martes, 11 de abril de 2006

Instinto extinto

Estimados lectores, debo confesarles algo. No siempre mis artículos son producto de una aguda observación, una profunda reflexión y un concienzudo análisis. "Qué, alguna vez lo fueron?", se preguntarán los más sarcásticos de ustedes. Sí, algunas veces escribo los artículos más de una vez (incluso hasta dos veces) hasta dejarlos en un estado cercano a lo presentable. Pero en otras ocasiones me comporto como un escritor a sueldo y arrojo aquí los resultados de mi pereza mental. Lo hago sin mucha fe, esperando que el engendro pase desapercibido y sin mayor suceso. Se me ocurre que hay gente esperando que yo escriba algo, entonces escribo algo y no siempre es bueno. Mi instinto me dice que no es gracioso, no es irónico, no es divertido, no es inteligente y hasta es un asco de estilo, pero me resigno y lo publico igual. Y casi siempre pasa que "eso", esa emisión literaria casi espástica, ese artículo por el que yo no daba una escama de merluza, tiene más repercusión que cualquiera que me haya llevado días escribir. (Les dejo a ustedes, amables lectores, el trabajo de decidir cuáles artículos pertenecen a esta última categoría, que yo no confieso así nomás cuando hago algo de taquito).
El asunto entonces viene a ser que tengo los instintos completamente descalibrados, de manera que es muy probable que me vaya mejor si voy en contra de ellos. Así que:

-Voy a abandonar mis actuales ocupaciones para abrir una pista de patinaje sobre hielo, un parripollo y una cancha de paddle.

-En la próxima reunión de consorcio, le voy a decir a todos mis vecinos lo que pienso de ellos, seguramente me respetarán por mi sinceridad.

-La próxima vez que un Hare Krishna me pare por la calle, me detendré a conversar con él acerca de las cosas de la vida.

-Le diré al próximo cuida-coches que me ofrezca sus servicios que no los necesito, que esta es una ciudad segura y tranquila.

-Me comeré ese yogur que está en la puerta de la heladera hace un mes y medio, aunque huela raro.

-Aceptaré la invitación a conocer su establecimiento que me haga el próximo personaje de rostro patibulario mientras camino por la calle Lavalle.

-Pasaré el próximo fin de semana largo en la paradisíaca Isla Maciel.

El éxito me espera, y yo todo despeinado.

Buenas noches.

PD1: Pedimos disculpas a los lectores internacionales por los localismos.
PD2: A que no adivinan cuánto tiempo me llevó escribir este artículo?

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