Proyecto blogger

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Virginia y Roxy tuvieron la idea de escribir un cuento en el cual nada menos que diez bloggers participan en forma sucesiva, cada uno escribiendo unas diez líneas. Me invitaron a sumarme y me tocó ser el tercero en la lista. No tuvimos ningún acuerdo previo sobre el tema, los personajes ni el desarrollo de la historia, no nos conocemos más allá de la blogosfera (y algunos ni eso), de manera que a todos menos a Virginia, que empezó, nos llega el relato hasta donde se haya escrito y nos las tenemos que arreglar para continuarlo. En qué líos me meto.

(Nota: Las líneas de puntos indican cambio de autor)

Hemos estado corriendo en círculos varias horas sin parar, el clima frío y húmedo del pueblo nos impide movernos ágilmente, las calles lucen tan solitarias y lóbregas, no vemos por ningún lado señales de vida y en medio de esta oscura neblina puedo ver tres sombras que se aproximaban sigilosamente hacia nosotras, Adriana temerosa, toma mi mano, un sudor helado recorre nuestra piel.

No recuerdo como de pronto nuestro viaje se torno tan confuso y lleno de espectros, habíamos planeado estas vacaciones desde varias semana atrás y todo parecía perfecto, los primeros días fueron increíbles, las noches en la plaza del pueblo, la gente, todo ese folklore y calidez de provincia que hoy se convirtió en un funesto submundo, impregnado de un silencio escalofriante, y estas calles que recorremos sin parar y que inevitablemente y de una forma extraña y misteriosa siempre nos conduce al punto de partida.

Y en medio de esta tétrica nada, esas sombras que siguen acercándose…

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Solo un disparo fue lo que escucharon, se miraron fijamente... en ese instante se buscaron en la oscuridad y todo aparentaba estar bien... caminaron despacio... Adriana se soltó de la mano de Mariana y se perdió en ese momento, cuando regreso a buscarla, la encontró tirada en el piso, la bala había encontrado su destino.

No le importo que los enemigos la vieran, la tomo en brazos y salio corriendo, llorando, implorando ayuda, las sombras quen las tenian aterradas habían desaparecido inmediatamente.

3 meses de angustia vivió Mariana al lado de Adriana, solo un hospital y el acierto de los médicos los cuales dijeron que ya no se podía hacer nada mas, el estado de coma era irreversible, aun no comprendía que fuerza o alma tan envenenada pudo haber hecho eso, solo sabia que Adriana habia muerto y la historia de amor entre ellas habia terminado.

Pasado el tiempo Mariana volvió a su vida habitual, hasta que un día, saliendo del centro de investigaciones donde trabajaba, camino a su casa tuvo la misma sensación de aquel día con Adriana, sentía como si personas se asomaran en las esquinas para esperarla, tenia temor cada que terminaba una calle, corrió muy rápido bajo la lluvia, tomo el primer taxi que encontró y por fin llego a su casa, toco como desesperada, Mauro, su esposo, abrió la puerta.

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A sus 45 años, Mauro había aprendido que la vida podía ser lo más parecido al guión de una película de bajo presupuesto. Los últimos meses había encajado una revelación demoledora tras otra hasta alcanzar una especie de estado disociado en el que se sentía como un espectador de todas las cosas. De otra manera no se explicaba cómo había aceptado con la calma de un asceta que su mujer había tenido amoríos con otra mujer que en un episodio confuso (problemas de producción, se decía, las películas de bajo presupuesto no permiten repetir escenas) había resultado baleada y ahora estaba observando como crecen las margaritas pero desde el lado de abajo.

Se miró al espejo y lo que vió no le agradó del todo. "Estoy hecho una vaca", pensó. Y agregó con una sonrisa amarga: "Con cuernos y todo".

Mauro pensaba que la película en la que se había convertido su existencia estaba perdiendo ritmo, había caído en un impasse en el que nada sucedía. Desde su imaginaria butaca de espectador, empezaba a aburrirse. El tedio era aún peor que la zozobra, era ponzoñoso, Mauro reclamaba gentil acontecimiento.

Por eso cuando abrió la puerta y encontró a su esposa mojada, jadeando y con los ojos saliéndosele de las órbitas, no pudo reprimir una media sonrisa.

Continuará dentro de los próximos 5 días en:

Diarios de una Chumina

Buenas noches.

Actualización (10/09/2007): Me rindo. Ya me dijeron tantas veces que Adriana estaba muerta y no en coma y tantas veces intenté explicar por qué había escrito eso sin lograr convencer a uno solo de los lectores, que me rindo. Adriana está muerta, fría, enterrada, kaputt, entregó el equipo, se fue a tocar el arpa, desencarnó, cesó de respirar, estiró la pata, se fue al otro barrio, está abonando la tierra, se fue a mejor vida, falleció, crepó, espichó. Ya lo corregí en mi parte del cuento. ¿Están contentos ahora? ¿De verdad? Bueno, me alegro.