viernes, 8 de septiembre de 2006

Aventuras a pedido


Todos conocemos a alguien que es el alma de las fiestas. El tipo nos puede contar algo tan anodino como la obtención de un permiso municipal para construir un gallinero y hacer de la humilde anécdota una historia memorable. No es que le pasen más cosas que a nosotros, es que él tiene ese don de contarlas de una forma entretenida, graciosa e interesante.

Del otro lado están aquellos que pueden exponer una escalada al monte Kilimanjaro perseguido por tribus de caníbales en helicóptero y producir en el ocasional auditorio un efecto parecido al de una colisión de tortugas (creo que esta analogía ya la usé una vez, pero me gusta y aquí se queda, caramba).

Al resto de nosotros se nos encuentra en una zona intermedia donde si la historia es tan extraordinaria que habría que hacer un denodado esfuerzo para arruinarla, probablemente salgamos bien parados.

El problema es que casi nunca nos suceden cosas extraordinarias que justifiquen de por sí el escucharnos más de cinco minutos seguidos sin presentar todos los síntomas del coma, la narcolepsia o el más simple y puro aburrimiento. Se podría decir que no nos ganamos la vida entreteniendo a la gente (por lo menos a mí no me pagan, lo cual me habilita para ser soporífero sin derecho a reclamo) pero vamos, ¿a quién que no sufra de timidez extrema no le gusta captar la atención de un grupo de personas por algún tiempo, disfrutando con sus reacciones, manejando los tiempos del relato con precisión provocando sorpresa, anticipación, deleite y aplauso? En cierta forma escribir un blog es eso, con la ventaja de que uno puede imaginarse todas esas cosas aunque en realidad no sucedan.

Bueno, ¿entonces qué hacemos las personas que no llevamos una vida de aventuras excitantes e increíbles, y que tampoco tenemos la habilidad de crearlas de la nada para tener anécdotas más o menos decentes, se preguntará el lector al borde del bostezo?. Una alternativa sería simplemente inventarlas, pero nos encontramos con una barrera cultural que nos impide disfrutar de una anécdota demasiado fantástica. Vamos, que todos le ponemos un poquito de pimienta a nuestros cuentos, si el individuo al que le chocamos el auto era un ser humano promedio no hace demasiado daño dotarlo de una estatura elevada, una actitud amenzante, fuerza sobrehumana, cuatro brazos, aliento ígneo y rayos saliéndole de los ojos. No, esto último no , ¿ven lo que pasa cuando uno no tiene buenas anécdotas?.

Al parecer estamos fritos, cuando nos toque contar algo tendríamos que excusarnos, fingir disfonía repentina, amnesia fulminante, locura o ganas de ir al baño.

Alguien tiene que ayudarnos. Debería haber un servicio de personas que ofrecieran anécdotas adecuadas al perfil de cada uno y nos dieran las indicaciones pertinentes para contarlas bien. Por un estipendio acorde a la categoría de la anécdota, y previa investigación de nuestra historia personal (estos profesionales deberían poseer una paciencia infinita para escuchar durante 2 horas cómo es la vida de un contador público, un empleado del Ministerio o un Jefe de archivos) se nos proveería de una o varias historias interesantes, verosímiles y capaces de tener al público extasiado incluso en manos de un relator mediocre.

Por ejemplo: Eusebio, oscuro empleado administrativo de una empresa que fabrica cinta adhesiva, tiene una reunión con sus antiguos compañeros de escuela, algunos de los cuales no ve hace 20 años. A la reunión se va a presentar Carlos, que pesca tiburones y caza jabalíes armado con un tenedor y un pedacito de hilo de coser, y además estuvo en 24 guerras, 15 huracanes y 9 naufragios. A pesar del rumor de que Carlos trae mala suerte, resulta casi una certeza de que nadie, pero nadie podrá superar su anécdotas.

Pero Eusebio tiene en sus manos el folleto de "Todos Oirán sus Memorables Anécdotas" (TOMA), y decide visitarlos.

En las oficinas de TOMA, una entrevistadora le hace llenar una formulario y después escucha con sonrisas y comentarios del tipo "Qué fascinante, no tenía idea de que la cinta adhesiva era tan importante para la civilización", las insufribles vivencias de Eusebio. La entrevista es convenientemente grabada, y se cita a Eusebio para el día siguiente. Mientras tanto, un grupo de escritores y novelistas fantasma (pista: buscar entre empleados de las aerolíneas) crea una aventura que contiene todos los ingredientes para convertirse en un cuento memorable : debe tener humor, peligro, una heroicidad módica, conocimientos poco comunes, respuestas ingeniosas, giros repentinos, sorpresa y suspenso. Y tal vez alguna mujer, si es que Eusebio va solo a la reunión.
En la segunda visita a Eusebio se le entrega un borrador de la anécdota y se revisan detalles inconsistentes con su idiosincracia. Una tercera ocasión será necesaria para que un actor interpretando a Eusebio le indique los gestos, las palabras, las inflexiones vocales necesaria para mantener en vilo a su público.

Así, Eusebio va a su reunión y a la hora de relatar aspectos salientes de su vida durante los últimos 20 años logrará despertar incluso la envidia de Carlos, que hasta es posible que lo invite a cazar jabalíes con tenedor.

¿Cómo es posible que en esta época en que hay hasta psicólogos para mascotas a nadie se le haya ocurrido ofrecer este servicio imprescindible? Yo lo usaría. Varias veces.

A propósito, la foto que ilustra este artículo fue tomada cuando Steven Spielberg me llamó un día y me dijo que con George Lucas estaban pensando en hacer una película que se tratara de un arqueologo que...

Buenas noches.

8 comentarios:

Norberto dijo...

Creo que un abogado no estaría mal para prestar esta clase de servicios.
Alguien que ayude a maquillar un suceso de manera que se destaque lo que nos conviene o en su defecto comenzar con la libre creatividad sin pensar si es verdad o mentira, mientras se trate de atraer a la gente.
Bugman, creo que un abogado es justo lo que Ud. necesita para esto, ademas no olvide que ahora Ud. es un hombre de la política y nunca estara de mas tener a un par de ellos.

Bugman dijo...

¿Abogados, Norberto?¿Le parece? Confío en su buen criterio, no por nada es usted mi jefe de campaña y futuro Ministro de lo que se le ocurra, pero, abogados...no se...se te dan vuelta en cualquier momento...mire si contando con todos los antecedentes personales del cliente después se aprovechan. ¿El DOLAPE va a necesitar abogados? ¿Tan pronto? No, si yo estaba dispuesto a ensuciarme un poquito para hacer triunfar nuestro movimiento, pero, abogados...

Norberto dijo...

Para prestar esta clase de servicio del que hablamos, no deberíamos olvidarnos de dar la opcion de alquilar testigos. Por ejemplo, que el cliente se lleve a un señor a la fiesta para testificar y avalar lo que cuenta.
Creo que a todos alguna vez nos pasó que en alguna reunion nos han utilizado, haciendo que si algun amigo cuenta algo, diga: ".. y tengo aca a mi lado a fulano que no me deja mentir"
La mayoría de las veces por no decir todas, que me han usado para eso, realmente no sabía, no recordaba, no podia dar fe si era cierto o no, pero bueno tuve que ceder y decir, claro, si por supuesto.
Pero se acabo! A partir de ahora sí les voy a dejar mentir, ya veran, en serio.
Y tengo a mi lado a Don Cosme que no me deja mentir.

Gustav dijo...

A veces encuentro algunas coincidencias entre los delirios de su blog y los de mi propia vida que me sorprenden. En este caso, me sorprende mucho que haya elegido la foto de Temple of Doom, ya que hace un tiempo he establecido la siguiente chanza en la oficina, cuando alguno está medio distraído, otro le salta al lado con una mano amenazante sobre el pecho al grito de "¡El templo de la perdición!", evocando la escena de esta película en la que así le sacaban el corazón a un extra para entregárselo a Kali.
Algún día le voy a enumerar cuantas cosas con las que estaba jodiendo en ese momento aparecieron en un artículo de su blog. Y ahí ya va a tener una anécdota interesante para contar.

Bugman dijo...

Srta Nyx, desde ya cuento con sus servicios y los del amigo Gustav. Pero el inconveniente que me olvidé de mencionar es que a mí no me gustan las reuniones, asisto cuando no tengo más remedio (por eso sobre todo asisto a las reuniones de farmacéuticos y de visitadores médicos). No podrían por favor ir en mi representación a un casamiento que tengo el mes que viene? Delen, y cuenten la vez que casi me saco un boleto capicúa en el 152...de paso inventen cosas sobre mí. Me encanta que la gente me mire de una forma rara pensando "será cierto"? pero no se animen apreguntarme.

Bugman dijo...

Norbert, usted como siempre haciéndome notar el detalle faltante. El testigo es fundamental, no hay como un desconocido que afirma con énfasis ante cualquier barbaridad que uno dice para convencer a un público escéptico. (yo no sirvo para eso, cuando me ponen en esa posición yo contesto "pero claro que te dejo mentir, mentí tranquilo, a mí que me importa")

Bugman dijo...

Gustav, me deja pasmado. Justamente cuando Steven me contó el argumento (le hice leerme todo el libreto por teléfono, interpretándolo y haciendo sonidos con los insumos de su oficina, solamente para divertirme y después recomendarle que lo llame a ese tipo Ford, que andaba sin trabajo) lo primero que se me ocurrió es que sería una buena broma de oficina eso de arrancarle el corazón a los compañeros. Claro que la primera vez que lo hicimos terminamos con un empleado preso y otro muerto, pero fue muy divertido, para qué negarlo.

Norberto dijo...

Y al compañero que detuvieron por arrancar el corazon con que motivo lo detienen? Por crimen pasional? JOJOJOJO
Ups, perdon... se me escapó
Bueno, aqui tienen ven? Otra cosa, el que quiere hacer una acotacion humoristica y fracasa produciendo solo risas de compromiso, como si estuvieramos frente a un concurso de Monas Lisas viendo esas sonrisas tibias en los contertulios.
Chicos! No cuenten este chiste en sus casas!

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