Siempre pensé que el mejor momento de las vacaciones es el instante previo a que comiencen. Entonces es cuando el tiempo parece lento, y nos dedicamos a volar con la imaginación pensando una y mil veces lo que haremos en nuestro descanso.
Una vez que las vacaciones comienzan realmente, ya empiezan a contaminarse con extrañas sensaciones, al principio aisladas y luego, a medida que transcurren los días, cada vez mas intensas y frecuentes. Esas sensaciones son como ráfagas de un viento frío que nos sorprende de repente: imágenes del regreso, recuerdos del trabajo, de nuestra rutina.
Tratamos de alejarlas de nuestra mente, y nos concentramos en disfrutar lo mas posible, aunque de tanto en tanto no podamos evitar hacer la cuenta de los días que faltan, lo que a partir de la mitad de nuestras vacaciones nos provoca una sensación desagradable que se podría describir con la frase “no somos nada”.
Aquí me encuentro yo ahora, lejos de los numerosos planes que tenía en el momento de participar en el concurso “Bugman por una semana”, veo que estoy a mitad de camino y aún no tengo idea de lo que es esto y no se si lo he disfrutado a conciencia. La sensación del tiempo que transcurre comienza a surgir, poco a poco.
Me pregunto quien fuí, quien soy, quien seré cuando deje de ser éste que no soy pero que trato de ser..
Podré concluir mi investigación sobre los noruegos?
Aprenderé a pescar visitantes incautos que provienen de los buscadores?
Llegaré a presidente de la mano de D.O.L.A.P.E?
Podré decirle a mis hijos que he sido un digno Bugman?
Tendré hijos?
Dificilmente una semana me alcance para todo.
“Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina”, decía la canción de Vox Dei que escuchaba en mi adolescencia.
Quedará la experiencia en la lista de lo que “alguna vez y ya no”: usar barba, estar casado, ir a la escuela, comer chocolatines Jack, ... ser Bugman
Tal vez esta semana pase demasiado rápido pero no importa..
Faltará una semana menos para mis vacaciones.
Eso si que va a estar bueno.
Buenas noches.
Una vez que las vacaciones comienzan realmente, ya empiezan a contaminarse con extrañas sensaciones, al principio aisladas y luego, a medida que transcurren los días, cada vez mas intensas y frecuentes. Esas sensaciones son como ráfagas de un viento frío que nos sorprende de repente: imágenes del regreso, recuerdos del trabajo, de nuestra rutina.
Tratamos de alejarlas de nuestra mente, y nos concentramos en disfrutar lo mas posible, aunque de tanto en tanto no podamos evitar hacer la cuenta de los días que faltan, lo que a partir de la mitad de nuestras vacaciones nos provoca una sensación desagradable que se podría describir con la frase “no somos nada”.
Aquí me encuentro yo ahora, lejos de los numerosos planes que tenía en el momento de participar en el concurso “Bugman por una semana”, veo que estoy a mitad de camino y aún no tengo idea de lo que es esto y no se si lo he disfrutado a conciencia. La sensación del tiempo que transcurre comienza a surgir, poco a poco.
Me pregunto quien fuí, quien soy, quien seré cuando deje de ser éste que no soy pero que trato de ser..
Podré concluir mi investigación sobre los noruegos?
Aprenderé a pescar visitantes incautos que provienen de los buscadores?
Llegaré a presidente de la mano de D.O.L.A.P.E?
Podré decirle a mis hijos que he sido un digno Bugman?
Tendré hijos?
Dificilmente una semana me alcance para todo.
“Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina”, decía la canción de Vox Dei que escuchaba en mi adolescencia.
Quedará la experiencia en la lista de lo que “alguna vez y ya no”: usar barba, estar casado, ir a la escuela, comer chocolatines Jack, ... ser Bugman
Tal vez esta semana pase demasiado rápido pero no importa..
Faltará una semana menos para mis vacaciones.
Eso si que va a estar bueno.
Buenas noches.
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