No vienen del planeta Zorg. No son verdes (aunque algunos son viscosos). No comen cerebros, no quieren apoderarse del planeta ni esclavizar a la raza humana.
Pero están entre nosotros.
Las personas ocupan un lugar en el espacio. Esto es indiscutible, y lo habrá podido comprobar empíricamente cualquier pasajero de medios de transporte público, asistente a un recital o encargado de funeraria.
Además de ese volumen aparente e impenetrable que ocupa el cuerpo físico, existe uno adicional que opera mientras el dueño del cuerpo se encuentra en pleno uso del mismo y que está constituido por una especie de burbuja que se proyecta hacia el exterior.
Esta zona, que denominaremos zona de intimidad varía con las culturas y con los individuos. No es igual un japonés que suele tomar el metro en Tokio donde unos empleados con guantes blancos empujan a la gente desde afuera para que las puertas del tren atestado puedan cerrarse que un alemán que considera que pasar por delante de la puerta abierta de su oficina sin saludar es una descortesía imperdonable.
La violación de ese espacio propio por parte de un desconocido produce incomodidad, irritación, malestar. (Aunque si una desconocida infartante se mete en mi burbuja bien podría hacer una excepción, después de todo es bastante grande).
Y es aquí donde voy al grano, aunque ustedes hubieran perdido toda esperanza. Hay gente que parece disfrutar especialmente meterse en la zona de intimidad de los demás.
Es la señora que nos encaja el carrito del supermercado en la cintura mientras hacemos fila en la caja.
Es el tipo que nos habla con su cara a seis centímetros de la nuestra, a los gritos y escupiendo.
Es el automovilista que pone el coche pegado al paragolpes del nuestro (La zona de intimidad se expande cuando uno está conduciendo un automóvil para abarcarlo y se proyecta un par de metros a la redonda).
Es el compañero de trabajo que mira por encima de nuestro hombro cuando estamos escribiendo un e-mail.
Es el desconocido o apenas conocido que nos agarra el brazo durante una conversación para llamarnos la atención sobre lo que está diciendo.
Es el o la que entra al baño mientras uno está tomando una ducha (otro fenómeno de zona expandida, en este caso toma las dimensiones del recinto).
Es el peatón que espera la luz del semáforo en la calle, invadiendo todo un carril y dificultando las maniobras de viraje de los automóviles.
Es el encargado de la tienda de ropa que abre inopinadamente la cortina del probador donde incómodamente tratamos de ponernos unos pantalones diciendo "¿Y, cómo anduvo?".
Ejemplos sobran. Ustedes, amables lectores, tendrán los propios.
Es probable que yo sea un poco más quisquilloso con mi espacio íntimo que el común de los mortales. Estoy dispuesto a admitir que la irritación que sufro al ser empujado, atropellado, rozado o tocado accidentalmente por desconocidos puede ser considerada excesiva por algunas personas. Incluso reconozco que tengo algo de lo que los franceses llaman oso mal lamido para describir a individuos reacios al contacto físico.
Digo todo esto a manera de advertencia. Porque , señor que estaba comprando en el supermercado el domingo pasado, la próxima vez que uno de sus malcriados niños se me acerque para darme una patadita y luego huya para buscar su protección, no habré de dedicarle una mirada gélida a usted y al parvulillo. No decidiré pasar por alto el incidente a instancias de mi mujer que siempre teme que yo salga en la sección de Policiales del diario de mañana. La próxima vez responderé. Solo eso. No le diré cómo. No quisiera arruinarle la sorpresa.
Buenas noches.
37 comentarios:
Disculpe la catarsis Bugman. 1)Tocadita de hombro de mamá;la que escribe adolescente lectora entusiasta de Papillon, el dedito de mi progenitora acompaña el por qué no salis a jugar al carnaval? _Ffffffffffffff. No má!
_Por qué no vas lo de tu amiga X que tiene mesita con videojuegos?
_Má vos por qué no me sacas el dedito del hombro y me dejas terminar de leer?
_(Ofuscada responde).Pero qué autista sos!! Invasión parental que le dicen.
Episodio 2: Maestra de kinder, luego del saludo se queda a 4 centimetros de mi cara, me corro y se acerca ahhhhhhhhhhhhh que quiere!!! maldita que quuiere!!!!
_Sabes qué?
_NO!(cara de asco a la enésima)
_Mañana me hacen un tratamiento para ver si encargo un bebé tan bonito como el tuyo!! (Pfff se aleja gracias dioses paganos).
Conclusión no entendí porque y para que me lo dijo, solo me sentí invadida.
Uhh unos segundos depues sentí que me rodeaba un iceberg y atine a lo lejos bien lejos desde la puerta desearle mucha suerte y me fui pensando porque habre sido víctimade tanta intimidad.
bueno voy a hacer uno de esos propósitos de año nuevo....no voy a escribir cortito , au revoir
"El término espacio vital, fue acuñado por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel (1844-1904), influido por el biologismo y el naturalismo del siglo XIX. En su idioma, él lo llamo LEBENSRAUM"
(Copiado del blog de mi compadre).
Estimado Bugman. completamente de acuerdo con usted. Ahora, ¿noto usted que el mismo sujeto que nos habla cerquisima, al mismo tiempo nos agarra del brazo parado en la calle y con irrefrenables ganas de entrar a alguna ducha a conversar con el duchado?
Abrazo!
JA! Muy bueno lo del oso mal lamido!
Agrego:
- el que come pochoclo en el cine y hace ruido al masticar!
- los que hablan por celular a los gritos en un bar, mientras nosotros intentamos leer el diario, pero en lugar de enterarnos de el índice del Indec, terminamos sabiendo que a esa fulana la acaba de estafar el plomero y quién se va a ser cargo, decime, ¿quién?
- El telemark. que te llama a las tres de la tarde un sábado para ofrecerte el terrenito en Claromecó...
Seguiría, pero no quiero abusar!
Estoy de acuerdo con usted al 120 %. De hecho el 20 % de exceso se da porque yo igual sí que se la habría liado al padre del mocoso. No me gusta la violencia y seguramente no le agarraría del cuello, pero dejar las cosas en su sitio es, más que un derecho, un deber.
En cuanto a la burbuja ... mire usted yo ya me estoy planteando cobrar peaje, porque la mía parece un boulevard. Conozco todos y cada uno de los ejemplos que ha puesto, en primera persona y algunos más.
En algún lado leí que "la casa de cada hombre es su castillo" y entendiendo por "casa" su habitación, entorno o "espacio propio", tu descripción es —como siempre— muy correcta amigo. En ese espacio íntimo hay reglas y códigos propios de un "señor feudal" que rigen sólo en ese lugar y una invasión asi sólo sea sonora (el ruidito de un cortauñas o la estridencia de una cumbia villera)puede ser muy ofensiva y movernos a repeler la "agresión" pero parece que lo mejor es movernos literalmente, para poner distancia entre nosotros y quienes por su ignorancia tienen tal atrevimiento. Un abrazo.
Bugman, digale al que viene a comentar después de mi que no me empuje, caramba!!
Yo también odio a los invasores de mi espacio!!!
Me niego a autorotularme "Osa mal lamida", pero me pasa lo mismo.
No hay nada que me irrite mas que las vendedoras que te abren la cortina del vestidor o los que en la cola del banco se ubican a tal distancia que sentís su aliento en la nuca.
Pesadíllico lo de la intrusión ajena en el baño mientras uno se ducha. Imagino que me sucede mientras tarareo Foule Sentimentale y no sé cómo reaccionaría. Creo que tendría que enterrar el cadáver del intruso bajo la higuera.
Lo banco a muerte, Mr. Bugman, siempre y cuando no se me arrime mucho.
Agrego una invasión: suelo caminar con una amiga que tiene la maldita costumbre de acercarse mientras camina para hablar más de cerca. Yo me alejo más, ella se acerca más, de modo que termino haciendo equilibrio sobre el cordón cual trapecista con tacos, cuando no bajando a la calle. En ese momento se da cuenta y se aleja 20 centímetros, pero a los cuatro pasos, todo vuelve a empezar. Vistas de atrás debemos hacer un espectáculo diagonal dantesco, cual borrachos de cordón a pared.
Lo suyo es genial Bugma, pero yo veo la otra mitad del vaso: los que nos proyectan su intimidad.
Los que van al baño y dejan la puerta abierta, los que nos cuentan detalles de su vida que no hemos pedido, los que se cortan las uñas delante nuestro, los que cuentan qué han soñano, porqué han llorado, hablan de sus enfermedades, etc.
Los que abren su intimidad, que también es una invasión.
Hablo como lumpen que soy, de mis experiencias de subte: la C a las 7 de la tarde es una orgía (?)de espacios personales violados. Lo que me saca es la gente que, a mitad de un recorrido entre estaciones, busca ubicarse cerca de la puerta... ¿¿no es principio físico casi de intuición aquello de que para ocupar un espacio antes se debe desalojar dicho espacio?? ¿por qué no esperan a llegar a la estación?? ¿¿eh??
ah, una vez también fuí yo la violadora... y debo confesar que me causó mucha gracia: también en el subte atestado, como quedaba justo al lado de un señor del cual quería evitar el apoyo (ya fuera adrede o no), saqué brazo y codo pá fuera; mi brazo quedó contra la panza del señor... que, coqueto, metió panza todo el viaje. Jejeje.
Estoy en un todo de acuerdo con usted...
Digo, el que lo mira a uno cuando mea en un mingitorio de baño público, no nos invade también?
yo me siento invadido...y ni hablar si alguno osa intentar esa alocada idea de visitarme el patio trasero en esos momentos, ahi es cuando yo le invado su cara con un ejército de puños.
Muy rico todo, que no sea nada y que no se corte en Buenos Aires.
LA CANDOROSA dice:
Mi territorio, el "espacio vital" al que usté hacer referencia, en lo personal es de aproximadamente 4 kilómetros cuadrados (km2), el que intenta invadirlo, es inmediatamente aniquilado...
¿¿Por qué se cree que para ir a la playa hago un largo periplo??, pues a las del centro no voy ¡¡¡ni bajo amenaza!! (vivir en mardel y la maravillosa invasión de turistas ¡¡¡es mi pesadilla!!!).
Saludos auténticamente antisociales.
"Es el o la que entra al baño mientras uno está tomando una ducha"
No me diga que su mujer lo descubrió con los patitos de plástico en la bañera!
Yo cuando chico imaginaba estar en la clase dentro de una especie de casa rodante o cabina(con una ventana desde donde viera el pizarrón)donde nadie me viera ni me molestara.
Una de las peores cosas es ir por una vereda o en una escalera mecanica, y que haya una pareja a paso lento y obstruyendoselo al que lleva prisa, y tenga que uno pedir permiso, y encima tener que gritar para que nos escuchen, tendria que aplicarse la misma normativa que para conducir el que vaya despacio tirarse a la derecha, y dejar al que va mas apurado que pase.
Ya no es la primera vez que tengo que gritar permiso en tono militar para que me hagan caso.
ya volvi mr B, no crea que lo abandone para siempre, nada mas fue un ratito
Se le nota en la letra que aún no es padre...
Junto con la usurpación de horas de sueño, los niñitos le afanan a una también el espacio vital. Y en este caso (por lo menos en mi caso) no se puede reclamar, protestar, quejar. Ellos están ahí porque una ha querido y lo ha deseado... y hasta con cierta anticipación.
Lo que una ignora es que nos invadan también el espacio vital, ése del que ud. habla aquí... y así nos transformamos en personas que llevan pegados al estilo siamés los hijos, los tenemos colgados cual ekeko citadino de la cintura, del cogote, de las manos, nos trepan y no sólo nos invaden del espacio vital sino que se hacen carne con él, pasan a ser parte de él.
Y lo peor de todo, por lo menos en mi caso, la mayoría de las veces me encanta.
Pero ojo... es a los únicos sujetos que se los permito.
Saludos.
Ciertamente distancia de intimidad o distancia de seguridad, como la llamo yo.
En mi caso tomo como referencia la distancia de un brazo, dentro de esa distancia, se abre la posibilidad que se generen hostilidades.
Lo cual no ocurre si se trata de una dama, en cuyo caso asdfgh asdfgh asdfghg sdh sdh.
pase por aca, un gusto!
le dejo un beso
Marcela, me resulta más que admirable no se haya ido a lo de X. Una mesita con videojuegos, aunque no estoy muy seguro de lo que sea, suena irresistible.
Thejab, gracias por el dato erudito. Ahora voy a andar gritando por ahí: ¡NO INVADAS MI LEBENSRAUM, CARAMBA!
Geoffrey, yo no se qué ambientes frecuenta usted, pero a mí nadie me agarra del brazo en la calle y me invita a pasar a las duchas.
Estrella, lo que usted refiere son violaciones virtuales, sonoras, tan molestaas como las físicas. ¿Es tan difícil entender que la gente quiere estar tranquila?
Garfio, usted deme tiempo. Voy a inventar algún dispositivo que se pueda llevar colgando del cinturón y que cree una burbuja de verdad, impenetrable. Y desde adentro los voy a insultar a todos.
Profe, no puedo más que coincidir en que si estamos repeliendo el ataque de los bárbaros a cada rato la cosa se pone peliaguda. Pero vea, si aplicamos el desplazamiento y nos llevamos la burbuja a otra parte mucho me temo que vamos a terminar poblando la Patagonia a la fuerza.
Stella, pero ustged también, se viene a comentar cargando tremendo bolso, no deja pasar a nadie...eh! Nadie, deje de empujar, me hace el favorcito...
Nadie, ahí Stella se andaba quejando...no se autorotule que después le queda la espalda a la miseria. ¿Y, cómo le quedó la minifaldita?
Claude, ¿usted hace como en "Psicosis", pero al revés? Use cuchillo de acero inoxidable...
(Bonita canción).
NTI, gracias desde una distancia prudencial. ¿Y si para evitar pegoteos antes de salir a pasear con su amiga se come una cabeza de ajo?
Groncho, de su teclado salen las verdades como poroto de la chaucha.
Una vez dejé de frecuentar a una señorita porque tenía la inexcusable costumbre de orinar con la puerta del baño abierta y pretendía seguir una conversación.
Mandarine, ojalá nunca le toque viajar en los subterráneos de Tokio. Igual me imagino que los japoneses se las deben arreglar para no toquetearse. Por alguna razón tengo un prejuicio positivo a favor de los japoneses. No me cabe en la cabeza el concepto de un japonés incivil.
Candorosa, la compadezco. No por vivir en Mar del Plata, que fuera de la época estival es una ciudad preciosa, sino por soportar esa marea humana, vociferante, sudorosa, prepotente y desagradable que los invade de diciembre a marzo.
Naimad, el protocolo masculino para baños públicos exige que el usuario de mingitorio mire al frente y no desvíe su mirada del azulejo que le quede a la altura de la cabeza. Solo se permita bajar la mirada al principio y al final de la operación, por razones obvias de higiene y seguridad. Cualquier otra cosa es inaceptable y merece reprimenda.
Emeefe, usted está más loco que yo.
Y no, no tengo patitos de plástico.
Qué clase de persona se ha creído que soy.
Tengo barquitos.
Norberto, ¿sabe que en los subterráneos de Londres es así? Los que no caminan en las escalera mecánicas se quedan parados a la izquierda, y los demás van por la derecha.
Hola Jazmín, ¡bienvenida otra vez!
Morgana, es cierto, no soy padre. Pero los pequeñuelos propios se consideran casi como una emanación nuestra, ellos no tienen aún consolidado su espacio íntimo así que los incluimos en el nuestro.
Con el tiempo ellos mismos se van separando. Ya sé, ya se, le rompí el corazón, ¿verdad?
Capitanfla, si, los hombres tenemos permeabilidad a ciertas damas. Tampoco la pavada.
Reina de marte, bienvenida, un placer. Póngase cómoda. Ah, caramba, no me refería a...bueno. Como quiera.
Hola Señor Bugman, un placer. ¿Podría hacerme el favor de visitar mi blog y si le gusta linkearlo?
Gracias
Lisa
Vicepresidenta Jr.
Lenchas Inc. S.A.
-Perdónelo, es un indio.
- Suelen ser así cuando no se los educa- fantaseé hoy con responderle a un padre en una situación similar.
mensajero (con problemas de logueo)
Groncho me gano de mano...
Me frustré. ta' chau.
¿me deja agregarlo a mis favoritos?
Usted es un gurú.
Eran 2 mesas con una pantalla de videojuegos en una pacman y en otra un juego de esos con monstruos y abajo una nave que disparaba ......a mi aburría eso me gustaba mi sillón de medidas perfectas para leer y larvar!! Saludos
no se sienta un quisquilloso, me altera tanto estas situaciones, a las que le podemos sumar el que le lee el diario sin pedir permiso o pidiéndolo luego de agarrarlo, el que se pone a hablar con un compañero de otro piso con el ascensor abierto y usted dentro y un montón de situaciones insoportables.
Viajo bastante seguido en micros de larga distancia. La primera cosa jodida son las películas de mierda que elijen para pasar durante el viaje y el volumen a las que las pasan. Las considero una invasión del espacio visual y auditivo pero, como agravante, son inevitables (salvo que uno se arroje del micro y muera sobre la ruta).
La otra desgracia son los reverendos hijos de puta que hablan por celular dentro del micro como si nadie los escuchara.
Solucioné gran parte de esos problemas invasivos comprando un reproductor mp3 y llevándolo puesto a buen volumen durante todo el viaje. El problema, ahora, son las bacterias que me han invadido el canal auditivo.
Es al pedo, no se puede vivir en paz.
Si me permite Bug incluiría el perfume, ése que precede a su dueño y suele tener el mal gusto de persistir en nuestro espacio.
Saludos!
Lenchas Inc., nunca en la primera cita.
Mensajero, no se a usted, pero a mí esas respuestas ingeniosas se me ocurren 30 o 40 minutos después.
Victor, no se frustre. (Sigo inquietándome por la imagen de su perfil).
Humanoide, bienvenido. No pida permiso, hombre, adelante. Ya haré lo propio en estos días cuando le haga mantenimiento a mis links.
Marcela, yo también leía mucho de niño y adolescente, pero esas mesitas con videojuegos me hubieran arruinado. Suerte que no tuve un amigo como X.
Bruno, empiuezo a pensar que somos todos un poco antigentes, y que el día que uno se ponga loco tipo "un día de furia" ahí salimos a los tiros.
Manhattan, si le digo que adentro suyo tiene colonias enteras de bichos viviendo alegremente sin pagarle alquiler le arruino el día, ¿no?
Pepina, al menos es perfume. Yo he quedado bizco durante tres o cuatro horas cuando tuve que soportar el olor corporal de algunas gentes. (Me podría creer que el olor a tercer tiempo que hay en los metros de muchas ciudades de Europa es muchísimo peor que el del subte de Buenos Aires)
En los transportes públicos es donde más se viola la burbuja de espacio personal. Pero comprendo su enojo, es totalmente irritable que lo gurises hagan cosas como esas, o mismo que el que está atrás en la cola de mercado te empuje con el changuito... Detesto esas cosas!
Saludos!
Soy celosa Mi espacio, incluyendo en eso a mi ciudad. Vivo en lo que nosotros llamamos "una chacra con asfalto", un paraíso que sólo nos pertenecía a los lugareños hasta que se descubrieron las benditas aguas termales y la ciudad se lleno de turistas quisquillosos y pretenciosos. Manejar por lo que antes era el centro desierto, ahora se ha convertido en un martirio: a las bestias con auto locales se le suman las visitantes ¡Cada animal extranjero al volante! Creidos que porque son turistas las leyes no aplican para ellos.¿¿??
Me enferman los turistas!!!!! Invaden mi ciudad, ensucian mi ciudad, no me dejan circular tranquila y hasta comprar un kilo de pan es un trauma. ¿¿Por quéeeeee?
Dos observaciones:
Uno) Creo que las personas que se empeñan en invadir lo que otro puede llegar a considerar personal, es porque realmente no tienen algo personal que defender. Es decir, ellos de algún modo "envidian" al otro por tener lo que ellos no tienen. Algo en lo cual refugiarse, algo con lo cual escaparse, algo con lo cual divertirse... Aunque en soledad. En soledad condicional.
Dos) Desde el momento que algunas ideas se publican en un weblog, pueden seguirse catalogando como cosas privadas? Es decir, la "burbuja" no tendería a expandirse?
El fenómeno de Internet a veces no deja de sorprenderme, dado que nos hace olvidar, o al menos tergiversar, ciertos conceptos.
No concuerda, Bugman?
Hernaaan: Uno, a lo mejor ni siquiera comprenden el concepto.
Dos, obviamente algo publicado en un weblog deja de ser privado. La burbuja no se expande, se interconecta tal vez.
Hernaaan: Uno, a lo mejor ni siquiera comprenden el concepto.
Dos, obviamente algo publicado en un weblog deja de ser privado. La burbuja no se expande, se interconecta tal vez.
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