lunes, 30 de abril de 2007

Golf


Tal vez para el observador ocasional el golf pueda parecer un juego de lo más aburrido, donde unas personas ridículamente equipadas le pegan con unos palos que parecen especialmente mal diseñados para la tarea a unas pelotitas con el aparente propósito de meterlas en unos agujeros que están en unos parque enormes con un césped antinaturalmente cuidado. Para el jugador en cambio...es igual, salvo por lo de aburrido.



Seguramente muchos de ustedes ya habrán dejado de leer. Bueno, aprovecho para decirles que son feos y tienen tierrita debajo de las uñas. Para el resto, déjenme decirles que antes de practicarlo el golf me parecía un deporte de lo más tonto, propio de viejos, gorditos,y pelados .

Pero el tiempo pasó y reunidas dos de las tres condiciones me decidí a ver de qué se trataba el dichoso jueguito, y la verdad es que me gustó. No me he convertido todavía en un fanático sin remedio, pero confieso que si un fin de semana llueve o tengo algo que hacer que me impida andar por el campo dándole a la pelotita, me molesta bastante.

¿Pero qué tiene de atractivo eso de meter la pelotita en el agujerito? Es difícil de explicar a un espectador no aficionado. Tal vez el hecho de que durante una vuelta de golf, el tener que concentrarse en el juego hace que uno se olvide completamente de todo lo demás. Ya sea que se trate de una vuelta corta de 9 hoyos, o una completa de 18, pueden ser 2 o 4 horas de completa evasión, donde el mundo es un parque arbolado en el que la gente es respetuosa y amable, la cortesía es norma y la cordialidad es el lenguaje común. Y es que en el golf hay cientos de reglas escritas, pero también formas tácitas que nos remiten a unos tiempos en donde la gente no se atropellaba ni estaba al acecho para sacar ventaja.

Claro que hay inadaptados. Claro que hay tipos que se pirran en el protocolo y molestan a los demás, no ceden el paso cuando corresponde, y hacen menos disfrutable la experiencia. Pero allí estarán el marshall o el capitán de la cancha, persuadiendo al desubicado para que cambie su actitud o proceda a retirarse.

En el golf, si se juega como corresponde, uno no puede hacer nada para perjudicar a su oponente. En realidad se juega contra el trazado de la cancha y si se quiere contra las propias limitaciones. Es por eso que ante un tiro especialmente bien ejecutado, los ocasionales rivales felicitarán al jugador, y ante una ignominiosa "papa", simplemente ignorarán el gazapo o impartirán un consejo totalmente desprovisto de sorna (me parece que levantaste la cabeza en el momento del impacto, por eso le pegaste arriba). Se considera de horrible mal gusto burlarse del principiante, porque la misma dificultad de la técnica hace que hasta al más experimentado se le escape un golpe en falso de vez en cuando.

Se dirá que no hay pasión, no hay gritos y barras de simpatizantes alborotando con cánticos en los torneos de golf. Esto es tan cierto que cuando un profesional va a pegarle, hay asistentes que levantan carteles que dicen "silencio" y "quietos" para indicarle al público que no debe hacer nada que distraiga al jugador concentrado en su próximo swing. ¿Aburrido?. Cuestión de opiniones. A mí me aburre el fútbol, si vamos al caso.

De todas formas, comprendo el prejuicio que contra el golf tienen muchas personas. No hay manera de entender qué demonios tiene este deporte para enganchar tanto a los aficionados que hasta les mienten a sus esposas para escaparse a las canchas, a menos que se pruebe. Incluso así puede que no les guste.

Pero les aseguro que un atardecer de primavera en la cancha con un par de buenos amigos jugándose unas cervezas al final de la vuelta es un placer finísimo, sosegado, sin histerias ni prisas, que se disfruta con alegría pero sin desbordes, con el sosiego que necesita un buen libro o un vino delicado.

Ojalá lo hubiera descubierto mucho antes.


Buenas noches


miércoles, 25 de abril de 2007

La tecnología no avanza nada


Ya estoy harto de leer y escuchar a gente que se maravilla de lo mucho que ha avanzado la tecnología en estos años. Que la computación, que el teléfono celular, que la Internet, que bla, bla, bla. Paparruchadas. Sí, leyeron bien: paparruchadas. A ver si es un gran adelanto que cualquier salame con tiempo libre nos pueda ubicar en cualquier momento y lugar para llamarnos y molestarnos y distraernos de cosas importantes, como cortarnos las uñas de los pies. O que un gaznápiro como yo pueda escribir las tonterías que se le ocurren y un señor que vive en, digamos Finlandia, las pueda leer al instante. Como si hiciera falta, caranchos. No, señores, la tecnología ha desviado el camino, está perdiendo el tiempo fabricando fruslerías, y se ha quedado dormida en las cosas que la gente realmente quiere:

-¿Donde está el transportador de Viaje a las Estrellas?. Yo quiero meterme en una cabina en mi casa y aparecer acto seguido en mi oficina, ahorrándome el tránsito, los baches y el hecho de ver gente fea caminando por las calles. Además podría usar el transportador para enviar individuos molestos al espacio exterior. Claro que por precaución yo no entraría a la cabina con alguien que no fuera de mi absoluta confianza en los controles, me dijeron que por ahí hay personas a las cuales no le caigo bien. Lo sé, lo sé, parece increíble, pero hay gente para todo.
El hecho es que todavía no hay transportador. Lo máximo que hicieron hasta ahora fue teletransportar un fotón de un lado al otro del Danubio. ¡Un fotón! Uhhhh....qué impresionante...No, si no les quito mérito, que debe haber sido dificilísimo, pero avísenme si hacen algo un poquito más útil. Llámenme cuando consigan, no se, teletransportar un chorizo.

-Ya que no me van a teletransportar, ¿dónde están esas veredas móviles que nos evitarían caminar a cualquier lado?. Hasta ahora en el único lugar que he visto eso es en algunos aeropuertos, pero no me sirve de mucho si en lugar de abordar un avión lo que yo quiero es ir al cine. Lo peor de todo es que la tecnología para hacer esto ya existe, pero no la quieren aplicar. Seguramente es por presión de los fabricantes de calzado: si la gente no camina con un par de zapatos le alcanzaría para toda la vida. Y ahí voy yo, caminando y pisando excrementos de perro.

-Y si volvemos con Viaje a las Estrellas, para cuándo la holocubierta, ¿eh?. Si usted no es lo suficientemente geek como para saber qué es una holocubierta, le explico: para relajarse de las tensiones que debe producir el hecho de tener que salvar al Universo en cada capítulo, los afortunados tripulantes del Enterprise tienen una especie de sala de realidad virtual. Nada más le dicen a la computadora: "Quiero ir a las Bermudas con Angelina Jolie y su clon" y ahí están disfrutando como indios de una simulación que la única diferencia que tiene con la vida real es que es un millón de veces mejor (hasta que alguien los interrumpe con una emergencia, pero yo no vivo en el Enterprise ni tengo que salvar al Universo, así que esperen). No tenemos nada de eso, nada que se le parezca ni un poquito. Que nadie me venga a hablar de Second Life, que eso es a la holocubierta lo que la rueda a una jirafa. Esperen, creo que la analogía no fue muy buena. Bah, ustedes me entienden. Sigo esperando mi holocubierta, aunque eso signifique que el día que entre ahí, sea la última vez que alguien me vea con vida. Y que para mi funeral un cirujano tenga que borrarle la sonrisa del rostro a mi cadáver.

-Sigo con Viaje a las Estrellas, porque ahora que lo pienso no he visto series donde tengan las cosas incómodas de la vida mejor resueltas. Los tipos se van a una especie de agujero en la pared de su camarote y dicen: "Computadora, pollo al horno con papitas españolas" y al instante les sale el plato humeante y sabroso. Replicador, se llama el aparato. Nada de pelar papas, nada de ensuciar cacerolas, nada de esperar que se cocine y nada de que les salga crudo o incinerado. Encima ellos pueden elegir platillos de un montón de planetas, pero yo me conformaría con lo que nos da la buena Tierra. No me van a decir que soy melindroso. Hoy, a lo sumo podemos pedir empanadas por teléfono. A ver, señores científicos, ¿dónde está mi replicador?¿qué estamos esperando? ¿La carroza?.

Ya saben, señores del Instituto tecnológico de Nosedónde, pueden dejar de investigar cómo hacer fantásticos cepillos de dientes, jabón en polvo que se come las manchas y maquinitas que hacen música. No me importa si inventan un televisor hecho a base de cáscaras de maní, un auto que funcione con pedos o un carrito de supermercado que haga las compras solo (en realidad este último no me molestaría, aunque no se para qué me serviría si tuviera el transportador que me mandara los chorizos a casa). Pónganse a trabajar en serio, caramba. Que ya me estoy cansando de comer empanadas frías, caminar a todas partes y vivir todo el día en el mundo real.

Buenas noches.

viernes, 20 de abril de 2007

Did You Know....?

Normalmente no pongo videos de youtube en el blog, pero este me voló la peluca. Está en inglés, y tiene sus buenos 6 minutos de duración, pero vale la pena verlo. Se trata de la percepción que tenemos sobre algunos datos y de cómo agrupándolos y comparándolos de una manera creativa se pueden obtener conclusiones sorprendentes. La música está extremadamente bien elegida. Ojalá lo disfruten tanto como yo.
(Encontrado originalmente en Mirá! )




Buenas noches

sábado, 14 de abril de 2007

Si lo hago yo me fundo, si lo hace él se llena de plata

El lunes 17 de mayo de 2004, en el artículo "Supermercadeces", escribíamos:

"Por qué nadie inventó todavía un aparatejo que sirva para agarrar varias bolsas a la vez, de manera que uno solamente tenga de tomar dos manijas en vez de doce? Me imagino que sería algo así como las pinzas que se usan para transportar hielo, pero en escala reducida. A ver señores que venden porquerías por la tele, si se avivan de una vez. Yo les compraría ese adminículo. Si entre los lectores hay un capitalista, le ofrezco una sociedad para fabricarlos. "


Pues bien, mirando el siempre entretenido blog "No puedo creer que lo hayan inventado" me encuentro con esto. El artefacto, que para mí tiene un ligero error de diseño, (¿podrá algún amable lector descubir cuál es?) se vende aquí.

O sea que hay alguien ganando dinero con algo que se me ocurrió a mí.
A ver, ¿donde están mis regalías?¿Nada me van a dar? ¿Aunque sea no me mandarían un par de esos adminículos? ¿Un diploma, un abrazo, un beso, un vale de comida, un paquete de pastillas, una pelusa del ombligo?

Ya sé, ya sé. Que la idea no era tan genial, que a alguien ya debería habérsele ocurrido antes que a mí, que por qué no patenté mi invento y que a llorar a la Iglesia.

Igual yo pienso que esto es obra de Z. Otra oportunidad perdida, demonios. A partir de ahora si se me ocurre algo que inventar, no se lo voy a decir a nadie. Que sufran, caranchos.

Buenas noches


viernes, 13 de abril de 2007

Vocación

Corría el año...(bueno, un año, no importa), y con un amigo nos disponíamos a concurrir a una fiesta en un club. Ibamos caminando.

A unas cuadras de nuestro destino, un grupo de subhumanos mal entrazados nos rodearon y de malas maneras nos pidieron dinero.
Primero intentaron amedrentarnos verbalmente, y luego de hecho: sendos rufianes nos agarraron de las solapas de nuestros abrigos y nos sacudieron vigorosamente en un despliegue inútil de técnicas de intimidación, porque para esa altura ya estábamos intimidados para toda la cosecha.
Mientras me zamarreaban, podía ver con el rabillo del ojo que mi compañero corría idéntica suerte, pero en su caso el sacudimiento iba decreciendo mientras él hablaba con los aspirantes a criminales que lentamente comenzaban a ponerle atención.
Yo seguía siendo sacudido sin descanso ni compasión, hasta que mi propio malhechor comenzó también a distraerse y a intentar escuchar el discurso de mi socio de desgracia. Yo estaba demasiado concentrado repitiendo "no tengo plata, no tengo, en serio" como para entender lo que les decía, pero de pronto dejaron de ocuparse totalmente de mí y se quedaron todos en silencio para oír el fin del discurso.

Y se escuchó clarito, y lo decía con voz calmada, con seguridad, con aplomo. Alcancé a escuchar las últimas palabras:

..."por eso te digo, que le pidan a él, que él tiene la plata".

Se produjo un silencio infinito. Me quedé mirándolo sin entender. Pasado el primer instante de sorpresa, los malvivientes retomaron la iniciativa y se arrojaron sobre mí como niñas ordinarias que tienen la oportunidad de tocar a Ricardo Arjona. Confundido, como en una nube, saqué los escasos dineros que traía encima y los entregué a la banda, que empezó a disputárselos como hienas a la carroña totalmente olvidados de nosotros y de la traición que acababan de presenciar.

Nos alejamos de ahí sin decir una palabra. Al final, él habló.

-Te estarás preguntando por qué les dije eso.
En realidad lo que me estaba preguntando era si después de asesinar a mi amigo el juez me tendría alguna consideración por el hecho de ser menor de edad, pero conteste:
-Algo así.
-Bueno, -dijo él tranquilamente- El hecho es que yo tengo plata, pero un billete grande. Traté de convencerlos de que no tenía nada, pero uno hizo el amague de revisarme los bolsillos. Si me resistía probablemente me hubieran molido a palos y a vos también, y después nos hubieran robado todo. En cambio yo sabía, porque me lo habías dicho, que vos estabas escaso de efectivo. Supuse que no te ibas a arriesgar a ser despanzurrado por poca plata, entonces los convencí de que el único dinero que teníamos entre los dos lo llevabas vos encima. Resultado, nos sacaron unos miserables pesos, y estamos sin un rasguño, apenas si nos arrugaron un poco la ropa. ¿Vamos a la fiesta? -dijo sacando un reluciente billete de considerable denominación-Yo invito.

Años después, mi amigo recibía su título de abogado.


Buenas noches.

miércoles, 11 de abril de 2007

Cosas que van a ocurrir algún día






Seguramente no será hoy, ni mañana. Tal vez pasen años, tal vez yo no alcance a verlo, pero algún día:






  • Se descubrirá que la soja es malísima para la salud.
  • Microsoft comprará un continente, o dos.
  • La controversia sobre el calentamiento global se terminará cuando 5000 científicos se reúnan, descubran que se les corrió la coma en unos cálculos y emitan un comunicado titulado "La verdad es que va a estar bastante fresquito".
  • Se emitirá por televisión una versión de Gran Hermano pero a escala planetaria. Toda la humanidad estará confinada en la Tierra por 4 meses. Nadie será expulsado. Nadie se quejará.
  • Estados Unidos intentará invadir Noruega. Seis días después, nadie se acordará de que hubo un país llamado Estados Unidos.
  • Diego Maradona será internado por vigésimotercera vez, esta vez aquejado de caspa fulminante.
  • Se considerará de mal gusto tener pelo en la cabeza. Los calvos naturales recibirán subsidios del gobierno y un harén para su uso exclusivo.
  • Habrá un día en que ningún blogger del mundo escribirá un nuevo post. Esto creará una ola de pánico en la bogósfera, pero la gente normal no lo notará.
  • La historia de los hermanos Grandichenko al fin estará completa, pero a esas alturas en vez de tratarse del relato de dos nativos de Pinerovia y sus peripecias será un programa de radio que hablará sobre medicina holística.
  • Habrá tantos automóviles que la gente ya no podrá ir de un lado a otro y directamente se quedará a vivir en ellos.
  • Un científico descubrirá cómo convertir la estupidez en energía. Algunos países prosperarán de la noche a la mañana.
  • El DVD será reemplazado por el Blue Ray, que al poco tiempo será reemplazado por el HDVD, que será cambiado por el Super HDVD, que cederá el paso al Multi VDD, que caerá bajo el peso del Mega CCDVCDV. Todo esto en dos semanas.
  • La Real Academia Española terminará por aceptar el lenguaje resumido que se usa en los SMS. Pasará a llamarse Rl Acdmia Esp.
  • Todos los hogares del mundo tendrán una webcam en cada habitación, que transmitirá en vivo las 24 horas. El mundo descubrirá que la vida de los demás es peligrosamente aburrida.
  • La serie Lost llegará a su cuadragésima tercer temporada. El misterio de la isla no será develado: no sabremos por qué Jack tenía siempre barba de tres días.
  • Internet será reemplazada por Papernet. Los viejos dirán que en sus épocas eso ya existía y le llamaban correo. Nadie les hará caso.
  • Se acabará el hambre en el mundo cuando la ciencia descubra que se le puede llamar Big Mac a casi cualquier cosa.
  • Un pequeño país desaparecerá de la faz de la tierra cuando sus habitantes enciendan sus hornos de microondas todos a la vez.
  • Se me ocurrirá una idea estupenda para escribir un artículo en el blog, pero se me olvidará.

Buenas noches.

lunes, 9 de abril de 2007

Top ten

Si me preguntaran (y nadie me preguntó, y conste que les di oportunidad, después no se quejen) qué articulos de este blog considero lo suficientemente meritorios como para ser salvados del olvido, probablemente diría que ninguno. Pero supongamos que tuviera que salvar a diez, entonces yo me decidiría por los siguientes (no necesariamente en orden de mérito) :

Ricardo Arjona es grasa

Panegírico del pelado
Grandes Olvidados (I)
Diviértase barato
La verdad sobre los OVNIS
El tiempo pasa, nos vamos poniendo esdrújulos
Más boludo que las palomas (reloaded)
Las sociedades secretas ya no son lo que eran
Supermercadeces
Los niños índigo me ponen violeta

Así y todo no me preguntaron, de manera que que mejor no digo nada, y hala, que un día de estos me levanto por los pies de la cama, me lío la manta a la cabeza y el que quiera arrear, que arree. Y las reclamaciones, al maestro armero.

Buenas noches

miércoles, 4 de abril de 2007

Preguntad, y obtendréis respuestas


Vamos a empezar diciendo la verdad: no se me ocurre nada interesante para escribir. De manera que les paso la posta a ustedes, estimados lectores. Esto ya lo ví en otro blog, pero no puedo acordarme en cual (ya ven, tengo el cerebro tan seco que la idea ni siquiera es original).


La propuesta es que ustedes pregunten lo que deseen, que yo les responderé. No importa el tema, si no lo domino ya me inventaré algo (no sería la primera vez).
Adelante, pregunten, ¿es que acaso lo saben todo?
¡Aprovechen esta oportunidad de tener su gurú personal totalmente gratis! (*)

Les ruego, eso sí, que tengan un poco de paciencia: debido a que en esta parte del mundo se celebra la Semana Santa y viene una serie de feriados, tal vez no esté tan pendiente del blog (es que debo confesarlo, tengo una vida) y las respuestas no sean instantáneas.

Felices Pascuas a los cristianos, feliz Pesaj a los judíos, feliz lo que sea a los devotos del Monstruo del Spaghetti Volador, y que la Fuerza acompañe a los Jedis.

Buenas noches.

(*) Oferta limitada a una pregunta por persona. La empresa no se hace responsable del uso que los solicitantes hagan de las respuestas. Nos reservamos el derecho a contestar cualquier pavada.

lunes, 2 de abril de 2007

Grandes Olvidados (II) : El Gran Circo Grand. Capítulo 5

¿Y ustedes pensaron que después de haber trabajado tanto en la historia de los hermanos Grandichenko la iba a abandonar así como así? Confieso que tuve ganas, pero se equivocaron.

Previamente, en "Grandes Olvidados (II) : El Gran Circo Grand"...
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Y ahora, otro capítulo:

El viaje de Iván Nicolaievich Korsacovsky a Buenos Aires en 1917 poco tuvo que ver con el accidentado periplo de los sufridos patateros Dimitri y Feodor.
Iván llegó en un lujoso buque de línea, luego de pasar una temporada en Europa.

Su padre, descendiente directo del zar Nicolás I, y jefe de una de las familias más acaudaladas de Rusia, lo había embarcado con la excusa de "enviarlo a conocer el mundo". Pero lo cierto es que la cosa estaba un tanto agitada en la tierra del vodka y sabiendo que podía anticiparse que los bolcheviques no serían precisamente amables con la familias nobles, el viaje de Iván era antes que nada, una forma de protegerlo de la furia revolucionaria.

Fue por esto que al despedirse, emocionado le dijo a su único hijo dos cosas: una, "que no dudara en prolongar su estadía allí donde viera que la vida le resultara atractiva" y la otra, que "cuidara con especial celo la maleta azul".

Iván era un joven de 20 años, culto, refinado y ávido de aventuras, de manera que no hizo ningún reparo a la travesía. Estando ya en altamar, sintió curiosidad por el contenido de la famosa maleta y al abrirla dedujo inmediatamente que su viaje sería solamente de ida. Gran parte de la fortuna de su familia se encontraba allí, en la forma exquisita de 25 huevos Fabergé primorosamente labrados.

Durante todo el trayecto el joven Iván repitió a los miembros de la tripulación la frase que habría de ser su sello personal hasta el fin de sus días:
"Por favor, no me rompan los huevos"

Luego de desembarcar en Buenos Aires Iván le escribió a su padre, preocupado porque las noticias que venían de Rusia no eran precisamente tranquilizadoras. Nunca obtuvo respuesta. La revolución había estallado, y él era un noble ruso en el exilio.

La alta sociedad porteña, siempre ávida de personajes pintorescos y de sangre azul lo acogió con los brazos abiertos. Iván era extrovertido y encantador, su elevada estatura y su porte real impresionaban por igual a hombres y mujeres y gracias a la precaución paterna era inmensamente rico.

Pronto fue un invitado obligado en cada banquete y cada familia de advenedizos comenzó a presentarle a sus mejores exponentes femeninas con la esperanza de emparentarse con una familia con títulos nobiliarios que no hubieran sido comprados a precio de liquidación a un conde europeo acosado por sus acreedores.

Iván pronto comprendió que Buenos Aires era ese lugar donde la "vida resultaría atractiva" y compró una mansión donde afincarse. Solía decir que "le había costado un huevo", lo cual era al mismo tiempo un humorada y una verdad. Se dedicó a comerciar con obras de arte obteniendo un notable éxito, lo cual le hizo acrecentar aún más su fortuna, y no tuvo necesidad de vender los 24 huevos Fabergé que le quedaban, a los que llamaba cariñosamente "los huevos de papá".

Pocos años después se casó con Margarita Sánchez Orellana Radcliff Thompson, una joven de familia patricia que lo conquistó precisamente rechazándolo en numerosas oportunidades. "Cosaco bruto", le decía, pero Iván lejos de ofenderse se reía y profería gritos salvajes y hacía la mímica de estar cabalgando como enloquecido.

Margarita murió en la extraña epidemia de fiebre reumática de 1925 (*), no sin antes darle una hija a Iván: Margarita Ivanovna.

En estos y otros recuerdos iba cavilando el ruso aquella tarde de 1944 cuando luego de ver la actuación de los patateros pidió hablar con el dueño del circo .

La oficina de Bartolini se encontraba a unos metros de la pista, y camino hacia allí, Iván pasó por la jaula donde Dimitri y Feodor seguían comentando los últimos sucesos en voz baja. Se detuvo frente a ellos y sonriendo los saludó:
Zdrastvuytyie!

Continuará...

Buenas noches.

(*) Lo extraño fue que le llamaran epidemia, ya que Margarita fue la única paciente registrada.
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