miércoles, 1 de noviembre de 2006

Nombres propios (y ajenos)


Los nombres que llevan las personas tienen significados que ahora, gracias a la Internet están al alcance de cualquier palurdo. Siempre me resultaron sospechosos.
Para empezar, nunca se encuentran nombres con significados vergonzantes. No hay ninguno que quiera decir "el atontado", "la más horrible de todas", o "el que no distingue entre un chorizo y un avestruz". Todos son "guerrero ilustre", "luz prístina", grande entre los grandes", "afortunada y generosa", con la probable excepción de "Claudio" que significa "rengo".

Por eso mismo me río a escondidas de los que llevan un nombre cuya etimología los pone orgullosos.
Porque vamos, ¿qué importa si en tu documento de identidad dice "Humberto" (destacado gigante) cuando tu estatura apenas sobrepasa el metro y medio? Pero no nos ensañemos con el pobre Humberto, que a lo mejor ni siquiera sabe lo que significa su nombre, y ya bastantes problemas tiene consiguiendo ropa a su medida. Y tampoco era la etimología el asunto de este artículo (porque sí hay un asunto, ténganme paciencia)

Los padres deberían tener cierta consideración al registrar a sus hijos. Tendrían que tener en cuenta que ellos van a atravesar por toda la niñez llevando esa marca, y que los pequeños retoños suelen ser crueles con sus pares con nombres problemáticos. Si usted fuera un alumno pendenciero de una escuela primaria y tuviera que elgir un blanco para sus pullas, a quién escogería? A Carlitos o a Pancracio? A Soledad o a Ruperta? Es cierto que Pancracio y Ruperta habrán de desarrollar su carácter a edad más temprana a fuerza de infortunios, pero, es necesario? Igualmente habrá que evaluar la concordancia con el apellido y el origen. Si usted desciende en línea directa de antepasados Incas, no llame Ludwig Wolfgang al nene, por favor. Y viceversa, Atahualpa Thompson-Mc Kinley tampoco es una combinación ganadora. Merecerían un capítulo aparte esos progenitores que perpetran verdaderos crímenes contra sus cachorros endilgándoles apelativos horripilantes y estrafalarios, como Primerplato, Vivaelviagra o Hijoetigre. Un capítulo aparte y alguna patada que otra.

Si sus sádicos compañeritos se lo permiten, eventualmente el párvulo se convierte en todo un adulto, y allí entra a tallar otro aspecto de la cuestión.

Yo me formo inmediatamente la imagen mental de una persona antes de conocerla, con solo saber su nombre. Si se produce un encuentro y esta imagen no coincide con mis expectativas, me siento estafado. Cómo se puede llamar Alberto este individuo, si tiene una cara de Gerardo que se parte? No está bien.

Creo que a partir de los 30 años, todos somos directamente responsables de nuestra cara. Y si tenemos un nombre que no nos queda bien, es nuestra culpa. Alberto debería haber vivido una vida de Alberto, pero en cambio se dedicó a hacerse el Gerardo y ahí va por la vida con un nombre que le queda largo de mangas, le aprieta en la cintura y se le arruga a la altura del cuello.

Por eso a los 30 años la gente debería presentarse en el Registro Civil que le correspondiera para hacer una reválida de su nombre. Si le queda bien, se lo queda. Si en cambio es un desafortunado Teodosio, o una Julieta falsa, tendrá que cambiárselo. Cierta flexibilidad estaría prevista, digamos que luego de una evaluación el funcionario le daría una lista de tres nombres para elegir, salvo en casos muy especiales ("Ni hablar, usted es un Ignacio", diría el encargado apenas al ver entrar al candidato).

Se me dirá que cada persona tiene una idea diferente de lo que es un Segismundo convincente, una Graciela auténtica o un indiscutible Pedro. Que la gente tiene derecho a llamarse como le guste (objeción: como sus padres decidieron), y que a ver cómo me llamo yo, y todo eso.
Está bien, está bien. Olvídenlo. Pero si mañana tienen una cita a ciegas con una Giselle o un Jean Paul y en realidad resultan ser una Matilde y un Hilario, a mí no me miren, que yo voy a poner cara de Juan.

Buenas noches.

Actualización: En el blog de Morri encontré este artículo del año pasado que se refería al mismo tema.
¡Así no se puede, este muchacho ya lo escribió todo! (desde aquí le mando un saludo).

15 comentarios:

Alice dijo...

Claro y luego en Brasil no hay filtros y le puedes poner a tu hijo como quieras, y cuando digo como quieras me refiero a que le puedes poner Hitler, Coca Cola o Prostituta. Ahi si que puedes expresar la falta de amor a tus querubines.

Norberto dijo...

Oiga Bugman, como es eso de que Claudio es rengo? Teniendo en cuenta que rengo es cojo, y habia una obra llamada "Yo Claudio"... en fin

Anónimo dijo...

Me viene a la cabeza un viejo chiste:

- A mi hijo le he puesto gafas
- ¡Que nombre más feo!

Y recuerdo a un compañero de clase de mi hermano que se llamaba Segundo. El tema es que se apellidaba Buzón, y claro....ese estigma le perseguirá toda la vida....

Bugman dijo...

Alice: Coca Cola Dos Santos al menos no tendría problema para tener sponsor, si fuera deportista. No me gustaría estar en los zapatos de los otros dos.

Norberto: Ya lo estaba extrañando. Claudio efectivamente era rengo en la obra, pero la que se dedicaba a lo suyo era su esposa Mesalina.

Mac Pay: Eso le pasa por vivir la vida de otro.

Sarcasmocracia: Bienvenido, y hablando de chistes me acuerdo del otro que al partir al Registro Civil su esposa le dijo "No te olvides de ponerle talco al nene".
Y con el apellido Buzón...hay que ver qué nombre le queda.

Anónimo dijo...

Y aquel otro del tipo al que le preguntan su nombre y responde: CONÉ

- ¿Coné? - Le pregunta el primero -¿y ese que nombre es?

- Cuando el cura le pregunto a mi padre como me íban a llamar, este le dijo que Aduardo. El cura, con cara de amonestación le dijo...Con e, se díce con e.... Y así me llamaron....

Norberto dijo...

Bugman me va a disculpar pero estoy viendo que esto se ha convertido en un cachondeo de chistes faciles, asi que con mi debido respeto le dire algo que ocurrio en el ejercito.

-A ver Ud, nombre!

--Luisito Gomez

-A ver! Estamos en el ejercito, el proximo que me diga el nombre terminado en ito va al calabozo.

-Bueno, a ver Ud. nombre!.. hey, no escucho? Que me diga su nombre!

-Ehhh!... Agaputo!

Bugman dijo...

Puedo? Puedo?
En la comisaría el agente de policía le pregunta al reo: A ver, usted, nombre y apellido!
El reo contesta: Pepedro Pepérez.
El agente dice: Nombre, Pedro Pérez, señas partculares, tartamudo.
Y el reo: No, no, el tartamudo era mi padre que fue a anotarme!

morri dijo...

Jajajaja, un saludo Bugman. A veces ni me acuerdo de lo que hablo, esto de los nombres puede llegar a ser una gran putada para los críos... Pufff

Bugman dijo...

Morri, un placer tenerlo por aquí!
Le mando un abrazo.

Popi dijo...

Y qué padres le pondrían a su hija Elena cuando sus apellidos serían Nieto Del Bosque?Si es que .....
:)

Bugman dijo...

Popi, Sarcasmocracia y Norberto, ya está. Larguen todo lo que están haciendo y preparen las valijas, que nos vamos de gira a contar chistes por los barrios.

Anónimo dijo...

Caramba! Nunca imaginé como el tipo de nombres que tienen en Brasíl, me quedo con los apodos que ponen los futbolistas en sus camisetas (por cierto en mi país Kaka suena muy gracioso).
Si alguien sabe que diablos significa Olaff me dice, espero tener mejor suerte que Claudio.
Definitivamente deben continuar con los chistes sobre nombres, solo espero que no hieran la sensibilidad de los Agapitos, Doras y Zoilas

Bugman dijo...

Olaff, no lo encontré con doble "f", pero Olaf quiere decir "el legado del abuelo".

Anónimo dijo...

Os recomiendo que leáis un artículo del psicoanalista Carlos Norberto Mugrabi en http://puertoplus.com.ar/pluribus.htm

Anónimo dijo...

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