lunes, 23 de noviembre de 2009

Menos cintura que un alfajor

Tiger Woods no está muy preocupado, el Pato Cabrera tampoco.
(Golfistas de bajo handicap, por favor abstenerse de hacer leña del árbol caído, la teoría la domino perfectamente).






Buenas noches para los que leen este blog desde Australia o Nueva Zelanda.

ACTUALIZACIÓN (24/11/2009): Señores, no es que le haya errado a la pelotita en dos ocasiones. Los golfistas antes de ejecutar el golpe suelen ensayar el movimiento sin pegarle a la bola, es lo que se denomina "swing de práctica". Está bien que yo no sea Tiger, pero no exageremos.
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lunes, 16 de noviembre de 2009

Premios Bitácoras.com 2009 : el análisis.



Hagamos algunos números. A mí por ejemplo me gusta el 7, lo hago a la europea, con la rayita cruzándolo. Pero no, me refiero a números relacionados con el dichoso concurso.
Participaron unos 8500 blogs, un poco menos si excluimos a los podcast y los microbloggers (Twitter y similares) porque nosotros somos bloggers clásicos y estamos aquí desde la época en que los blogs se llamaban weblogs, ¿sabe?
Hubo 55 finalistas entre todas las categorías (también tendríamos que sacar de la cuenta a las dos mencionadas anteriormente, pero no importa, estamos haciendo aproximaciones, no calculando la trayectoria de un misil).
Lo cual quiere decir que llegar a la final nos puso en un grupo muy exclusivo que representa menos del uno por ciento de los participantes. No es poco.
Existe además la circunstancia de que el concurso está organizado por una comunidad de blogs españoles, los auspiciantes son españoles, y es parte de un evento que se llama EBE (Evento Blog España). Es natural, entonces, que el jurado, y la gran mayoría de los participantes y votantes sean también españoles. Esto, que por otra parte no tiene nada de malo, hace que la competencia sea un poco más difícil para los extra comunitarios.
En efecto, si se revisa la lista de finalistas de este año se puede ver que  Relato del Presente y Los Sin-logismos de Bugman son los únicos blogs argentinos (los únicos no españoles, en realidad) que reunieron la cantidad de votos necesarios para estar ahí. Algo similar ocurrió el año pasado (en que LSB también estuvo entre los finalistas).
¿Quiere decir, Bugman, que hay preferencia por los blogs españoles y que los argentinos y el resto de los latinoamericanos están condenados a perder siempre?
Por supuesto que no, (de hecho en la categoría Mejor Blog Personal, el año pasado ganó Hay Mujeres, un blog argentino) lo que señalo son simples hechos sin ninguna malicia. De verdad. En todo caso la interpretación torcida corre por cuenta de ustedes. Que los conozco, los conozco. Es de esperar que la mayoría de los blogs finalistas sean del mismo origen que el concurso, porque seamos sinceros, muchos de ustedes se enteraron de que los Premios Bitácoras.com existían sólo porque los incordíé de todas las formas que se me ocurrieron para solicitarles sus votos.
Si se organizara un premio equivalente en estas latitudes, sería de lo más previsible que la mayoría de los finalistas y premiados fueran argentinos, ya que el concurso sería más conocido en Argentina que en otros países.
En resumen, tanto Relato Los Sin-logismos han llegado muy alto en un concurso de prestigio gracias a los votos de sus lectores, los organizadores nos han dado un premio especial por habernos mantenido en lo alto de las votaciones durante todo el certamen, (un premio muy bonito, aunque todavía no se cómo hacer para reunirme con él) y por mi parte no tengo más que palabras de agradecimiento hacia ustedes y hacia la gente de Bitácoras.com , aunque me haga el ofendido y aproveche para hacer chistes (cosa que tengo prohibida, porque este ya no es un blog de humor) .

De todas maneras, si hoy tuviera que decidir si quiero seguir participando en este concurso, diría que no. Pero falta todo un año, no hay por qué tomar decisiones todavía.


Buenas noches.


Premios Bitácoras.com 2009



Perdimos, pero igual nos dieron un premio. Ampliaremos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El bautismo

-El sábado a la mañana tenemos un bautismo, me dijo. 
-Ajá, -contesté yo-. ¿Y en dónde es?
-En la casa del padrino.
-Ajá. ¿Y se puede saber quién es el padrino?
Ella pronunció el nombre de un político muy conocido. Que había llegado muy lejos en su carrera. De hecho, había llegado todo lo lejos que se podía llegar. 


Realmente no quería ir. Pero sopesando las consecuencias de mi potencial negativa, me resigné y acepté.
Luego de haber comprobado no sin cierta sorpresa que el traje que me había comprado hacía apenas un año había sufrido una inexplicable transformación consistente en alejar los botones del saco de sus correspondientes ojales, y abreviar las perneras del pantalón dejando a la vista y paciencia de todo el mundo mis tobillos,  tuve que adquirir un atuendo nuevo esa misma tarde, y convencer al sastre de que necesitaba que le hiciera los pequeños arreglos de rigor en dos horas. Fue allí que aprendí que mencionar que uno debe a acudir a un acontecimiento social en la Residencia Presidencial ayuda a mejorar instantáneamente la productividad de los sastres. Lo curioso es que no me exigieran prueba alguna de mis dichos. Al parecer, la gente puede mentirle a sus cónyuges o al fisco, pero si dice que tiene que ir a un bautismo en la casa del Presidente, indudablemente estará diciendo la verdad.

Al menos yo no mentía, razón por la cual el sábado aquél estuve allí con mi acompañante (en rigor de verdad ella estuvo allí con su acompañante, que venía a ser yo) a la hora que decía la invitación con el sello oficial.   Por aquellos años la Residencia estaba custodiada por el Ejército, y el soldado de la puerta nos dejó pasar sin demasiadas preguntas. Se ve que no tengo el fisique du rol de magnicida.

Hay una capilla dentro de la casa del Presidente, y allí se hizo la ceremonia religiosa. Me quedé muy atrás y no vi nada, y cuando terminó el asunto salí entre los primeros. La madre del pequeño cristianizado era periodista y parecía que había llevado a todos su amigos, porque en el trayecto entre la capilla y el salón donde se haría la recepción me deben haber tomado unas cuatrocientas fotografías.
Una vez comenzado el cocktail, mi papel de acompañante se desdibujó, porque la mujer culpable de mi presencia en ese lugar desapareció para mezclarse entre los invitados y me dejó solo. Me convertí en lo que cualquier individuo cuya invitación es fruto del azar puede ser en una reunión en la que se siente particularmente fuera de lugar: una combinación de hombre invisible y depredador de sandwichitos. Que después de todo, al menos en parte se habían pagado con mis impuestos. (Y también los suyos, amable lector, si es que usted reside en Argentina).
El Presidente se paseaba de aquí para allá todo sonrisas, rodeado de un enjambre de obsecuentes bastante desagradable. Me mantuve al margen dentro de lo que era posible sin despertar las sospechas de los infaltables muchachos de la custodia.
Pero en un momento yo quedé ubicado cerca de un puerta por la que el Mandatario se dispuso a salir. Y cuando pasó al lado mío, me palmeó la espalda y me dijo algo como :  -Ehhhjeje.
En aquellos años yo desconocía completamente el protocolo adecuado para responderle a un Presidente que palmeándole a uno la espalda le dijera "ehhhjeje" (desconocimiento que, por otra parte, dura hasta estos días), así que hice lo que cualquier individuo decente haría cuando un desconocido le manifiesta una cordialidad injustificada, es decir lo miré y le dije : -¿Perdón?
Y el hombre que formalmente venía a ser el más poderoso del país, por un instante fugaz, se sintió más incómodo que yo. Y con un pequeño titubeo, respondió : -Eh...no, digo, que si la está pasando bien.
-Ah, sí, claro, muchas gracias-dije a mi vez mientras los gorilas de la custodia empezaban a memorizar mi rostro. El hombre siguió su camino y calculo que los dos nos sentimos un poco aliviados de que así fuera.

Un caballero rubicundo de porte muy distinguido (de notable parecido físico con Marcos Mundstock, de Les Luthiers) que había estado observando la escena a pocos pasos se me acercó riendo, y me dijo en un español con un suave acento que no llegué a identificar : -Veo que usted no es de los que se impresionan.
-Bueno. -dije yo- es que él no es realmente impresionante. Y en verdad no lo era. No en persona. Si le quitaban los atributos de su investidura y el aura inevitable del poder, podía pasar perfectamente por un tío medio pintoresco que venía del interior. Bueno, quién sabe, a  lo mejor ahí residía su atractivo.
Mientras hablaba con el caballero distinguido habían puesto música y algunas mujeres salieron a bailar, casi todas haciendo gala de un inexistente sentido del ridículo, pero entre ellas había una mulata de cuerpo escultural que se movía con una gracia que quien escribe tal vez podría lograr en unas treinta reencarnaciones.
-Eso sí que es impresionante-le dije a mi rubicundo interlocutor señalando discretamente a la morocha.
Y el caballero se rió otra vez, y me dijo : -Es cubana. Y es mi esposa.
Me quedé callado. Los últimos cinco minutos habían sido tal vez los más productivos de mi vida: había casi metido la pata con un Presidente, y ahora estaba completando la operación con un desconocido con aspecto de ser alguien importante. Y la custodia presidencial me seguía observando con cara de pocos amigos.
El segundo momento incómodo desapareció tan rápidamente como había llegado cuando el caballero se presentó, es decir, me dijo un nombre que no recuerdo, un apellido impronunciable y agregó su ocupación al final. Era el Embajador de Suecia.
Yo me presenté diciendo: -Bugman. Sinceramente no sé que estoy haciendo aquí.
Y el Señor Embajador de Suecia se rió fuerte, sinceramente, con alegría.
Y en ese momento fue el único amigo que tuve.

El resto de la reunión transcurrió sin sobresaltos, el Embajador y yo nos presentamos mutuamente nuestras parejas, charlamos y nos despedimos con la promesa de una cena en la Embajada. (Desgraciadamente, pocos días después nuestro amigo sueco fue trasladado a no se donde y nunca lo volví a ver).

Quedaron como recuerdo de ese bautismo algunas fotografías que salieron publicadas en una revista que ya no existe, yo estaba en algunas con un epígrafe que contenía mi nombre mal escrito. También me enviaron una que no fue publicada. En ella pueden verse a mi pareja de entonces, al Presidente y a mí. Él y yo teníamos pelo. Cómo pasa el tiempo.

Buenas noches.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Vamos al cine




Cuando uno es un bebé, come papilla. Cuando aprende a leer, lee oraciones simples e historias elementales. Los argumentos de las películas infantiles son fáciles de entender y carecen de profundidad. La música destinada a los niños suele estar compuesta de melodías básicas. El disfrute de placeres más complejos se adquiere con el tiempo. O tal vez no. Pongamos por caso al cine. Y a mí mismo, como sujeto. Recuerden que éste es un blog personal.

Hace algunos años podía ir al cine a ver una película de Fassbinder, o de Greenaway o de algún director francés, o iraní, o noruego.
Aguantaba a pie firme (pero sentado) un plano secuencia de doce minutos de un tipo revolviendo un café o mirando por la ventana mientras llovía. Apreciaba el simbolismo de un gusanito comiéndose una hoja de parra relacionándolo con la decadencia, la maldad que corroe a la humanidad o la necesidad de controlar las plagas mediante métodos naturales. Aceptaba que la mayoría del argumento se resolviera mediante el recurso de una pareja hablando durante la mitad de la película.
Era, por decirlo de alguna manera, un espectador maduro.
Pero por alguna razón y en algún momento indeterminado ese cinéfilo sofisticado y exigente que miraba con cierto aire de perdonavidas al cine comercial se fue replegando y desvaneciendo dejando su lugar a esta criatura primitiva y rústica que busca en la gran pantalla algo más digerible, menos pretencioso, decididamente popular y por sobre todas las cosas, entretenido.


Este espectador superficial que soy ahora, que se hubiera ganado una sonrisita socarrona del antiguo intelectualoide, busca sentarse en la oscuridad y presenciar un gran espectáculo de luz y sonido, un despliegue deslumbrante y vertiginoso y toda clase de situaciones que requieran una momentánea suspensión de la incredulidad.
Quiero ver naves espaciales del tamaño de ciudades, un bueno que con un revólver que nunca se queda sin balas se despacha  a trescientos malvados armados con lanzacohetes, robots gigantes que destruyen edificios,  dinosaurios caminado por la Quinta Avenida, extraterrestres malísimos que quieren esclavizar a la raza humana, monstruos enormes o pequeños pero en cantidades industriales. Explosiones, duelos con espadas, peleas con patadas voladoras, helicópteros artillados derribados a cascotazos. Quiero ver cosas que no existen, cosas que despierten mi adormecido sentido de la maravilla, quiero conflictos de esos que se resuelven a los tiros, a las trompadas o a puro rayo desintegrador, no en el diván de un psicoanalista. Dejo las comedias de situaciones para la TV, los argumentos complicados para los libros y las películas románticas para nunca.

En materia de cine he vuelto a ser ese niño que con las manitas pegoteadas de caramelo se quedaba boquiabierto ante la aparición de la nave imperial en la primera secuencia de La Guerra de las Galaxias.

Así que ya sabe. Mi lugar en la fila de los que quieren sacar entradas para el Festival de Cine Húngaro (con charla debate posterior) está vacante. Yo estoy haciendo cola en la boletería para ver esa de dinosaurios extraterrestres malvados que con ayuda de robots gigantes quieren sojuzgar a la raza humana. Y voy a saltar en la butaca cuando el bueno los derrote a todos armado con un palo de escoba.


Buenas noches

jueves, 5 de noviembre de 2009

La verdad de la bergamota

Los amables lectores han leído en forma recurrente mis quejas acerca de que ya no se consiguen bergamotas en las verdulerías. Hace unos días, el ínclito Enmascarado nos deleitó en el blog El Opinador Compulsivo con una jugosa  (jojo, qué ingenioso que soy) anécdota referida  al tema. Vayan, y léanla, yo espero.
♪ Tururú...tururú...lariraráirara...♪
♪Sabada...sabadadí...sundadadidaaaa...♪
¿Ya está?
Bien.

Cuando hablo de bergamotas, me refiero a la fruta que se ve en la foto, que era muy común en mi infancia y que yo suponía que debía ser una especie de híbrido entre naranja y mandarina.
Años más tarde me aficioné a beber té de la variedad Earl Grey, que, oh casualidad, está aromatizado con aceite de bergamota. Un poco raro me resultó el dato, porque no encontré en el sabor del té nada que me hiciera recordar el de la fruta, pero tampoco me quitó el sueño. (Aunque se supone que el Earl Grey es una de las variedades que contiene más cafeína).
El asunto es que yo creía que la bergamota era la bergamota, y vivía feliz. O en todo caso mi infelicidad no tenia nada que ver con eso.
Pero al parecer se trataba de esa ausencia de infelicidad que sólo puede provenir de la ignorancia..
El amigo y lector Choripanboy viene a desasnarme por medio de un correo electrónico.
Resulta que "La bergamota Citrus x bergamia, es una fruta cítrica de pequeño tamaño y de forma ligeramente similar a la de una pera. Su sabor es agrio y su aromática piel se utiliza para crear aceite.
La ingestión de mucha cantidad de este aceite puede resultar peligrosa ya que puede aparecer reacciones tales como fotosensitividad y dificultad para la absorción intestinal del potasio". (Wikipedia)

Momentito, dije yo. ¿Sabor agrio? De ninguna manera, las frutas que yo recuerdo eran dulces. ¿Pequeño tamaño? Tampoco, eran más o menos como una naranja. (Sí, la naranja es pequeña comparada con una sandía, pero no es una fruta pequeña como, digamos, una cereza).
¿De qué caranchos me están hablando?
De esto:

Que no es la fruta que yo conozco. Ni siquiera es comestible. Es una cruza de limón agrio y naranja agria, así  que no puede ser muy agradable al paladar. En la vereda de mi casa paterna crecían unos árboles de naranjas agrias (amargas, las llamábamos) que sólo servían para hacer dulce, valga la paradoja. Una gracia que hacíamos cuando algún amiguito venía a jugar era darle una de esas y ver que cara ponía cuando le hincaba el diente.
¿Entonces qué es lo que yo y muchos de mis compatriotas llamamos bergamota?
Una especie de mandarina.

Conclusiones:

1) He vivido equivocado. Y muchos de ustedes también. Y un buen número de verduleros se unen a nosotros en alegre e ignorante amontonamiento.
2) Donde dice "bergamota" en todos los artículos que he escrito (excepto éste) debe decir "mandarina campeona".
3) Todos aquellos lectores que imaginaron cientos de rimas chuscas y chanzas de doble sentido con la palabra "bergamota" deben buscar equivalentes con "mandarina campeona". Ahí los quiero ver.


Buenas noches.


martes, 3 de noviembre de 2009

Ahora, es personal

Estuve reflexionando mucho sobre la condición de blog personal que deberíamos exhibir ahora.
Veamos si Los Sin-logismos de Bugman contiene los lugares comunes del caso:

Deberemos aceptarlo. Al final este es un blog personal, nomás.

Buenas noches.

lunes, 2 de noviembre de 2009

ULTIMO MOMENTO. ¡MEDIO MILAGRO NO ESTÁ NADA MAL!

Señoras y señores, el otro día pedíamos un milagro para que este blog quedara clasificado en las instancias finales de las categorías "Mejor Blog de Humor" y "Mejor Blog Personal" en los Premios Bitácoras.com 2009, y  los organizadores acaban de hacer el anuncio.
Nos quedamos afuera en Humor, ¡PERO ENTRAMOS EN PERSONAL!
¡Además, nuestro amigo Relato del Presente es finalista en la categoría "Mejor Blog Político"!
¡Suenen timbales, cornos franceses, fagots y sacabuches!

Gracias a todos, a los que votaron, a los que iban a votar y se olvidaron, a los que quisieron votar pero se vieron abrumados por la complejidad del procedimiento, a los que consideraron seriamente la posibilidad de votar y decidieron que mejor no y a los que se están preguntando en este momento "¿eh, qué concurso?". Mi sincero agradecimiento a quienes rifando su prestigio y fastidiando a sus lectores se unieron desde su espacios a la descarada campaña que he montado en  las últimas semanas.

Ahora es cuestión del jurado. Ah...ya me los imagino, alrededor de una mesa en una habitación malamente iluminada y llena de humo.
Me los imagino el año pasado, diciendo : A ver, "Los Sin-logismos de Bugman", compite como blog de humor, ¿qué les parece?. Y...no, de humor-humor no es, más bien es un blog personal...qué lástima. Bueno, otra vez será.
Y me los imagino este año: Veamos, "Los Sin-logismos", como blog personal, ¿qué me dicen?. Mhhhh...no lo veo como "personal", yo más bien diría que es un blog de humor...una pena. Ya veremos el próximo año. ¡El que sigue!


Me pregunto, ahora que LSB es un blog personal, ¿tengo que dejar de hacerme el gracioso? ¿Tengo que empezar a contar que estoy deprimido, hacer mala poesía, publicar fotos de mis mascotas, lamentarme por la pérdida de una antigua pareja (ay, Marita), descerrajar confesiones espantosas?

A propósito de confesiones, no sin algo de vergüenza, debo decir que alguna que otra vez he visto por televisión el programa American Idol, porque me gusta esa parte donde los candidatos se someten al primer contacto con los jurados. En esas audiciones la mayoría de los aspirantes hacen gala de una impericia mayúscula, y suelen ser blanco de severas humillaciones. Muy de vez en cuando aparece Susan Boyle. En resumen, la oportunidad perfecta para que un televidente que por otra parte puede ser un eficiente trabajador y un amoroso padre de familia saque de adentro toda su crapulencia y se revele como el miserable ser humano que es.

Una de esas veces apareció un jovencito de marcados rasgos orientales, diría yo que su origen era japonés.
Desplegó una performance sumamente pareja, era tan horrible cantando como bailando. Un bocatto di cardinale para los miembros del cruel jurado, que se reían a carcajadas. Su veredicto fue un catálogo de bromas despiadadas, una colección de frases tan hirientes que uno podía imaginarse al hijo del Celeste Imperio sacando ahí nomás una katana y haciéndose el harakiri con esa tranquilidad sobrecogedora que sólo pueden dar siglos de una cultura basada en el honor.

Pero no.
El muchacho esperó a que terminaran las pullas, y con toda tranquilidad respondió:



"He dado lo mejor de mí, y no tengo nada de qué arrepentirme".

Y se fue, y el jurado, que normalmente seguía haciendo comentarios después de la partida del infortunado candidato, esta vez se quedó calladito.

Como en los próximos días este blog va a ser examinado por un jurado, me pareció oportuno recordar a este cantante imposible, torpe bailarín y concursante ejemplar.

Buenas noches a los que leen este blog desde el Japón.

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