martes, 29 de junio de 2004

La ropa sucia (no) se lava en casa

Al igual que muchas otras personas, yo no lavo la ropa en mi casa. Para tales menesteres utilizo los servicios de un lavadero automático, conocido genéricamente en estas pampas como “LaveRap”.
El stock de prendas de vestir con el que cuento suele servir para cubrirme durante unos 15 días, suponiendo que no cometo la imprudencia de vestirme en forma diferente cada jornada.
Así, cuando el bolso que utilizo para ir almacenando la ropa cochambrosa está colmado en su capacidad, voy hacia este simpático establecimiento, tengo una charla intrascendente con su no menos simpática propietaria y, dejando unas escuetas instrucciones “por favor, no le pongan tanto apresto a las camisas, que el otro día casi me degüello al ponerme la corbata” me desentiendo del asunto hasta el otro sábado, en que voy a retirar la indumentaria ya adecentada. Sí, es verdad, no hay por qué esperar toda una semana para retirar la ropa, pero ya he establecido esta rutina y me funciona. O casi. Y digo “casi”, porque la semana de transición suele tenerme vestido con lo menos selecto de mi guardarropas. Si alguien no tuviera mejor cosa que hacer de su vida que observarme, podría predecir exactamente cuánto falta para que el ciclo de lavado se complete. Un signo inequívoco es la reaparición de prendas que no están tan limpias como para guardar, pero tampoco tan sucias como para lavar. Para ser francos, el viernes anterior al retiro de prendas limpias un obrero de la construcción parecería Karl Lagerfield al lado mío.

Cuando uno entra a uno de estos locales, se maravilla pensando cómo harán estas buenas gentes para no confundir las ropas, no perderlas, no dárselas a otro cliente por error, en medio de un aparente caos de camisas, pantalones, sábanas, toallas, medias y calzoncillos (las mujeres no mandan sus ropas interiores al LaveRap porque suelen ser delicadas, me refiero a las ropas, y por una extraña clase de pudor. A nosotros nos importa un comino que alguien se pregunte por qué tenemos un raviol añejo pegado al boxer).
Pues bien, no hay tal cosa: a juzgar por la desaparición de buena parte de mi indumentaria durante estos último años, debo sospechar que estas personas no son todo los organizadas que debieran, o que al monstruo que habita en el fondo de mi placard le encanta usar mis camisas. Bien, bien, lo admito, esto último es absurdo. Todo el mundo sabe que los monstruos de placard son alérgicos al poliéster.

Los del lavadero pierden mis ropas, o más bien se las entregan a otros clientes de vez en cuando. La leyes de la probabilidad dicen que alguna vez debe suceder la cosa inversa, y que a uno le tocará en suerte recibir una prenda de otra persona, y así fue una vez, pero la espantosa toalla de mano de colores chillones y textura parecida a la arpillera que me gané no compensa la pérdida de la peor de mis medias. Y digo “la peor” de
mis medias, así en singular, porque por alguna razón no menos singular las medias siempre desaparecen de a una, nunca de a pares. Tengo un cajón lleno de medias solitarias, suspirando por su compañera perdida. Podría tirarlas a la basura, pero son buenas para lustrar zapatos. También podría pegarles pequeños ojitos y hacer títeres para entretenerme mientras me decido a pedirle a mi vecino que deje pasar a los técnicos del cable a su departamento.

He llegado a aceptar la desaparición ocasional de alguna pieza de indumentaria con filosofía. Qué más podría hacer? Sería bastante enojoso ir con un Escribano Público que hiciera firmar un inventario a los del LaveRap cada vez que dejara y retirara mi ropa, y seguramente me saldría muy caro, sin contar con que probablemente los Escribanos andan detrás de todo este asunto. (No me miren así. Los Escribanos están detrás de todos lo asuntos raros. Después no me vengan con que no se los advertí).
Además, si de vez en cuando no me faltara ropa, nunca compraría nueva, a no ser que se desintegrara con el uso (así es como los hombres nos deshacemos de nuestra ropa interior, esperamos a que se desintegre. Nunca encontrará un hombre que haya tirado a la basura un par de calzoncillos). En el fondo esto debe ser bueno para la economía. Para la economía de los propietarios de lavaderos y casas de ropa. No me extrañaría que fueran los mismos (y que algún Escribano tuviera algo que ver).
Si yo hago cuentas, con lo que he gastado en lavaderos durante los últimos diez años, más la amortización incompleta de la ropa que perdí, me parece que me saldría más barato prenderle fuego a la ropa sucia que lavarla. Claro que también me fastidia comprar ropa nueva. Pero esa es otra historia.

Buenas noches

martes, 22 de junio de 2004

El sagrado derecho de ser estúpido

Una vez leí por ahí que todos tenemos derecho a ser estúpidos 15 minutos al día.
Evidentemente el que dijo eso estaba ejerciendo su derecho, porque para la mayoría de nosotros 15 minutos no alcanzan.
Vean sino la lista de estupideces que he cometido últimamente:

-Tengo que ir a Córdoba por un trabajo. Como voy a volver en el día, me voy en auto a Aeroparque y lo dejo estacionado allí. A la vuelta, me olvido de ese detalle y me tomo un taxi. Ahí me doy cuenta que algo se me escapaba, y me da tanta vergüenza que en vez de volver en el mismo taxi le digo al conductor que me deje en una esquina cualquiera y me tomo otro taxi de regreso al aeropuerto. Como me había olvidado completamente donde había estacionado, me paso casi media hora deambulando por entre el resto de los autos, apretando el control remoto de la alarma con la esperanza de que en algún lugar se encendieran las luces que me ayudaran a identificar mi vehículo. Sí, al final lo encontré, gracias.

-Después de un pequeño déficit de sueño, me levanto y me dispongo a desayunar. Me sirvo un vaso de Coca-Cola y a continuación, le pongo leche. No contento con esta torpeza, procedo a tomarme el inefable brebaje. Mis papilas gustativas reaccionan con violencia ante la inesperada agresión, y escupo el líquido marrón y burbujeante sobre mi camisa y corbata limpias.

-Estoy durmiendo, suena el teléfono. Durante 20 segundos intento infructuosamente detener la alarma del despertador, que obviamente no está sonando.

-Hago una limpieza de papeles en casa, entre las cosas que tiro está mi DNI.

Esta es solo una pequeña muestra, no sigo porque me da vergüenza.
Los más piadosos de entre los lectores pueden pensar: “Bueno, eso no es ser estúpido, es ser distraído”. Agradezco su apoyo, pero no. Distraído puede ser un sabio nuclear que pone una media de cada color porque mientras se viste está resolviendo una ecuación diferencial en su cabeza, no uno que si tuviera algún dispositivo de audio conectado al cerebro lo único que podría escucharse sería un zumbido permanente y algunos tara-reos mezclados con expresiones como “ugh!” “ahhh!” “Uhhh!”.

Es así, señores, yo ejerzo el derecho a la estupidez a toda conciencia, con todo entusiasmo y sin ningún pudor.
Claro que trato de mantenerlo en privado, aunque algunas veces ni siquiera eso me sale.
Pero esa es otra historia.

Buenas noches.


miércoles, 9 de junio de 2004

Cositas sueltas

Alguien en mi edificio me está afanando el cable, me dicen los técnicos. Como resultado no veo la TV,
la adivino detrás de una lluvia espesa.
Me ofrecieron cambiar todo el tendido desde la terraza hasta mi departamento, pero para eso tienen que entrar al departamento de mi vecino. Mi vecino está loco. El encargado no quiere hablar con él. Yo tampoco, porque siempre me viene con delirios místicos. Entonces no ten go cable, pero igual lo pago todos los meses.
Estoy más loco que mi vecino.

Masoquismo: Ver en el canal Gourmet con una imagen apenas reconocible y un sonido “fggssssssss” como fondo, a un tipo que cocina pechuguitas al estragón y recomienda un bojoulaise para acompañarlas mientras uno come fideos recalentados sin manteca, sin queso y toma agua de la canilla.

Cualquier ingreso extraordinario es compensado inmediatamente con un gasto extraordinario. No importa cuánto gane, siempre tengo la misma plata. Poca.

Si me pagaran por rascarme la cabeza, y de repente tuviera piojos, podría pedir aumento de sueldo?

En este momento estoy descalzo hasta las orejas.

Cosas que me dijeron mujeres:
-Machista.
-Contrahegemónico. (una intelectual, sin duda)
-Silver tongue evil (era inglesa, la chica).
-Insensiible.
-Bruto.
-Bestia.
-Superficial.
-Raro.
-Inescrutable.
Algunas también me dijeron cosas feas.

Este mismo día, pero de 1999, yo estaba en México.

Ayer mi cepillo de dientes eléctrico dejó de funcionar. Lo desarmé todo. Ahora sigue sin funcionar, pero sé exactamente por qué. Porque lo desarmé todo.

Uno de estos días voy a comer sandía con vino delante de muchos testigos, así se dejan de jorobar con esas supersticiones. La superstición es propia de gente ignorante.
Y además trae mala suerte.

Oído en una verdulería, al pasar:
Cliente: -Tito, me das ciruelas blancas?
Verdulero: -Qué sos, posmoderno?

lunes, 7 de junio de 2004

Las Sociedades Secretas ya no son lo que eran

Todos estamos más o menos habituados a recibir SPAM (mensajes no deseados) en nuestras casillas de e-mail. Las ofertas de cosas o servicios que deberíamos adquirir son variadísimas, algunas rozando lo inverosímil. A mí me han ofrecido graduarme sin dar exámenes en "prestigiosas universidades" (Señores Decanos de las "prestigiosas universidades", me siento honrado con su oferta, pero no, gracias, no creo que se vea bien en mi currículum un título de Ingeniero Nuclear de la Facultad de Ciencias Generales de la Universidad Ciberespacial de Coyote Esquizofrénico, Nuevo México, sobre todo si el único requisito para graduarse es un número de tarjeta de crédito), también han intentado tentarme con la promesa de agrandar mi pene (me pregunto cuál de mis ex-novias anda por ahí dándoles mi dirección de correo electrónico), borrar mi historial crediticio (no tengo tal cosa, muchachos, a mi me niegan los créditos mucho antes de que lleguen a convertirse en historial), comprar casas con hipotecas baratísimas (en el mismo edificio donde funciona la Universidad Ciberespacial de Coyote Esquizofrénico, Nuevo México), conseguir toda clase de pornografía (y me refiero a TODA clase), comprar listas con millones de direcciones de e-mail para poder mandarles SPAM y así por lo menos sentir que todos sufren conmigo, comprar novias rusas o filipinas (sí, de verdad), y una cantidad de otras cosas que borré antes de leer.
De hecho, en una época recibía tanta basura que tuve que cambiar mi dirección de correo electrónico, con la ventaja de perder contacto con cierta cantidad de gente indeseable en el proceso (antes para eso había que mudarse de casa, ahora solamente de dirección electrónica, amo la tecnología).

Pero hay un mail no solicitado que no borré, porque tiene una oferta completamente novedosa.

Todos ustedes habrán escuchado algo de Sociedades Secretas, aunque sea en películas o novelas de misterio de 2 con cincuenta. La pertenencia a esas Sociedades suele ser ocultada ( por eso se llaman secretas, señores, no se me distraigan) por sus miembros, que se identifican unos a otros con algún tipo de señal que sólo ellos conocen.
Tienen rituales de iniciación de lo más pintorescos de los cuales desconozco todo en absoluto, incluyendo si es que en realidad son pintorescos ; a lo mejor para iniciarse hay que llenar un formulario por triplicado y adjuntar una fotografía 4 x 4. Bien, lo admito, no se nada de lo que hacen estas Sociedades, no pertenzco a ninguna, y aunque perteneciera no podría decírselos, (mientras escribo esto estoy rascándome el lóbulo de la oreja derecha con la mano izquierda, pasando el antebrazo por detrás de mi cabeza, hermanos míos).

Siempre me ha parecido que ser miembro de alguna de estas Logias (así se suelen llamar los grupos de acólitos) debía tener grandes ventajas. Por ejemplo, imagínense que usted y su Jefe pertenecen a la Gran Logia Revelada de las Nutrias Flameantes. Se encuentran en las reuniones , se hacen la señal secreta cuando se cruzan en los pasillos de la oficina y en general comparten secretos que ni sus amigos conocen. ¿A quién suponen que el Jefe le concederá un aumento? ¿Al contador Bermúdez, cuyo único mérito es haber cerrado los balances durante 45 años sin un solo error o a usted, que la noche pasada estuvo codo a codo con su Jefe en el ritual mágico de la depilación de la Nutria Flameante, e incluso le tocó el honor de enchufar la afeitadora que su Jefe sostenía en la mano derecha, sonriente debajo de su máscara de Gran Depilador ?

¿Quién será recomendado para un ascenso, el gordo Baltiérrez que lo único que hizo en su vida es tener dos ideas de morondanga que hicieron que la empresa triplicara sus ingresos, o usted, que en la Logia acaba de ser aceptado en el grado de Guardían del Ortótomus Magníficus?

Son preguntas retóricas.

Pero no solo en el ámbito laboral debe haber ventajas. Toda clase de personas influyentes deben ser miembros de Sociedades Secretas. Así, cuando lo pare la Policía después de haber pasado seis
semáforos en rojo mientras manejaba borracho en marcha atrás por una calle peatonal, le hará la seña secreta al comisario, y este dirá "Dsculpe, nos confundimos de persona", y lo dejará circular.
Es cierto, puede que el oficial no sea de la Logia y al hacer la seña secreta usted sea malinterpretado con lo cual además de ir preso lo molerán a palos, pero seguro el Juez sí estará iniciado en los Misterios y lo sobreseerá sin pestañar, además de concederle una millonaria indemnización. Claro, también puede que el Juez no sólo no sea miembro, sino que además malinterprete a su vez la seña secreta y le agregue unos cuantos años a su condena, pero el Director del Penal entenderá, y lo dejará salir a los tres meses (que serán cumplidos en un SPA) por buena conducta. Si esto último no sucede, y el Director lo manda al Pabellón de Presos que Les Pegan a los Recién Llegados Hasta que se Aburren (llamado "La Casita Feliz" entre los internos) le recomiendo que se afilie a una Logia más prestigiosa y que tenga como señal secreta
algo que no sea tan fácilmente confundido con un gesto obsceno.

Se estarán preguntando adonde voy con todo esto. Ténganme paciencia.

Si bien la Gran Logia Revelada de las Nutrias Flameantes no existe,y si existiera yo no podría decírselos, (mientras escribo esto estoy frotando mi codo derecho contra mi muslo izquierdo mirando en dirección sudeste,hermanos míos), hay una Sociedad Secreta cuya existencia nadie pone en duda y sobre la cual se tejen fantasías casi tan delirantes como las mías.
Se trata de los Masones cuyo origen se remonta a la Edad Media, y que de vez en cuando sale a la luz por algún escandalete mayúsculo. Si bien se afirma o se sopecha que una lista de grandes personajes que incluyen próceres, millonarios y gentes que por lo general no nos cruzamos en la cola del banco pertenecen a alguna de las múltiples Logias Masónicas existentes, nunca se había visto personas usando remeras con la leyenda "Yo soy masón, ¿y qué?", ni tampoco había grupos de masones tratando de reclutar socios en los shoppings,ni veíamos en los negocios calcomanás anunciando "25% de descuento para masones". Concedamos que no era un Sociedad MUY Secreta (todos sabemos que existen) pero tampoco sucedía que cualquier salame les podía tocar el timbre del Templo y pedir una solicitud. Suponíamos que para ser miembro había que ser presentado por otro miembro (uno tenía que ser elegido) y pasar por alguna clase de ritual iniciático.

Hasta ahora.

Resulta que entre todo el correo basura recibí un mensaje invitándome a no saben qué? Efectivamente, me invitaron a convertirme en masón POR E-MAIL. Tienen hasta página web, los muy modernos (no, no les voy a dar la dirección, si quieren ser masones busquense su propia Logia, así por lo menos conservo la ilusión de que me eligieron para recibir ese mail).

Pero vamos, qué clase de Sociedad Secreta tiene una página web al alcance de cualquier profano? Cómo va uno a sentirse parte de un grupo selecto y  escogido si la membresía está al alcance de cualquier papanatas con correo electrónico? No es serio, señores. A este paso los masones van a convertirse en un grupo cualquiera, como el Club de Leones o el Rotary pero con túnicas y velas grandotas.

¿Qué sigue? ¿Pagar la cuota de acólito con débito directo en cuenta bancaria? ¿Gente tocando timbres tratando de vender rifas de los masones? ¿Calcomanías en los autos? ¿Leyendas en los paragolpes traseros de los camiones del tipo "Como dice Tomás, aguante la escuadra y el compás, "? (si no entendieron esto, ustedes no saben nada de la masonería, jeje).

Adiós reuniones secretas en salones oscuros, recitando palabras en idiomas cuyo origen se pierde en las nieblas de los tiempos...adiós señas crípticas, que seguro ahora los masones usan una credencial para identificarse (sólamente válida con el talón de pago de la cuota social al día).
Adiós ventajas, que cuando le mostremos al Juez la credencial nos va a decir "Ah, yo también soy masón, pero eso no lo disculpa de haber atropellado a la vieja, y además mi Logia le ganó por goleada a la suya el martes pasado en el Campeonato de Futbol Interlogias".

Así que ya saben. Si alguno de ustedes pertenece a una Sociedad Secreta que se precie de tal, y por alguna razón deciden que soy apto para ser iniciado, por favor contáctense conmigo de algún modo misterioso y sutil, asegúrense de tener una sede escondida, háganme pasar por pruebas estrafalarias y tengan la decencia de presentarme con acólitos influyentes. Que de clubes ordinarios está lleno.

Buenas Noches.

domingo, 6 de junio de 2004

The Bugman show

Cada vez que surge entre mis amigos más jóvenes el tema de las viejas series de TV me pasa lo mismo. Aparentemente yo he visto series y programas que nadie más vio, nunca.

Llegaron a decirme que yo había sido criado en un ambiente artificial, donde la TV era de circuito cerrado, y pasaban programas que no veía el público en general, una especie de "Truman Show", pero para mí solito.

Vamos a intentarlo una vez más.

Alguno de Uds vio alguna vez las siguientes series?

-El Pato Saturnino : Serie francesa para niños, el protagonista era obviamente un pato, pero un pato de verdad, que interactuaba con otros animalitos (comadrejas, cobayos, gallinas), también reales.

-Ruta 66 : Una serie muuuuuuuyyyyy vieja, casi no me acuerdo de qué la iba.

-Los Comandos de Garrison : De guerra, algo parecido a "Los 12 del Patíbulo".

-Los Amigos del Camino : Eran dos camioneros.

-Dos contra el mundo : Dos tipos en el lejano oeste tardío , que tenían...un automóvil!

-Helicóptero Fantástico : Supongo que una consecuencia de "El Auto Fantástico" (de esa se acuerdan todos). Trabajaba Ernest Borgnine, que necesitaba llegar a fin de mes.

-Relámpago Azul: Otra de helicópteros high-tec.

-Ultra Man : Japoneses y monstruos , Ultra Man era un tipo que se convertía en
gigante con un traje ajustadito, y peleaba con los bichejos.

-Ultra 7 : Un pariente de Ultra Man, más joven.

-Los Magníficos Justicieros : Otros ponjas que andaban en una especie de submarino
ultramoderno y peleaban contra los malos. El nombre de la serie provenía de dos letras "M-J" que mostraban en la presentación, que en japonés querían decir "Majujika - Jakytmakara", que se traduce aproximadamente "Los Honorables Tripulantes del Indigno Ingenio Mojado son Como el Dragón Sigiloso de la Flor de Loto, pero huelen a Caballo"

-Manimal : Un tipo que se convertía en animales, no me acuerdo bien para qué demonios.

-El Hombre del Rifle : Chuck Connors tenía un Winchester 44 y arreglaba todo a tiro limpio. Me acuerdo especialmente un episodio en el que salía...un gaucho! que mostraba sus mortíferas boleadoras. Los niños se burlaban de él porque usaba chiripá y le decían "guchi-guchi", pero Chuck les decía que él era "Un gaucho, un vaquero de la Argentina".
Igual el gaucho era medio maula, se afanaba no sé que cosa. No hay caso, los turistas
argentinos siempre fueron de cuarta.

-El Avispón Verde : Una especie de Batman pero muchísimo más elegante, su único
disfraz era un antifaz, por lo demás vestía con trajes carísimos. Tenía un ayudante y
chofer oriental, se llamaba Cato y adivinen quién lo interpretaba?. No, no se los voy a decir, adivinen.

-Viaje al Fondo del Mar: Unos tipos en un submarino modernoso se encontraban con
toda clase de monstruos y bestias marinas. Me pregunto por qué mar navegaban,
nunca vi nada de eso en el Discovery Channel.

-Flipper : Una familia lo bastante afortunada para vivir cerca de la playa además tenía de mascota un un delfín.

-Skippy : Esta es difícil, a veces creo que ni yo la ví. Era algo parecido a Flipper pero...con un canguro!.

-El Inmortal : Era un tipo que tenía un tipo de sangre muy rara, que lo hacía inmortal. Un viejo millonario y malvado que no tenía muchas ganas de morirse lo hacía perseguir por todos lados para hacer la de Drácula pero sin tanto castillo y candelabro.

Esta es una pequeña muestra, alguien vio estas series? Existieron en realidad? Si no
es así, deberían existir? No se, si juntamos firmas a los mejor convencemos a Adrián
Suar o a Marcello Tinelli de producir Los Magníficos Justicieros con un toque costumbrista, o sea que en vez de un submarino tendrían un colectivo, en vez de ser japoneses serían jujeños y en vez de combatir el mal podrían ser cartoneros. Serían todos medio brutos pero de buen corazón. La M-J del principio podría ser "Muy-Jodidos".

Buenas Noches.

PD: Sabían que si quieren pueden suscribirse a una lista de correo que les manda estas cosas cada vez que las pongo en esta página? Eh? Sabían?
Manden un mail a bugman-subscribe@yahoogroups.com, y arrepiéntanse.

jueves, 3 de junio de 2004

Miren, miren, tengo un lector de verdad!

Para que vean que no solamente tengo entre mis lectores a conocidos y a gente que me debe plata,lean este comentario que me dejaron:

"excelente pagina. tienes un buen estilo de redacion.
saludos y sigue escribiendo, que mientras seguire leyendo.

saludos!
ronaldk"


Vieron? vieron? Les juro que no conozco a ronaldk, no le pedí que hiciera el comentario, no le mandé un mail ni nada, ronaldk es un lector genuino que llegó a esta página por casualidad y dice que le gustó!
Ja! Ahora sí que estoy contento
(Ronald, te estoy mandando el cheque que te prometí, avisame cuando te llegue)

(ronaldk tiene también una página donde pone sus reflexiones a consideración de los amables lectores, pueden visitarla AQUI)
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