jueves, 15 de diciembre de 2005

LA VERDAD SOBRE LOS OVNIS


En los últimos días he estado documentándome con empeño acerca de los OVNIS. En Internet se encuentra gran cantidad de información acerca de cualquier tema, de manera que recurriendo a esta fuente puedo afirmar que ya me he vuelto un experto en el asunto.
Según las teorías más aceptadas (por los incautos) los OVNIS:

a) No existen.
b) Vienen del espacio exterior.
c) Son naves que construyeron los nazis y están todavía volando por ahí preparándose para la venida del 4to Reich (miren esto : http://www.dominiosfantasticos.hpg.ig.com.br/id303.htm)

Bueno, ya puedo afirmar basándome en la experiencia de más de 35 minutos de ardua investigación que todos están errados. Voy a refutar cada una de estas teorías así de fácil:

a) No existen. 
Qué ridículo. Si no existieran, qué son todas esas fotos de objetos voladores que se pueden ver por ahí? Eh? (http://www.ovnis.com.mx/fotos/thumbnails.php?album=1). 
Sí, ya sé lo que van a decirme, pedazos de incrédulos. Que todas las fotos están borrosas, que muchas se parecen sospechosamente a un freesbee o la tapa de un cubo de basura arrojados al aire, que otras son sin duda maquetas colgando de un hilo (ahí se ve el hilo!) o una simple luz del alumbrado público captada por la cámara de un fotógrafo con mal de Parkinson.
Pamplinas! Lo único que prueba esto es que los tripulantes de estos ingenios voladores tienen una tecnología superavanzada que arruina nuestras fotografías y videos y hacen aparecer a las de otra forma nítidas imágenes de las naves como tapas de cubos de basura o juguetes borrosos! ¿Es que no es evidente?. 
Se podrán preguntar por qué demonios hacen tal cosa, en vez de aterrizar en la Plaza de Mayo y pedir audiencia con el Presidente. Una vez más la explicación es simple. Supongamos que usted pertenece a una raza superior, y que por alguna razón se ve obligado a circular entre seres que para sus estándares son apenas más inteligentes que las nutrias, aunque no tan simpáticos. Son horribles, peludos, huelen mal, excretan toda clase de asquerosidades, rompen todo lo que encuentran y se matan entre ellos ante la menor provocación. Usted no querría mezclarse con esa chusma. Más bien preferiría que lo dejaran en paz y pasaría lo más inadvertido
posible dedicándose a lo suyo. Pues bien, ahí lo tienen. Estas buenas gentes no tienen el menor interés en conocernos, y apenas si nos toleran. Por eso se esconden y nos estropean las fotos. Está clarísimo.

b) Vienen del espacio exterior
Otra tontería, producto de la equivocada idea de que los humanos somos interesantes para alguien. En ese sentido los humanos parecen los Argentinos del universo. Nos creemos lindos,
simpáticos, vivos, todo el mundo tendría que encontrarnos fascinantes. No hombre, no. Los Argentinos no les importamos un bledo a nadie. Y los humanos no les importamos ni siquiera la mitad de eso a ninguna hipotética raza extraterrestre! Miren si alguien se va a hacer un viajecito de 4,3 años luz (que es la distancia a la estrella más cercana) de ida y vuelta solamente para revolotear por ahí pareciendo una tapa de cubo de basura o (lo que es todavía más inverosímil) raptar a alguien para meterle instrumentos en el cuerpo y dejarlo por ahí, arriesgándose a que al mono abducido se le aflojen los esfínteres en el proceso y nos deje el plato volador hecho una desgracia. Leí por ahí que los OVNIS viene de Betelgeuse, que está a nada menos que a ¡400
años luz de distancia! O sea que el viaje redondo duraría 800 años (según nuestro amigo Einstein), suponiendo que los alienígenas van a todo trapo (no me vengan con esas historias del hiperespacio, por favor, déjenle eso a George Lucas y sus amigos). 
-¿800 años para esto? Se preguntaría el jefe de la misión extraterrestre leyendo el informe de sus expedicionarios, que diría algo así como "Encontramos unos seres medio roñosos que hacían
toda clase de idioteces. Recomendamos no volver ahí. Y queremos aumento de sueldo." Así que nada de espacio exterior, señores. 

c) Naves nazis. 
Bueno, bueno, bueno, esto tiene su jugo. Ya me veo al primer plato volador aterrizando a la
vista de todos, revelando por fin su identidad diciendo: "Hallo jeder, sind wir zurück!" ("Hola a todos, volvimos!"). A ver, sabihondos, si tenían tales aparatos, ¿por qué no ganaron la guerra, eh? ¿Por qué no secuestraron a Truman, a Churchill y a De Gaulle y les lavaron el cerebro y les obligaron a desembarcar en Mar del Plata en vez de en Normandía durante el día "D"?. Eh?. 
Si ya sé, me van a decir que no les alcanzó el tiempo, que prefirieron esperar, qué se yo. 
Bueno, 60 años me parece bastante esperar, ya deberíamos estar todos cantando "Deutschland Uber Allez" y marchando a paso de ganso. Tonterías. Los único platos voladores nazis que existieron fueron los que Eva Von Braun le tiraba a Hitler por la cabeza cuando él volvía
tarde a la casa poniendo excusas increíbles como "Me tuve que quedar hasta tarde en el trabajo porque invadimos Polonia".


Entonces, suficientemente probadas como falsas y absurdas las teorías propuestas, tenemos por oposición:

a) Existen (aunque sean poco fotogénicos en virtud de su asombrosa tecnologia).
b) No son extraterrestres.
c) No son nazis.

El lector se estará preguntando: ¿Entonces qué son? ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? ¿Eh? Eh? ¿EHEHEEEEEEE? Calma, calma, esa es la actitud que hace que las mentes desprevenidas acepten cualquier teoría traída de los pelos.
La incontrastable evidencia nos lleva a la conclusión de que son naves de transporte, viene de acá nomás de la Tierra y lo que quieren es no ser molestados. ¿Y quiénes son? ¿Quiénes? ¿Quienesquienesquienesquienes?, pregunta el lector al borde de la apoplejía.
Tendrían que venir de algún lugar con bajo perfil. Una región o país del cual no sepamos casi nada. Un lugar que casi nadie visite, lo que daría oportunidad a sus habitantes a desarrollar increíbles tecnologías y quedárselas para ellos solos. Un país que no salga en las noticias.¿Ya lo tienen? ¿No? ¿Es que tengo que explicarles todo?


Los OVNIS, señores, provienen de Noruega.


..............(pausa para que el lector se recupere de la sorpresa)


Como yo no soy uno de esos charlatanes que dicen alegremente cualquier barrabasada sin aportar pruebas y se quedan tan frescos, paso a fundamentar mi teoría (la llamo "teoría" por humildad intelectual, ya que en realidad es una certeza).

Hace muchísimos años, los Noruegos eran Vikingos y descubrieron América antes que nadie (excepto por los americanos que ya vivían allí, pero ellos ni siquiera sabían que eran americanos, así que no cuentan), pero no les gustó porque allí el bacalao no era tan sabroso y además era carísimo, así que se volvieron a casa. 
Guerrearon un poco con sus vecinos hasta que estos se convencieron de que era mejor no juntarse con gente tan propensa a violar a sus mujeres y prenderle fuego a sus chozas (algunas veces lo hacían al revés, de puro jodones que eran).
Así, se fueron aislando y lentamente se tranquilizaron y dejaron de salir de excursión. 
Su alimentación a base de bacalao noruego (el mejor del mundo) los hizo cada vez más y más inteligentes hasta que prácticamente evolucionaron en una raza nueva, distinta a los humanos perezosos y estúpidos que venimos a ser nosotros. 
Todavía tenían la intención de ayudarnos y enseñarnos sus maravillosos inventos (en 1830 ya tenían televisión, aunque no era muy buena, los programas se basaban casi todos en el mismo esquema: un cómico que contaba una y otra vez chistes sobre fiordos). Pero cuando ya habían decidido en votación democrática y telepática que era momento de darse a conocer al mundo, un vecino desconsiderado entró a su casa por la fuerza y les pisó las flores del jardín: Hitler los invadió (tal vez de ahí venga toda esa historia de platos voladores nazis). 
Claro que huberan podido reducirlo a partículas en lo que se dice "Ut av der", pero eso significaría que todo el mundo conocería su existencia , de manera que decidieron actuar más sutilmente y hacer que los nazis parecieran perder la guerra por sus propios medios. Además, como venganza final hicieron que Hitler se volviera alérgico al bacalao. 
Después de eso, ya no quisieron tener más tratos con el resto de la humanidad y se sumergieron en un planificado ostracismo. 
Los noruegos llegaron a la Luna en 1901, como lo prueban las fotografías tomadas por los astronautas del Apolo 11 mostrando una piedra lunar con una inscripción que reza "Olaf var her" ("Olaf estuvo aquí"). Obviamente esta fotografía fue ocultada por la CIA y el FBI y la Coca-Cola, pero yo la ví y tengo una copia. Se las mostraría, pero se me traspapeló y creo que la tiré a la basura junto con unos número viejos de la revista "La Chacra".

¿Necesita más pruebas el lector escéptico? Bien, digame, ¿dónde más se habla noruego? ¿Eh? Es clarísimo, evolucionaron tanto que hasta crearon su propio lenguaje, que solamente ellos entienden. Y es imposible aprender noruego para nuestra primitiva raza .Vamos, haga la prueba. ¿Lo ve? (Sí, es cierto que yo escribí algunas palabras en noruego en este artículo, pero lo mío es pura fonética).
¿Usted conoce algún noruego? ¡Claro que no! Nadie conoce a ninguno, ellos te borran la memoria si acaso te los encuentras.
¿Tiene usted en este instante el deseo de visitar Noruega? ¿Lo tuvo alguna vez? ¿Ah, sí? ¿Y entonces por qué no se fue a Noruega de vacaciones en lugar de a Las Toninas? No me venga con las excusas de lo largo del viaje, que es caro y esas cosas. Lo que pasa es que ellos no quieren que los molesten. Y entonces nos convencen telepáticamente de que no vale la pena irse hasta allá. Si acaso algún aventurero lo suficientemente obtuso para ser inmune a las ondas telepáticas se costea hasta sus dominios, los noruegos rápidamente se disfrazan de nórdicos aburridos y el visitante tiene la impresión de que nada extraordinario ocurre allí. A los pocos días de ver en la televisión a tipos que cuentan chistes de fiordos en un idioma incomprensible, el turista se larga de ese lugar frío y gris jurando no volver nunca más.Y los noruegos se ríen (solo un poco) y se suben a sus vehículos antigravedad y comen bacalao. A propósito del bacalao, ni se le ocurra intentar un aumento de su escasa inteligencia por el procedimiento de comer grandes cantidades de bacalao noruego. Obviamente ellos le hacen algo al pescado que exportan para que no nos haga efecto. Y además, lo venden carísimo.

En fin, no quiero abrumarlos con más evidencias, supongo que a esta altura quienes tengan una pizca de inteligencia ya estarán convencidos de lo evidente de mis afirmaciones. Y lo que no, pues me importan un comino. Si no quieren salir de su crasitud, allá ellos. Sigan creyendo en enanitos verdes y nazis voladores y hadas y gnomos y fantasmas y hombres lobos y antibióticos. 

Así nunca vamos a llegar a ser como los noruegos.


Buenas Noches

lunes, 12 de diciembre de 2005

Me resuena el magneto

El jueves a la 1:20 de la mañana me fui a hacer la famosa resonancia magnética de la muñeca. Fue un poco difícil de explicar a mis compañeros de tertulia (estaba en una cena donde algunos de mis compañeros de secundaria y yo nos veíamos las caras por primera vez en 20 años) que debía ausentarme por el citado motivo. En realidad no fue tan difícil de explicar, lo difícil fue que me creyeran. Bien, allá ellos. Dentro de 20 años les mostraré las imágenes de la resonancia y tendrán que tragarse sus malévolas murmuraciones (que mi novia no me dejaba quedarme hasta tarde, que me iba a encontrar con otros compañeros de secundaria porque yo llevaba una vida paralela, que ahora que se acordaban en la secundaria yo no era muy amigo de ellos, etcétera).
El asunto es que me presenté al instituto donde hacen estas curiosas cosas y previa espera (no hay procedimiento médico sin espera, creo que está en los estatutos), me hicieron despojarne de mis elementos metálicos o magnéticos, incluyendo tarjetas de crédito, y me guiaron hasta el aparato infernal que habría de bombardearme con partículas subatómicas. Al menos no me hicieron vestirme con unas batas ridículas que lucían avergonzados otros resonados compañeros de desgracia que pululaban por el recinto.
Ahora bien, el aparatejo en cuestión es (para quien nunca ha visto uno) una especie de tubo cilíndrico con una camilla que se desliza por una guía que está en dirección al eje, y que sirve de transporte y apoyo al sufrido paciente. Porque el chiste es que te meten adentro del tubo, que debe tener un diámetro de un metro a lo sumo. Uno queda apretadito.
Yo me preguntaba cómo habrían de colocarme para estudiarme la muñeca, e, iluso de mí, imaginé que me sentaría en una silla y metería solamente el brazo al túnel. Nada de eso, me encajaron de cuerpo completo, en una posición similar a la de Superman cuando vuela con un solo brazo extendido, pero boca abajo. Me pusieron unos auriculares para atenuar los ruidos que se habrían de producir y me recomendaron MUCHAS VECES que no me moviera porque habría de estropear el asunto y tendríamos que empezar de nuevo. Antes que la camilla motorizada se pusiera en posición transportando a su desdichado ocupante (yo mismo), pregunté tímidamente cuánto habría de durar la diversión, y me contestaron que cuarenta minutos.
Trate el amable lector de pasar cuarenta minutos acostado boca abajo con un brazo extendido como la estatua de la libertad y el otro flexionado a 90 grados pasando el atebrazo por debajo de la cabeza apoyada en una almohada maloliente, de suerte que solo se puede respirar con dificultad y todo esto sin mover un solo músculo, y tendrá una pálida aproximación a mi experiencia. Porque a la incomodidad que hace que el cuerpo se queje, se entumezca, duela, homigueee, pique y transpire, hay que sumarle toda una serie de ruidos fortísimos, más propios de una fábrica que de un equipo de avanzada. Y son ruidos cambiantes, no hay una cadencia que haga que uno se termine acostumbrando. Cuarenta minutos? Cuarenta días, parecen!
Lo único que me mantenía firme era que si me movía tendría que repetir el proceso.
Eventualmente, terminó el ruidaje y la camilla retrocedió, y el operador me dijo algo que no escuché hasta que me sacaron los auriculares (que parecen estar diseñados para dejar pasar los ruidos molestos pero no la voz humana); lo que me decía era que ya habíamos terminado y que ya me podía ir. Sí, claro como si fuera tan fácil moverme después de haber estado haciendo de estatua por casi una hora. Y es que los músculos se negaron a responderme por unos minutos, lo único que me funcionaban eran las piernas, así que me senté en la camilla y me bajé con los brazos colgando como si fueran de otro y un ojo medio cerrado y la boca torcida porque media cara había perdido su sensibilidad. "Grfaciafs", le dije al muchacho.
Hoy ya tengo los resultados, son unas bonitas fotos que no tengo la menor idea de los que significan, pero en la notita que las acompaña dice algo así como que para confrmar el diagnóstico deberían hacerme una tomografía. Me parece que me espera un poco más de tecnología de la era espacial.

Buenas noches.
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