jueves, 1 de junio de 2006

El mundo unido por un balón


No me gusta el fútbol. No hay en esta afirmación deseo alguno de autoerigirme en un ser humano egregio, de intensa vida intelectual que desprecia a todo aquel que prefiera a Maradona antes que a Cervantes. Nada de eso, pienso que seguramente me estoy perdiendo de gran cosa, a juzgar por las multitudes que siguen con pasión las evoluciones de los jugadores en el campo corriendo detrás de la vejiga esférica.
Es cierto, alguna vez he jugado un partido, más que nada por la necesidad de los contendientes de completar un equipo. De nada sirvieron mis advertencias acerca de mi escasa solvencia, y mi convicción de que en todo caso mi aporte al equipo siempre sería aplaudido por los contrarios. Lo lamento, muchachos, no estoy diseñado para el balompié (y para casi ningún deporte peloteril).
Confieso que en esas contadas ocasiones tuve algún momento de esparcimiento casi siempre a expensas de mí mismo, pero al parecer las torpezas de un jugador no divierten a sus compañeros, de modo que las cosas terminaron en general en amargas discusiones que yo observé con una mezcla de incredulidad y regocijo.
Ver fútbol es para mí algo tan aburrido como quedarse encerrado en un ascensor con un contador público diplomado. No entiendo a los aficionados que a falta de un partido donde participe su equipo preferido, ven cualquier otro. Recuerdo que hace muchos años por alguna razón que se me escapa hubo una larga temporada en la cual no hubo partidos locales de fútbol. Uno supondría que los hinchas aprovecharían el receso para hacer otras cosas, qué se yo, pintar la casa, y que los canales de televisión pondrían películas, documentales o dibujitos animados para cubrir las largas horas que de repente les quedaban vacías en la programación. Pues no, pasaban fútbol. Los campeonatos griegos, rusos, haitianos o croatas eran seguidos con interés por multitud de fanáticos vernáculos que a los pocos días ya se habían hecho simpatizantes del Olimpik Espartacus, el Vudú Boys o el Stolenkyaia de Minsk. Toda esta introducción viene al caso para decir que para alguien que no disfruta el deporte de la pelota, el hecho de que se acerque el Capeonato Mundial no es precisamente una buena noticia.

Con meses de anticipación una legión de anunciantes de los más variados productos nos avisan (como si hiciera falta) que gran acontecimiento se avecina. Las empresas se disputan el extraño privilegio de ser "el producto oficial" del campeonato o de la selección. Tenemos la cerveza oficial, la camiseta oficial, el teléfono celular oficial, el chicle oficial, la pizza de jamón y morrones oficial, el hilo de coser oficial y el talco para bebés oficial. Todo acompañado de largas piezas publicitarias que apelan a las imágenes en cámara lenta, las canciones pegadizas y muchas banderas.
Las polémicas sobre si el director técnico hizo bien en seleccionar a tal o cual jugador se multiplican, y todos participan como expertos.
Se hacen apuestas, se arriesgan pronósticos, se preparan cábalas, se anticipan reuniones, se postergan proyectos y se compran televisores grandotes.
Como resultado, aún antes de que empiece a rodar el balón, el Mundial me tiene harto.
Oscuros días vendrán, con gente hablando de fútbol, viendo fútbol, comiendo fútbol, respirando fútbol.
Yo pienso aprovechar las horas en que nuestra selección dispute sus encuentros para pasear, desplazarme con el auto cómodamente por la ciudad, hacer compras y molestar a los comerciantes con preguntas mientras miran la tele de reojo. Si nuestro equipo gana uno o más partidos seguramente la gente saldrá a las calles a festejar, y entonces yo podré ir al cine. Probablemente no tenga de qué hablar con la gran mayoría de la gente, pero eso no me preocupa, porque por regla general yo nunca hablo con la gran mayoría de la gente. Y si por azar Argentina gana el campeonato, quizás me contagie un poco de la alegría imperante y desbordado de fervor y entusiasmo, diga en voz muy bajita : viva.

Citas:

"Por fin terminó esa fiesta canalla." (Jorge Luis Borges, con motivo de la finalización del Mundial de 1978).

"...ven pasivamente cómo corren por el terreno sus jugadores y los rivales. Cuando sus jugadores marcan un gol, caen en éxtasis y cuando lo hacen los contrarios, caen en la desesperación. Su felicidad e infelicidad dependen de los caprichos de una bola inflada y en caso de la derrota sus caras tienen un aspecto del fin del mundo". (Janez Drnovsek, Presidente de Eslovenia).

"Igual siempre gana Brasil." (Bugman)



Buenas noches

12 comentarios:

Gustav dijo...

No podría estar más de acuerdo con usted Bugman. Como le dije alguna vez a alguien "No, no es que no me gusta el futbol, lo detesto... decir que no me gusta sería un eufemismo".
Cuando era chico lo jugaba, y era divertido porque yo estaba jugando, pero jamás pude entender como es que tanta gente sufre mirando un partido como si realmente hubiera algo importante en juego.
Le deseo que en uno de sus paseos durante los partidos conozca a alguna señorita, como para hacer notar lo que es salir ganando.
Y discúlpeme si me ofusco, pero quizás la única coincidencia que tengo con el futbol es que por tratarse de un deporte que consiste en patear una pelota, yo ya estoy que me las pateo.

Anónimo dijo...

ponerse tan en contra es tan necio como fanatizarse.
deje en paz a los hinchas, a los jugadores, a los productos y a las firmas que se disputan la oficialidad. nadie lo obliga a mirar nada.
puede apagar la tele y volver a sus cervantes.
faltaba más.
pd: 'anónimo' es el nombre aleatorio que me asignó la página. espero que no se ofenda.

Bugman dijo...

Estimado Anónimo, gracias por polemizar (al fin uno).
Yo solo digo que el asunto no me interesa tanto, por mì que los hinchas sufran y caigan en un éxtasis inenarrable, canten y tiren papelitos, que las empresas vendan mucho y que los jugadores se hagan varias veces millonarios. No voy a boicotear festejos, ni tampoco le voy a prohibir a mis empleados ver los partidos, es más, digo en mi artículo que seguramente me pierdo de algo. Lo único que expreso es que voy a hacer uso de mi derecho a apartarme por un tiempo de las actividades de las alegres multitudes bullangueras. Llámelo un defecto, una carencia, una incapacidad. Llámelo "Albertiro", y ojalá que sea sanito y le guste el fútbol.

Bugman dijo...

Mi estimado Gustav, no se engañe. Siempre se puede estar todavía màs de acuerdo conmigo. Seguramente nos encontraremos en una calle desierta en los días venideros.
No nos interesa el fútbol. Se viene el Mundial. Las cosas podrías ser mejores.

Bugman dijo...

Mi estimada Nyx, me alegro de que aprecie el deporte del balompié, porque usted la va a pasar mejor que yo en estos días. Yo no tengo una actitud beligerante, lo mío es más resistencia pasiva tipo Ghandi (que seguramente habrá jugado al fútbol alguna vez). Y ojalá me gustara el fútbol, lo que pasa es que no me gusta!.
Vamos, la desafío a ver el PGA Tour por televisión, y a no ser que por casualidad le guste el golf, se va a sentir igual que yo viendo los partidos de la selección.

Bugman dijo...

Sí, la entiendo, mi estimada señorita Nyx, no hay barras bravas de Tiger Woods, ni siquiera de Angel Cabrera...todo se hace muy calladito y con respeto en el golf, apenas si se aplaude, no hay comparación.
Hagamos una cosa, usted hinche (en el buen sentido) por usted y por mí. Y en el improbable caso en que le reprochen una desmesura, conteste con aire misterioso : "Es que debo alentar por dos". (Y no, no es que yo QUIERA que gane Brasil, qué clase de monstruo cree que soy?)

Anónimo dijo...

Me gusta el fútbol cada vez menos, ahora casi solamente en estas epocas de mundial. Creo no es una buena costumbre, no es bueno en general, pero como todo lo malo acudo alguna vez a ello, por estar aburrido, o quizas a veces para evadirme de otros problemas. Y actualmente si veo un partido decido en ese momento, por que equipo voy a hinchar segun me haya levantado ese día. Pero creo que hay peores cosas como gran hermano, chismes de la farandula etc.
Pero lo que preocupa, es sentirse identificado con un equipo. Esta bien cuando somos chicos y hasta incluso entrada la adolecencia. Asi como idolatrabamos a Acuaman o Bird-man, tambien idolatrar a Maradona. Pero como puede ser que el ser hincha de un equipo es parte de nuestra identidad? Cuando conocemos a alguien, hasta que no sabemos de que equipo es hincha parece que fuera un ser anonimo.
Y no hablemos de aquello que dice, que se puede cambiar de mujer pero no de cuadro de fútbol.
Hasta conozco casos de gente que en la faena de conquistar a una mujer cuando trata de destacar sus virtudes mas interesantes para conseguir esa conquista, consideran el hecho de ser hincha de X como una de ellas, o van a una discoteca llevando al cuello un repugnante escudo de Boca, River,etc (o asi sea Deportivo Robaestereos da igual). Creen que van a qudar mejor delante de mujer si se muestran como hinchas de X y no de Z !!!
A quien de los hombres no nos paso alguna vez de chicos que yendo al pediatra mientrs nos revisa o nos pone una inyección y para calmar nuestro miedo, amenizan la sesión con un ¿De que cuadro sos pibe?
Y no digo nada de aquellos desgraciados padres que han asumido y sobrellevado la adiccion de su hijo a las drogas, o que haya sido detenido por robo, pero no asi que no haya salido hincha de su equipo. Una tragedia!
También eso de que si no te gusta el futbol sos maricon, cuando en un gol no hacen mas que abrazarse y hasta se han visto picos entre Caniggia y Maradona.
Parece que fuera tan importante como su grupo sanguineo, no nos extrañemos que salga una ley donde en el DNI tenga que aparecer de que cuadro somos, y el que no sea de ningun equipo, será castigado teniéndo que ir todos los domingos a la cancha para su reincersión en la sociedad.

Bugman dijo...

Bueno, si me condenan a ir a la cancha cada domingo, iré, que para eso soy un ciudadano respetuoso de la ley. Ahora, me podré llevar algo para entretenerme? Qué se yo, un libro, una revista, el diario, un jueguito, un tejido, unas cartas para jugar con el resto de los condenados? Una libreta para hacer dibujitos? Una notebook con wifi para escribir post en el blog? Puedo divertirme gritando los goles del adversario? Los hinchas genuinos me pueden pegar? Tengo que pagar la entrada? Ya me veo que sacan la ley y después se olvidan de reglamentar todos los detalles.

Norberto dijo...

Bueno, no nos fiemos. Tambien podrían hacernos cumplir con tareas comunitarias no remuneradas y relacionadas con el tema. Pueden ponernos a vender choripanes a la salida de la cancha, o incluso la famosa pizza canchera que creo que ya no hay mas, o vender cafe en las populares aguantando de vez en cuando una lluvia de cerveza caliente (por ser ingenuo) proveniente de la bandeja de arriba.

Bugman dijo...

ya ve, mi estimado Norberto, hay que leer la letra pequeña. Por ahí hasta nos hacen jugar!
Bienvenido al blog, póngase cómodo, el baño está allá al fondo, revise porque creo que no hay papel.

Norberto dijo...

Gracias Don Bugman por la bienvenida, y si no hay papel ya encontraremos. Por suerte uso del papel higienico no esta cuestionado por los ecologistas que hablan de la tala de árboles jajaja...

Bugman dijo...

Norberto, por si vienen los ecologistas tenemos unos cuantos osos panda guardianes. No se van a atrever a tocarlos.

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