Considerando la escasa repercusión que ha tenido esta historia, tal vez sería prudente de mi parte abandonarla de una vez (de hecho nadie me preguntó qué había pasado con los hermanos Grandichenko). Pero como ya la escribí y soy cabezadura y este es mi blog y todo eso, insisto. Sin embargo aclaro que he reducido la extensión original del relato, que era casi una novela corta, a un máximo de 4 capítulos.
Continuamos pues con la historia de los hermanos Grandichenko. Veníamos del Capítulo 1 y entonces...
Continuamos pues con la historia de los hermanos Grandichenko. Veníamos del Capítulo 1 y entonces...
Dimitri y Feodor fueron esa misma tarde a ver al camarada Obtusov, presidente de la República Socialista Soviética de Pinerovia para pedirle consejo acerca de la posibilidad de abrir una fábrica de carpas en el país. Ocupado como estaba mondando patatas, el funcionario apenas si les prestó atención, pero les advirtió que cualquier actividad fuera del cultivo, cosecha y procesamiento de patatas era considerado antipatriótico y castigado con trabajos forzados en una granja de patatas.
Resulta hoy difícil comprender la estrechez de miras del camarada Obtusov, siendo que una nueva actividad podía traer prosperidad a su pueblo, pero debemos recordar que aquellas eran épocas oscuras para la libre empresa en esa parte del mundo y además el 67% de la población pineroviana* padecía de cierto retraso mental debido a la costumbre de celebrar casamientos entre primos hermanos.
Sería realmente estupendo para el interés del relato que los hermanos Grandichenko perseveraran en su decisión, incluso enfrentando a la autoridad, corriendo grandes riesgos y logrando al fin a fuerza de voluntad y valentía concretar un gran sueño. Sería estupendo pero falso, porque en realidad los muchachos al escuchar a su presidente se encogieron de hombros y olvidaron el asunto para siempre.
Ese mismo año la Unión Soviética entraba en la segunda guerra mundial.
Como parte de la movilización de tropas del Ejército Rojo, Pinerovia fue convertida en una base militar y todos su habitantes fueron reclutados, formando el Regimiento 23 de infantería, conocidos como "Los Patateros del Cáucaso".Resulta hoy difícil comprender la estrechez de miras del camarada Obtusov, siendo que una nueva actividad podía traer prosperidad a su pueblo, pero debemos recordar que aquellas eran épocas oscuras para la libre empresa en esa parte del mundo y además el 67% de la población pineroviana* padecía de cierto retraso mental debido a la costumbre de celebrar casamientos entre primos hermanos.
Sería realmente estupendo para el interés del relato que los hermanos Grandichenko perseveraran en su decisión, incluso enfrentando a la autoridad, corriendo grandes riesgos y logrando al fin a fuerza de voluntad y valentía concretar un gran sueño. Sería estupendo pero falso, porque en realidad los muchachos al escuchar a su presidente se encogieron de hombros y olvidaron el asunto para siempre.
Ese mismo año la Unión Soviética entraba en la segunda guerra mundial.
Tuvieron una destacada actuación en la batalla de Nalchik, cuando taponaron con patatas los caños de escape de todos los vehículos alemanes, permitiendo a la caballería penetrar el cerco que le habían tendido.
No tenemos noticias del papel que les tocó a los hermanos Grandichenko durante la contienda, de hecho el rastro se pierde hasta 1944.
Ese año resulta fundamental para nuestra historia, porque fue en enero o febrero, o tal vez marzo cuando Dimitri y Feodor partieron desde el puerto de Astrakhan a bordo de un carguero que transportaba pieles hacia un destino completamente desconocido para ellos: América del Sur, y más precisamente, Buenos Aires.
Continuara...
Buenas noches
* No sabemos el porcentaje exacto. Sí, lo inventamos.
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Hace un año, más o menos por estas fechas, escribía cositas sueltas 3 , y me quejaba de los encargos que me hacían cuando viajaba.
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8 comentarios:
Estimado Bugman,
Buen relato....seguiré las aventuras por la bella B.Aires....gracias por retomarlo y poder subirme al tren...
Un saludo.
Juro que estaba por preguntar qué había pasado con los hermanos Grandichenko
y continuara??
Buen relato!!
Analista, gracias, por lo menos a uno le gustó...
Emeefe, sí, claro, ahora voy y le creo. Mire, empieza con lo de los ojitos, ahora esto para levantarme el ego...no se adonde vamos a ir a parar. Mire que después agarro viaje y no me para nadie, eh?
Roxy, usted también? Claro, ahora resulta que todo el mundo estaba pendiente de esta historia...:)
Igual sí continuará, por más que protesten :P
Yo ni sabía de la existencia de los hermanos Grandichenko...
Me gusto el relato...
Saludos!
Virginia, no se haga problema, casi nadie sabía de los Grandichenko...hasta ahora. Gracias, un beso!
Respiro aliviado.
Debo confesarle (carajo!, como me cuesta "ustedear" pero me prometí a mi mismo que en mi blog le tutearé y acá le "ustedearé")
Retomo...respiro aliviado porque confieso que cuando leí uno ó dos párrafos de la última entrega circense creí que usted intentaba incursionar en un género absolutamente diferente al que tan magistralmente domina, entiéndame, por favor, correctamente: no dudo de su capacidad y eventualmente leeré con mucho interés algún drama Dostoyevskiano que usted escriba pero, en verdad, conozco personalmente los riesgos de cambiar el estilo.
¡Todo era una distorsión de mi trágica fantasía anticipatoria!
El estilo "Bugman" está en cada articulación semántica y en cada corte tajante de historia, y en el ingenioso y fino uso del absurdo...en fin...la escritura engañosaamente fácil y ligera que consigue apaciguar estados de ánimo crispados.
Por cierto, apreciado Bugman, desde que le leí por primera vez, evoqué a un difunto escritor mexicano, Jorge Ibargüengoitia, quien, a mi juicio tenía un estilo similar al suyo, filoso y con capacidad excepcional para la ironía y bueno, aunque violento ligeramente mi tendencia nacionalista (absurda pero viva)le digo que, a mi juicio, usted le supera en estilo, pero, el meollo -mmmmh, MEOLLO- del asunto es que Ibargüengoitia explotó su capacidad escribiendo novelas deliciosas con ese estilo que hace surgir no carcajadas sino sonrisas cómplices. Su editor fué el Fondo de Cultura Económica, una institución gubernamental mex. que sé tiene sucursal en Bs.As. En caso de que le interese le recomiendo:
"Los pasos de López", una deliciosa caricaturización de nuestro "Padre de la Patria"
"Estas ruinas que ves" una narrativa pícara semiautobiográfica; "Maten al León", comedia novelada llena de equívocos en que el tema central es eliminar al temible dictador local.
Aunque la producción de JI terminó abruptamente por causas naturales (Fué natural porque murió en un avionazo en los 70's)sé que todavía se edita en México porque hace tres ó cuatro meses compré una edición de "Instrucciones para vivir en México" que le regalé a un amigo gringo a quien los mexicanos le parecemos ininteligibles.
¿Qué tal que se haga millonario si se anima a escribir novelas?
¿Qué tal que ya lo haya hecho y yo esté "pendejeando" - diciendo boludeces, creo que dirían ustedes?
¡Basta!
Donbeto, estimado Donbeto, usted me abruma. Que compare mis insolventes producciones con las de cualquier escritor publicado (por más que sepamos que hoy en día se edita cualquier despropósito, no caigamos tampoco en la reverencia incondicional de la palabra en letras de molde) ya es un halago cuya desmesura habré de aquilatar cuando me haga de un ejemplar de la obra de don Jorge Ibargüengoitia.
Confieso con pudor que alguna vez me han sugerido que escriba una novela, pero sinceramente no me considero capaz. Sospecho que sería un crimen contra la naturaleza destinar un solo árbol a producir el papel que albergara las letras excretadas por un servidor. Claro que existe el papel reciclado.
Le mando un abrazo.
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