lunes, 16 de enero de 2006

Que me trajiste?

Pervertidos atrapados al 16/01/2006: 6


Escribe la lectora Nyx en su blog "Interzone" (http://spaces.msn.com/members/intzone/)

... "Una extraña llamada recaló (¿accidentalmente?) días pasados en la casa del señor Buguert (Cositas Sueltas 3). La curiosidad me llevó a urdir un plan para descubrir "El secreto deseo de Alberto".
Luego de una exhaustiva investigación, que movilizó a más de 500 efectivos y un mozo de La Giralda, estoy en condiciones de revelar qué le trajeron a Alberto de los Estados Unidos: un frasco de Lavanda Fulton y un poster de Richard Cleideman.
Gracias a todos aquellos que prestaron su colaboración desinteresada, a los que tuvieron que aguardar hasta este momento por una respuesta y a los que, en mayor o menor medida, alentaron desde sus casas. "

...

Podemos sacar varias conclusiones:
a) Alberto es un aficionado en esto de pedir cosas a los viajeros. Mire si uno va a tener un amigo que se va a USA y pedirle un frasco de "Vieja Lavanda Fulton", que se puede comprar en cualquier perfumería de barrio. (Acerca del poster de Richard Clayderman, me reservo mi opinión)
b) Hubiera sido interesante ver la cara que ponía el amigo de Alberto al encontrarse un operativo conjunto de 500 efectivos de la Policía Federal, Aduanera, Fiscal, Aeronáutica, Gendarmemería Nacional, Prefectura Naval, Bomberos Voluntarios de Villa Echenagucía, GEOPS, Ejército de Salvación y Boy Scouts que le gritaban "DETENGASE Y MUESTRENOS LO QUE LE TRAJO A ALBERTO!"
c) La lectora Nyx tiene una sorprendente cantidad de recursos. No me extrañaría que un día de estos me llegue por correo un paquete conteniendo el pie derecho embalsamado de un noruego.
d) A la lectora Nyx le faltan algunos caramelos en el frasco.
e) La lectora Nyx nos cae muy simpática, precisamente por eso.


Lo mejor de todo es que esta entusiasta colaboradora me trajo la idea para este artículo, justo cuando creía que nunca más se me iba a ocurrir nada:


En los últimos 7 años he tenido oportunidad de viajar frecuentemente por trabajo. Para los que nunca han pasado por esa experiencia, les aseguro que es un fastidio. No me vengan con eso de "Ah, pero por lo menos cambias de aire, conoces otros lugares, yo me la paso todo el año metido en este agujero, no te quejes". Sucede que cuando uno viaja por trabajo, trabaja. Todo el maldito tiempo. En algunos casos el viaje fue pagado por un cliente, y ya que hizo el gasto estará dispuesto a exprimirnos hasta la última gota para amortizarlo. Y cuando el viaje lo paga uno, bueno, cada minuto nos cuesta plata, así que hay que aprovechar el tiempo disponible para hacer lo que se supone que fuimos a hacer. De conocer, poco y nada, a no ser que estar muchas horas en aeropuertos se considere un aporte interesante a la cultura general. Y el poco tiempo libre que nos queda, tratamos de descansar. (Bueno, a veces se puede hacer alguna que otra salida, ver el relato del viaje a Las Vegas ).

Además de envidiarlo a uno por viajar, algunos amigos y familiares suelen pedir el cumplimiento de alguna pequeña comisión. Puede ser que les traigamos perfume, whisky, cigarrillos, determinada artesanía propia del destino que habremos de visitar, que llamemos a Fulano, que le hagamos llegar una nota a Mengano, la lista es tan interminable como las idiosincrasias de los solicitantes.

Supongamos que uno acepta la comisión, porque si no este artículo no tiene chiste. Entonces de alguna manera nos las arreglamos para disponer del tiempo para cumplir con el dichoso encargo. Claro que hay encargos y encargos. Están los relativamente sencillos del tipo "Traeme una Vieja Lavanda Fulton del Free Shop", y lo único que tenemos que hacer es, a la ida, verificar que en el Free Shop de Ezeiza tengan Vieja Lavanda Fulton y a la vuelta, pasar y comprarlo (esto es un pequeño consejo para los potenciales viajeros, hagan sus compras de Free Shop a la vuelta, así no tienen que cargar con los bártulos durante todo el viaje). Claro que puede suceder que no tengan Vieja Lavanda Fulton en Ezeiza, con lo cual habrá que revisar el Free Shop del aeropuerto de destino, o peor aún :si tienen, pero en presentación de 6 litros y cuesta más o menos lo mismo que el Producto Bruto de un país mediano. En ese caso qué hacemos? Lo consultamos a Alberto que nos hizo el pedido? Lo compramos igual suponiendo que Alberto no nos va a venir con "Ahhh...no...yo quería el frasco chiquito, no tengo plata para eso..."? No nos gusta la Vieja Lavanda Fulton, así que en todo caso quedárnosla no es una opción deseable. Estupendo, ya tenemos un asunto más que resolver.

También están los encargos del tipo: "Traeme una chuscarrecita bucarangueña, que allá en Colombia las venden en todas partes y son baratísimas". Obviamente cuando consultamos ningún colombiano sabe qué demonios es una chuscarrecita bucarangueña, y con toda amabilidad nos presentan una amplia selección de posibles candidatos a encajar en la definición. Así la chuscarrecita bucarangueña podría ser una manta tejida por lo indios bucarangos, la raíz del árbol bucarito de cual se extrae un pegamento, un remedio para el mal de ojo y el color azul de prusia, una pequeña escultura hecha de excrementos del cerdo bucaronte, un masaje de pies o una fiesta en una quinta con pileta de natación. Estamos perdidos, no nos queda más que comunicarnos con el solicitante, que nos informa que entendimos mal, lo que él quiere es un cinturón de cuero con hebilla de piedra verde. Nuevamente recurrimos a los lugareños y nos enteramos de que en realidad lo que buscamos se llama "cinturón de cuero con hebilla de piedra verde" y los venden en la Feria de Sancocho, que se hace todos los domingos a la mañana en el barrio de Turista Apuñalado. "Es peligroso?" preguntamos, y nos responden que no, pero que por si acaso no llevemos cámara de fotos, ni pasaporte, ni dinero, ni dientes de oro, ni ropa, ni órganos internos.

Hay quien supone que uno estará feliz de alcanzarle una caja llena de alfajores cordobeses a la familia Quispe, que vive en un pueblito a 400 kilómetros de la ciudad a donde vamos, quien insiste en que le llevemos una piedra de las ruinas de Hinchacocosticán y quien se ofende como si el hecho de que no hayamos tenido tiempo para ver la obra "My Beautifull Idiotic" (con una entrada que cuesta 300 dólares) fuera una afrenta personal.

Por eso, señores, absténgase de encargarme cosa alguna. No dedicaré ni un segundo de mi tiempo (que en este tipo de viajes cuesta mucho dinero) a buscar ningún cinturón de cuero con hebilla verde. No señor. Que todavía tengo cicatrices de la última vez que fui al barrio de Turista Apuñalado.

Buenas Noches


4 comentarios:

Anónimo dijo...

La correcta es la b: tengo una sorprendente cantidad de recursos.

Lo de los caramelos en el frasco se lo tolero; lo mismo se ha dicho de tanto hombre de genio que es casi un halago.

Lo que no le admito es que dude acerca de la veracidad de mi información. Yo no tengo la culpa de que este señor se haya pedido un frasco de agua florida que bien podría conseguir en una perfumería de barrio. Hay gente que tiene ese tipo de pompa.

A lo mejor sólo pidió una colonia y, como es un muchacho sencillo, lo engrupieron. vió cómo son, no?...

Bugman dijo...

Carmaba, yo no dudé de la veracidad de su información, lo que dije es que Alberto es un aficionado, o como usted bien dice, un muchacho sencillo. Imagino que con toda candidez debe decirle a sus amigos..."Uhhh...te vas a Egipto? Traeme alfajores!".
Una pregunta...ya que Alberto no fue a buscarlo, por lo menos los muchachos del operativo tuvieron la amabilidad de llevar al pasajero XXX a su casa?

Anónimo dijo...

Fuimos todos. Apenas el pasajero X arrivó al aeropuerto fue interceptado por un comando armado; le revisamos los bolsos, lo oligamos a desvestirse y le hicimos cantar "Los 60 granaderos" acompañado en guitarra por el cabo Iñíguez.

Luego de revelar el misterio lo escoltamos en caravana hasta la casa de Alberto, que salió incluso en calzoncillo y con una camiseta del Wanderer. Se le entregaron sus paquetes y de ahí llevamos al pasajero X a su domicilio, sito en el porteñísimo barrio de Balvanera.

Si no fuera porque se nos descompuso un boy scout y la gente del coro Kennedy estaba un poco fastidiosa, hubiéramos pasado a tomar un cacao. En fin, fue una larga jornada.

Bugman dijo...

Estupendo, entonces el pasajero X no tiene de qué quejarse. Con lo que cuesta un remise.

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