lunes, 12 de julio de 2004

Lo que no mata, engorda

 

 

 

Además de “Un milagro de la Naturaleza”, “Una máquina increí-blemente compleja” y otras frases hechas, el cuerpo humano es un fastidio. Piénsenlo: si fuera un automóvil, no lo compraríamos debido al incesante mantenimiento que requiere. Lavados diarios, carga de combustible cada unas cuantas horas, recarga  de baterías de 8 horas diarias,  purga de diversos conductos, dificultad para conseguir piezas de repuesto, poca tolerancia al maltrato, defectos de fábrica, cientos de cosas que requieren nuestra atención constante. Y ni hablar de los costos. Comparado con lo que cuesta mantener un humano promedio en un aceptable estado de funcionamiento, podríamos darnos el lujo de comprar un auto nuevo cada vez que hubiera que cambiarle el aceite.

 

Uno de los rubros más complejos del plan de mantenimiento del humano promedio es la alimentación. Me refiero a la forma correcta de alimentarse, no al hecho de ingerir cualquier cosa que se encuentre en la heladera y cuyo color no sea verde (por lo menos cuando lo compramos) y no se mueva solita.

En teoría, uno necesita cierta cantidad de combustible (comida) para funcionar. Según las actividades que desarrollemos se requerirá más o menos calorías (la medida de la energía que la comida entrega) para no desmayarse durante el día.

Supongamos que en base a ciertas mediciones uno determina que con 2500 calorías diarias uno tiene toda la energía que necesita para vivir, sin excederse porque el cuerpo tiende a guardar todo lo que sobra en forma de panza.

Usando una tabla de calorías uno sabe que una cucharada de mayonesa tiene 100 calorías, entonces a la mañana uno se come 25 cucharadas de mayonesa y listo, o si quiere postre,

puede combinar 15 de mayonesa con 10 de azúcar, que tienen las mismas calorías.

Bueno, no.

Los médicos nutricionistas (ya el hecho de que exista tal especialidad nos hace ver lo complicado que es el asunto) nos muestran un triangulito que llaman pomposamente “pirámide nutricional”.( Primera objeción: si es una pirámide, la quiero en tres dimensiones, como todo cuerpo geométrico decente, caramba). Allí vemos cereales en la base, frutas y verduras más arriba, terminando con azúcares y grasas en la punta (más o menos, lo estoy describiendo de memoria). La teoría es que tenemos que comer un poco de todo eso, más de lo que hay abajo y menos de lo que hay arriba. Y todo eso tiene que sumar 2500 calorías. Y no sólo eso: también hay que tener en cuenta las vitaminas, el colesterol, los ácidos grasos, los minerales, los aminoácidos, las proteínas, los hidratos de carbono, la fibra y cualquier cosa que inventen en el futuro.

Supongo que hace unos cientos de años, cuando si no te mataba una peste te mataba una guerra,  un vecino con mal carácter o un caballo desbocado y la expectativa de vida era de 30 años, la gente podía comer 5 kilos de puré de papas y un chancho asado regados con dos litros de vino todos los días y los potenciales efectos de esta dieta sobre su salud jamás llegarían a descubrirse. La gente ni siquiera sospechaba que la sangre circulaba por las venas, y el tratamiento médico más sofisticado era la aplicación de sanguijuelas. Así que nadie se preocupaba por el colesterol y esas porquerías.

El avance de la medicina trajo muchas malas noticias, ahora lo que no mata, engorda.

Por otra parte la Naturaleza se empeña en hacer que los alimentos más saludables sean los menos apetecibles, de manera que una regla general para mantenerse saludable en cuanto a la alimentación podría ser: “Si lo que está masticando tiene buen sabor, escúpalo inmediatamente”.

Cómo demonios hace uno para saber lo que tiene que comer con la única ayuda del triangulito nutricional (me niego a llamarlo “pirámide” hasta que me muestren lo que tiene en las otras tres caras) y la tabla de calorías?. Tendríamos que hacer las compras acompañados de una Comisión de científicos, que también supervisarían la preparación de las comidas y por supuesto vendrían con nosotros a toda clase de fiestas, cocteles, cenas, ágapes y saraos. Toda persona que quisiera alimentarse correctamente debería tener su Comisión particular, con lo cual una “cena íntima” sería de, al menos, 15 personas.

Ni hablar de la cena de fin de año con los muchachos de la oficina. Para eso habría que alquilar estadios. El científico jefe sería el encargado de pedir nuestra comida en el restaurante, previo pesaje, consulta de nuestro historial y breve deliberación con sus colegas. Claro que todo esto costaría sus dineros, además de tener que alojar a los científicos en nuestras casas, o por lo menos a uno de ellos que se quedaría de guardia durante la noche por si se nos ocurre  “picar” algo de la heladera.

Imagino que la cantidad de científicos que formaran cada comisión sería una muestra del status social de las personas.

 

La otra solución que se me ocurre es que a alguien se le ocurriera inventar una línea de comidas congeladas que contuvieran todo lo que un humano medio necesita en cuanto a nutrición. Un paquete para el desayuno, otro para el almuerzo, otro para la cena. Con una adecuada cantidad de combinaciones tendríamos el asunto resuelto, y nos podríamos morir atropellados por un camión pero asquerosamente saludables.

No entiendo por qué  nadie inventó esto todavía.

 

Buenas noches.

 

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no es un poco el modelo de alimento para mascotas? uno les da esos cositos una o dos veces al dia, cantidades de pocillo o en gramos y listo, saludables y con buen pelaje... lo de pelaje en vos me da resquemor... je.

Bugman dijo...

De eso me olvidé, este superalimento también tiene que hacer crecer el pelo, aumentar la potencia sexual y blanquear los dientes.

Anónimo dijo...

JA JA JA ¡Genial! Claro que tampoco he visto ningún autito que esté correteando a la camionetita de la casa vecina con fines de chocarla "ex profeso"...
¡ah! La pirámide es pirámide porque los componentes no son bidimensionales, por tanto, van en "capitas" ¿capisce?

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