martes, 30 de noviembre de 2004

Precisamente

He recibido una simpática amenaza invitándome amablemente a actualizar el blog, y como yo soy muy sensible a los pedidos de esta naturaleza, aquí está lo que salió. A mi querido amenazante, le advierto que esto es lo que se obtiene cuando me hacen trabajar bajo presión.

Entre las 23432 cosas que me ponen nervioso, está la falta de precisión en el lenguaje. Me refiero al leguaje cotidiano, que si los técnicos de la NASA le dijeran al jefe de misión que apunten el transbordador "más o menos por donde está esa estrella azulcita", imagino que irían a parar a la estrella azulcita impulsados mediante propulsión pédica.Y es que la gente (para los que no son lectores habituales, cuando yo digo "la gente quiero decir "todos menos yo") tiene la tendencia a manejarse con datos deliberadamente vagos. Tengo la teoría de que al actuar así evitan hacerse responsables de las consecuencias de sus decires. En efecto, se tiene por costumbre que si alguien te dice que va a estar en determinado lugar " a eso de las 8", (o peor aún "tipo las 8 "), se dará por cumplido si llega entre las 7:45 y las 8:15, siendo aún estos amplios límites inexplicablemente elásticos.

Me resulta detestable que alguien diga que "está a 5 minutos" de donde está uno, porque eso es mentira en el 99,999999% de los casos. Si la persona viene en su automóvil, la única manera de cumplir ese plazo es que esté bajando en ese preciso momento de su coche ya estacionado, y que el punto de encuentro esté a menos de tres cuadras, siempre que no haya una avenida de por medio ni un ascensor que abordar. Claro que en ese caso, te dicen "ya llegué". Pero cómo demonios vas a haber llegado, si yo estoy acá y no te veo? Por qué diantres me llamás de tu celular si estás al lado mío? No llegaste nada, vas a tardar 15 minuto o más, me estás mintiendo, y te detesto!Si la llamada realizada desde el auto en movimiento tiene por objeto avisar que están "a 15 minutos", póngase cómodo. La única manera de llegar adonde está usted en 15 minutos es en helicóptero. Y que usted esté parado en el helipuerto. Y que no haya viento.

Otro aspecto de la falta de precisión se refiere a las direcciones. No me explico por qué pero las personas prefieren abundar en todo tipo de detalles intrascendentes cuando deben decirte dónde está un lugar. En vez de decirte "Nos encontramos en el restaurante "El bife alegre" que queda en Capitán Tarambuso 3452" prefieren "Nos encontramos en el restaurante de los bifes, queda en Capitán Tarambuso, o en Juan de la Mocha, es ahí donde están todos los restaurantes, tiene una entrada con un toldito verde, fijate, es el que tiene un tipo parado en la puerta".Pensando en que quizás podamos encontrar la dirección acudiendo a la bienamada Internet tratamos de saber cómo se llama el restaurante y nos dicen "el bife contento o algo así". Y allí vamos, como el protagonista de la novela "Mensaje a García". Si por obra del azar llegamos luego de recorrer media ciudad frenando abruptamente ante cualquier toldito verde con un tipo parado abajo, estaremos solos. Porque obviamente nos dijeron que iban a estar "tipo las 9" y apenas son las 8:30 (por supuesto, nosotros salimos con mucha anticipación para compensar nuestra ignorancia geográfica).

Esta falta de rigor también se manifiesta cuando hay que acudir a una esquina cualquiera. "En Intendente Paguzzi y Sargento López", nos dicen como si no supieran que hay 4 (CUATRO) esquinas que llenan ese requisito. Como llegamos antes que todos, nos paramos en una de las 4 posibles ubicaciones y barremos el horizonte metódicamente cual faro de Alejandría, hasta que el impreciso aparece (media hora tarde). Yo tengo un sistema de coordenadas absolutamente infalible para estos casos, que consiste en decir "calles x y z, par-par". Esto significa que voy a estar en la calle x del lado par de la numeración, en la intersección con la calle z, también del lado par. Como verán solo una esquina cumple la condición (puede ser par-impar, o impar-par, pero en ese caso puede haber una confusión en el orden , por eso prefiero par-par o impar-impar). Por supuesto, todos se ríen de mí.

En las zonas rurales esta vaguedad alcanza niveles épicos. Traten de preguntarle a un aparcero dónde queda la estancia de Fulano de Tal y se encontrarán tratando de averiguar cuántos kilómetros mide una legua, a qué distancia se tira un piedra o cuán alto puede volar un pájaro. Está bien, se disculpa en el campo, donde los minutos duran entre 60 y 450 segundos. (Pero yo sería feliz si el gaucho sacara del bolsillo de su bombacha un GPS y ofreciera sincronizarlo con el mío por medio del puerto infrarrojo).

También me resulta perturbador cuando alguien pretende darme idea de distancia utilizando unidades de tiempo: "Está muy lejos el cruce de San Peperonio?" "A 15 minutos". 15 minutos de qué? 15 minutos en bicicleta? 15 minutos caminado hacia atrás calzado con sandalias? Sí, es cierto. Uno puede deducir que está a 15 minutos desplazándose de la manera en que uno se desplaza cuando hace la pregunta, pero de todas maneras no es más fácil decir a 20 cuadras? Un poco de seriedad, señores. La única unidad de distancia que "parece" de tiempo es el año luz, e incluso esta es horriblemente mal utilizada cuando un ígnaro cualquiera dice muy suelto de cuerpo que tuvo que esperar "10 años luz" hasta que lo atendieron. Einstein se revuelve en la tumba mientras estruja un papel con la Teoría del Campo Unificado y se felicita por no haberla publicado nunca. Total los muy salames siguen explicando la Relatividad mientras comen empanadas esparciendo trocitos de carne picada al decir "Todo es relativo, macho, me entendés?".

Tal vez tenga mi de-formación ingenieril tenga algo que ver, pero estoy convencido de que la precisión es buena, no cuesta gran cosa y evita pérdidas de tiempo. A esta altura de mi vida si hubiera ahorrado todo el tiempo que perdí por culpa de la imprecisión ajena, probablemente dominaría el Esperanto. Me encantaría poder decir "calle Saragatuza esquina Bolaños, par-par" en Esperanto.

No me voy a extender sobre la notable tendencia femenina a describir dispositivos complejos con palabras como "cosito","ruedita" y "ganchito". Sobre todo porque entre los lectores puede haber alguna ingeniera que me espere a la salida de mi departamento y me atraviese con un "cosito" del tamaño de una cimitarra.

La única vez que la precisión me trajo algún problema, se debió paradójicamente a un malentendido. Yo había contratado los servicios de una mujer que venía una vez por semana a limpiar mi departamento, lo cual era maravilloso. En esa época les podía decir incluso de qué color era el piso. Y podía caminar sin que los zapatos se quedaran adheridos a una mancha parduzca de origen hipotéticamente orgánico. Esta mujer prestaba el mismo servicio en la casa de un amigo, que se entretenía en contarle historias un tanto escabrosas acerca de mi trabajo. De un modo obviamente impreciso le daba a entender a esta buena señora que yo tenía algo que ver con la policía, el ejército o alguna agencia de seguridad. Probablemente la abnegada doméstica fuera algo impresionable, y esto unido a que yo no me dedicaba a conversar con ella ni darle detalles de mis actividades iba conformando una extraña imagen de mi persona. Una mañana me llama este amigo para salir a andar en bicicleta y yo, con mi habitual precisión contesto "correcto, a las mil cuatrocientas, DTC". "DTC" significaba "Esquina del Arbol Peligroso" por sus siglas en inglés, que era un punto de referencia obligado desde que yo me había pegado un interesante porrazo contra el mentado árbol. Aparentemente esta especie de jerga de SWAT terminó de convencerla de que yo era un tipo poco recomendable. Puede ser que el hecho de que en ese momento yo me estuviera limpiando las uñas con un enorme cuchillo de paracaidista tuviera algo que ver. El asunto es que la fámula no volvió a aparecer nunca más. Y ahora tengo que decidir entre pasar la aspiradora o el arado por el piso de mi departamento.



Buenas noches.


jueves, 25 de noviembre de 2004

Paciencia, paciencia, algo se me va a ocurrir

Ya sé que hace mucho que no escribo nada bueno. Ni nada malo. Ni nada de nada.
Pero paciencia, que estoy preparando un artículo inteligente, provocador, ingenioso,
erudito, gracioso, interesante, claro, edificante, revelador, artístico, inspirador, elegante
y curioso.
Lo terminaré apenas se me ocurra el título, el tema y las palabras.
Mientras tanto los dejo con una palabra que viene muy de adentro : endoscopio.

Buenas Noches

jueves, 4 de noviembre de 2004

Breve Análisis de Canción Infantil

Probablemente cuando niños muchos de ustedes cantaron esta canción.
Es popular en varios países de Latinoamérica, con algunas variaciones
en su letra.
Comencemos este análisis presentando la canción completa, que en la
versión que yo conozco reza así:

"Arroz con leche, me quiero casar
con una señorita de San Nicolás.
Que sepa coser, que sepa bordar
que sepa abrir la puerta para ir a jugar.

Yo soy la viudita del barrio del Rey
me quiero casar y no se con quién.
Con esta sí, con esta no,
con esta señorita me caso yo!"

Veamos.
Tenemos problemas desde el principio:
"Arroz con leche, me quiero casar"
A qué viene el "Arroz con leche"? No se menciona el (para mí) repugnante
brebaje en ningún otro verso. Tampoco es importante para la rima, ya que
en realidad esta se produce entre "casar" y "jugar". Para el caso se podría
haber escrito "Arroz con pollo", "Salmón con tofu" o "Me duele un callo".
En mi opinión, el autor está reproduciendo parte de una conversación.
En efecto, alguien está diciéndole a su interlocutor que se quiere casar.
Tal vez "Arroz con leche" sea el apodo cariñoso con que llaman al receptor
del mensaje. O, como yo prefiero suponer, esta conversación se produce en
un restaurante y en el preciso momento en que empieza la canción los comensales
están eligiendo el postre. La conversación sería así:

Mozo: -Que desea de postre?
Interlocutor 1: -Arroz con leche.
(Interlocutor 1 se dirige al interlocutor 2 retomando el hilo de la charla)
Interlocutor1 : -Me quiero casar...

La canción continúa:
"...con una señorita de San Nicolás"
No sabemos a qué se debe esta precisión geográfica, tal vez Interlocutor 1
viva en esa ciudad, o en la cercanías, digamos Villa Ramallo.

"Que sepa coser, que sepa bordar..."
Evidentemente Interlocutor 1 prefiere las mujeres hacendosas, es posible
que también pretenda que le cocine, y que se quede en su casa criando
docenas de niños. Imaginamos que Interlocutor 1 es de la vieja escuela,
con tendencias conservadoras y hasta un poco burguesas. Seguramente
pertenece al Rotary o al Club de Leones.

"...que sepa abrir la puerta para ir a jugar."
Este verso tiene claras connotaciones eróticas. Es posible que a pesar
de su pretendida imagen de hombre de familia Interlocutor 1 sea en el
fondo un poco perverso y afecto a las orgías.

"Yo soy la viudita del barrio del Rey..."
Caramba. De dónde salió esta señora? Continuando con la teoría de
la conversación en el restaurante, podemos suponer que la viudita
irrumpe en el lugar anunciándose a viva voz, ya que no resulta lógico
imaginar que Interlocutor 1 se haya transvestido súbitamente
y se haya puesto a cantar en falsete mientras sacude frenéticamente
un abanico que sacó de su maletín de ejecutivo. Pero cuáles son las
intenciones de esta mujer?
Pues esto se verá en el próximo verso:

"...me quiero casar y no se con quién".
Ahora está claro. La viudita escuchó la conversación entre Interlocutor 1
y su amigo (del que desgraciadamente no sabemos nada) y hace un patético
intento de llamar la atención sobre su situación de mujer sola y desesperada.
Deducimos que el barrio del Rey queda precisamente en San Nicolás y que tal
vez es una zona de alto poder adquisitivo. La viudita prácticamente se está
ofreciendo a Interlocutor 1 presentando un lamentable espectáculo .

"Con esta sí, con esta no..."
Interlocutor 1, después de ignorar a la viudita, está eligiendo entre varias
posibles candidatas. Hay dos posibilidades: O está pasando revista a
unas fotografías de señoritas (seguramente provistas por el alcahuete
de su amigo, que ya nos empieza a caer mal) o tiene a las niñas redondamente
paradas ante su mesa, como si de un concurso de belleza se tratase.
Interlocutor 1 debe ser indudablemente un buen partido, si las mujeres se
le ofreecen descaradamente o se someten a la humillación de ser
elegidas como ganado.

"...con esta señorita me caso yo!"
Interlocutor 1 ha hecho su eleccion! Evidentemente no ha considerado en nin-
gún momento a la viudita (puesto que ya no es una señorita) y ella debe estar
en el bar del restaurante rumiando su frustración y bebiendo un vaso de whisky
tras otro.
Nótese que Interlocutor 1 no duda en ningún momento que la escogida
va a aceptar su propuesta matrimonial, no dice "A esta señorita se lo
propongo yo!". Es que Interlocutor 1 es un hombre de esos que obtienen
todo lo que quieren. Lo imaginamos degustando su arroz con leche con una
sonrisa de satisfacción (y un poco perversa, ya que estamos) mientras
imagina alguna cosa muy chancha que va a hacer con su futura esposa.


En otra oportunidad analizaremos más canciones infantiles aparentemente inocentes.

Buenas noches.

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