miércoles, 28 de julio de 2004

La Gran Pu...blicidad (vuelven los clásicos)

Esta es la segunda vez que publico el mismo artículo, porque la primera salió con problemas de acentos. De manera que hay personas que lo recibirán POR TERCERA VEZ, contando la original y la primera repetición. Mis disculpas. )

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Uno de los recursos más a mano para llenar espacio cuando uno no tiene ganas o tiempo de escribir es volver a publicar antiguas monografías. Como hay gente que visita esta página que no debe haber leído lo que sigue, para ellos es nuevo, así que ruego paciencia a los que ya lo leyeron.
Esto lo escribí en diciembre del 2003, por lo cual algunas cosas pueden estar desactualizadas.
Sí, ya se, lo podría haber revisado y cambiado las referencias a cosas que cambiaron, pero eso se parece demasiado a escribirlo de nuevo, y recuerden que mi objetivo era no escribir. Y a propósito, esta introducción ya es demasiado larga, así que sin más preámbulos:


Ultimamente mi vida social se ha visto un tanto reducida. Bueno, tal vez un poco más que eso. Está bien, digámoslo de una vez: los fines de semana mis únicas interacciones son con mis ocasionales proveedores de alimentos y servicios , y algunas veces incluso eso está limitado a ciertos gruñidos y al lenguaje corporal (esto último es todo un arte, intenten decirle a la mujer del lavadero que solamente planche las camisas y que no perfume tanto la ropa interior porque le causa irritaciones en sus partes pudendas con el único recurso de levantar sus cejas de a una a la vez, y después hablamos. O gruñimos, si lo prefieren).

Esta etapa ermitaña de mi vida trae varias consecuencias: en primer lugar, la liquidez excedente que estoy acumulando va a permitir que, (si la tendencia sigue estable) a los 80 años tenga el dinero suficiente para comprarme Noruega. Y cuando lo haga, lo primero que voy a hacer es prohibir los chistes sobre fiordos. Jamás escuché ninguno, pero seguramente son malísimos.

Otra consecuencia es que estoy mirando muchísima televisión. Me gustaría decir que solamente veo documentales y alguna buena película, pero es mentira: veo todo. El control remoto (o los cuatro controles remotos que ahora necesito para ver televisión, pero eso es otra historia) hace que pueda ver docenas de canales en rápida sucesión, en una práctica que es conocida como "zapping". Y no hablo de un zapping cualquiera, no señor. No se trata de estar viendo algo y cambiar de canal durante la publicidad, para luego volver y seguir viendo aquello. Yo navego por todos los canales, desde el alemán hasta "Utilísima Satelital", pasando por los de dibujos animados , las series, los programas de política que siempre tienen la misma escenografía (un escritorio y una planta), cine europeo, deportes, lo que sea. Afortunadamente no pago por los canales eróticos, de otra manera probablemente ya nunca saldría de mi casa, ni siquiera para alimentarme.

Pero por más experiencia y arte que uno ponga en esto de apretar los botoncitos, tarde o temprano se va a topar con la publicidad.Todavía me acuerdo aquella época en que los canales de cable no tenían propagandas. Uno podía ver la misma película 4 veces (la repetían el mismo día) sin ninguna interrupción. Eso era porque lo que uno le pagaba al cable era suficiente para prescindir de los ingresos publicitarios. Bueno, algo habrá pasado, o la calidad de la programación es tan alta que no se puede financiar sin comerciales (je,je, risa irónica), o los muchachos simplemente querían progresar, porque ya no se puede evitar la tanda. Pasado un tiempo, ya no traté de evitarla. Y ahora, directamente la busco, haciendo una especie de zapping inverso, un "pingzap". He aprendido tanto de la vida y la gente en estos últimos fines de semana viendo publicidad por televisión, que no puedo sino arrepentirme de no haber empezado antes.Y como mi altruísmo me impide guardar este valioso conocimiento para mí solo, he decidido compartirlo con ustedes, amables lectores.

Yo por mi parte doy gracias a la naturaleza y a los genes de mi línea materna que me han bendecido con una alopecía insobornable, lo cual me libra de pasar gran parte de mi vida atendiendo mi cabello. Ya bastante mal me va para que encima los rulos no me queden bien definidos, la tintura se me vaya con el primer lavado, o la electricidad estática haga que se me paren unos pelitos rebeldes. Tengo que luchar un poco contra la caspa (sí, los pelados podemos tener caspa, so ígnaros) pero es una lucha bastante llevadera, en realidad. He visto en piezas publicitarias de hondo contenido dramático los profundos conflictos de las mujeres que pierden la fe ante catástrofes capilares de diversos orígenes, y no puedo sino compadecerme de ellas, con una destacadísima excepción: la pelirroja del champú Dove. Cuando "esa" aparece en la pantalla, el pulso cardíaco se me acelera, la temperatura de mi cuerpo aumenta, mis pupilas se dilatan y parte de mi cerebro se desconecta; puedo sentir la adrenalina corriendo por mis venas, y una única idea se abre paso a gritos por entre los restos de mi obnubilada razón: MATEN A LA IMBECIL!!!!!! Digo, he visto gente estúpida protagonizando comerciales, pero esta mujer es el "non plus ultra" de la estulticia. Señorita, el hecho de que su anterior champú hiciera que el color rojo-payaso de su cabello se fuera ("se iiiiiiiiiiba", dice la idiota) es el menor de sus problemas. Con toda seguridad sus originalmente escasas neuronas también se fueeeeeeeeeeeron en el enjuague.

Los olores corporales son una fuente de infelicidad. No me malinterpreten, estoy conciente de que si no mantuviéramos amordazadas nuestras axilas con el conciliador desodorante, nuestra natural hediondez haría salir corriendo al zorrino más pintado. Probablemente no hay nada más oloroso que un cuerpo humano sin el mantenimiento adecuado, por lo menos nada que continúe caminando. Por lo tanto las propagandas de productos fragantes van a seguir siendo populares por mucho tiempo. Pero he notado que la nueva generación de comerciales de desodorantes no se limita a decirnos "para no oler a chivo, use nuestro producto". Vieron las propagandas de Axe? Por empezar, ya no se pone solamente en la axilas. Y hay que tener cuidado, porque adonde uno se lo rocía, zas! se le pegan las mujeres. Por suerte hay una especie de experto que nos dice donde ponerselo, imagínense lo incómodo que uno podría estar con una mujer adherida al hueco poplíteo.

La buena noticia es que la humanidad parece haber derrotado al fin al temible olor a pata, porque hace tiempo que no veo comerciales de polvo pédico (que a pesar de su equívoco nombre no es más que un talquito).

Las publicidades de perfumes me rompen el coco, por decir algo. Antes, uno más o menos creía entender que si era un tipo y se ponía determinado menjunje, las minas se iban a dar cuenta, y ponían los ojitos en blanco cuando uno entraba al ascensor. Si se era mujer, un salame buenmozo podía correr por media ciudad para regalarle flores. Estaba bastante claro: el perfume atraía al sexo opuesto. Ahora yo veo el comercial de Jean Paul Gaultier donde la pantalla aparece dividida en dos y una mujer negra, otra blanca y un tipo lleno de tatuajes se muestran alternativamente acariciando los envases de los perfumes (que tienen forma de cuerpos desnudos de mujer y de hombre), a otro cuerpo o a sí mismos y al parecer todos tocan a todos, así que no sé si tengo que comprar el que viene en el frasco con forma de mujer, el que viene con forma de tipo, si me voy a convertir en bisexual, lesbiano, onanista, gay o Contador Público. Una vez mi abuelita me regaló una loción para después de afeitarse de esa marca, y ante la duda, dejé de afeitarme.

Los productos específicos para la higiene femenina merecen una mención especial. Ser mujer y tener menstruaciones debe ser algo molesto en verdad. A nosotros también nos molesta de vez en cuando (o no, que hay gente para todo), pero vamos, andar así cada 28 días no debe ser broma. Aunque si nos guiamos únicamente por lo que se ve en los comerciales, la "toallitas higiénicas" en realidad están diseñadas para absorber enormes cantidades de agua o líquido azul, convertirlo en una sustancia indeterminada (también azul) e inducir en las mujeres unos deseos urgentes de andar en bicicleta, nadar, o montar a caballo.

A qué vinimos a este mundo? Naturalmente, a combatir la caries. Y es por eso que personas atractivas y aparentemente exitosas se preocupan terriblemente cuando un locutor dice que su actual pasta de dientes no los protege cuando comen una factura o se toman un café. Tambien por eso una familia teóricamente normal se vuelve estúpida de felicidad cuando anuncian que usan Colgate Triple Acción. Los párvulos de una escuela primaria parecen lobotomizados cuando su maestra les explica cómo tal dentífrico fortalece el esmalte dental. Yo empiezo a plantearme la posibilidad de dejar de lavarme los dientes y soportar el estigma de tener un aliento apestoso, el dolor de las infecciones bucales y un futuro ingiriendo únicamente líquidos y papilla, ante la alternativa de tener dientes perfectos pero actuar y sonreír como un idiota, que es lo que parece que les pasa a los que se cepillan frecuentemente.Y hablando de cepillos, ya sé por qué los transbordadores espaciales estallan de vez en cuando, y por qué todavía no hay ni una vacuna contra el SIDA ni una cura para el cáncer. Es que todos los científicos están diseñando cepillos de dientes! Y los laboratorios que tienen, llenos de pantallas de computadoras que ocupan paredes enteras deben costar tan caros que al final no queda plata para financiar bien a la NASA. Los nuevos materiales se usan para los mangos del nuevo "sarro-buster 5000" en vez de para las placas aislantes de los vehículos espaciales, y los pocos ingenieros que no están calculando en qué ángulo había que poner las cerdas se fueron a fabricar jabón en polvo, que evidentemente es otra frontera científica.

Ahora bien, usted tiene los rulos definidos y brillantes, la tintura no se le fue, huele como los dioses, puede andar a caballo y nadar todo lo que quiera aún en "esos" días y sonreír mientras lo hace con unos dientes blancos como el trasero de un noruego (recuérdenme que cuando compre Noruega, haga obligatorio para sus habitantes visitar el Caribe cada dos años). Usted tiene todo eso, entonces dígame por qué demonios no es feliz, caramba! Ah. Ya veo. Señora, disculpeme mi franqueza, pero está hecha una cerda. Pero no se preocupe, no necesita cuidarse en las comidas, hacer ejercicio, visitar al médico ni nada. Hay todo un universo de productos diseñados para gente como usted! (gente gorda y perezosa). Coma como un chancho, y después vea televisión mientras se pone un adminículo que le mueve las carnes de arriba a abajo sin que usted ni siquiera se despeine! O continúe comiendo como un chancho, péguese una calcomanía marrrón en el hombro y santo remedio!. Si lo prefiere de la forma difícil, puede hacer gimnasia, pero asgúrese de hacerlo con el aparato adecuado, porque si no se va a lastimar o mucho peor, se va a cansar. Yo me creo todo lo que dicen esas propagandas. Tiene que ser cierto, yo vi las fotos de "antes y después", y estoy seguro de que esos abdómenes que puestos en posición horizontal servirían perfectamente para lavar la ropa o ablandar milanesas se logran con solamente 15 minutos diarios de "electroestimulación". Lo único que no entiendo es que pudiendo obtener tan buenos resultados con tan minúsculo esfuerzo, todavía le hagan publicidad a unas fajas que en vez de hacer desaparecer los rollitos los esconden. Que barbaridad, todavía hay gente tan vaga que ni siquiera quiere ver 15 minutos de televisión mientras adelgaza.

He aprendido muchas cosas más viendo publicidad. Aprendí que ahora los teléfonos celulares sirven mandar mensajes escritos, sacar y enviar fotos de gente poniendo cara de zonzo o videos de gente esquiando, escuchar música o jugar jueguitos. Creo que algunos todavía sirven para hablar por teléfono, pero no estoy seguro. También sé como hacer panqueques perfectos, y depués lavar el artefacto correspondiente como "una brisa de placer" (les juro que esto no lo inventé, lo dice la propaganda del "Perfect Pancake"). Si en estos poco sociales días me alimento de publicidad, mi plato fuerte son sin duda los "infomerciales". Allí un supuesto experto le muestra a una audiencia sospechosamente entusiasta las bondades de determinado aparatejo durante media hora o más. Es una delicia. Por lo general el experto está acompañado de un presentador o presentadora que lo primero que hace es decirnos su nombre: "Hola, soy Elizabeth Halfbrain, y estoy aquí para presentarles el Busard Killer". Yo me pregunto: Quién demonios en Elizabeth Halfbrain, y por qué debería importarme??. Para resolver estas dudas llamé a la "Línea Directa Skip", pero me contestaron que si quiero sacar una mancha de excremento de ornitorrinco de una corbata de lino ecuatoriano, lo que tengo que hacer es sumergirla durante 30 segundos en la secreción del bicho nik-nik de Madagascar a una temperatura igual a la del molibdeno sublimado. No se les ocurrió pensar que si hay que hacer tantas maniobras para sacar manchas de la ropa en vez de lavarla nomás con Skip, será que al final el famoso detergente no debe ser tan bueno? Eh?

En el canal de dibujos animados la publicidad se dirige casi exclusivamente a los niños. Y quiero desde aquí rendir un justo homenaje a las agencias que hacen esas propagandas: su política de contratar exclusivamente a menores con diversos grados de discapacidad mental demuestra una sensibilidad social poco común en estos días. Aunque tal vez lo hagan por precaución: se fijaron que ahora una inocente galletita, un insospechable alfajor, unos simples cereales, un amable yogurcito son en realidad fuentes de energía poderosísima, que si fueran aprovechadas por niños con cierta inteligencia servirían para que ellos se apoderaran del mundo, esclavizando a los adultos gracias a su formidable fuerza? Yo no quiero vivir en un mundo donde la policía me apunte con la "Pistola Lanzadiscos". Probablemente sea mejor que solamente los niños tarados consuman eso, y así se limiten a hacer agujeros en las paredes durante una guerra de almohadas o a lanzar al espacio exterior a los perritos de las ancianas.

Una última nota sobre los yogures. Por qué será que ninguno es yogur y nada más? Ahora todos tiene adentro distintas clases de bichejos simpáticos que hacen no se muy bien qué cosas en nuestros intestinos y nos dejan tan saludables que da asco. Incluso hay uno que nos crea una especie de coraza brillante que nos defiende de los bichejos malvados. Yo no quiero ese brebaje. Yo prefiero el perfil bajo, y eso de andar por ahí brillando como una víctima de Chernobil no es serio, muchachos. Imagínenme en el cine, con una multitud de espectadores furiosos gritando "Apaguen al pelado!!!"

Buenas noches.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

al menos hubieras corregido el tema de las tildes!? No solo no querias escribir sino que ademas querias que nadie lo leyera? :) Te salio.

Bugman dijo...

Traté de corregirlo y no salió otra vez.
Cosas de la codificación. Tampoco lo voy a andar corrigiendo de nuevo, porque hay gente que lo recibe automáticamente en su mail, y me van a matar si les llega otra vez. Un poco de voluntad, carmba...:)

El Profe dijo...

¡Muy bueno Bugman! diría que delicioso y realmente en cuanto a la caspa en los pelados pensaba que era impropio, que el horrible polvillo estaba ligado a la cabellera como los labios a un beso...pero soy un ignaro en ese aspecto y en otros jaja

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