuguitas al estragón y recomienda un bojoulaise para acompañarlas mientras uno come fideos recalentados sin manteca, sin queso y toma agua de la canilla.

Cualquier ingreso extraordinario es compensado inmediatamente con un gasto extraordinario. No importa cuánto gane, siempre tengo la misma plata. Poca.

Si me pagaran por rascarme la cabeza, y de repente tuviera piojos, podría pedir aumento de sueldo?

En este momento estoy descalzo hasta las orejas.

Cosas que me dijeron mujeres:
-Machista.
-Contrahegemónico. (una intelectual, sin duda)
-Silver tongue evil (era inglesa, la chica).
-Insensiible.
-Bruto.
-Bestia.
-Superficial.
-Raro.
-Inescrutable.
Algunas también me dijeron cosas feas.

Este mismo día, pero de 1999, yo estaba en México.

Ayer mi cepillo de dientes eléctrico dejó de funcionar. Lo desarmé todo. Ahora sigue sin funcionar, pero sé exactamente por qué. Porque lo desarmé todo.

Uno de estos días voy a comer sandía con vino delante de muchos testigos, así se dejan de jorobar con esas supersticiones. La superstición es propia de gente ignorante.
Y además trae mala suerte.

Oído en una verdulería, al pasar:
Cliente: -Tito, me das ciruelas blancas?
Verdulero: -Qué sos, posmoderno?

lunes, 7 de junio de 2004

Las Sociedades Secretas ya no son lo que eran

Todos estamos más o menos habituados a recibir SPAM (mensajes no deseados) en nuestras casillas de e-mail. Las ofertas de cosas o servicios que deberíamos adquirir son variadísimas, algunas rozando lo inverosímil. A mí me han ofrecido graduarme sin dar exámenes en "prestigiosas universidades" (Señores Decanos de las "prestigiosas universidades", me siento honrado con su oferta, pero no, gracias, no creo que se vea bien en mi currículum un título de Ingeniero Nuclear de la Facultad de Ciencias Generales de la Universidad Ciberespacial de Coyote Esquizofrénico, Nuevo México, sobre todo si el único requisito para graduarse es un número de tarjeta de crédito), también han intentado tentarme con la promesa de agrandar mi pene (me pregunto cuál de mis ex-novias anda por ahí dándoles mi dirección de correo electrónico), borrar mi historial crediticio (no tengo tal cosa, muchachos, a mi me niegan los créditos mucho antes de que lleguen a convertirse en historial), comprar casas con hipotecas baratísimas (en el mismo edificio donde funciona la Universidad Ciberespacial de Coyote Esquizofrénico, Nuevo México), conseguir toda clase de pornografía (y me refiero a TODA clase), comprar listas con millones de direcciones de e-mail para poder mandarles SPAM y así por lo menos sentir que todos sufren conmigo, comprar novias rusas o filipinas (sí, de verdad), y una cantidad de otras cosas que borré antes de leer.
De hecho, en una época recibía tanta basura que tuve que cambiar mi dirección de correo electrónico, con la ventaja de perder contacto con cierta cantidad de gente indeseable en el proceso (antes para eso había que mudarse de casa, ahora solamente de dirección electrónica, amo la tecnología).

Pero hay un mail no solicitado que no borré, porque tiene una oferta completamente novedosa.

Todos ustedes habrán escuchado algo de Sociedades Secretas, aunque sea en películas o novelas de misterio de 2 con cincuenta. La pertenencia a esas Sociedades suele ser ocultada ( por eso se llaman secretas, señores, no se me distraigan) por sus miembros, que se identifican unos a otros con algún tipo de señal que sólo ellos conocen.
Tienen rituales de iniciación de lo más pintorescos de los cuales desconozco todo en absoluto, incluyendo si es que en realidad son pintorescos ; a lo mejor para iniciarse hay que llenar un formulario por triplicado y adjuntar una fotografía 4 x 4. Bien, lo admito, no se nada de lo que hacen estas Sociedades, no pertenzco a ninguna, y aunque perteneciera no podría decírselos, (mientras escribo esto estoy rascándome el lóbulo de la oreja derecha con la mano izquierda, pasando el antebrazo por detrás de mi cabeza, hermanos míos).

Siempre me ha parecido que ser miembro de alguna de estas Logias (así se suelen llamar los grupos de acólitos) debía tener grandes ventajas. Por ejemplo, imagínense que usted y su Jefe pertenecen a la Gran Logia Revelada de las Nutrias Flameantes. Se encuentran en las reuniones , se hacen la señal secreta cuando se cruzan en los pasillos de la oficina y en general comparten secretos que ni sus amigos conocen. ¿A quién suponen que el Jefe le concederá un aumento? ¿Al contador Bermúdez, cuyo único mérito es haber cerrado los balances durante 45 años sin un solo error o a usted, que la noche pasada estuvo codo a codo con su Jefe en el ritual mágico de la depilación de la Nutria Flameante, e incluso le tocó el honor de enchufar la afeitadora que su Jefe sostenía en la mano derecha, sonriente debajo de su máscara de Gran Depilador ?

¿Quién será recomendado para un ascenso, el gordo Baltiérrez que lo único que hizo en su vida es tener dos ideas de morondanga que hicieron que la empresa triplicara sus ingresos, o usted, que en la Logia acaba de ser aceptado en el grado de Guardían del Ortótomus Magníficus?

Son preguntas retóricas.

Pero no solo en el ámbito laboral debe haber ventajas. Toda clase de personas influyentes deben ser miembros de Sociedades Secretas. Así, cuando lo pare la Policía después de haber pasado seis
semáforos en rojo mientras manejaba borracho en marcha atrás por una calle peatonal, le hará la seña secreta al comisario, y este dirá "Dsculpe, nos confundimos de persona", y lo dejará circular.
Es cierto, puede que el oficial no sea de la Logia y al hacer la seña secreta usted sea malinterpretado con lo cual además de ir preso lo molerán a palos, pero seguro el Juez sí estará iniciado en los Misterios y lo sobreseerá sin pestañar, además de concederle una millonaria indemnización. Claro, también puede que el Juez no sólo no sea miembro, sino que además malinterprete a su vez la seña secreta y le agregue unos cuantos años a su condena, pero el Director del Penal entenderá, y lo dejará salir a los tres meses (que serán cumplidos en un SPA) por buena conducta. Si esto último no sucede, y el Director lo manda al Pabellón de Presos que Les Pegan a los Recién Llegados Hasta que se Aburren (llamado "La Casita Feliz" entre los internos) le recomiendo que se afilie a una Logia más prestigiosa y que tenga como señal secreta
algo que no sea tan fácilmente confundido con un gesto obsceno.

Se estarán preguntando adonde voy con todo esto. Ténganme paciencia.

Si bien la Gran Logia Revelada de las Nutrias Flameantes no existe,y si existiera yo no podría decírselos, (mientras escribo esto estoy frotando mi codo derecho contra mi muslo izquierdo mirando en dirección sudeste,hermanos míos), hay una Sociedad Secreta cuya existencia nadie pone en duda y sobre la cual se tejen fantasías casi tan delirantes como las mías.
Se trata de los Masones cuyo origen se remonta a la Edad Media, y que de vez en cuando sale a la luz por algún escandalete mayúsculo. Si bien se afirma o se sopecha que una lista de grandes personajes que incluyen próceres, millonarios y gentes que por lo general no nos cruzamos en la cola del banco pertenecen a alguna de las múltiples Logias Masónicas existentes, nunca se había visto personas usando remeras con la leyenda "Yo soy masón, ¿y qué?", ni tampoco había grupos de masones tratando de reclutar socios en los shoppings,ni veíamos en los negocios calcomanás anunciando "25% de descuento para masones". Concedamos que no era un Sociedad MUY Secreta (todos sabemos que existen) pero tampoco sucedía que cualquier salame les podía tocar el timbre del Templo y pedir una solicitud. Suponíamos que para ser miembro había que ser presentado por otro miembro (uno tenía que ser elegido) y pasar por alguna clase de ritual iniciático.

Hasta ahora.

Resulta que entre todo el correo basura recibí un mensaje invitándome a no saben qué? Efectivamente, me invitaron a convertirme en masón POR E-MAIL. Tienen hasta página web, los muy modernos (no, no les voy a dar la dirección, si quieren ser masones busquense su propia Logia, así por lo menos conservo la ilusión de que me eligieron para recibir ese mail).

Pero vamos, qué clase de Sociedad Secreta tiene una página web al alcance de cualquier profano? Cómo va uno a sentirse parte de un grupo selecto y  escogido si la membresía está al alcance de cualquier papanatas con correo electrónico? No es serio, señores. A este paso los masones van a convertirse en un grupo cualquiera, como el Club de Leones o el Rotary pero con túnicas y velas grandotas.

¿Qué sigue? ¿Pagar la cuota de acólito con débito directo en cuenta bancaria? ¿Gente tocando timbres tratando de vender rifas de los masones? ¿Calcomanías en los autos? ¿Leyendas en los paragolpes traseros de los camiones del tipo "Como dice Tomás, aguante la escuadra y el compás, "? (si no entendieron esto, ustedes no saben nada de la masonería, jeje).

Adiós reuniones secretas en salones oscuros, recitando palabras en idiomas cuyo origen se pierde en las nieblas de los tiempos...adiós señas crípticas, que seguro ahora los masones usan una credencial para identificarse (sólamente válida con el talón de pago de la cuota social al día).
Adiós ventajas, que cuando le mostremos al Juez la credencial nos va a decir "Ah, yo también soy masón, pero eso no lo disculpa de haber atropellado a la vieja, y además mi Logia le ganó por goleada a la suya el martes pasado en el Campeonato de Futbol Interlogias".

Así que ya saben. Si alguno de ustedes pertenece a una Sociedad Secreta que se precie de tal, y por alguna razón deciden que soy apto para ser iniciado, por favor contáctense conmigo de algún modo misterioso y sutil, asegúrense de tener una sede escondida, háganme pasar por pruebas estrafalarias y tengan la decencia de presentarme con acólitos influyentes. Que de clubes ordinarios está lleno.

Buenas Noches.
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