Para la mayoría de ustedes probablemente el hecho haya pasado desapercibido, pero el domingo pasado, el golfista argentino Angel "Pato" Cabrera ganó el Abierto de Estados Unidos (uno de los torneos de golf más importantes del mundo) superando nada menos que al invencible Tiger Woods.
¿Y a mí qué demonios me importa?, dirá el amable lector a quien el golf le interesa en la misma medida que la tierrita que se acumula debajo de su cama, o quizás menos.
Es que este triunfo es también el suyo. Permítame explicarme.
¿Y a mí qué demonios me importa?, dirá el amable lector a quien el golf le interesa en la misma medida que la tierrita que se acumula debajo de su cama, o quizás menos.
Es que este triunfo es también el suyo. Permítame explicarme.
Casi todo el mundo conoce a Tiger Woods. Aunque usted sea una de esas extrañas personas a las que el golf no puede provocarle más que bostezos, es virtualmente imposible no toparse con una foto de él ya sea jugando o haciendo publicidad de algo. El tipo es millonario, tiene un esposa lindísima y hace muy poco tuvo un hijo.
Tiger tiene un físico que parece hecho en un laboratorio. Unos músculos a la vez armoniosos y contundentes unidos a un flexibilidad de bailarín que le dan una gran potencia y una elegancia exquisita al ejecutar sus perfectos movimientos de golfista.
Toda su ropa fue diseñada especialmente para él por la firma Nike.
En el campo de juego es una verdadera máquina: frío, preciso, y eficaz. Pocas veces pierde la compostura, nunca está desaliñado, hasta se diría que le extirparon las glándulas sudoríparas o nació sin ellas.
Entrena obsesivamente, es capaz de practicar durante meses el efecto que sobre su swing tiene un cambio en el agarre del palo donde mueve dos milímetros uno solo de sus dedos.
Todo un atleta, y un antipático.
Por el otro lado tenemos a Angel "Pato" Cabrera.
Macizo, de cuello corto y ancho, incipiente pancita y un andar cómico. Cuando juega se ríe, se enoja, se agarra la cabeza. No es insólito verlo fumar durante sus presentaciones. (Cuando le preguntaron por qué fumaba en el campo, contestó "Y bueno, otros tienen psicólogo, yo me enciendo un cigarrillo).
El "Pato" es un tanto cascarrabias, una vez lo fui a ver en un Torneo de Maestros en Buenos Aires, y justo antes de ejecutar la salida del hoyo 9 sonó un teléfono celular y lo desconcentró. La mirada que le propinó al avergonzado espectador que huía hacia los árboles mientra trataba desesperadamente de apagar, destruír o directamente tragarse el maldito aparato fue una de esas que paralizarían a la Gorgona. Lo puedo jurar porque yo fui el desgraciado del telefonito.
Cabrera no tiene pinta de atleta. Parece un gordito un poco atorrante, amante de los asaditos del domingo regados con un buen tinto y capaz de quedarse con sus amigos jugando a las cartas hasta las tres de la mañana.
Esta edición del U.S. Open, por lo tanto, fue la vez que el gordito atorrante le ganó al atleta perfecto. Fue el triunfo de una desmañada pasión sobre la fría técnica, fue cuando el tipo normal se llevó a la mujer más linda en la cara del dueño del Porsche y la sonrisa luminosa.
El domingo pasado, señores, se demostró que nosotros, que salvo raras excepciones somos más parecidos al Pato que a Tiger, también podemos.
Vaya pues mi homenaje para Angel Cabrera, al que imagino celebrando la victoria más importante de su carrera obteniendo uno de los trofeos que todo golfista profesional sueña con alcanzar, simplemente haciendo un asadito para sus amigos, controlando que no se pase el vacío y pinchando los chorizos mientras sostiene con la otra mano un vaso de vino tinto.
¡Salud, Pato!
Buenas noches.
Tiger tiene un físico que parece hecho en un laboratorio. Unos músculos a la vez armoniosos y contundentes unidos a un flexibilidad de bailarín que le dan una gran potencia y una elegancia exquisita al ejecutar sus perfectos movimientos de golfista.
Toda su ropa fue diseñada especialmente para él por la firma Nike.
En el campo de juego es una verdadera máquina: frío, preciso, y eficaz. Pocas veces pierde la compostura, nunca está desaliñado, hasta se diría que le extirparon las glándulas sudoríparas o nació sin ellas.
Entrena obsesivamente, es capaz de practicar durante meses el efecto que sobre su swing tiene un cambio en el agarre del palo donde mueve dos milímetros uno solo de sus dedos.
Todo un atleta, y un antipático.
Por el otro lado tenemos a Angel "Pato" Cabrera.
Macizo, de cuello corto y ancho, incipiente pancita y un andar cómico. Cuando juega se ríe, se enoja, se agarra la cabeza. No es insólito verlo fumar durante sus presentaciones. (Cuando le preguntaron por qué fumaba en el campo, contestó "Y bueno, otros tienen psicólogo, yo me enciendo un cigarrillo).
El "Pato" es un tanto cascarrabias, una vez lo fui a ver en un Torneo de Maestros en Buenos Aires, y justo antes de ejecutar la salida del hoyo 9 sonó un teléfono celular y lo desconcentró. La mirada que le propinó al avergonzado espectador que huía hacia los árboles mientra trataba desesperadamente de apagar, destruír o directamente tragarse el maldito aparato fue una de esas que paralizarían a la Gorgona. Lo puedo jurar porque yo fui el desgraciado del telefonito.
Cabrera no tiene pinta de atleta. Parece un gordito un poco atorrante, amante de los asaditos del domingo regados con un buen tinto y capaz de quedarse con sus amigos jugando a las cartas hasta las tres de la mañana.
Esta edición del U.S. Open, por lo tanto, fue la vez que el gordito atorrante le ganó al atleta perfecto. Fue el triunfo de una desmañada pasión sobre la fría técnica, fue cuando el tipo normal se llevó a la mujer más linda en la cara del dueño del Porsche y la sonrisa luminosa.
El domingo pasado, señores, se demostró que nosotros, que salvo raras excepciones somos más parecidos al Pato que a Tiger, también podemos.
Vaya pues mi homenaje para Angel Cabrera, al que imagino celebrando la victoria más importante de su carrera obteniendo uno de los trofeos que todo golfista profesional sueña con alcanzar, simplemente haciendo un asadito para sus amigos, controlando que no se pase el vacío y pinchando los chorizos mientras sostiene con la otra mano un vaso de vino tinto.
¡Salud, Pato!
Buenas noches.
21 comentarios:
Ese tipo deberia ser tu amigo, Buguerto.
Ponja
Y yo me haria amiguita de Tiger, off course.
Ponja
Por la descripción, suena a Rocky contra el ruso!!!
Otra victoria más para el deporte argentino!
Salu!
Las matemáticas nunca mienten. Por lo tanto, todo en esta vida debe ser demostrado matemáticamente. Dejen que se lo muestre:
Pasión >>>>>>>>>>>>>>>> Técnica
Pato >>>>>>>>>>>>>>>> Tiger
¡Si hasta en ambos casos tienen las mismas iniciales! Una muestra más de que las matemáticas son nuestras más sinceras amiguitas.
Yo soy de los que no entienden lo que se dice mucho de golf. No lo he practicado en mi vida, aunque sí reconozco que he visto algún torneo televisado o al menos parte de él. Pero estoy con usted en la parte reivindicativa ... ¡Qué remedio!
Me ha sorprendido tu entrada. Ese toque de ironía...Jajaja
Yo tampoco entiendo mucho de golf(y no me gusta demasiado, lo reconozco)pero me parece una ruptura de tópicos que gane un señor que de atleta tiene más bien poco. Es una lección: No importa como seas, sino lo que sientas ^^
Saludos
Pues no veo golf, me gusta más el futbol... y aunque siempre somos (mexicanos) eliminados por ustedes (argentinos) digo ¡Saludo por ese triunfo! Es más: ¡Dos veces salud!
El domingo he visto la noticia, escuchando un primer reportaje a Cabrera donde él habla de haber llegado siendo una persona que no terminó su escuela primaria, y que en ese momento, luego de terminado, aún no comprendía que habia ganado el Abierto de Estados Unidos. Quizá al otro día, pero no en ese momento.
Me pareció un tipazo, y no porque lo ganara, sino porque no se lo creyó.
Salud!
Brindo por Pato y por el del telefonito (que también juega al golf).
Un beso,
Caro
Ponja, no lo conozco personalmente a Cabrera, pero se me hace que sí, que debe ser un tipo como para hacerse amigo. (Y usted piensa que Tiger le va a dar bola...pssss...morocho estirado).
Carpo, ¿Rocky contra el Ruso? Mhhhh...huelo a cuarentón por aquí...
Gentleman, ¡hic!.
Mazarbul, eso no es nada. El diámetro de la cintura del Pato Cabrera es igual a la distancia entre el sillón preferido y la TV de 60 pulgadas de la casa de Tiger. No me vaya a decir que es una casualidad.
Garfio, sí, ya era hora de que un tipo común y corriente nos hiciera quedar bien. A los tipos comunes y corrientes.
Essie, bienvenido/a (no puedo deducir su sexo por su alias). No se si habrá una lección en esto, pero vaya si me gustó.
Thejab, mire qué cosas, a mí no me interesa el fútbol (sí, soy un argentino medio raro). Pero creo que solamente en el golf se puede dar algo como lo que sucedió el domingo pasado. ¡Salud!
Cirulaxio, estoy con usted. El Pato es un tipo humilde, de pocas palabras, sencillo. Dan ganas de hacerse amigo de alguien así.
Caro, gracias, y ¡salud!
Bueno, yo lo había visto jugar algunas veces, y el USOpen me lo vi enterito, como corresponde.
Y es verdad, el gordo panzón tiene cero en estética, y además no habla inglés.
Pero ¡ganó! porque jugó bastante bien los últimos hoyos, mientras que los otros lo hicieron no tan bien, y de esa combinación perfecta vino el trofeo.
Obviamente estar ahí jugando ya es un privilegio, pero encima ganar ya es un regalo del cielo.
Dicen que tiene 37 años, pero parece mucho más.
Y estando recién afeitado parece que tiene barba.
Y el sobrepeso!: al menos 20 kg de adicionales.
Encima fuma, lo que lo hace más impresentable aún.
Ganó merecidamente, obvio.
Pero si quiere seguir ganando, si quiere hacerse de una trayectoria digamos estelar... tiene que modificar hábitos, estilizarse, etc.
Claro que si hace eso dejaría de ser quien es, y nadie tiene derecho a pedirle algo semejante.
Bueno, nadie no, yo siento que puedo pedirle que baje de peso, que deje de fumar, y que aprenda inglés.
Por las dudas... ¿tenés el correo del Pato?
Suscribo a este post.
Debo confesar que si bien nunca he jugado al golf, mi interés por los OVNIs me ha llevado a ver muchos partidos de golf por televisión.
Cómo? Haciendo zapping pasaba por el canal donde estaban transmitiendo el partido justo en el momento en el que enfocaban una pelotita en el aire, con el cielo de fondo, y me decía : "Uy, estan pasando filmaciones de OVNIs!" y ahi me quedaba.(Esto que cuento es algo absolutamente real,que me pasó varias veces)
*Versión Jekill* - Con todo el respeto que me merecen los comentarios anteriores, no?... pero yo siento una gran admiración por los deportistas (aunque el golf no esté entre mis disciplinas favoritas) y no simpatizo con la idea de poner en tela de juicio la estética y las costumbres (mucho menos el patrimonio) de los mencionados atletas (aunque se discuta si los golfistas son atletas o no).
Es así.
*Versión Hyde* - Bueh... si me apuran... qué re ffffuerte que están Germán Lux y Franco Constanzo. Fuera de eso, debo confesarlo: tengo sueños porno con Nadal (que, encima, tiene más plata que Alí Baba y los 40 ladrones). Mientras que Tiger Wood no me gusta ni un poquito... que le den por culo entonces.
Grande Pato!
Me extraña que un tipo que habitualmente fundamenta sus afirmaciones con sustento racional (sí, a Usté le estoy hablando), escriba algo con ese tufillo nacionalista pero de dudosa comprobación.
Es más, me parece que cayó en el lugar común de atribuir a "los argentinos" el triunfo de un (1) tipo que encima compite en uno de los deportes más individualistas que existen, porque ni siquiera es como en el tenis donde uno y otro se pasan la pelotita. Cabrera ganó porque hizo mejor las cosas, tuvo suerte, etc. No porque el background de "ser argentino" haya estado con él.
Ya había leído hace un tiempo eso de "viva la patria" y las banderas, y pensé que había sido sólo un exabrupto, pero veo que quizás no, que es una tendencia y reitero que me asombra un poco en alguien que parece alejado de las conclusiones exaltadas. Pero éste es un país libre, por supuesto.
Esto no es para hacer bardo, por si hace falta la aclaración. Una impresión de un passer-by, simplemente.
Que tenga un buen día, che.
Fabiana, es verdad que un deportista debería tener cierta conducta, pero el golf permite que aquellos que no han tenido la suerte genética de una conformación anatómica perfecta también tengan su oportunidad. Hay grandes golfistas que han sido corpulentos o directamente panzones. Déjelo al Pato comer sus ravioles, déjelo atorrante, déjelo con esa actitud que permite tenerlo al alcance, cerca del resto de los mortales.
Ya veremos qué puede hacer con lo que tiene.
Un beso.
Emeefe, usted está bastante loco. Si quiere un día venga a jugar conmigo, llévese la cámara y después salimos en el canal "Infinito".
Srta. Nyx, si los golfistas fueran atletas, obviamente el Pato no tendría lugar entre los mejores. El y otros más, en realidad.
Roedor, bienvenido. Lo invito a releer el artículo y mostrarme ese tufillo nacionalista que usted me endilga. Más allá de decir que Cabrera es un golfista argentino, no hay ninguna referencia a "todos los argentinos", ni a un supuesto triunfo nacional. Sería realmente tonto de mi parte hacer ese tipo de asociaciones cuando se trata de un deporte tan individual como el golf. El único que ganó el U.S. Open fue Angel Cabrera. Por lo que hizo bien y por lo que hicieron mal sus competidores. Intenté expresar en el artículo (con una intención humorística que aparentemente no logré)una supuesta confrontación entre el atleta perfecto (Tiger Woods) y un tipo que podría verse perfectamente tomando mate en camiseta, poniéndome del lado del tipo en camiseta porque está más cerca del común. Nada digo yo sobre el argentinismo de Cabrera y su influencia en la victoria. Que por supuesto es nula.
No cabe ese sayo, extimado roedor. Aunque me reservo el derecho a exaltarme cuando me plazca, esta no es una de esas ocasiones.
Le mando un abrazo.
"El domingo pasado, señores, se demostró que nosotros, que salvo raras excepciones somos más parecidos al Pato que a Tiger, también podemos."
¿Quién es el sujeto de primera persona del plural?
Disculpemé (con acento en la "e"), pero yo lo interpreté de ese modo.
Salvo que se estuviera refiriendo a los gorditos picarones de este país (población sociológica donde puedo incluirme sin demasiado trabajo).
Si es así, nunca dije nada.
¡Ah! Y jamás cuestioné su derecho a exaltarse cuando le venga en gana. Sería impertinente, como dicen los abogados. Es como cuando los militares decían o dicen "estamos subordinados a las autoridades constitucionales" o ese tipo de cosas, ¿no? Nadie cuestiona lo obvio.
Tilde, no acento (aunque no lo excluye, en realidad). Perdón.
Mi estimado Roedor, en esa frase que usted cita intentaba hacer una reivindicación de todos los que no somos perfectos, incluyendo a los gorditos pícarones de este y cualquier otro país. La mayoría de nosotros somos más parecidos al Pato que a Tiger sin importar donde hayamos nacido.
Y celebro su prurito ortográfico, la gente que es cuidadosa al escribir también es cuidadosa al pensar.
Le mando otro abrazo, sin exaltarme.
*bugman! cada vez que la busarda vence a la máquina, el mundo se vuelve un cachito más entretenido. le mando un saludo.
JH
`
tilde (acento diacrítico)
ya, no me hagan caso.
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