lunes, 20 de junio de 2011

Guía práctica para la ingestión de batracios



Algunas veces las circunstancias nos llevan a hacer cosas o tomar decisiones que resultan contrarias a nuestros intereses, inclinaciones o principios. En lenguaje popular, esto se denomina "comerse un sapo".

Si bien no conocemos las preferencias culinarias de los amables lectores, podemos afirmar sin temor a equivocarnos (y tampoco es que equivocarnos nos produzca demasiado temor) que un porcentaje bastante significativo de ellos no considera parte de su dieta habitual a los batracios anuros, al menos a los pertenecientes a la familia bufonidae, y por esta razón la sola idea de ingerir un gordo y jugoso ejemplar de estos animalitos les produzca una repugnancia insobornable.
Sin embargo, es casi una certeza estadística que tarde o temprano deberán enfrentarse a esta desagradable coyuntura, y como servicio a la comunidad Los Sin-logismos de Bugman les brinda esta breve guía para salir airosos de la prueba.

1.-Familiarícese con los batracios.
Muchas veces la repugnancia o el rechazo es fruto del desconocimiento. Comience a conocer a su futuro ingerido. Lleve a su hijo o a un sobrinito a ver al sapo Pepe, juegue al sapo, cómprese unas patas de rana, lea algunos cuentos en donde la princesa tiene que besar a un príncipe convertido en sapo, frecuente a personas que tengan muchas verrugas.

2.-Aprenda de los mejores.
Una de las formas más aconsejables para aprender a ejecutar técnicas difíciles es ver a quienes las emplean con maestría.
En el caso de ingestión de sapos, es probable que los más eximios practicantes se encuentren entre los políticos, los periodistas y algunos empresarios. Sin embargo, no estamos buscando llegar a la cúspide de la excelencia, de manera que dejaremos las técnicas avanzadas para quienes realmente se aficionen a la sapofagia, y nos conformaremos con aprender los principios básicos.
Para ello es muy aconsejable ver el Discovery Channel, específicamente esos programas donde los protagonistas son abandonados solos en medio de la naturaleza (solos con excepción de un equipo de filmación, dos médicos, tres productores, seis asistentes y una tonelada de provisiones)  y  deben sobrevivir comiendo y bebiendo toda clase de porquerías. Si bien cualquier imagen del superviviente masticando cucarachas, escorpiones o arañas o bebiendo líquido del cadáver de un camello podrá ser beneficiosa para su preparación mental (mostrándole que se pueden comer cosas asquerosos y continuar con vida), es preferible que se concentre en aquellos capítulos en donde el protagonista se encuentra en un terreno tropical y efectivamente ingiere batracios crudos mediante el sencillo trámite de arrancarles la cabeza de un mordisco, escupirla, y continuar masticando el resto del anfibio. 
Observe las imágenes varias veces, hasta que ya no le causen ninguna incomodidad.

3.-Comience con otros batracios.
El objeto de esta guía es que al final usted pueda comerse un sapo. En este paso, abandonaremos la contemplación y pasaremos a la acción, y empezaremos a comer batracios.
Comenzaremos, sin embargo, con un pariente del sapo cuya deglución, lejos de considerarse una asquerosidad, está reputada como una exquisitez propia de gourmets. Nos referimos, naturalmente, a la rana, cuyas ancas se sirven en restaurantes exclusivos y es uno de esos platillos que es obligatorio disfrutar, aunque más no sea para no sentirse tan estúpido después de pagar una cuenta cuyo monto suele ser similar al producto bruto de un país pequeño.
A decir verdad, la última parte de la operación (pagar la cuenta) probablemente sea más educativa que la comida misma.
Pequeña digresión: nunca he comido ancas de rana, pero he leído por ahí que su sabor es parecido al del pollo. No le veo la gracia a comer algo exótico que tenga un sabor tan familiar. 

4.-Ahora, sapos.
En algún momento tenemos que dar el paso, y ese momento es ahora. A comer sapos.
Pero descuide, estimado lector, vamos a hacerlo paso a paso.

-Consiga primero unos renacuajos (No, no sabemos dónde puede conseguir renacuajos. Esta es una guía para comer sapos. El día que escribamos una guía para conseguir renacuajos nos ocuparemos del asunto. Mientras tanto ponga un poco de buena voluntad, caramba). 
Ponga un puñado de renacuajos en un vaso con agua limpia. Écheles un buen chorro de whisky, vodka, ron o cognac, y obsérvelos hasta que dejen de moverse. Cierre los ojos y bébase el contenido del vaso de un trago.

-Repita la operación, bajando la dosis de bebidas espirituosas cada vez.

-Váyase a dormir. No vale estar borracho para lo que sigue. Continúe cuando se le pase.

-Ahora, completamente sobrio, tome uno de los renacuajos.(No, no sabemos cómo conseguir más renacuajos. Si se le terminaron consiga otros de la misma manera en que consiguió los primeros. Debería haber sido más previsor. Ahora vemos por qué llegó a la situación de tener que comerse un sapo). Decíamos, tome uno de los renacuajos por la cola. Si le da impresión que se sacuda y retuerza, puede desmayarlo aplicándole un golpe seco en el espiráculo. (No, esto no es una guía de anatomía de los renacuajos. Investigue un poco, hombre. Qué barbaridad). 
Proceda, entonces, a tragar el renacuajo sin ayuda de líquido alguno, como si se tratara de un comprimido.

-El siguiente paso consiste en tragar una cuchara sopera llena de estos protosapos, y (¿cómo que se quedó otra vez sin renacuajos? ¿Pero qué hace usted con los renacuajos? ¿Se los come? Bueno, sí, pero pareciera que lo está disfrutando hombre. No, no sabemos donde conseguir más, ¿cómo se lo tenemos que decir?).
Bien, cómase una cucharada sopera de renacuajos, no nos importa de dónde los saca. Si puede, mastíquelos.
Repita la operación hasta que pueda conservar los animalitos dentro del cuerpo el tiempo suficiente para que sean digeridos.

5.-Ahora sí, sapos, en serio.
Técnicamente, usted podría argumentar que ya está comiendo sapos. Pero no es verdad, es la misma situación de quien dice que come gallinas porque come huevos (sí, ya sabemos que los huevos de gallina que venden en el supermercado no está fecundados, es una forma de decir. ¿Por qué no se ocupa de conseguir renacuajos  en vez de venir a corrernos con la biología avícola?).
De manera que es momento de terminar con esto, y comerse un sapo hecho y derecho. Un sapo rechoncho con patas cortas y ojos saltones y piel fría verrugosa y áspera, y todo lo que tiene un sapo y lo diferencia, por ejemplo, de un pato a la naranja.
Si le han quedado algunos renacuajos (no, no se lo decimos a usted, ya sabemos que no le queda ninguno. No empiece a protestar porque no le dijimos que iba a necesitar más. Fíjese que estamos diciendo "Si le han quedado". Condicional, ¿entiende?). Decíamos, si le han quedado algunos, podría ser que estuvieran bastante desarrollados a esta altura, y quizás alguno sea un verdadero sapo de reducido tamaño. 
Si así fuera, comience, naturalmente, ingiriendo ejemplares pequeños. 
Cuando se sienta confiado y seguro, tome un bufo bufo adulto de unos 12 o 15 centímetros, y cómaselo.
Es necesario aclarar en este punto que hay varias líneas de interpretación de la frase "comerse un sapo". Algunas preconizan la deglución sin masticación, otras por el contrario aconsejan un mascado concienzudo. Las menos ortodoxas incluso permiten la limpieza del batracio antes de proceder a la ingesta.
Nosotros estamos con la interpretación literal, es decir, que si usted tiene en sus manos un sapo, y un rato más tarde el animalito está en su estómago iniciando la fascinante aventura de la digestión, usted se ha comido un sapo.
Así de sencillo.

Esperamos que esta guía le haya resultado útil, y que la próxima vez que le toque estar en posición de engullir un anuro, sepa destacarse de entre su congéneres menos preparados para la ocasión, y demuestre la serenidad y la elegancia propias de un profesional. 


Buenas noches.



jueves, 16 de junio de 2011

domingo, 5 de junio de 2011

Cositas sueltas 31



-No es extraño que hayan anunciado que el mundo se terminaba, y que no haya sucedido. Lo que más demora de una obra son las terminaciones.

-Los teléfonos celulares no serán realmente computadoras de bolsillo hasta que se los pueda reiniciar con Alt-Ctrl-Del.

-La ignorancia puede ser motivo de humildad, de vergüenza a veces, pero nunca de orgullo. De manera que la próxima vez que me diga "Ah, pero yo no tengo por qué saber esto" , aténgase a las consecuencias.

-Pertenezco al numeroso grupo de personas que dicen no pertenecer a ningún numeroso grupo de personas.

-A vece sueño con irme a vivir a una cabaña en la cima de una colina que me permitiera ver a un persona aproximándose en un radio de varios kilómetros. Le pondría nombre, a la cabaña. Se llamaría : "El primer disparo es de advertencia".

-¿Cómo voy a ser antisocial yo, que hasta tengo cuenta en Twitter? Lo que no soporto es la gente.

-No soy machista. Siempre preferí a  las mujeres públicas antes que a los hombres públicos.

-Las sobrinas no deberían crecer nunca. Deberían tener siempre 7 años y usar vestiditos blancos.
(Dedicado a Sofía, que ya no tiene 7 años ni usa vestiditos blancos).


Buenas noches.
Blog Widget by LinkWithin