Cambiando de tema

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Según mis planes originales después de tres años y medio de escribir en el blog yo ya debería ser famoso y millonario gracias a mis auspiciantes y mi vida debería estar llena de lujo y decadencia. A esta altura, ni siquiera debería estar escribiendo en persona, sino por medio de un ejército de escritores fantasma que me reemplazarían mientras yo estuviera esquiando en Suiza o buceando en Tahití.

Evidentemente algo falló.

Buscando posibles explicaciones encontré que casi todos los bloggers exitosos escriben sobre algo en particular, se especializan en un tema y se ganan cierta reputación de gurúes.

"Por supuesto, eso es", me dije, "Lo que pasa es que este blog es sobre cualquier cosa, no tiene tema, cada vez que alguien se ve obligado a describirlo se las ve en figurillas".

Ni lerdo ni perezoso me estrujé la cabeza (a mí me gusta estrujarme la cabeza, ¿Y qué? Yo no les digo nada a ustedes, que deben hacer cosas rarísimas) y se me ocurrieron algunas variantes que seguramente me llevarán a la gloria y la fortuna, y quién sabe a que en algún restaurante no me cobren la comida:



Blog de Poesía : Las Rimas de Bugman

Veo a la distancia tu figura tramontana
generosa de estío y con garbosa decencia
y me asalta inclemente poderoso de urgencia
hambre fugaz de milanesa napolitana.


Blog Geek : Los Gadgets de Bugman

Estuve probando el nuevo conflucionador de datos en tiempo real de la empresa Patological Inventives y me llevé una desilusión sólo comparable a la que sentí cuando me revelaron que Luke y Leia eran hermanos. Con ese beso que se dieron. El conflucionador no sólo confluciona a la velocidad de una tortuga renga, sino que además viene con solo un giplobite de memoria mastrisefarada inversa, lo que ya me parece una falta de respeto al consumidor. Mientras Patological Inventives siga insistiendo en sacar al mercado estas chapuzas, me quedaré con mi viejo Clerical Androginal SR5 , que solventa con creces todas mis necesidades de confucionación.

Blog Depresivo: El Grito Desesperado de Bugman

Sucedió. Finalmente, Marita me abandonó. Me quedo toda la noche despierto abrazado a la almohada porque todavía conserva un poco de su caspa. Nadie me volverá a querer nunca como lo hacía Marita. Mentira. Nunca me quiso. Pero nadie me volverá a querer. Me encierro en el baño con la esperanza de reencontrarme con el aroma de sus ventosidades. Pero se ha ido. Marita. Las ventosidades siguen allí. Tengo que arreglar el extractor del baño. Para qué.


Blog de Cine: Bugmanwood

El Director islandés Thor Johnsen, que ya conocemos gracias a su ópera prima Las calientes aguas del hastío vuelve para traernos El ciempiés que no podía zapatear , una película que desarrolla el tema de la inacabada marcha del ser hasta su disolución última en la multitud anónima. Cuenta la historia de Juanita, una mesera de un bar mexicano en Budapest, que luego de arrojar accidentalmente un café sobre un cliente se ve embarcada en un viaje inciático hacia la tintorería. La secuencia del tintorero informándole que la mancha dificilmente salga es una de esos momentos en que uno agradece a los hermanos Lumiere que no hayan decidido dedicarse a otra cosa, pongamos por caso la filatelia.


Blog Paranormal: Los Inexplicables Casos de Bugman

Nos dirigimos al pueblo de San Poquito, donde vamos a entevistarnos con Doña Ferencia, una vidente que asegura que canaliza energía ectoplasmática por medio de una ardilla embalsamada.
Apenas tocamos a la puerta de su casucha, Doña Ferencia abre la puerta y observa con interés nuestro micrófono y nuestro grabador. "Ustedes deben ser los periodistas", nos dice, y nos quedamos pasmados.

Blog Minimalista : Bug
Un pájaro.


Blog Críptico: Las Claves de Bugman

Se viene. El hombre del norte lo sabe y lo dice. Cuando las ballenas encallan, es señal. No me pidan salvación, soy solo un instrumento. Es claro que las paralelas se unen en el impropio, pero qué hacemos cuando las moscas ni siquiera quieren nadar en la sopa. Antes que tarde, mejor dejarlo para despues. Si no podemos recurrir a nadie, para qué tenemos que recitar las letanías, no me gustan los bardos con pies planos. Este es un aviso.



(Si después de esto el dinero y las multitudes de fanáticas arrancándose las ropas a mi paso no empiezan a llegar inmediatemente, no habrá ya argumentos remanidos que puedan convencerme de que mi falta de progreso no se debe al gigantesco complot que ciertas potencias innominadas han urdido contra mi persona. Envidia, señores, envidia. Eso es lo que pasa. Me tienen envidia porque soy pelado y juego al golf).

Buenas noches.